El borrador de la reforma de la Ley de Hidrocarburos que entregó la Presidenta a los gobernadores está hecho a medida de YPF y es difícil de digerir crudo. En los términos que está planteado, la renta para las provincias sería el cobro de regalías más fondos por responsabilidad social empresaria y obras. Nación asegura que con este esquema, que pone duros límites al futuro de GyP, crecerá la inversión y la producción, lo cual se traducirá en mayores ingresos para los estados productores. Por estas horas las provincias elaboran una contrapropuesta que será presentada el lunes. La empresa que conduce Galuccio quiere que ese día se firme el acuerdo para luego elevar el proyecto al Senado. Pero el panorama no será tan simple. Los gobernadores intentarán introducir cambios, con lo cual las negociaciones se pueden estirar. Es que no sólo deben conseguir condiciones más ventajosas, sino que después tienen que convencer a sus legisladores nacionales y defender el pacto en sus provincias porque debe ser refrendado por las legislaturas. Pereyra ya plantó bandera y dijo que lo rechazará. Más allá de la proclamada defensa de los recursos neuquinos, como gremialista la reforma lo afecta porque impulsa “nuevas modalidades laborales”. En medio está el futuro de GyP. En Neuquén aseguran que no se tocarán las 57 UTE que están en marcha, y que allí hay mucho negocio por delante. El techo que se pondrá a las regalías es otro tema a definir. El canon de ingreso a las áreas también está en discusión; YPF quiere que vaya a los pozos y las provincias a sus arcas. Los términos finales de la reforma dependerán de la fuerza que tengan los gobernadores para introducir sus propuestas. También son distintas las necesidades entre ellos. Queda bastante por negociar.