El Gobierno de Chile ingresó decididamente en el proyecto binacional para la construcción del túnel del Paso de Agua Negra, que comunica a nuestra provincia con la IV Región transandina, al asumir el aporte financiero del 28% que le corresponde al país vecino, según lo anunció la presidenta Michele Bachelet en la visita que efectuó el martes último a la ciudad de La Serena, y con la esperanza de licitar a la brevedad el colosal emprendimiento.

La decisión de la mandataria chilena para concretar esta obra resulta trascendente, tanto por destinar 364 millones de dólares para pagar la parte que le corresponde, y no hacerlo mediante el cobro de peaje cuando se habilite el tránsito como se previó en un primer momento, como también por la decisión política. Chile tiene un centralismo riguroso en materia de obras de infraestructura y los compromisos -más si son internacionales- se enmarcan en políticas de Estado para garantizar la continuidad de manera irreversible.

Sin duda se trata de una decisión histórica de las autoridades chilenas que se suma a la tenacidad con que se avanza desde la Argentina, con el empuje creciente de San Juan, para materializar esta megaobra estratégica que dará viabilidad permanente al Corredor Bioceánico Central. Es también un anuncio importante del Palacio de Las Moneda, si se tiene en cuenta que en principio nuestro país había decidido tomar todo el financiamiento crediticio, que ahora se reduce a un 72 por ciento. Se prevé para mañana la definición de la fecha del llamado a licitación, cuando se reúnan en Buenos Aires los miembros del Ente Binacional Túnel Agua Negra (Ebitan), coronando una de las etapas finales para comenzar con los trabajos.