Frank Rutten asegura que si tuviera que salir a exportar hoy mismo los lubricantes Gulf producidos en la fábrica de Moreno, podría hacerlo sin inconveniente. “Con un dólar de 10 pesos ya somos perfectamente competitivos”, asegura este holandés de 49 años, CEO de Gulf Oil International, el área no estadounidense de la centenaria empresa nacida en Texas.
Rutten pasó la semana pasada por Buenos Aires para anunciar una pequeña inyección de capital en la fábrica bonaerense (500.000 dólares), pero principalmente para anunciar a proveedores y clientes que el negocio se va a expandir: a partir de ahora, Gulf Argentina va a ser la abastecedora oficial de los distribuidores de la marca en Chile, Paraguay y Uruguay.
“Vamos a incrementar nuestra producción de la Argentina entre 40% y 60% a partir de 2016”, afirmó Rutten.
Para Gulf, las últimas medidas del gobierno que se va, y las que se esperan del que está llegando, son algo así como la fórmula ideal: a principios de año, Axel Kicillof decidió la derogación de las retenciones a las exportaciones de petróleo y sus derivados, que en su momento habían impuesto Néstor Kirchner y Julio De Vido. Y ahora están expectantes con lo que sucederá con el tipo de cambio. “Ya somos competitivos, pero además hay que ver qué es lo que pasará en tres semanas”, agregó el ejecutivo.
En los países limítrofes, Gulf tiene sólo distribuidores comerciales, a quienes abastece hasta ahora desde una planta ubicada en Bélgica. Pero con la eliminación de las retenciones a las exportaciones, todo cambió. “Se nos abrió todo el mercado latinoamericano de manera radical”, dijo Rutten.
Gulf Oil International pertenece desde 2002 a Hinduja Group, un holding indio diversificado en industrias, bancos y servicios. Tiene fábricas de lubricantes en varios puntos del mundo y la Argentina es uno de sus negocios más recientes: en 2013 abrió su planta sobre el Acceso Oeste, a la altura de La Reja, tras una inversión de 10 millones de dólares.
A lo largo de este año, cuenta su gerente comercial Gustavo Silva, fueron haciendo entrar la fábrica en régimen para comenzar a exportar. “Teníamos un 2,5% del mercado local y ahora llegamos al 4%. Acá en la Argentina tenemos la dimensión de una empresa chica, que va en camino de ser mediana”, agregó.
–¿Los afecta la restricción de divisas?
–Cuando hablamos de estrategias, son a largo plazo. Un cimbronazo no te puede sacar de la cama. Dos o tres años complicados no pueden hacernos ir para atrás.
Hoy la planta trabaja a un ritmo de un millón de litros de lubricantes al mes y apunta a un incremento de la producción de al menos 1,4 millones diarios en 2016. “No tenemos que salir a vender nuestro producto entre los distribuidores del exterior, ya que es una decisión corporativa el cambio del proveedor belga al de nuestra planta”, apuntó Rutter.
–¿Por qué se tomaron casi un año desde que fueron derogadas las retenciones? ¿Para ver si era en serio?
–Y...ni (risas). La verdad es que había que ver cómo venía el asunto, pero también necesitábamos ponernos en régimen con la planta argentina que tenía un año y medio de funcionamiento. Ahora que sabemos dónde estamos posicionados y adónde vamos, sabemos que tenemos que ir por esos mercados.
–Hay que ir a hablar de nuevo con ellos, volver a tomar el contacto después de siete años–dijo Silva Uno de sus insumos, el crudo, está a un precio interno por encima del precio internacional.
–Me acuerdo mis primeros días en el negocio, cuando el precio del petróleo se estrellaba –agregó Rutter–. Primero llorás, luego aprendés a moverte en ese contexto. No digo que los últimos tres años en la Argentina hayan sido una maravilla, pero nos ayudaron a que nuestro equipo tuviera cierto dinamismo y pudimos seguir sacando la cabeza del agua.
