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ANÁLISIS
Arellano y Jiménez: El error de cálculo de Piñera
13/05/2016

El error de cálculo de Piñera y el jaque del proceso constituyente

MINING PRESS/EL MOSTRADOR

 J. ARELLANO Y M. JIMÉNEZ

Dicen que es un síntoma claro de los problemas y falencias políticas de fondo que atraviesan a la oposición. Debido a la incapacidad de la coalición Chile Vamos para ponerse de acuerdo sobre cómo enfrentar el proceso constituyente, en un intento por marcar un liderazgo interno, el ex Presidente Sebastián Piñera trató de establecer públicamente una ruta clara a seguir, pero en vez de alinear las huestes, solo logró prender la mecha que desató –esta semana– un ácido debate interno, plagado de señales contradictorias y conflictos en su propio sector.

En la edición del domingo 8 de mayo de El Mercurio, Piñera publicó una extensa carta abierta titulada “Una mejor Constitución para Chile”, donde criticó duramente el proceso liderado por La Moneda. “Actualmente el gobierno de la Nueva Mayoría está impulsando un proceso constituyente que adolece de tres grandes debilidades: 1. Ha concentrado toda su atención en los medios o mecanismos para lograr una Nueva Constitución y ha olvidado los principios y contenidos fundamentales que queremos inspiren nuestra Constitución. 2. No ha dado las necesarias garantías básicas para que el proceso de participación ciudadana sea transparente y ecuánime. Y 3. Ha insinuado un escenario engañoso en torno a un mito respecto del pasado y una utopía respecto del futuro. El mito del pasado es que la causa de todos nuestros problemas sería el denominado 'Modelo Neoliberal' y la utopía del futuro, que la Nueva Constitución sería la solución a todas las dificultades de Chile”, reza el texto.

Difundida la misiva, en el seno de la derecha fue tema obligado y explicaron en privado que el ex Mandatario cometió la equivocación de dilatar en exceso la decisión de marcar una pauta de acción y dejó pasar demasiado tiempo –agregaron en RN–, convencido, por las encuestas que maneja, de que el tema de una Nueva Constitución no es un asunto prioritario para la gente, como el empleo o la delincuencia. Pero la semana pasada la última encuesta Adimark arrojó que sí hay interés público por el tema: un 64% dijo que tenía “mucho o algo” de interés en participar y un 70% aseguró estar informado del proceso constituyente, cifras que en la derecha aseguran convencieron a Piñera de salir y marcar una posición pública.

Así, cuando finalmente se pronunció el domingo, ya las bases de RN, varios parlamentarios y dirigentes, tenían opinión formada y a pesar de que muchos discrepan del método definido por el Gobierno, igual se habían sumado y estaban participando en los cabildos en todas las regiones. “La carta pública fue un intento de tratar de ordenar a la coalición, pero no le resultó, ya era tarde, dilató mucho”, sentenciaron en RN.

En el texto, Piñera pidió al Ejecutivo que “corrija todos los sesgos y desprolijidades cometidas hasta ahora en el proceso de participación ciudadana que impulsa: ausencia de un sólido marco jurídico que regule el proceso, designación sesgada de los facilitadores, atribuciones insuficientes del Consejo de Observadores, intervención indebida de funcionarios públicos, publicidad engañosa y uso de recursos públicos en favor de una visión determinada, de manera que el proceso de participación ciudadana recoja con ecuanimidad y transparencia la verdadera visión de los ciudadanos. Y por último, no crear falsas expectativas ni visiones voluntaristas respecto de la naturaleza y rol que la Constitución puede cumplir en una sociedad democrática”.

La carta pública fue un intento de tratar de ordenar a la coalición, pero no le resultó, ya era tarde, dilató mucho

Pero días antes, el 5 de mayo, el senador RN Manuel José Ossandón –quien ya ha anunciado públicamente su intención de ser candidato presidencial el 2017– se reunió en La Moneda con el ministro de la Segegob, Marcelo Díaz, y anunció desde el patio de Los Naranjos que él se iba a sumar a los cabildos locales. Llamó a participar en ellos, dijo que haría uno en Puente Alto y aseguró que la derecha “esta cometiendo un error gravísimo” al no ser parte de esta iniciativa. Ese día, el parlamentario se ganó la portada a todo color del vespertino La Segunda y no son pocos los que en la derecha aseguran que eso le cayó como piedra al ex Mandatario. Lo dejó en jaque y fue una motivación más para involucrase en el tema constitucional y publicar esa carta, precisamente para intentar contrarrestar lo hecho por Ossandón.

