Ismael Bermúdez

En julio, las cuentas públicas cerraron con un déficit de $ 1.036,4 millones. Así, en los primeros 7 meses de este año el rojo fiscal totalizó $ 108.172,2 millones. Equivale a un agujero fiscal que crece a razón de 515 millones de pesos diario.

Con los datos oficiales, el déficit se incrementó un 180% por encima del déficit que hubo entre enero y julio de 2014 y es casi similar al rojo que se registró durante todo 2014.

Además, el déficit acumulado en esos 7 meses se alcanzó a pesar de que el Tesoro Nacional recibió transferencias del Banco Central y la ANSeS por $ 65.596 millones, de acuerdo a las planillas del Ministerio de Economía difundidas anoche. En julio, esas transferencias sumaron $ 13.832 millones.

En el mensaje que acompañó al Presupuesto 2016, el Gobierno recalculó el déficit de todo 2015: lo elevó a $ 138.000 millones, sin contar las ayudas del BCRA y ANSeS. Dado que los mayores gastos se registran en la última parte del año, se descuenta que también esta nueva cifra de déficit va a ser superior.

Si se excluyen los números de la ANSeS, el déficit propio del Tesoro Nacional entre enero y julio de este año fue de $ 145.559,2 millones, con transferencias del Banco Central por $ 36.069,9 millones. De este modo, el déficit total real del Tesoro Nacional ascendió a 181.628,8 millones en sólo 7 meses.

De ahí que resulte razonable que. en su ultimo informe, la consultora ACM estime que este año, sin considerar las transferencias de la ANSeS y BCRA, el déficit total será de $ 343.000 millones, equivalente al 6,4% del PBI "con claros riesgos al alza".

Entre los gastos corrientes, los intereses de la deuda absorbieron $ 62.516 millones y hubo giros para cubrir los déficit de las empresas públicas por otros $ 13.064 millones.

Daniel Canedo

A los manotazos, el Gobierno está intentando contener el precio del dólar con que operan las empresas, conocido como “contado con liquidación”.

Ese dólar, que el lunes había superado los $ 14, cotizaba ayer a $ 13,30, en lo que significó obtener una victoria pírrica en medio de un mercado cambiario plagado de tensiones.

Axel Kicillof que, por un lado dice que el dólar paralelo es “irrelevante”, por otro ordenó que los fondos comunes de inversión deberían valuar al dólar oficial los precios de títulos en dólares que venían haciéndolo por el “contado con liquidación”.

Difundió la resolución de la medida pero no la fecha de entrada en vigencia con lo que, lógicamente, desató una fuerte ola vendedora que afectó en forma considerable a los tenedores de cuotas parte de los fondos. 

Típico de la Argentina, un funcionario que tiene la información dispone una medida que provoca una fuerte pérdida de riqueza de unos tenedores de bonos que, al día siguiente, otros recuperan por comprar bonos a precios mucho más baratos. ¿Alguien además de Kicillof conocía esta brusca maniobra que en otro momento se hubiese considerado típica de la “patria financiera”?

De un plumazo, cambios bruscos en las reglas de juego actúan de trasfondo con el supuesto objetivo de bajar una cotización del dólar, en un circuito blanco, que está por encima del dólar oficial por el simple y complicado hecho de que el Banco Central no puede abastecer de dólares a los agentes económicos.

Ayer, por caso, los fondos comunes de inversión no paraban de vender bonos en dólares y las empresas de comprarlos baratos. La diferencia se cubría con la pérdida que afrontaron los tenedores de cuotas parte de esos fondos.

Siempre hay un precio ante el cual aparecen compradores y más en el caso de títulos argentinos que rinden una exorbitancia a nivel mundial: casi 10% anual en dólares. Vale recordar, sólo a efectos comparativos, que los bonos estadounidenses a 10 años ofrecen 2,1% anual.

