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OPINIÓN
Pagni: Ensayo de ruptura. Rossi: ¿Pagan impuestos los subsidios a las empresas?. Bonelli: Corrupción K
11/12/2015

Ensayo de ruptura con lo viejo

La Nación

CARLOS PAGNI

Mauricio Macri asumió ayer la presidencia sin anunciar, como ha sido la costumbre, el amanecer de una nueva era. Se conformó con prometer un nuevo estilo. Esa propuesta contrasta con el modo en que los Kirchner, Cristina sobre todo, ejercieron el poder.

Es lógico: Macri se sostiene en gran medida en un consenso negativo respecto de sus antecesores inmediatos. Sin embargo, hubo gestos y palabras que insinuaron que la innovación pretende ir más allá. Que lo que comenzó es un ensayo de ruptura con algunas convenciones generales para manejar la vida pública.

Frente a la Asamblea Legislativa, Macri fue más Macri que nunca. Declaró, como viene haciendo desde que ingresó a la política, la cancelación de toda épica.

Y lo hizo por la negativa: no a la mistificación discursiva, no al providencialismo caudillesco, no a la acumulación de poder por la vía del conflicto. Reivindicó la independencia judicial con una fórmula que atrapa las dos caras del problema: a los jueces ansiosos por ponerse un nuevo yugo les aclaró que esta vez "no son bienvenidos si quieren ser instrumentos nuestros". También prometió ser implacable con la corrupción. Como Menem, como Kirchner, en el mismo lugar, en la misma escena. El compromiso ha quedado tantas veces incumplido que su repetición parece más una audacia que un lugar común. Las precisiones programáticas no fueron más que las de la campaña. Pobreza cero. Lucha contra el narcotráfico. Diálogo para reconciliar a los argentinos.

Macri podría haber definido su propuesta en los términos estrictos de la tradición liberal. Es decir, un consenso que no se construye sobre contenidos sino sobre reglas. En otras palabras: kirchnerismo a la menos uno. Pero habría sido un alarde conceptual. Y la pretensión del nuevo presidente es que su administración sea vista como un conjunto de especialistas abocados a ofrecer soluciones específicas a problemas tangibles.

Ese mensaje, que ya estaba sugerido en el diseño del gabinete, es también el espejo invertido de los últimos 12 años. Los Kirchner interpretaron el gobierno como el triunfo del deseo sobre el saber profesional. Si se presionaba como correspondía, donde correspondía y a quien correspondía, aparecería el gas donde no lo había, o bajarían los precios que tendían a aumentar. Macri ensayará el ejercicio opuesto. La receta de los expertos se legitimaría por sus resultados hasta generar un consentimiento vinculante. Los Kirchner apostaron a que la política doblegaría a la técnica. Macri confía en que la técnica salve a la política.

Sería incorrecto pensar que es un experimento ideado por un nuevo líder. Es la sociedad argentina la que está experimentando. Al cabo de un ciclo en el que el poder fue concebido como una hegemonía redentorista, capaz de absolver las miserias del presente en una utopía que está siempre por llegar, el país parece haber optado por la eficiencia tecnocrática. Puso el gobierno en manos de un partido nuevo, que es el eje de una coalición en construcción. Y reemplazó a una heroína bastante sobreactuada por un ingeniero retraído frente a la muchedumbre, que no sube al trono entonando un cantar de gesta, ni radica su propuesta en una genealogía.

Éste fue el mayor contraste entre las palabras de Macri y las interminables arengas de su predecesora: quedó suspendida la obsesión retrospectiva. Después de una larga década en la que el poder manipuló el pasado para dominar el presente, el nuevo mandatario inició su período con un discurso sin referencias a la historia. Su mensaje careció de Rosas o Perones; tampoco tuvo un Néstor; ni siquiera un Alfonsín que cobije a los socios radicales. El único homenaje fue a Frondizi, un precursor cuyo ecumenismo está facilitado por carecer de descendencia. Macri tampoco habló de coalición. Ni del gobierno de un partido. Lo suyo es un equipo y un DT. Más allá, con pocas mediaciones, está la gente.