Es más, el diagnóstico interno en RN es bastante rudo. Dicen que este fue un gallito que ganó Ossandón, que se instaló públicamente liderando positivamente el tema, considerando que las bases de la colectividad en regiones ya están participando en los cabildos y, por lo mismo, cuando termine el proceso, ese papel que jugaron “será una tremenda demostración de fuerza interna” para el senador por Santiago Oriente.

El ex Presidente Piñera esbozó en esa carta los principales temas que a su juicio debe contemplar una reforma a la Constitución: “Modernizar el actual régimen presidencial para lograr un mejor equilibrio entre las funciones de los distintos poderes del Estado, robusteciendo las atribuciones del rol del Congreso. 2. Fortalecer los derechos de las personas, incluyendo la creación de un Defensor de las Personas, que actúe tanto a nivel político como administrativo en su defensa. 3. Consagrar a nivel constitucional los deberes del Estado con la sociedad y las personas, como velar por el acceso y la calidad de la educación y la salud, la seguridad ciudadana, la protección del medio ambiente, la lucha contra la pobreza y el logro de una efectiva igualdad de oportunidades. 4. Establecer un mejor equilibrio entre el rol subsidiario y el rol solidario del Estado, puesto que ambos son complementarios y se necesitan y refuerzan mutuamente. 5. Impulsar la descentralización, traspasando funciones, atribuciones, autonomía y recursos a los gobiernos regionales y comunales, y mejorando sus mecanismos de participación, transparencia y fiscalización. 6. Dar autonomía a servicios públicos como la Fiscalía Nacional Económica, el Servicio de Impuestos Internos, el Instituto Nacional de Estadísticas, las superintendencias. 7. Modernizar la Contraloría General de la República y asegurar la necesaria autonomía del Banco Central. 8. Modernizar y agilizar el funcionamiento del Congreso y el Poder Judicial”.

Pero el texto no generó el efecto que deseaba Piñera, es más, gatilló molestia interna –afirmaron dirigentes de Chile Vamos– en el seno de la comisión constitucional de la coalición, ya que por meses trabajaron una serie de propuestas que fueron dadas a conocer este jueves 12, pero que quedaron eclipsadas porque que el ex Presidente se adelantó y, aunque habló del trabajo de este equipo, mostró como propios dichos insumos.

En el texto nunca manifestó explícitamente la idea de marginarse de los cabildos, afirman que principalmente para no pelearse públicamente con Evópoli, colectividad liderada por el diputado Felipe Kast, que apoya la opción de un regreso de Piñera a La Moneda, pero que en este tema no se ha alineado con su abanderado y es partidaria de participar en los cabildos. No es casual que, dentro del monitoreo que ha hecho el ex Mandatario sobre el tema desde el domingo, una de las conversaciones directas el lunes haya sido con Kast.

Sin embargo, a pesar de la ambigüedad que ha mostrado en ese punto el ex Mandatario, en la derecha nadie tiene dudas en cuanto a que su posición es la de restarse, especialmente por el discurso público y el papel que ha jugado estas semanas el diputado RN, Nicolás Monckeberg, conocido como delfín de Piñera y uno de sus operadores de confianza en el partido. “Si Piñera no estuviera en contra, Monckeberg no haría ni diría nada”, sentenció un alto dirigente de la colectividad.

En el partido afirman que el diputado habla por Piñera y no pasó inadvertido el gesto que tuvo el martes 10, cuando escoltó en el hall de la Cámara Alta al senador RN, Andrés Allamand, ya que ambos el día previo habían apoyado el voto político del consejo de Chile Vamos en el que no se contempla participar del proceso.

