En un mundo que exige el uso de recursos de la naturaleza para asegurar nuestro bienestar y calidad de vida nos encontramos ante el desafío de lograr que su explotación sea sinónimo de desarrollo sostenible
Por Magalí Sol Giovanelli, Fundación Desarrollo Argentino
Los minerales son vitales para mantener un standard de calidad de vida. Todos los días de nuestras vidas nos encontramos consumiendo productos que derivan de la industria minera. Esto es así desde que nos levantamos por la mañana, cuando utilizamos el dentífrico, ya que más del 90 por ciento del mismo está compuesto por minerales, como para usos medicinales que aseguran nuestra salud y bienestar. Además de un sin fin de ejemplos cotidianos como la composición de nuestros televisores, teléfonos celulares, trenes, automóviles y hasta la casa en la cual vivimos, los cuales no podrían haber sido construidos sin los materiales que provienen de la industria minera.
Todas estas razones hacen que sea imposible imaginar nuestras vidas sin los productos que la minería nos provee.
Además, más allá del uso cotidiano, la minería tiene un gran impacto en materia de generación de empleo y en el desarrollo de las comunidades donde se establece, ya que provee numerosos beneficios, directos e indirectos, en relación al empleo, know how, desarrollo y nuevas oportunidades de negocios. Del mismo modo, en el plano internacional contribuye a la economía del país mediante su inserción en el mercado internacional propio del sector creando ventajas competitivas.
Para concebir una economía floreciente es necesario desarrollar los recursos con los que cuenta nuestro país. En este contexto es imposible no prestar especial atención al desarrollo de los emprendimientos mineros, siendo que contamos con todos los recursos para lograr un desarrollo exitoso y eficiente, ya que en nuestro país solo se encuentra explorado aproximadamente el 20 por ciento del territorio.
Pero esto sólo es posible mediante el desarrollo sostenible de la minería. Y para lograr este objetivo es necesario tomar todas las medidas necesarias para asegurar que la explotación sea desarrollada cuidando el ambiente. También es necesario erradicar todos los miedos con respecto a al tema, ya que su prohibición en algunas provincias forma parte de la falta de información y dudas respecto a la sustentabilidad de los emprendimientos.
Para disipar todo tipo de desconfianza se debe proveer la información y educación necesaria que lleve a comprender que mediante el cumplimiento de una normativa que garantice la minimización de los efectos negativos y el correcto control sobre los emprendimientos a realizarse es posible llevar adelante una industria que favorezca la economía y el desarrollo del país sin comprometer el medio ambiente.
Por otra parte, para desarrollar la minería en nuestro país, además de disponer de un gran potencial de recursos naturales, debe ofrecer un ambiente de negocios atractivo para los inversores, con una economía sólida y un marco político y regulatorio estable. Asimismo, se deben presentar las condiciones de confianza internacional que se requiere para atraer las inversiones necesarias para impulsar el sector sin perder de vista la preservación del ambiente.
Sin dudas la minería tiene riesgos, como toda actividad industrial, pero deben ser contrarrestados con controles eficientes, pautas de seguridad, ciencia y tecnología empleadas al servicio de la comunidad y el ambiente en el que viven.
Por ello, es importante desarrollar la participación ciudadana a través de diferentes tipos de iniciativas, como podría ser su participación en los organismos de contralor facilitando el acceso a la información que resulte pertinente a entidades civiles, ONG’s y ámbito académico.
