El lunes último se produjo la mayor caída del precio del petróleo en seis años, llegando el retroceso a cotizar en 43,88 dólares el barril y acentuando las pérdidas del sector en un 60% frente al debilitamiento de la demanda. La oferta sobreabundante coloca a estas cifras en un hito histórico que frena inversiones mundiales ante la incertidumbre del mercado.

Muy distinta es la situación de la actividad petrolera en la Argentina, que sigue marcando récords de productividad, sin alterar los planes de exploración y explotación. El ejemplo más significativo es el yacimiento de Vaca Muerta, que ya produce ocho veces más que hace dos años, según la Subsecretaría de Hidrocarburos de Neuquén, ya que en enero de 2015 se produjeron 21.177 barriles diarios de shale oil, un 556% más que en enero de 2013.

En cuanto al shale gas, de la misma cuenca, en enero último se alcanzó un 1016% más que en enero de 2013, y un 309% sobre los registros del año pasado. Actualmente, Vaca Muerta genera 104.000 metros cúbicos de petróleo al mes, lo que equivale al 18% del crudo que se extrae en Neuquén (555.000 m3). La mayor parte de ese volumen corresponde a Loma Campana, que en la actualidad es el segundo campo productor del país, detrás de Cerro Dragón. Lo trascendente es que la formación shale más famosa de Sudamérica comenzó a transitar el camino de convertir los recursos en reservas del país comprobadas, probables y posibles.

Esta evolución demuestra que no existen variaciones en los planes de inversión, tal como se programaron en momentos diferentes al que presenta el actual panorama internacional. El futuro parece tener más peso en la hora de las decisiones y los megaproyectos siguen su curso normal, por ejemplo en la construcción de infraestructura como un hotel de cuatro estrellas que será levantado en Añelo, localidad neuquina donde se emplaza Vaca Muerta.

De acuerdo a las declaraciones de los responsables de una cadena hotelera que posee 135 establecimientos de alto nivel en el mundo, un hotel de estas características demora tres años en construirse y para entonces estiman que el escenario del alicaído negocio de hidrocarburos será diferente al actual. El optimismo empresario avizora otro horizonte en materia energética para un país con preocupante dependencia externa.