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DEBATE
Montenegro: "El cruce entre Bein y Vanoli". Tagliavini: "El modelo alemán, lejos del kirchnerismo"
14/04/2015

El cruce entre Bein y Vanoli expone las trampas de la economía K

El Cronista

Por Maximiliano Montenegro.

Generaron mucho revuelo las declaraciones que hizo Miguel Bein durante una charla que mantuvimos en ‘Plan M Económico’. Mientras hablábamos de cómo levantar el cepo, el economista estrella de Daniel Scioli me dijo: "Acá no hay un cambio copernicano en 2 meses. Primero, hay que normalizar, negociar con los buitres y acceder al crédito. Después, hay que establecer prioridades en la administración de reservas: primero, insumos, materias primas, bienes de capital, que es el abastecimiento del país. Segundo, negociar con las empresas (multinacionales) el giro al exterior de utilidades y dividendos bajo condiciones de inversión. Y recién después de eso, mal que les pese, el dólar ahorro para la clase media. Yo no le voy a regalar el abastecimiento industrial del país a 10 millones de tipos como vos o como yo que se quieren llevar el Banco Central a su casa".

–Justo lo contrario de lo que hace Kicillof, le apunté.
"Yo no me referencio en nadie. Esta es mi forma de ver la economía. Si vos querés levantar el cepo entregando reservas para todas las importaciones, para utilidades y para el dólar ahorro, en el Banco Central sólo te van a quedar los 7000 millones de yuanes de los chinos", respondió.

El presidente del Banco Central salió, por Twitter, a cruzarlo, exponiendo públicamente por primera vez la grieta que existe entre el equipo económico y el asesor del principal candidato presidencial del oficialismo. "Las opiniones de Miguel Bein son muy respetables pero entiendo importante que siga el dólar ahorro. Hay que dar certidumbre y tranquilidad", disparó Vanoli. Y agregó: "El objetivo es seguir reduciendo la brecha y aumentar los pagos de importaciones para fortalecer el crecimiento. Una menor brecha aumenta los incentivos a cobrar exportaciones e invertir".

La polémica entre Vanoli y Bein respecto del ‘dólar ahorro’ –la compra de divisas autorizada por Afip a aquellos que ganan más de 9500 pesos mensuales y hasta 2000 dólares por mes– revela uno de los tantos dilemas que tendrá que enfrentará el próximo Gobierno apenas asuma.

Mientras perdure la restricción de dólares, suena ridículo entregar dólares subsidiados a la clase media para atesorarlos o para que ese sector gane un ingreso extra vendiendo parte de esas divisas en el mercado negro. En especial cuando dicha cuenta adquirió una gran magnitud (con unos u$s 500 millones por mes, este año superará ampliamente los u$s 5.000 millones frente a los 3.000 millones el año pasado) y para financiarla es necesario retacear dólares para la importación de insumos industriales, además de tomar un monto equivalente del swap con China, por el cual se paga una tasa de interés elevada. Bein plantea una obviedad.

Sin embargo, mientras persista el cepo sin acceso al financiamiento externo, también es cierto lo que dice Vanoli: el dólar ahorro sirve para achicar la brecha con el mercado paralelo, y de esa forma evitar que se reduzca aún más la oferta de dividas de los exportadores, lo cual presionaría a su vez sobre las reservas y el tipo de cambio oficial.

Los economistas de Scioli, Massa y Macri coinciden en la lista de ‘tareas pendientes’ para la próxima administración: reducir la inflación; corregir el atraso cambiario que hunde las exportaciones de mayor valor agregado y genera un creciente déficit en el sector externo (vía caída de las exportaciones y el déficit en la cuenta de servicios turísticos); eliminar el cepo, que desalienta el ingreso de dólares y la inversión; achicar el déficit fiscal financiado con pesos cada vez más devaluados; recortar subsidios y descongelar tarifas de energía y transporte en el área metropolitana; arreglar con los fondos buitres para levantar el bloqueo al crédito externo, etc, etc.

