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DEBATE
UIA vs. Gobierno, por China: escriben Bonelli, Riggi, Giannoni y Franco
13/02/2015

La UIA enfrentó a Cristina por el acuerdo con China

Clarín

Héctor Méndez fue directo: “nosotros denunciamos ahora el convenio con China, porque ustedes ocultaron seis meses su contenido”. El jefe de la UIA avanzó y dijo: “Sólo tres países de Africa aceptaron las condiciones que la Presidenta firmó”. Fue la dura respuesta a un reproche que a los gritos le hizo Jorge Capitanich: “Intentaron opacar la gira de Cristina a China.”

Luis Betnaza, el vice de la UIA y dos de Techint, desacreditó lo dicho en cadena por la Presidenta: “Techint no tiene un crédito especial de China. Esa financiación es de la provincia de San Juan”. Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza, advirtió que “este gobierno se va, pero China va a exigir que Argentina cumpla las cláusulas”. Fue después de que un nervioso Axel Kicillof afirmara: “ La adjudicación directa y el personal son cláusulas que están en el acuerdo, pero no se van aplicar.” El ministro de Trabajo, Tomada, agregó: “¿Cómo vamos a traer personal de China?” Méndez replicó: “Entonces, para que las firmaron. En Africa hay 800.000 obreros chinos trabajando”.

La reunión de ayer fue durísima y terminó en un sonoro fracaso. Los ministros volvieron a lanzar amenazas de escraches contra los empresarios. Después se buscó una salida cosmética para la conferencia de prensa. La UIA fue a la Casa Rosada una vez que unificó su posición política: el martes sacó un comunicado que ratificó la crítica al impacto del acuerdo y ayer solo concurrieron al encuentro Méndez, Betnaza y Acevedo.

La troika fue con los tapones de punta, muy molestos con las denuncias de Cristina. Según ellos, la Presidenta dio una versión distorsionada de una discusión interna de la UIA, que el empresario Juan Lascurain le contó a Julio de Vido. Kicillof trató de buscar en la historia algún justificativo: “Como se van a oponer, si ésto es lo mismo que firmó Alfonsín con Italia y España.”

El trío de empresarios insistió en que la adjudicación directa abría las puertas a la corrupción y que era inadmisible la cláusula sobre el personal. Así lo dijo Betnaza: “Brasil no admitió ninguna de esas cláusulas.”

La inquietud de los hombres de negocios también pasa por otra cuestión: el acuerdo marco se firmó en julio del 2014 y la Casa Rosada lo difundió recién como un hecho consumado en diciembre pasado. También porque existe un conjunto de convenios desconocidos y pueden tener cláusulas secretas peores.

En la UIA sostienen que Cristina –asesorada por Kicillof– aceptó las concesiones por una urgencia inmediata: aportes de Beijing para fortalecer las reservas.

La política cambiaria acusa una fuerte debilidad y ahora es condicionada por Brasil. El canciller Mauro Vieira lo expresó así: “Es imposible acordar con este gobierno. Ya sólo pensamos en negociar con el próximo presidente.” Fue en las reuniones privadas que mantuvo en Buenos Aires. La reacción obedece a que su aspiración de armar un “comité de consulta” naufragó en la indiferencia de la Presidenta. 

Las grieta entre Dilma y Cristina aumentó cuando Brasil rechazó el año pasado un pedido de la Casa Rosada para que interceda a favor de Argentina en la crisis de los fondos buitre. Kicillof exploró –antes de la intransigencia final– un pago a través de bancos brasileños y fracasó. A partir de ese momento, Cristina incluyó a Brasil, en la nómina de naciones que, según su interpretación, conspiran contra su mandato. Pero la situación bilateral se complicó por una cuestión central: Dilma aceleró la devaluación del real y eso jaqueó la política del Banco Central de atrasar el tipo de cambio. Hará que el ingreso de menos dólares genuinos y golpee las reservas.

