Por Vladimir cares Leiva *

¿De qué hablamos cuando nos referimos a desarrollo? Resbaladiza pregunta si las hay. A diferencia de otras disciplinas científicas en las que nítidamente quedan determinados los significados de los términos, el concepto de desarrollo en la ciencia económica está atado de manera permanente al marco teórico desde el cual se lo presenta.

Más allá de la manera en que se introduzca la palabra hay, sin embargo, algunos elementos constitutivos comunes. El término remite a un proceso social inducido por el ser humano (no hay una evolución natural, darwiniana): implica necesariamente un cambio de estado, el cual lleva a una mejora de las condiciones existentes.

Un condimento esencial para garantizar esa mejora es contar con una provisión suficiente de energía. La matriz energética argentina tiene una notoria dependencia de hidrocarburos, principalmente gas (52%) y luego petróleo (36%). Mientras tanto Brasil, por caso, los hidrocarburos suman alrededor de un 50% del total de la energía.

Con una dotación de yacimientos maduros de petróleo y gas, con la consiguiente declinación en su producción, la Argentina ha sostenido en el último tiempo déficits energéticos importantes. A partir de la recuperación de YPF y el establecimiento del objetivo de soberanía energética se han realizado nuevamente tareas de exploración en búsqueda de nuevos horizontes productivos, tanto convencionales como no convencionales.

A la fecha, tanto YPF como los gobiernos del Chubut y Neuquén se han comprometido en la búsqueda de socios para afrontar las inversiones requeridas, con distintos grados de concreción. Por lo tanto, de cara al futuro, y en la perspectiva de contar con provisión de energía asegurada por muchos años, nuevamente se pone sobre el tapete el tema del desarrollo y los caminos para alcanzarlo.

CRÍTICA A COCO

En este sentido son interesantes para analizar los puntos de vista esgrimidos por el ministro de Energía de Neuquén, Guillermo Coco, en el suplemento Energía del diario "Río Negro" ("De espectadores a actores principales", 26 de abril de 2014), en el que traza la visión del MPN sobre el tema.

Coco manifiesta su convencimiento de que el futuro de Neuquén está directamente ligado al aprovechamiento de los recursos naturales, entendiendo con ello que tales recursos operarían como las ventajas comparativas de la provincia.

En la búsqueda de sostenes teóricos que avalen su punto de vista, el ministro Coco menciona a referentes de la Fisiocracia (François Quesnay y Pierre du Pont de Nemours) y a Adam Smith, el prócer del liberalismo económico.

Los fisiócratas, recordemos, afirmaban que el sistema económico funcionaba mediante leyes naturales, por lo que no cabía la intervención de los gobiernos en la esfera económica, una postura que es sintetizada en la expresión 'laissez faire' (dejar hacer). Consideraban, además, que el único sector generador de excedente económico y por lo tanto de riqueza era el agrícola.

Smith, en tanto, establece las principales características del credo liberal, su fe en el mercado guiado por la mítica mano invisible, su creencia en la existencia de ventajas comparativas en la economía internacional, su apuesta por el librecomercio y su convicción de que una especialización sectorial en la producción de manufacturas es fundamental para que una nación progrese de manera sostenida. Pero, más allá de las coincidencias o diferencias que puedan señalarse, los fisiócratas y Smith conforman una parte fundamental e insustituible de la tradición liberal.

Otra notable coincidencia a resaltar es el compromiso asumido por ellos en el diseño de políticas específicas que fortalecieran a sus respectivos estados nacionales: no hay en ellos deseos de sostener lo regional o local como opuesto a lo nacional.

Coco no acuerda con esto. Para el ministro lo sustantivo pasa por adscribir a una difusa idea de neuquinidad, a la que se le asigna un valor supremo. Pero la identidad de un país no se construye como una suma mecánica de identidades regionales. Lo que da fortaleza es el conjunto, no las partes por separado.

En este sentido, la mixtura regionalismo más liberalismo dieciochesco no parecería ser la receta adecuada para avanzar en la senda de una Argentina moderna.

Sea lo que fuere el desarrollo de una nación, lo que podemos ver es que, como se ha demostrado a lo largo de la historia y a diferencia de lo sostenido por el ministro, sólo apostando al fortalecimiento de la industria, en conjunción con la explotación de los recursos energéticos, creando valor a lo largo de la cadena productiva, afianzando el mercado interno y con políticas activas que tiendan a bajar las desigualdades en la distribución de la renta, se puede alcanzar un mayor bienestar para la población.

*Ingeniero en Petróleo de la UNC