Pero nadie explica todavía cuál sería la secuencia (¿shock o gradualismo?) y cómo afrontaría las ‘trampas’ de la economía K, que esconden dilemas no menores para el próximo Gobierno . A saber:

n ¿Cómo levantar el cepo lo antes posible sin una devaluación que potencie la inflación?

n ¿Cómo recuperar la competitividad de las exportaciones si, dado los niveles de empleo y actividad, a diferencia de 2002, toda la suba del dólar se trasladará a los precios?

n ¿Cómo mejorar la competitividad vía incentivos fiscales a los sectores productivos cuando es imperativo cerrar un déficit fiscal demasiado elevado?

n ¿Cómo empezar atacando la inflación si todos descuentan que el dólar oficial deberá subir en el futuro?

n ¿Cómo recortar subsidios sin provocar un tarifazo que impulse otro salto del nivel de precios y otro golpe al bolsillo de la clase media?

n ¿Cómo frenar la inflación sin fijarle un techo a los salarios más bajo que el aumento de los precios, lo cual agravaría la pérdida del poder adquisitivo y la caída del consumo?

Todos dirán que de esas trampas no se sale una por una sino con un ‘plan integral’ que incluya el mentado ‘pacto social’ y reformule toda la política económica. Resaltarán que el ‘cambio de clima’ para las inversiones tras el final de la gestión K y el acceso al financiamiento externo comprarán tiempo para normalizar la economía y escapar a los dilemas más pesados. Ojalá sea así de sencillo.

El modelo alemán, lejos del kirchnerismo

El Cronista

Por Alejandro A. Tagliavini*

Entre las muchas frases contradictorias de la Presidenta está aquella famosa de que quiere un país como Alemania, mientras camina exactamente hacia el lado contrario. Una de las características del ‘modelo K’ es que siempre apuesta por más represión, cuando las cosas no salen como planeaban –y es lógico que no salgan porque la violencia solo destruye– reprimen aún más.

Uno de los slogans del kirchnerismo es que la represión a las importaciones es necesaria para defender el trabajo nacional y han llegado al punto en que Argentina es hoy uno de los países más cerrados del mundo. Según la Cámara de Importadores (CIRA) "las importaciones se contrajeron 25% en febrero contra igual mes del año anterior" correlativamente –porque el comercio internacional tiene dos puntas– "las exportaciones se contrajeron 24,7% respecto del mismo mes de 2014".

Según el último ranking de la Cámara Internacional de Comercio, sobre 80 países, Hong Kong y Singapur son los que exhiben mayor grado de apertura. En el segundo nivel están Alemania, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Irlanda, Suiza, Suecia, Finlandia, Nueva Zelanda, etc. mientras en el tercero aparecen EE.UU., Japón, Italia, Sudáfrica, Arabia Saudita y México. En el cuarto figuran Brasil, Rusia, India, China y la Argentina. Para terminar con los de peor calificación: Etiopía, Sudán y Bangladesh.

En Latinoamérica Chile es el menos ‘proteccionista‘ –represor– y le siguen Perú, Colombia, México, Uruguay, Argentina y Brasil. Irónicamente, los que registran menos desempleo, según la ICC, son Uruguay y Chile, con Argentina y Colombia entre los que más desocupados tienen.

El ‘proteccionismo’ destruye la actividad económica por dificultar el acceso a insumos y tecnología. Y, lejos de generar empleo, en esta economía en la que el trabajo está encorsetado por regulaciones estatales, Argentina elimina trabajo: según la consultora CIFRA, el empleo industrial cae desde 2013 y en el cuarto trimestre de 2014 descendió 2,4%.

Alemania, la locomotora europea, ha intentado liderar a sus socios con políticas algo más ‘ortodoxas‘ que el keynesianismo de moda, con un plan que algunos llaman ordoliberalismo o economía social de mercado, que se inició con la reforma monetaria de 1948 y la creación del Bundesbank en 1957. El ordoliberalismo defiende el papel del Estado promoviendo la competencia y la estabilidad monetaria y comparten con Hayek, y con los economistas de la escuela austríaca, su oposición a las políticas estatales activas.

Las políticas fiscal y monetaria no impulsan el crecimiento, sino que éste depende de la asignación eficaz de los recursos económicos que realiza el mercado y de una apertura comercial que incentive la competencia y, por tanto, la excelencia de sus productos. Para Alemania el origen de la actual crisis estaría en un exceso de endeudamiento para financiar gasto en consumo y para acometer inversiones ineficientes y, por tanto, incapaces de pagar esa deuda.

La tasa de desocupación alemana es la más baja desde la reunificación, inferior al 6% y sigue disminuyendo y hasta sufre de escasez de cierto tipo de mano de obra. Alemania tiene equilibrio presupuestario y un fuerte superávit en sus cuentas exteriores. Y como su ahorro es superior a su inversión, los alemanes se sienten perjudicados por las bajas tasas de interés que ha decidido el Banco Central Europeo y su programa de comprar deuda.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de California


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