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ANÁLISIS
Mudanza Kirchnerista. Villalonga: Cristina, líder
08/12/2015

Mudanza kirchnerista, sigilosa y atribulada

La Nación

Algunos pugnan por acomodarse en un nuevo cargo público; otros, por no ir a la cárcel. Algunos evalúan irse del país; otros, volver. Y mientras muchos dicen que necesitan trabajar para llegar a fin de mes -y hasta alguno volvería hacerlo en su ferretería-, otros lo harán para blanquear parte del dinero que acumularon. Son los funcionarios nacionales que, tras más de una década de kirchnerismo en el poder, encaran el final.

La mayoría de ellos, según reconstruyó lanacion durante las últimas semanas, quiere además continuar en la política profesional o, al menos, en la militancia, aunque también hay varios que dan por cerrado ese capítulo. Y no son pocos los que, por las dudas, borran todas las huellas incómodas o comprometedoras.

De hecho, las máquinas trituradoras funcionan a pleno en algunas oficinas de la Casa Rosada, al igual que los procedimientos para eliminar archivos informáticos. También en el Ministerio de Economía -donde las bolsas con papel triturado y los canastos de mudanza son ya algo común-, la Casa de Moneda -donde también se acumulan bolsas gigantescas de papel trozado, al igual que en la unidad antilavado (UIF)- y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), según testimonios coincidentes de funcionarios, empleados y testigos casuales que acumuló LA NACION. También en el PAMI, según denunció la legisladora porteña Graciela Ocaña.

En múltiples organismos, como el Senado, la Inspección General de Justicia (IGJ), Migraciones o los ministerios de Salud y Agricultura, entre otros, se acumulan las designaciones masivas de nuevos empleados. Y se suma la reubicación de personas que saben demasiado. ¿Un ejemplo? A varias secretarias privadas las mudaron a dependencias satelitales, para que "los nuevos" no puedan preguntarles nada ni ellas tampoco puedan contar lo que vieron o escucharon durante estos años. ¿Otros dos ejemplos? En el PAMI, varios funcionarios de carrera se encontraron con que se habían borrado todos sus mails o incluso que les habían cambiado sus computadoras. Y en el Ministerio de Justicia, que ciertos discos rígidos fueron eliminados.

En otras áreas del Estado nacional, por el contrario, sus titulares se preparan para resistir, como en el Banco Central (Alejandro Vanoli), la unidad antilavado (José Sbattella), la Procuración (Alejandra Gils Carbó), la Afsca (Martín Sabbatella) y hasta Radio y Televisión Argentina (RTA), Tristán Bauer.

¿Qué ocurrirá, sin embargo, con las principales figuras? La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo que volverá a El Calafate y planea resguardarse con una división especial de la Policía Federal que contaría con un centenar de custodios. Pero mientras se termina de vaciar su despacho de la Casa Rosada durante el fin de semana largo -y lleva semanas de paulatina mudanza en la quinta de Olivos- también acondiciona su histórico departamento de Recoleta, mientras calla lo que es un secreto a voces a su alrededor: el plan es volver al poder en 2019, y el primer paso para eso serán las legislativas de 2017.

LOS OTROS

Sin pretensiones regionales, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, cuenta con dos sillas presidenciales para acomodarse -en el club Quilmes y en la Asociación Argentina de Hockey-, aunque él miraba con cariño una de las butacas disponibles en la Auditoría General de la Nación (AGN). Y hasta soñaba con quedarse con la presidencia que hoy ocupa Leandro Despouy.

Fernández no la tenía fácil. Eran sólo dos sillas y cinco los postulantes anotados. Uno de ellos, quien finalmente se impuso para el cargo, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien como Parrilli había adelantado que no pretendía resistir desde su cargo actual.

Si finalmente no accede a la AGN (su nombramiento generó fuertes resistencias en la UCR), Echegaray se dedicará, según dijo a LA NACION, a las "consultorías para organismos internacionales". También se sumaría a los equipos técnicos del Partido Justicialista -integra el Consejo Nacional- y retornaría a la Aduana, donde es funcionario de carrera. "Como un empleado más", según indicó, aunque se tomaría "el año y medio de vacaciones" que sostiene que tiene pendiente.

