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DEBATE
Nueva Convertibilidad, Desempleo y CFK. Escriben Bulat, Oviedo y Lejtman
18/11/2014

Cómo termina la nueva convertibilidad: 8,50 a 1

El Cronista

Por Tomás Bulat.

La Argentina es un país muy interesante. El gobierno y varios decisores económicos están más interesados en ver cómo evoluciona el dólar blue, que en ver qué pasará con el dólar oficial.

Esto quizás se justifica por la emoción que genera el sube y baja del blue, que ayuda a despertar las pasiones políticas de muchos de ellos.

Si el blue baja, aquellos cercanos al gobierno lo sienten como un triunfo contra los apátridas y especuladores; si el blue sube, los opositores lo sienten como una muestra del fracaso de la política económica del gobierno.

Lo cierto es que el blue es un precio más de la economía que tiene su volatilidad, pero que –como tendencia– sube acompañando la inflación.

Hay que recordar que el dólar blue ya devaluó, ahora su precio acompaña la inflación. Si la inflación acelera, el blue también lo hará, si la inflación desacelera, el blue hará lo propio.

También es cierto que un dólar blue de 12 pesos es un problema para varios sectores de la economía nacional. Un inmediato perdedor es el turismo receptivo internacional de Buenos Aires y de las provincias que limitan con países vecinos. Es que a 14 Argentina da muchas oportunidades, pero a 12 resulta bastante más cara. El flujo turístico de nuestros vecinos externos es sensible a este precio.

El otro sector afectado es el de la construcción, que hace sus cálculos en pesos pero toma de referencia al dólar. Hoy el costo de la construcción en dólares –tomando el valor del blue alto– es muy competitivo y hay sectores invirtiendo. A un blue más barato, la rentabilidad esperada no es muy elevada y puede demora ciertas inversiones.

Pero el problema económico más serio es lo que pasa con el dólar oficial. El problema es justamente que está tranquilo. Casi una convertibilidadde
$ 8,50 a u$s 1

No voy a devaluar
El dólar oficial desde el año 2009 siempre estuvo subiendo menos que la inflación y es por eso que se produjo el atraso cambiario. Este atraso, es decir la inflación más alta que la suba del dólar, fue la consigna hasta que asumió Fábrega como titular del Banco Central en noviembre del 2013.
Desde ese día y hasta el 23 de enero del 2014, día que se produjo la suba abrupta, el dólar se devaluó cerca de 40%. En ese mismo período de tiempo la inflación acumulada fue del 10%. Es decir que el dólar subió un 30% más que la inflación.

No obstante, desde enero y hasta ahora, el dólar subió solo un 6% mientras que la inflación ya lo hizo un 30%. Es decir, se volvió al esquema tradicional preFábrega. La inflación más alta que la suba del dólar.

Lo interesante es que si tomamos el período noviembre 2013-noviembre 2014, el dólar oficial subió un 40% y la inflación fue de un 40%. Es decir que se terminó la ganancia de competitividad. Estamos, al decir de Capitanich, en el viejo punto de convergencia del tipo de cambio.

Esto quiere decir que si el dólar oficial se queda fijo durante estas semanas, cada semana que pase ahora se atrasa el dólar en relación al valor que tenía hace 12 meses.

La revaluación del peso a partir de noviembre de este año será al ritmo de la inflación actual.

Si el dólar oficial no se moviera hasta el 23 de enero próximo, el atraso sería de más del 30% en relación a enero del 2014.

Por lo tanto, el efecto Fábrega ya pasó, ahora comienza un proceso de revaluación que solo traerá mayor recesión. Es imposible pensar que el tipo de cambio oficial pueda quedarse quieto con una inflación anual superior al 40%.
Se pudo hacer hasta ahora porque Fábrega adelanto la variación cambiaria. Pero este efecto ya terminó.

A esto debemos sumar el cambio del contexto internacional, donde las fuertes monedas de los países de América Latina como el real o el peso chileno encaran en un proceso de devaluación que supera el 16% en Chile y ya lleva el 12% en Brasil.

Llama la atención asumir como un éxito de política económica dejar el tipo de cambio fijo contra el dólar. Este ‘éxito’ sólo nos traerá las mismas consecuencias que tuvo el 1 a 1 de Cavallo, o la tablita de Martínez de Hoz de la dictadura. Más recesión y más desempleo.

El problema de la economía argentina no es el valor del dólar blue. El problema es el valor del dólar oficial que hace muy poco competitiva la producción argentina, ya no solo de la industria, sino ahora de la mayoría de los productos agrícolas locales.

El dólar oficial tiene dos caminos: empieza a subir como el resto de los precios de la economía, o, mientras más se atrase, más rápido se recuperará después.

Y la historia indica que nunca lo hace suavemente, sino que lo hace de un salto.

Reapareció el fantasma más temido por la gente

La Nación

Por Jorge Oviedo.

Carlos Menem pudo mantener durante muchos años el respaldo de una porción significativa de la ciudadanía porque garantizaba que no se retornaría al mayor espectro de aquellos años: la hiperinflación, en la que derivó la prolongada estanflación de los años 80. El recuerdo de subas del índice de precios al consumidor que llegaban casi al 200% mensual hacía que se defendiera la estabilidad de precios. Pero, luego de la crisis de 2001 y 2002, el recuerdo aterrador es el de la recesión sin inflación que comenzó a mediados de 1998 y que hizo caer el empleo, mientras se mantenía la deflación.

Es por eso que el kirchnerismo se benefició, hasta ahora, de una ciudadanía que ha tenido más miedo a la caída de los puestos de trabajo que a la suba constante y generalizada de los precios.