Esta presentación es, en sí misma, una estrategia política. Acaso la más adecuada para alguien que carece de mayoría en el Congreso. Y cuyo caudal electoral debe ser, en gran medida, fidelizado. Parte de la base social en la que se sostiene Macri está amalgamada por el rechazo al kirchnerismo. Él tiene, es verdad, una ventaja: Cristina Kirchner está poniendo lo mejor de sí para que esa plataforma se mantenga. Pero no alcanza. Las declaraciones de neutralidad partidista frente a la Asamblea fueron el marco de un programa cuyos primeros pasos son la reunión de hoy con los ex candidatos presidenciales, y el almuerzo de mañana con los gobernadores. Además de una virtud, la conciliación es una necesidad.

Por eso la dirigencia de Cambiemos indaga los signos de la interna peronista. El boicot que organizó la ex presidenta indignó en el propio partido. Dirigentes que estuvieron en silencio, como Carlos Ruckauf, por ejemplo, condenaron que hubiera "legisladores que no asistieron a la jura, sin respetar la voluntad popular". El sabotaje superó lo previsto. Dilma Rousseff aterrizó después de estar sobrevolando una hora el aeroparque porque Agustín Rossi, el ex ministro de Defensa, se fue sin firmar la exclusión aérea. Debió hacerlo el jefe de la Aeronáutica.

Macri y sus colaboradores saben que la armonía general depende de la fragmentación del adversario. Por eso celebraron la rebelión del PJ. Entre los gobernadores que asistieron a la inauguración estuvo, por ejemplo, la fueguina ultrakirch-nerista Rosana Bertone. Hubo diputados del Frente para la Victoria de Jujuy, La Rioja y Tucumán. Y los senadores tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin.

En ese paisaje federal los dirigentes del oficialismo destacan al salteño Juan Manuel Urtubey, influyente en el Noroeste y sobre todo en Catamarca, donde su primo Dalmacio Mera Figueroa es vicegobernador. Además de amagar con una secesión, Urtubey tiene para Cambiemos otra cualidad: es el rival de Sergio Massa. El equipo de Macri quiere reducir la dependencia de Massa, sobre todo en Diputados. La razón es práctica: Massa enfrentará al Gobierno como candidato a senador bonaerense dentro de dos años. La relación con él alternará los abrazos con las puñaladas. Massa, astuto, acordó con María Eugenia Vidal el control de la Legislatura bonaerense sin comprometerse en el orden nacional.

El duelo entre Massa y Urtubey por el liderazgo poskirchnerista atrae por su simetría. Massa adelantó un alfil en tierra de su rival: el intendente de Salta, Gustavo Sáenz, fue su candidato a vice. Urtubey planea la jugada recíproca, pero su socio, Julián Domínguez, se demora. Sigue paralizado por el terror a la ex presidenta.

La necesidad de relanzar la economía es otro factor que puede contribuir a la gobernabilidad. Será el tema del almuerzo con los gobernadores. El presidente porteño pretende que se lo reconozca como un federalista. Por eso incorporó a los líderes provinciales a la administración del Plan Belgrano de infraestructura, que conducirá el radical José Cano.

Los mandatarios que se encontrarán con Macri sufren, con distinta intensidad, angustias financieras. Alfredo Cornejo, por ejemplo, recibió Mendoza con un déficit de $ 8000 millones. Y el rojo que acusa Vidal en Buenos Aires es de $ 42.000 millones. El malestar cambiario podría facilitar un diálogo con proyecciones sobre el Congreso. El retraso del dólar y las retenciones asfixian a las economías regionales. Estas dificultades heredadas son el tejido del nuevo sistema de poder. Se entiende, entonces, que la vibración de la épica haya sido reemplazada por el tono menor del tecnicismo.

COLUMNA: ¿PAGAN IMPUESTOS LOS SUBSIDIOS A LAS EMPRESAS?

El Cronista

NÉSTOR ROSSI

En esta columna publicada en el diario El Cronista, el experto explica elimpacto tributario que tienen 14 años después de su implementación como medidas de emergencia, los subsidios. Sólo las transferencias para los sectores energéticos y del transporte en 2015 alcanzan $180 mil millones.