Fernández, Echegaray y el gobernador saliente de Jujuy, Eduardo Fellner, se sumaban como postulantes para la AGN los ya ex titulares del Banco Nación Juan Ignacio Forlón y de la Secretaría de Justicia Julián Álvarez. El oficialismo pretendió imponerlos como auditores, pero la Justicia lo impidió.

Jefe teórico de Álvarez, por su parte, el ministro Julio Alak volverá a La Plata y dice que reabrirá su estudio jurídico. También buscará relanzar el PJ local tras la debacle del intendente Pablo Bruera, según adelantó a LA NACION, y volverá a sus "clases de Derecho Constitucional en la Facultad" de la Universidad Nacional.

También retornará a su casa en las afueras de La Plata otro ministro saliente, Florencio Randazzo. Contador, su mujer tiene un salón de fiestas en la ciudad, pero él baraja "varias ofertas laborales del sector privado", según deslizan a su lado, aunque callan las precisiones.

Todo lo contrario ocurre con Lino Barañao, al que Mauricio Macri le ofreció continuar como ministro de Ciencia y Tecnología. Ya había desalojado su oficina, según contó él mismo, y hasta les había prometido a sus hijos irse juntos de vacaciones, que ahora deberán esperar.

Otro que ya retornó a La Plata, en cambio, fue el ex ministro de Economía y embajador saliente ante la Unión Europea Hernán Lorenzino. El sábado 28 de noviembre volvió en silencio al país, donde, según contó entre sus íntimos, no tiene claro qué hará, aunque no descartó reafincarse en su Puerto Madryn natal.

CONSULTORA Y A JUICIO

Su ex jefe en el Palacio de Hacienda Amado Boudou dice que él, Lorenzino y el ex secretario de Finanzas Adrián Cosentino montarán una "consultora". Pero su desafío más urgente será que el juez federal Ariel Lijo se encamina a enviar a juicio oral el expediente sobre el "caso Ciccone", por el que está procesado, al igual que su socio José María Núñez Carmona, ahora rubio y con un pie en Málaga, España.

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, en tanto, se reacomodará como legislador porteño, mientras que sus pares de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación Federal, Julio De Vido, se mudarán al Congreso, donde ocuparán una banca como diputados, al igual que el secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" de Pedro.

Dos que volverán a su "pingüinera", como la apodaban con orgullo, serán la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, gobernadora electa de Santa Cruz, y, al parecer, el secretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, tras su candidatura fallida a vice junto a Daniel Scioli.

Por el contrario, dos que planean viajar mucho o incluso quedarse afuera son el hoy canciller Héctor Timerman, quien decía que cuando saliera del Palacio San Martín se dedicaría a escribir sus "memorias", pero ahora le dijo a un colega del gabinete que se dedicaría a viajar durante "los próximos tres años". Y la embajadora ante la Casa Blanca, Cecilia Nahón, pretendería quedarse en Washington, según cuentan en la cancillería argentina. Ya sea con un puesto en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o en una ONG, mientras su marido, Sergio García Gómez, trabaja en la embajada de México, de donde es oriundo, como jefe de la Oficina de Asuntos Económicos.

El mismo cargo, pero en la embajada argentina en Roma, es el que ocupa el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Lo último que se sabía de él fue cuando lo abucheó un grupo de argentinos tras descubrirlo en la Plaza San Pedro hasta que, el jueves pasado, lo recibió el papa Francisco. A diferencia de Nahón, él sí pretende retornar al país y, según un allegado, volver a "la ferretería mayorista que hoy le maneja su hijo".

Los que por ahora afrontan el horizonte más complicado son, por último, los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi. Ya en juicio oral por la tragedia de Once, el fiscal pidió para ellos 11 y 10 años de cárcel. Pero sin duda no serán los únicos que desfilarán por tribunales.