No es raro. Hasta la década del 80, en los Estados Unidos era difícil encontrar a la ciudadanía muy preocupada por la inflación. Mucha gente tenía el recuerdo de los tremendos años de la Gran Depresión, con miles de desocupados literalmente hambrientos. Es cierto que dos de los puntos fuertes de la economía K de los primeros años se perdieron hace tiempo: los superávits gemelos, comercial y fiscal. Pero la gente no vota eso, sino sus consecuencias. Y ante la disyuntiva de sufrir pérdida del poder adquisitivo del salario o quedarse sin él, elige lo primero.

A Cristina Kirchner y los suyos ya sólo les queda defender la épica. Ya ni los más cuestionados índices oficiales les traen buenas noticias. El deterioro general es indisimulable para un gobierno que tampoco puede culpar a "la herencia recibida". Hay, entonces, que inventar conspiraciones de afuera -los "buitres"- y de adentro -el sector cambiario que "especula"-.

Si con alguien se ensañó la política económica, luego de hacerlo con el campo, fue con las automotrices. Córdoba muestra preocupantes resultados y un crecimiento de la izquierda combativa. La herencia de Kicillof no allana el terreno a una continuidad peronista, más bien vuelve a sembrar las semillas del "que se vayan todos".

ARGUMENTOS TRAMPOSOS

Tal vez el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , se sienta tentado de mostrarse como exitoso gestor de la menor tasa de desempleo del país. Habría que recordarle que cuando él era menemista la Santiago del Estero gobernada por el matrimonio Juárez mostraba el mismo logro. También tenía bajísimas tasas de participación en el mercado de trabajo. Y protagonizó un estallido social estremecedor que se llevó a los caudillos de entonces.

Menos de tres de cada 10 habitantes de Resistencia y alrededores participan de algún modo del mercado laboral. La media nacional es cercana a uno de cada dos. Parece más que claro que en Resistencia no hay mucho de qué ocuparse y que quien sabe que no conseguirá nada no busca. Y quien no busca empleo no es, para las estadísticas, un desocupado.

En el Santiago de los Juárez, una enorme proporción de las personas en edad de trabajar migraban. Tenía un triste récord: ser la provincia en la que la mayor parte de las personas allí nacidas no vivían. Se iban en busca de trabajo.

Hace no mucho, los desocupados chaqueños terminaban poblando las villas del Gran Rosario. ¿Habrá cambiado eso? Las cifras de empleo no parecen las más propicias para retener población. Y para entender por qué alguien elige vivir en una villa, dice Enrique Szewach, basta con imaginar de dónde viene.

Cristina e Isabel, historias cruzadas

El Cronista

Por Roman Lejtman.

Isabel Martínez estaba mal de salud y pasaba mucho tiempo de Olivos, mientras su gabinete esperaba las órdenes de José López Rega, un asesino sistemático que vivía bajo la sombra presidencial. No había información oficial de la Presidente y las decisiones políticas eran mediocres y con un fuerte olor a populismo.

Isabelita se levantaba temprano, desayunaba con López Rega y después hacía ejercicios en el parque de Olivos: se abrazaba a los árboles y corría hasta su dormitorio para llorar y dormir con ayuda de tranquilizantes. Afuera de la Quinta, el clima social ardía y la democracia caminaba al cadalso.

La viuda de Perón desconfiaba de los partidos políticos y los periodistas y se informaba con los partes de inteligencia que escribían los espías del Ejército y la Armada. Isabelita escuchaba con atención a Emilio Eduardo Massera y tomaba el té con Alicia Hartridge, esposa de Jorge Rafael Videla, cuando la doctrina de la Seguridad Nacional ya había reemplazado a la Constitución.

La Presidente se refugiaba en Olivos para soportar sus dolores intestinales y su diagnóstico psiquiátrico, mientras los precios masticaban los salarios y la emisión devaluaba las escasas reservas del Banco Central. Celestino Rodrigo, ministro de Economía, ejecutaba las órdenes de López Rega y respondía con los dedos en ‘V’, si un periodista le preguntaba acerca de la situación social de la Argentina.

Postrada en la cama, extrañando a López Rega que ya había huido a Madrid, Isabelita recibió a Ítalo Argentino Luder, un ambicioso senador peronista que estaba a cargo del Poder Ejecutivo. La viuda de Perón escuchó los argumentos de Luder y aceptó sin objeciones que se sancionaran los decretos 2770/2771/2772/75, que implicaban una reforma de fondo a la legislación penal de la Argentina.

"Las Fuerzas Armadas bajo el Comando Superior del Presidente de la Nación que será ejercido a través del Consejo de Defensa procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país", establecía el artículo primero del decreto 2772/75. Era una norma inconstitucional avalada por una Presidente que se refugiaba en la quinta de Olivos.

Isabelita estaba preocupada por su salud y también por su situación judicial. López Rega se había encargado de la relación con los empresarios y banqueros y ella estaba involucrada en una oscura maniobra con fondos que pertenecían a la Cruzada Solidaria. La Presidenta fue acusada de malversar dinero público para pagar un reclamo privado de las hermanas de Eva Perón. Cuando la noticia aparecía en los diarios y el Congreso, Isabelita sostenía que todo era una conspiración política.

Llegó a la Casa Rosada por el dedo de Perón y su inclinación al autoritarismo colocó al país frente a su hora más oscura. Fue mediocre para ejecutar el poder e incapaz de escuchar los consejos de la oposición. Ocurrió hace casi cuarenta años, cuando una Presidenta doblada por el dolor pensó que era intocable por los hechos y las circunstancias.


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