Texto de la columna publicada en el diario El Cronista:

Catorce años después de su implementación como medidas de emergencia, los subsidios se han multiplicado exponencialmente. Sólo las transferencias para los sectores energéticos y del transporte en 2015 alcanzan $180 mil millones.

Desde el congelamiento de tarifas, los licenciatarios experimentaron un escenario de costos crecientes que el Estado intentó contrarrestar con subsidios soportados por el presupuesto público, llamados transferencias al sector privado para financiar gastos corrientes.

En el Impuesto a las Ganancias, si bien las empresas están gravadas por la totalidad de las rentas que obtengan, una visión distinta existe a partir de antecedentes del Tribunal Fiscal de la Nación (TFN), interpretando que los objetivos perseguidos al establecerse el subsidio por parte del Estado son contradictorios con la incidencia del impuesto sobre ellos. La Cámara se pronunció solo en uno de los casos en contra de la decisión del TFN y la Corte no lo hizo sobre la cuestión de fondo.

Asimismo, los subsidios compensatorios de tarifas por mayores costos no están gravados con el IVA, condición que no afecta el cómputo pleno de créditos fiscales, ya que las adquisiciones que realiza el licenciatario son necesarias para la prestación de los servicios. Un análisis exhaustivo se requiere para discernir si el IVA incide sobre subsidios que, para su obtención tengan previsto la realización de obras, dado que si bien la AFIP los ha entendido gravados, existen otros pronunciamientos administrativos y jurisprudenciales en sentido contrario.

En general, las provincias excluyen de la incidencia del Impuesto sobre los Ingresos Brutos a los subsidios y subvenciones. A pesar de ello, han pretendido gravarlos, asimilándolos a precio del servicio, existiendo fallo de la Corte, que revirtió algunas de esas pretensiones, con basamento en que, siendo franquicias soportadas por la Nación, las provincias deben resignar su pretensión tributaria.

La última campaña presidencial acusó recibo de la importancia de los subsidios en el presupuesto nacional. La mayoría de las empresas licenciatarias afrontan situaciones económicas financieras delicadas, que las obligan a extremar la búsqueda de eficiencias en la aplicación de sus recursos.

En la medida que tales subsidios disminuyan a futuro como consecuencia de cambios de política económica, el impacto impositivo sobre ingresos que los suplanten, afectará la ecuación económica de las empresas yde los Fiscos.

Dada la relevancia que los subsidios significan actualmente sobre los ingresos del sector, la posibilidad de diferenciar el tratamiento fiscal a otorgar a los mismos, atendiendo su naturaleza distinta a las tarifas, es una evaluación que debería estar presente en la agenda de trabajo de los hombres de negocios del sector.

También serían aconsejables cambios normativos que eliminen la incertidumbre que genera esta temática.

Corrupción K: ¿por eso Cristina rompió con Macri?