LOS QUE RESISTEN

Alejandro Vanoli

Presidente del BCRA

A pesar de que en los últimos días Alejandro Vanoli dio señales de que podría renunciar, si no lo hace, según establece el reglamento del BCRA, Macri sólo podría decretar su remoción por "mal desempeño". Para ello, debe contar con el consejo de una comisión del Congreso presidida por el presidente del Senado e integrada por los titulares de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Economía y por los titulares de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas de Diputados

Martín Sabbatella

Titular de la Afsca

Martín Sabbatella acumula críticas por la aplicación selectiva de la ley de medios, y así beneficiar o perjudicar a empresarios. Cambiemos indicó que espera que presente su renuncia, pero Sabbatella afirma que continuará en el cargo hasta que venza su mandato, en 2017. Para removerlo, Macri deberá lograr que lo apruebe el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual con el voto de dos tercios de sus integrantes, "mediante un procedimiento en el que se garantice el derecho de defensa"

Alejandra Gils Carbó

Procuradora general de la Nación

Aunque hubo contactos entre la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y el macrismo, en las últimas horas se cortó. El equipo del presidente electo le adelantó que aún esperan su renuncia. Si se resiste, para removerla se deberá promover su juicio político en el Congreso y seguir el mismo camino legal para remover por "mal desempeño" a los miembros de la Corte Suprema. Debe contar con el apoyo de otras fuerzas en Diputados y "dos tercios de los miembros presentes" en el Senado

Tristán Bauer

Presidente de RTA

Tristán Bauer, el presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA), el multimedios oficial, dijo que no renunciará y que su mandato vence en 2017. Según la ley 26.522, la remoción de Bauer sólo podrá concretarse conforme al estatuto de la RTA. El decreto 1526/09 fija que se lo podrá apartar tras garantizarse su derecho de defensa y por "procesamiento firme por delitos dolosos, negligencia grave, morosidad en el ejercicio de sus funciones, desconocimiento del derecho e inhabilidad física o psíquica"

José Sbattella

Titular de la UIF

Investigado en varias causas penales, el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella, también envió señales de que no renunciará a la unidad antilavado y que completará su mandato, que vence en febrero de 2018. Según lo establece la ley 25.246, Macri podría removerlo de su cargo "cuando incurrieren en mal desempeño de sus funciones o en grave negligencia, cuando resultaren condenados por la comisión de delitos dolosos o por inhabilidad física o moral posterior a su designación"

 

Cristina Kirchner, líder de la oposición

La Gaceta

JULIO VILLALONGA

La presidenta Cristina Kirchner decidió, el mismo día en que perdió la provincia de Buenos Aires gracias a su elección de Aníbal Fernández como candidato, acelerar los tiempos de lo que igual hubiera sido su derrotero si Daniel Scioli, su presunto candidato, ganaba las presidenciales. El catalizador fue aquella derrota. Y desde entonces, rodeada de su guardia personal de dirigentes de La Cámpora, comenzó un proceso de radicalización que tiene como fin instalarse cómodamente como la única opositora legítima de Mauricio Macri.

Lo dijo de varias maneras. En uno de sus últimos actos apuntó: “Los traidores son necesarios, sin traidores no hay leales. ¿Si no hay traidores, cómo sabés quiénes son los leales?”

Este domingo, en pleno sainete por el traspaso ritual de los atributos del mando, un habitual portavoz de los corps neocamporistas, se encargó de llamar personalmente a decenas de periodistas para pedirles que publicaran la carta que la Presidenta subió a las redes y en la que se quejaba amargamente de los gritos de su sucesor.

Autoinstalada en ese limbo político, CFK se regodea en una épica de la resistencia que comenzó hace tiempo porque le daba igual quien ganara porque cualquiera sería el objeto de su oposición, más tarde o más temprano.

Terminó siendo Macri - antes que temprano- y a esta altura es irrelevante si Cristina “construyó” al candidato, si desde un principio quiso que fuera él, o si las cosas terminaron siendo así por el devenir de la historia. Es para psicólogos el análisis de los fallidos políticos de la Presidente, que no quiere ahora entregarle la banda y el bastón porque “no se los merece”, pareciera decir, con gesto teatral. Y es también para cualquiera que no sea terapeuta, porque los indicios se acumulan. Cristina considera que el peronismo acompañará los primeros tiempos de la gestión de Cambiemos. “Son unos tibios”, les dirá a sus íntimos, que con Máximo al frente coincidirán con movimientos afirmativos de sus cabezas.