Con semejante diferencia, siempre aparecen compradores dispuestos a correr los riesgos, hasta los que implican los volantazos de Kicillof que, en algún momento, se transforman en ganancias jugosas para algunos.

La realidad del Banco Central es que día a día se va quedando con menos divisas “reales” y no muestra capacidad de recuperación.

Hace casi dos años que las exportaciones vienen en caída y el saldo comercial bajó 95%: si el año pasado el balance comercial dejaba 100 dólares, este año deja 5.

El campo, la principal “fábrica” de divisas del país, al precio actual del dólar oficial, no rinde.

Y los productores de trigo y maíz, peras, manzanas y demás productos de las economías regionales aseguran haber perdido plata y ven un horizonte cargado de nubes como consecuencia del atraso del dólar y de cambios significativos en el panorama externo, a partir de la fuertísima devaluación del real brasileño.

Y ni hablar de los industriales que exportan y que en los últimos meses afrontaron una suba de los costos en dólares mientras que el retraso cambiario les esmeriló los ingresos.

Frente a esa realidad y a un mes de las elecciones, los candidatos empiezan a fortalecer los mensajes para el mundo económico.

Cómo se esperaba, Daniel Scioli se diferenció de Mauricio Macri y anunció que en caso de ser presidente, no sólo será el Banco Central el que fijará el precio del dólar sino que el cepo cambiario seguirá por un tiempo.

En el entorno del gobernador de Buenos Aires trabajan alrededor de un plan de siete puntos a partir de los siguientes postulados:

1) Evitar una devaluación fuerte del peso, con lo cual piensan en un salto cambiario moderado y la eliminación de las retenciones para las exportaciones de trigo, maíz y el resto de los granos y cereales, con la excepción de las de la soja. 

Así buscarán que los exportadores ganen competitividad a partir de considerar “inviable” los impuestos que hoy tienen las exportaciones.

Saben que para moderar el salto cambiario y permitir que el Central fije el valor del dólar serán necesarios más dólares y la permanencia del cepo cambiario para tener control del mercado.

2) Las vías para conseguir dólares serían, básicamente, dos: emitir un bono en dólares para facilitar la repatriación de capitales –un blanqueo que esperan sea exitoso por tratarse de un gobierno que comienza– y además ir a los mercados en forma simultánea al inicio de una negociación con los fondos buitre.

3) La negociación con los bonistas que se quedaron afuera de los canjes es clave para superar el default que deja este gobierno y que, si bien pudo rendirle frutos en términos políticos, empujó a la Argentina a pagar una de las tasas de interés más altas del mundo.

4) Los subsidios a la luz y el gas son uno de los temas más conflictivos: por un lado, representan un beneficio para el bolsillo de la gente pero, por el otro, son un aporte muy importante al déficit fiscal que es, claramente, creciente.

Según técnicos del equipo de Scioli, se podrían bajar subsidios por $ 130.000 millones sin afectar a los sectores menos favorecidos de la sociedad y sólo aumentando las tarifas a sectores que hoy tienen capacidad de ahorro.

5) La gradualidad para el plan antiinflacionario es otro eje. Ya públicamente el gobernador dijo que se propone llevar la inflación a un dígito pero en el término de cuatro años.

6) Para eso buscarían un acuerdo con el fin de que en las paritarias los aumentos salariales se vayan alineando con la inflación y la suba del dólar.

7) Tal vez es uno de los temas más conflictivos y sería simultáneo a otra regla fiscal: que el gasto público suba por debajo de la recaudación impositiva para empezar a reducir, dicen que gradualmente, el fuerte déficit fiscal que deja el tandem Cristina Kirchner-Axel Kicillof.

Desde ya, se trata de borradores sobre los que trabajan los técnicos. Hoy Scioli está concentrado en tratar de ganar la elección.

Si lo logra, deberá esforzarse para conseguir dólares rápidamente porque, seguro, no va encontrar muchos en el Banco Central y, cuanto menos, deberá pasar el verano hasta que lleguen los dólares de la soja.