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DEBATE
Fernández Canedo: "Las “brechas”, señales inquietantes del dólar"
18/09/2014

Las “brechas”, señales inquietantes del dólar

Clarín

Por Daniel Fernández Canedo

Una parte de la matriz de le economía argentina de los últimos años es que consigue dólares exportando soja y los destina a importar energía.

A fin de abril, una tonelada de soja equivalía a 5,4 barriles de petróleo (WTI). Ayer con esa cantidad de soja se obtenían 3,73 barriles del mismo petróleo de Texas.

La caída del precio de los granos a nivel internacional forma parte del nuevo entramado al que la Argentina ingresa, ante la falta de dólares del Gobierno, en falsa escuadra.

Ese telón de fondo pudo haber contribuido a explicar parte de la disparada del dólar paralelo en un contexto en el que la Presidenta y su ministro de Economía parecieran haber tomado una decisión: aplicar un cepo cambiario “recargado” antes que volver a devaluar el peso cómo lo hicieron en enero, con un salto del dólar oficial de 23%.

Como todo en economía tiene un costo, el límite a las ventas de dólares (retaceo de divisas para ahorro de los pequeños ahorristas, cupos para compañías aéreas, o para que las automotrices paguen autopartes al exterior, etc) se traduce en menor actividad económica y más aún en un marco de inflación del orden del 35% anual que le pega de lleno a los bolsillos de la gente.

Pero, es precisamente el envión inflacionario de la devaluación de enero el que en Economía utilizan de argumento para descartar la aplicación de un salto cambiario.

Dicen en el Palacio de Hacienda que Axel Kicillof retruca a quienes le preguntan sobre si será necesaria una devaluación antes de enero –cuando muchos creen que hará una negociación con los fondos buitre– con una pregunta: ¿para qué vamos a devaluar si lo hicimos en enero y después la inflación se comió casi toda la mejora cambiaria y el campo sigue sin soltar los dólares de las exportaciones?

El argumento tiene razonabilidad, pero la realidad cambiaria de las últimas semanas, y la elevada inflación que hizo que el dólar oficial pueda volver a considerarse “barato” en $ 8,43, podría exigirle otra respuesta.

Las “brechas” del dólar se abrieron en forma significativa en los últimos días.

Ayer, la distancia entre un dólar oficial de $8,43 (el Banco Central lo subió un centavo a lo largo del día a pesar de haber vendido US$ 22 millones) y el paralelo arriba de $ 15 alcanzó a 79%. No existe un atraso cambiario que llegue a justificar esa diferencia, pero la fotografía y la preocupación que genera dentro y fuera del Gobierno se hace sentir.

Esa “brecha” oficial–paralelo resulta incluso menos relevante que otra que es la del oficial con el dólar “contado con liquidación” que la supera tanto en amplitud cómo en su impacto sobre la economía real.

El “contado con liqui” es un mercado blanco en el que operan las empresas y que consiste en que se compra un bono en pesos acá para venderlo en el exterior y obtener dólares.

Ayer ese dólar cotizaba a $ 13,70 con una brecha de 63% respecto del oficial.

El “contado con liqui”, además de operar en blanco, mueve aproximadamente unas diez veces más que el “blue”. Mientras uno opera entre US$ 40/50 millones diarios, el otro no llegaría a negociar US$ 5 millones.

La expansión del “contado con liqui”, que responde en parte a que las empresas no tienen todos los dólares necesarios para pagar importaciones, está creando una nueva realidad cambiaria que para Dante Sica de abeceb.com constituye un desdoblamiento cambiario de facto.

En ese nuevo esquema, las empresas deben afrontar un aumento de costos para pagar las importaciones y eso se puede traducir en aumentos de precios.

Se pregunta Sica en un informe, ¿cuál es el dólar comercial que las empresas tomarían en cuenta para definir precios?

La respuesta es que, seguro, no será el dólar oficial sino algún tipo de promedio con el “contado con liqui”.

En el Gobierno no están ajenos al problema de ser los causantes de derivar presión compradora sobre el dólar “contado con liqui” y aseguran que están redoblando esfuerzos para conseguir cerca de US$ 2.000 millones de China (ver página 3) en las próximas semanas y así poder aliviar el retraso en los pagos de importaciones.

La apuesta sería tratar de atenuar las demoras en la cancelación de importaciones poniendo sobre la mesa unos US$ 500 o US$ 600 millones para tratar de moderar las presiones sobre el “contado con liqui” y la ampliación de la brecha cambiaria.

La cifra parece exigua.

Sólo las automotrices hablan de un retraso en los pagos al exterior por US$ 2.500 millones y las electrónicas de Tierra del Fuego dejan trascender que tendrían “pisados” pagos por otros US$ 800 millones.

Pero en tiempos de escasez, poco puede ser mucho aunque el Banco Central deberá remar duro para aquietar esas aguas.

Aunque no lo dicen en forma explícita, dentro y fuera del gobierno hay economistas que consideran que el plan de “cuidar las reservas antes que devaluar” sólo es sostenible en el corto plazo y, siempre y cuando, se mantenga encendida la esperanza de que en enero habrá una negociación del Gobierno con los fondos buitre para superar la situación de default que afronta el país.

El esquema podría cerrar si efectivamente en enero hay una negociación que le permita al Gobierno conseguir dólares afuera, que es lo que necesita.

El punto de la negociación con los buitres y la posibilidad de lograr financiamiento cobra relevancia en términos de sus consecuencias sobre la economía y la política.

En un caso, es una Presidenta dejando el Gobierno en default y en recesión y la otra, con posibilidades de recuperación.

El panorama se presenta de cara o ceca y con resultados claramente diferenciados.

Un informe del estudio Bein plantea textualmente que “si se pretende transitar sin financiamiento (o al menos refinanciamiento de los fuertes vencimientos de deuda durante 2015) se replicaría la antinomia entre crecer al 3% o caer 3% ”.

También dice ese trabajo que poner cómo centro de la política “al Patria o Buitres en un contexto de escasez de divisas como el actual podría traducirse en conseguir financiamiento ‘inseguro’ al 12% anual en dólares ”.

En un mundo de tasas de interés cercanas a cero, la Argentina afronta un costo de 12% y, ni siquiera así, consigue dólares a menos que sea vendiendo bonos que los compradores utilizan cómo una vía para obtener dólares que es, precisamente, de lo que el Gobierno carece.


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