En Brasil se teme otro escándalo de corrupción que sacuda al gobierno: habrían detectado serias irregularidades –como la de Petrobras– en la firma Electrobras. Así trascendió en la reunión diplomática durante la visita de Vieira. Ahí también se conoció una delicada información: que el escándalo Petrobras, tendría un capítulo argentino vinculado a irregularidades en la operación y venta de la compañía cuando estuvo radicada aquí. Cristóbal López, el ultrakirchnerista zar del juego, fue quien adquirió buena parte de las estaciones de servicios de Petrobras.

La corrupción también sacude a YPF. Miguel Galuccio tuvo que armar un nuevo “relato”, para intentar cubrirse del escándalo que anticipó Clarín en diciembre cuando informó que la filial de YPF en EE.UU. había firmado un contrato con sobreprecios del 300%. Existen sospechas que idéntica práctica afecta otros convenios.

Primero, Galuccio intentó tapar todo el negociado. Lo hizo porque el convenio cuestionado lo concretó el titular de YPF Holding, Guillermo Jalfin. Se trata de un ejecutivo de íntima confianza de Galuccio. Ambos trabajaron juntos en Schlumberger. 

A fin de año la directora de YPF, Dorothea Capurro, informó que Jalfin se fue de EE.UU. por razones de salud. Desmintió que fuera por corrupción. Pero la investigación de Clarín llevó a que la Securities and Exchange Commision hiciera una serie de pedidos aclaraciones al propio Galuccio.

La aparición de la SEC fue lo que llevó a Galuccio a cambiar ahora el relato: YPF se habría autodenunciado por corrupción frente a la SEC y en lugar de cubrir a su amigo Jalfin, sus voceros dejaron trascender que lo había echado. La acción en la SEC persigue un objetivo: negociar una sanción y evitar quedar como cómplice cuando Galuccio siempre intentó esconder la corrupción en la filial estadounidense de YPF.

Por Horacio Riggi.

La relación del kirchnerismo con la Unión Industrial Argentina (UIA) es anterior al kirchnerismo.

El 22 de abril de 2003, apenas un mes antes que Néstor Kirchner asumiera la Presidencia, hubo elecciones en la UIA. Ganó la lista ‘Consenso’, encabezada por Alberto Álvarez Gaiani, un hombre amable y de buen trato, titular por aquellos años de la Coordinadora de Industria de Productos Alimenticios (Copal) y con el pergamino industrial de representar a la Cámara de Chacinados y afines. A la lista Consenso, el Grupo Industriales, perdedor de esa elección y cuya cabeza era el holding Techint pero que había apoyado la candidatura del ex Alpargatas, Guillermo Gotelli, la vinculaba con el menemismo y sobre todo con la convertibilidad.

Para graficar la situación, por aquellos días uno de los referentes del Grupo Industriales repetía una anécdota de los 90 que, según su versión, denotaba por qué habían ganado otra vez los menemistas. "En una de las fervientes reuniones de la UIA, a Luis Pagani, le enrostramos que nadie le iba a comprar sus caramelos si en la Argentina seguía el 1 a 1 que estaba matando a la industria y dejando en la calle a miles de trabajadores". Arcor en 2003 todavía no se había pasado de bando y se sentaba en la UIA junto con multinacionales como Cargill y Coca Cola.

Así las cosas la UIA no tardó en romperse. El Grupo Industriales tuvo el olfato, la habilidad y el dinero necesario para crear una suerte de UIA paralela, que llegó a tener más vínculos con el kirchnerismo que el propio Álvarez Gaiani.
Como muestra sobra un botón: en noviembre de 2003, Industriales organizó un seminario en Rosario. La fecha elegida no fue casual. En el mismo momento que los ministros Lavagna y Julio de Vido eran los principales oradores en Rosario, el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), realizaba el tradicional Coloquio en Mar del Plata.

La idea del contracoloquio, según después confirmaron varios industriales, fue a pedido de Kirchner.

El presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, consideró en ese entonces que la industria nacional "tiene una oportunidad para desarrollarse tras la devaluación" y defendió la gestión del Gobierno, que "está dando herramientas" al empresariado para crecer. "Hoy tenemos oportunidades de rearmar el tejido industrial argentino, extender un proyecto de sustitución de importaciones más profundo de lo que se ha hecho hasta ahora, acceder a los mercados de exportación e introducir tecnología", sostuvo Rocca, en una presentación del Observatorio Pymes.

Cuando Álvarez Gaiani deja la presidencia, asume Héctor Méndez. El hombre del plástico tuvo un par de cruces con el Gobierno, pero logró capear el temporal. La situación mejoró cuando llegó a la UIA Juan Carlos Lascurain, el ahora mimado por Cristina Kirchner, también supo tener buen diálogo con Néstor. Claro que la luna de miel siguió con Lascurain pero se terminó con Techint. En 2008 se estatizaron las AFJP y el Gobierno nombró a Axel Kicillof director en Techint por las acciones que le correspondían al Estado. Techint hizo todo lo posible para que el ahora ministro de Economía, no se sentara en la mesa de decisiones de la compañía. El Gobierno con el apoyo de Hugo Moyano le bloqueó el acceso a las plantas de Siderar, una de las principales empresas del Grupo. La guerra se había desatado. Techint criticaba y el Gobierno respondía con más artillería.

Luego del muerte de Kirchner, la historia del Gobierno con la UIA se recompuso con José de Mendiguren como titular de la UIA. ‘El Vasco’ se transformó en una especie de ‘gurú’ de la Presidenta. Pero las cosas también terminaron mal. De Mendiguren se convirtió en diputado por el Frente Renovador de Sergio Massa. Ayer un industrial decía por lo bajo "estamos tan mal y pensar que fue Kirchner el que eligió a Miguel Peirano, un niño mimado de la UIA, secretario de Industria y luego ministro de Economía".

No es por China, es por la desconfianza

La Voz

Por Walter Giannoni.

En   su rodada final, y envuelto en una crisis como la desatada por la dudosa muerte del fiscal Alberto Nisman, la credibilidad del Gobierno está sumida en su mínima expresión. 

Apenas el núcleo duro de sus seguidores le perdona a Cristina Fernández tanta –cuanto menos– impericia en la conducción de un asunto delicado y oscuro como la muerte del fiscal que la había denunciado.

En el plano económico, la situación es semejante. El nivel de actividad está sumido en un estancamiento que se intenta disimular con datos escasamente valiosos para el desarrollo de la macroeconomía. Como él “rutilante” éxito del operativo verano, con plazas desbordadas en las sierras y en la costa.

En verdad, vale poco la ­pena intentar explicar ese “fenómeno” como un acierto del modelo.

Archivan en la UIA críticas por China

Ámbito Fiananciero

Por: Liliana Franco

"Nosotros no desconfiamos de la convicción del Gobierno argentino en defender la industria nacional, dudamos de los chinos", confiesan en el seno de la Unión Industrial. Ésta es quizás una de las conclusiones a las que arribaron los industriales luego de ser recibidos por los más altos funcionarios del Gobierno en la Casa Rosada para tratar las negociaciones económicas de la Argentina con China. Los acuerdos celebrados con China por el Gobierno nacional fueron motivo de críticas por parte de los dirigentes empresarios.

"La reunión fue tensa", confesaron los empresarios. Del encuentro participaron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, los ministros de Economía, Axel Kicillof; de Industria, Débora Giorgi; de Trabajo, Carlos Tomada; y de Planificación, Julio De Vido. Por la UIA concurrieron el titular de la entidad, Héctor Méndez; el vicepresidente, Luis Betnaza; Miguel Acevedo; y el director ejecutivo, Martín Etchegoyen.