Clarin

MARCELO BONELLI

Mauricio Macri tiene –a partir de hoy– un gran desafío: dejar atrás el estancamiento y que la economía comience un nuevo sendero de crecimiento.
Antes le espera una dura tarea política: sincerar las variables que hereda de Cristina Kirchner y corregir los fuertes desequilibrios macroeconómicos.
El discurso de ayer del Presidente provocó satisfacción en el movimiento empresario: habló de la unidad, parafraseó a Arturo Frondizi e insistió en la necesidad de generar las condiciones para la inversión y el desarrollo.
Ahora todos esperan la presentación que hará el lunes en la Unión Industrial, frente a la comunidad de negocios. Macri hablará ante 1.600 empresarios y la cúpula del Grupo de los 6. Junto a Adrián Kaufmann Brea, cerrará la Conferencia Industrial y hará su primera presentación como Presidente en una cumbre empresaria.
Las entidades han tomado la decisión política de salir a apoyar al nuevo gobierno y darle un voto de confianza. Los detalles se conocieron en el último encuentro del G-6. 
En esa reunión, los hombres de negocios ventilaron una información inquietante. Según ellos, el conflicto que terminó con la ausencia de Cristina en los actos se inició durante una reunión que, en la Quinta de Olivos, sostuvieron a solas Cristina y Macri.
Contaron que allí Cristina reclamó garantías explícitas de Macri para frenar investigaciones sobre la corrupción kirchnerista. Ahí defendió a Alejandra Gil Carbó. Las fuentes dicen que Macri se sorprendió y respondió: “Cristina, yo no manejo la Justicia y no voy a poder garantizarte nada.” La reunión terminó de inmediato.
Escucharon la versión Adrián Kaufmann Brea, Jorge Brito, Carlos de la Vega, Luis Etchevere y Juan Chediack. Juraron absoluta discreción, pero todos conocen que las denuncias de corrupción atormentan a la ex presidenta.
En el G-6 también admiten que la herencia económica de Cristina deja márgenes estrechos. Macri –dicen– está obligado a dar señales concretas de gobernabilidad y generar un consenso político en favor de las correcciones.
Ya habló del tema en privado –el miércoles– con Sergio Massa. Hoy recibe a Daniel Scioli y a Margarita Stolbizer. 
Para eso, sus equipos deben dar muestras de solvencia técnica al encarar los fuertes desajustes y presentar un plan económico que cierre monetaria y fiscalmente.
Alfonso Prat Gay y Federico Sturzenegger trabajan, en silencio, en un sinceramiento de la economía, que consistirá en dos medidas iniciales:
– Un salto cambiario, con un dólar unificado que costaría por encima de los 14 pesos. Ese billete podría cotizar al inicio más alto, como el dólar Bolsa.
–Un aumento fuerte de la tasa de interés doméstica, para mantener controlado el tipo de cambio en el corto plazo.
Prat Gay también mantiene informados a los líderes políticos. Compartió un desayuno con Massa y le confió: “Al comienzo la tasa aumentará todo lo que sea necesario.”
Ambas decisiones buscan desandar el dañino camino del atraso cambiario que generó Axel Kicillof y así ponerle un torniquete a la evaporación de las reservas. Kicillof dejó el BCRA vacío de dolares.
El equipo económico evalúa el momento de las decisiones. Hoy podría haber algunos anuncios, pero todo se concentra para la semana próxima.
Tienen el freno de Jaime Durán Barba: el publicista no quiere que las malas noticias opaquen el inicio de gobierno de Macri.
En la intimidad, Prat Gay confía en que el efecto negativo inicial será transitorio y que después dará frutos una de sus especialidades: la instrumentación de pautas monetarias y de inflación bianuales decrecientes.
Fue lo que llevó adelante durante su mandato en el Banco Central. Le costó un enfrentamiento con Roberto Lavagna y la ruptura final con Néstor Kirchner.
Ahora tiene una ventaja inmediata: en el movimiento empresario existe un aval para la normalización económica.
Así se expuso el miércoles en el encuentro de los “jefes” de las empresas españolas que acompañaron al rey Juan Carlos. Fue comandado por Joan Rosell, titular de la poderosa Confederación Española de Organizaciones Empresarias y participaron el jefe de Telefónica de España, César Alierta, y el embajador Estanislao Grandes Pascual. Los hombres de negocios ibéricos coincidieron en sostener que se abrirá una etapa propicia a las inversiones, pero quieren conocer el plan económico integral.
Igual, ninguno de los ajustes se hará sin antes aumentar el volumen de las reservas. Como adelantó Clarín, se confirmó que negocian vías para reunir unos 15.000 millones de dólares. El contacto con el secretario del Tesoro Jack Lew apunta a eso. La conversación fue el jueves pasado y lo difusión, un día después.
La misión de Luis Caputo a Manhattan tuvo el objetivo de desbloquear restricciones para armar una mega-operación financiera con Wall Street. 
Se trata de lo siguiente: se haría a través del BCRA y colocando Bonar 2024 a un pool de bancos extranjeros. Sería por 5.000 millones de dólares y estarían Deutsche Bank y JP Morgan.
Caputo comunicó la iniciativa a Daniel Pollack. El Gobierno busca que el juzgado de Thomas Griesa no afecte la transacción. 
En principio, la ingeniería de la colocación está exenta de la jurisdicción de Griesa: el BCRA no es objetivo de persecución del tribunal de Manhattan.
Pero Caputo también le trasmitió a Pollack una definición política clave: a partir de marzo, Macri tiene la decisión de buscar una solución al conflicto con los fondos buitre. 


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