Carrera desatada

No solo no pudo aplacar el desorden interno en la derecha sino que, con el correr de los días, Piñera quedó bastante solo y en la vereda de las posturas “más recalcitrantes” del debate. Este jueves 12 de mayo, el ministro Díaz se reunió con representantes del Hogar de Cristo en La Moneda, quienes informaron su decisión de sumarse al proceso constituyente. “Ellos van a organizar encuentros en todas las regiones y nos plantearon propuestas, que vamos a trasladar al Consejo Ciudadano, para poder repensar algunas medidas que faciliten la participación de sectores menos favorecidos de la sociedad”, dijo el vocero PS.

La cita fue observada por dirigentes de derecha, entre quienes hicieron el crítico análisis de que mientras todas las semanas La Moneda suma a distintos sectores de la sociedad, incluida una parte de su propio sector, la coalición aparece públicamente dividida, peleada, sin rumbo e incapaz de ordenarse. “Este es un tema que no se puede esquivar, ya se incorporó la Iglesia Católica, los evangélicos, los gremios empresariales, los sindicatos”, advirtieron desde la mesa de RN.

En esa línea, el timonel de RN, Cristián Monckeberg, salió públicamente a marcar su posición en la semana, a pesar –agregaron en el partido– de todas las presiones que tuvo los días previos para neutralizarlo.

El lunes Monckeberg se retiró de la sede de Libertad y Desarrollo donde se reunió el consejo de Chile Vamos y no votó. Internamente había apostado por una redacción que incluyera la participación en los cabildos con una fuerte fiscalización, punto que no logró imponer, razón por la cual bajó sus cartas públicamente después en una entrevista en Radio Cooperativa: “Yo no quiero que nuestro sector se reste de esta conversación constitucional o debate constitucional, porque al final nos va a costar caro, porque si nosotros nos restamos, la Constitución la van a hacer unos pocos, a gusto de unos pocos y no creo que sea la idea”, dijo en Radio Cooperativa.

El debate interno en la derecha sobre este punto oscila –explicaron en la propia coalición– desde el temor de algunos sectores internos de que los cabildos son una “trampa” y que La Moneda tiene una carta bajo la manga, una suerte de Constitución “chavista”, por lo que si ellos participan terminarán legitimándola. Este punto ha sido intensamente discutido entre los partidos y para muchos -especialmente los que adhieren a participar en el proceso– ha sido despejado con sus propios contactos con el mundo de la Nueva Mayoría, donde les han aclarado el panorama.

Otro sector asume que, más allá de las críticas al mecanismo, es inevitable que este y el próximo año sean marcados por el debate constitucional, por lo que sería un suicidio político que en plena campaña municipal en octubre y parlamentaria en el 2017, las figuras de la derecha se resten, no participen y especialmente no pongan los acentos en las prioridades constitucionales para el sector.

En Chile Vamos, el diagnóstico interno sobre el estado real de la coalición, no es muy alentador. Su incapacidad desde el año 2011 para superar el 20% de aprobación y apoyo ciudadano en las encuestas, ha calado hondo. También el que no hayan sido capaces de levantar una figura que capitalice votos en medio de una administración tan golpeada como la de Bachelet.

Por lo mismo es que, en el trasfondo del desorden que ha mostrado Chile Vamos estas semanas con el tema constituyente, está inevitablemente la carrera presidencial en la derecha, que se adelantó totalmente. A la errática incorporación de Piñera y el acierto de Ossandón, se suma la postura del senador RN Andrés Allamand, quien desde un principio ha sido contrario al proceso constituyente, pero que ha exacerbado su postura crítica en un intento por ganar espacio y liderazgos.

Entre quienes lo conocen y en RN, afirman que lo que busca Allamand con esta postura es apuntar al electorado más tradicional y duro de la derecha, quiere “fidelizar” ese voto. Eso, considerando que la UDI –golpeada por los efectos del caso Penta– no tiene chances de levantar una candidatura propia el 2017 y su electorado quedará huérfano. Por tal razón apuntaría, con esta línea más recalcitrante, a recomponer lazos con el gremialismo.

“El desorden que hay con el tema constitucional es el primer síntoma de la dura pelea presidencial que se avecina en la derecha”, advirtió un alto dirigente de Chile Vamos.


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