(Por Julio Villalonga*) Juan Bontempo llegó a la superintendencia de Seguros (SSN) a comienzos de mayo de 2012. La prensa opositora lo calificó de inmediato como “ultrakirchnerista” y antecedentes no le faltaban. Fue instalado en ese puesto clave por el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, pero, tanto o más importante aún, Bontempo es el esposo de Juliana Di Tullio, la jefa del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados.
A comienzos de 2012 La Cámpora no tenía el protagonismo que ganó en los últimos tiempos, en particular desde que en noviembre del año pasado Axel Kicillof asumió como ministro de Economía. Luego sobrevendría el avance indetenible de los neocamporistas o “cristinistas”, que impulsados por Axel, como lo llaman en la intimidad, comenzaron a ocupar todas las áreas de Gobierno que supongan el manejo de una caja.
Esta centralización del poder a la que es afecto el titular del Palacio de Hacienda está causándole problemas a la ministra de Industria, Débora Giorgi, a quien Axel no ve con buenos ojos. En los últimos días arreciaron los rumores sobre un desplazamiento de la funcionaria, probablemente por el hecho de que algunas de las oficinas que históricamente utiliza esa cartera terminaron en manos de Economía.
Kicillof parece haber convencido a la presidenta Cristina Kirchner de la necesidad, en el último año de su mandato, de consolidar un grupo homogéneo de colaboradores, de esos que dicen estar dispuestos a inmolarse por ella (En rigor, poco es lo que tienen para perder).
Bontempo ya tiene, como casi todas las dependencias oficiales, un funcionario de La Cámpora en la SSN. En este caso es Gabriel Wolf, el segundo detrás del superintendente, un hombre que es considerado por la industria del Seguro como un buen interlocutor ya que encaró una gestión bastante más participativa que la de sus antecesores. Este perfil, sus apoyos políticos y un cierto juego propio parecen estar jugándole en contra a Bontempo, a quien no se lo vio cómodo junto a Cristian Girard hace diez días, cuando el presidente de la CNV anunció la investigación de dos sociedades de Bolsa por manipulación con bonos.
La presunta falla en el control de los reaseguros, atribuida a Bontempo, le dio pie a Kicillof para comenzar a “limar” al esposo de Di Tullio.
Francisco Astellarra, presidente de la Asociación Argentina de Compañías de Seguros, se quejó este martes, en el Día del Seguro, de que, "lejos de disminuir la presión impositiva, todos los años se crean nuevas tasas que gravan las primas o se modifican las bases de cálculo de ingresos brutos", como ocurrió recientemente en la Ciudad de Buenos Aires. Se refirió así a la voracidad estatal que ahoga a los mercados, incluso a los muy regulados.
El de Seguros es un mercado apetecible para el jefe de Hacienda, que desesperadamente necesita un “colchón” (léase caja) que le garantice un 2015 sin sobresaltos financieros. En los últimos días, por todo esto, se acrecentaron los temores en el sector y la versión sobre el reemplazo de Bontempo fue y vino de manera incesante. Wolf podría reemplazarlo para aumentar la “cohesióin” en la gestión de la que habla Kicillof, que como historiador de la Economía rescata las economías centralmente planificadas como la de la Unión Soviética. Claro, siempre aclarando que el error fue subestimar la cuestión de las expectativas individuales. Un detalle, parece ser.
* Director de gacetamercantil.com