Una de las razones que puede explicar el clima del encuentro es que el miércoles Cristina de Kirchner rechazó enérgicamente las críticas de los industriales hacia los acuerdos e incluso en un tono amenazante se refirió a la empresa Techint.

Dijo que "Techint será una de las beneficiarias del acuerdo de inversión con China", dado que la empresa participará en la construcción del dique El Tombolar en la provincia de San Juan, que recibiría financiamiento chino. La jefa de Estado dio a entender que quien llevó la voz cantante de las críticas en el seno de la UIA fueron los "representantes de la empresa que se ponen en contra. Está para decirles a los chinos: 'No le presten nada'. Uno siente que está arando en el mar".

La mandataria insistió con su reproche a la empresa cuando dijo: "Pero salir a criticar a los chinos, cuando son los chinos los que les van a dar el crédito para hacer esa represa hidroeléctrica, realmente yo lo pensaría dos veces si fuera China. En fin, los chinos verán qué hacen. Nosotros también vamos a ver qué hacemos".

Esta amenaza también estuvo presente en el encuentro que mantuvo ayer la UIA con los funcionarios.

El ministro de Economía fue el que llevó la voz cantante y con el mismo espíritu del reproche presidencial se dirigió a Luis Betnaza, aunque el intercambio fue breve y no pasó a mayores, pero la amenaza quedó flotando en la reunión.

Kicillof fue muy enfático en garantizar que este Gobierno vela por la industria nacional y el empleo argentino. Los directivos no cuestionaron la vocación del Gobierno en esta materia aunque insistieron en ver la "letra chica de los acuerdos".

El titular del Palacio de Hacienda, calificó de excesivas y de "carácter mediático" las preocupaciones por la supuesta letra chica". "No hay letra chica, todo está en la misma letra", indicó Kicillof.

Sin embargo, aceptaron que los técnicos de los distintos ministerios se van a reunir con la contraparte empresaria para ver punto por punto.

De todas maneras, el ministro para despejar cualquier tipo de duda afirmó que "los contratos firmados replican con exactitud los que firmó el gobierno de Ricardo Alfonsín con España y Italia en 1987".

Otro de los puntos en duda es la integración nacional que tendrán las obras. "Se habla mucho de la integración nacional queremos saber en qué porcentajes", explica un alto directivo industrial. "Esperemos clarificar en las reuniones técnicas estos aspectos", comentan en la sede fabril.

Al término de la reunión que duró una hora y media, Héctor Méndez, titular de la UIA dijo que estaba "conforme" con el encuentro con funcionarios, al tiempo que rechazó que las dudas manifestadas sobre los acuerdos con China hubiesen tenido "connotación política" y remarcó que perseguían "defender los intereses de los empresarios".

El industrial agradeció a la Presidente la velocidad con la que fue aceptado el pedido de audiencia y la presencia de los ministros. "Sólo se plantearon inquietudes y en los aspectos técnicos serán los expertos quienes plantearán sus dudas en la próxima reunión de Comisión Directiva en 15 días, con los especialistas del Gobierno. Me voy conforme de la reunión, porque se expresó la voluntad de dialogar", dijo el titular de la UIA.

Sin embargo, los industriales no se fueron muy tranquilos. "Esperamos las reuniones técnicas y que nos muestren los detalles de los acuerdos", explican al tiempo que no reniegan de la importancia de celebrar un acuerdo con una de las principales potencias mundiales.

En tanto, el ministro de Economía afirmó que "los artículos cuestionados, 5 y 6, no pasan por encima ni a los derechos laborales, ni de inmigración de la Argentina, ni los que regulan las inversiones extranjeras directas, y por último, tampoco el de los convenios de cada gremio".

De todas maneras, los cuestionamientos de los empresarios quedaran en stand by hasta que comiencen las reuniones técnicas. "Por el bien de la Argentina esperemos que estemos equivocados", confiesan en la UIA. Es que China es un competidor muy difícil de enfrentar y basta ver la importante penetración que tiene en la región, acotan.


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