Ahora bien, la postura de la mandataria saliente es doblemente peligrosa porque busca arrastrar en su línea a la mayor cantidad de legisladores posible para armar un bloque consistente “ideológicamente” (si ser K es abrazar una ideología) y absolutamente refractario a las negociaciones. Se constituirán en un grupo de denuncia, como ya lo están anticipando todas sus declaraciones y actitudes. De denuncia de propios y ajenos: a los primeros, por “acuerdistas”. Ella los “necesita”, dijo, para establecer quiénes son los leales. Y a los segundos, por lo obvio, porque serán su frontón, “el otro”, los “usurpadores” –casi– del poder popular. Lo que comienza es un intervalo, apenas, del proceso de construcción política que se inició hace más de una década. Porque, naturalmente, Cristina quiere volver en cuatro años, para lo cual trabajará en la demolición del peronismo en revulsión que deja atrás y en el nuevo oficialismo que liderará Macri.

La única posibilidad de regreso del cristinismo será, entonces, una nueva crisis, el caos. Paradójicamente se parecerá entonces a Eduardo Duhalde y, en algún sentido, a su heredero político, Sergio Massa, que hace un año advertía sobre el Apocalipsis y blandía la “carta” de Roberto Lavagna como “piloto de tormentas”.

Los representantes del caos no pudieron con el avance arrollador de la “ola amarilla”. Y aunque tiñeron de alarmismo a Scioli, terminaron por diluirse con los últimos cómputos el pasado 22 de noviembre.

Es cierto que Macri llega al poder con debilidades. La principal es que ganó por una distancia que muestra a un país partido en dos. Y a su mayoría, también dividida porque una porción de quienes lo votaron lo hicieron por rechazo al continuismo, no por amor al cambio. Pero así, algo nuevo para los argentinos, es el resultado de las segundas vueltas. Quienes surgen de un balotaje tan apretado, deben revalidar luego casi desde cero su estrenado poder. Lo mismo le habría ocurrido a Scioli. Lo mismo le pasó a Néstor Kirchner, aunque el segundo paso nunca se cumplió.

El problema de Macri será también su “republicanismo”, si termina siendo cierto. En un país donde el peronismo en todas sus formas ha demostrado poco apego a la institucionalidad democrática -en consonancia con la baja demanda de esos atributos por parte de la sociedad-, el nuevo presidente deberá hacer equilibrio entre su necesidad de fortalecer sus bases de sustentación y el imperativo de respetar las formas. El radicalismo fue clave como maquinaria electoral y servirá para administrar municipios y provincias, pero ya ha demostrado con creces que no es la argamasa que se necesita para dotar de gobernabilidad a una gestión que comienza asediada.

Macri confía en que CFK estará aislada. Y en la responsabilidad de varios dirigentes peronistas. El senador Miguel Pichetto no se dejó arrastrar al abismo cuando cedió los cargos en la Cámara alta para que el nuevo gobierno cuente con una cadena de mandos propia. Era lo lógico pero su colega y vice electa, Gabriela Michetti, no dejó pasar el gesto y lo agradeció.

Probablemente no haya muchos actos de este tipo para destacar en el futuro. La actitud de Cristina obligará a la polarización, lo que será un desafío y una oportunidad. Desafío porque habrá remezones diarios; y oportunidad porque una década de crispación hizo mella en muchos dirigentes hasta ahora dentro del espacio del oficialismo que leyeron el resultado de las urnas y entendieron que no hay mucho espacio para seguir forzando la pelea por la pelea misma.

La épica K se va dejando apenas un par de herencias: no será fácil –legislativamente hablando- que se desmonte el aparato de ayuda social creado por el gobierno saliente: hay vastos sectores de la sociedad que necesitan de la ayuda del Estado para sostenerse. La cuestión es cómo se financia el gasto social, no si debe existir o no, como plantean algunos economistas ortodoxos cercanos a Macri. El desendeudamiento no es una virtud en sí mismo, aunque para un país como el nuestro, deuda-dependiente, no está mal haber reducido la “ratio” histórica entre acreencias y PIB.

Macri deberá dar el examen más difícil de su carrera política para recibirse de presidente: la economía real, el poder real, lo esperan después del próximo jueves. Puede estar tan cerca del Cielo como del Infierno.


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