La última licitación de áreas petroleras de Mendoza dejó al desnudo un problema serio y es la carencia de un serio plan petrolero que permita recuperar producción. La caída en la extracción de crudo sigue sin resolverse y en el medio hay una serie de responsabilidades de las políticas nacionales y también provinciales.

Mendoza decidió crear una empresa de energía (Emesa) a la cual le cedió las concesiones de todas las áreas petroleras. Esta empresa será la encargada de licitar la adjudicación de las nuevas áreas con la condición de que las compañías le otorguen un mínimo de participación del 10% en la nueva concesión.

Tan importante es para el gobierno esta situación, que en la evaluación de las ofertas éste será el punto más importante para decidir la adjudicación.

La sorpresa es que, pese a lo que esperaba el gobierno, YPF decidió no presentarse, aclarando que no estaba dispuesta a tener que aceptar un socio que no aporte capital ni asuma ningún riesgo. La empresa reestatizada no está de acuerdo con la existencia de firmas provinciales que quieran participación societaria sin arriesgar nada.

Esto desató una serie de entretelones políticos complicados para el gobierno provincial. Es que el paso al costado de YPF dejó al gobierno en una compleja trama, donde, probablemente, tendrá que aprobar la oferta del grupo encabezado por José Luis Manzano, que ya hizo lo mismo en el pasado y le hizo perder mucha plata a la provincia.

En la anterior licitación, el grupo encabezado por el ex ministro propuso pagar 28% de regalías por el yacimiento de Chachauén. Luego de adjudicado no hizo ninguna inversión y consiguió que la vieja YPF, con la dirección del grupo Esquenazi, se asociara para ponerlo en marcha.

Hasta ahora, casi no se hecho nada. Sólo uno o dos pozos mientras la “nueva” YPF plantea que no hará nuevas inversiones si debe afrontar un 28% de regalías en lugar del 12%. Funcionarios del gobierno estiman que Chachauén podría producir cuatro veces más y cambiaría la ecuación de la provincia.

Pero para el grupo de Manzano la situación también es incómoda. Si YPF se hubiera presentado, su presencia no hubiera llamado tanto la atención para volver a hacer un negocio sin poner plata, como es su especialidad.

El gobernador deberá tener en cuenta otro elemento que, ahora, queda mucho más expuesto. Porque el ex ministro menemista está aliado con Sergio Massa, líder del Frente Renovador, quien ya ha manifestado dudas acerca de la idoneidad de Miguel Galuccio para manejar YPF, con lo cual se mete en un escenario de mensajes cruzados con vistas a 2015.

Mendoza debería unir criterios y, a través de la Ofephi, la organización de las provincias petroleras, establecer una estrategia común, tanto en los términos licitatorios como en la faz impositiva. Pérez mandó al ministro Zandomeni y al titular de Emesa, Alejandro Neme, a un road show en Houston con empresas petroleras y, evidentemente, no tuvieron éxito.

Tampoco le fue bien al gobernador neuquino, Jorge Sapag, en su aventura para conseguir capitales extranjeros para encarar por sí mismo las explotaciones en su provincia. Hay que darse un baño de realismo y establecer mecanismos que aseguren los derechos de la Provincia, incluyendo el reclamo para que las regalías se paguen al precio internacional, el mismo que le han asegurado a Chevron.