Por Ricardo Villar*.

  En el Día Mundial del Agua, se podrían realizar cien reflexiones y escribir infinidad de páginas y mostrar otros tantos ejemplos sobre el buen y mal uso de este recurso vital.

No queda mucho espacio para ser originales, aunque vale la prédica en favor de cambiar la actitud, sobre todo en nuestra Argentina, respecto del uso racional del agua, para en el consumo humano, como en el uso para distintas actividades, como las productivas.

Todo está dicho; pero siempre resulta útil reforzar la necesidad antes planteada con un concepto simple, pero clave: Sin agua dulce no hay vida. Así de simple y trascendente.

En este día, quiero poner en discusión la actitud de YPF respecto del uso de agua dulce, para los procesos de fractura hidráulica, o “fracking”, un concepto supuestamente degradante de aquel sistema que a los gobernantes y empresarios les hace fruncir las caras.

Ese sistema de perforación y extracción necesita del aporte de millones de litros por cada operación, y fue uno de los aspectos más criticados por ambientalistas, políticos y ciudadanos en general.

Viendo como venía “la mano” el gobierno neuquino reglamentó el uso, obligando a las operadoras a captar agua dulce y utilizarlas en las operaciones, pero luego realizar un proceso de recuperación y reciclaje (retirar los elementos químicos que se utilizan en la fractura) y volver a utilizarlas en nuevas perforaciones. Un procedimiento posible, pero costoso. También el gobierno financió experiencias de reciclaje, con millones de pesos, pero fueron un fracaso; pero algunos ganaron plata con ese fallido estudio. Como siempre.

De todos modos, hay una empresa que forma parte de un grupo multinacional que maneja la tecnología para “reciclar” el agua; no es un procedimiento simple ni barato. Cuesta mucha plata, pero siempre de menor magnitud que los daños ambientales que se producen o, en este caso, el despilfarro de agua dulce.

Como el procedimiento es caro e YPF está trabajando en un agresivo plan de reducción de costos, ha decidido también “meter mano” en estas operaciones. En las últimas semanas ha reducido contratos, y ahora sólo un mínimo porcentaje de todo el volumen del agua que se utiliza en las fracturas y se recupera a la superficie, es recuperado para ser reutilizada. El resto del agua contaminada tiene un destino no conocido (al menos para nosotros), que tal vez sea volcada en sectores bajos y alejados de la mirada del hombre.

Como las operadoras necesitan agua para seguir perforando, ¿qué hacen?  Lo más simple y económico: envían a sus camiones al rio o lagos y pozos cercanos, a chupar directamente de allí.

Todo muy simple, muy práctico y muy irregular. Pero esto último no interesa a los conductores de la súper empresa nacional. Hoy lo importante es bajar costos, para llegar a niveles de rentabilidad perdidos por la baja del precio del petróleo y el siempre vigente e influyente “costo argentino”.

Todo muy argentino, muy argentino. Muy propio de los teros, que gritan en un lado, pero los huevos los tienen en otro. Muy propio de la política argentina, con discursos para la tribuna, y acciones para los grandes negocios.

En el Día Mundial del Agua, entrego esta información como testimonio de lo que no se debe hacer.

*(Canditado a gobernador por el acuerdo CC-Ari-Partido Socialista)