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ANÁLISIS
Bonelli: Echegaray espió a Macri. Majul: pasar el invierno y la primavera
23/05/2016

Desde la AFIP, Echegaray espió a Macri y a su entorno

CLARIN

MARCELO BONELLI

Ricardo Echegaray espió en forma ilegal a Mauricio Macri y a todo el entorno del actual Presidente de la Nación.

Ocurrió durante el segundo semestre del año pasado, con la ayuda de un “grupo de tareas” adicto a Echegaray que filtró en forma ilícita el sistema informático secreto de la AFIP.

El ex jefe del organismo aceleró los trabajos entre octubre y noviembre. La búsqueda de información confidencial, secreta y privada del actual Presidente, se hizo con un severo agravante: ninguna de las figuras afectadas por el espionaje ilegal eran “contribuyentes en fiscalización o con investigación previa a una fiscalización.” Echegaray extendió la maniobra al entorno de Macri, como su propia mujer Juliana Awada, y amigos de su circulo íntimo como Nicolás Caputo, Angelo Calcaterra y Cesar Tortorella.

Clarín confirmó que la grave filtración que se llevó adelante fue ratificada a través de una auditoría interna de la propia AFIP.

La información está bajo estricto secreto por su gravedad. En sus conclusiones –en poder de solo tres actuales funcionarios de la AFIP– se desprende que Echegaray había creado una “área especifica” para conocer secretos patrimoniales y movimientos económicos de políticos, banqueros, empresarios e integrantes de la Justicia.

Alberto Abad, el hermético jefe actual de la AFIP, calificó en la intimidad a la maniobra de Echegaray como “una verdadera fábrica de dossier.” Para eso su antecesor trabajó con Guillermo Michel con una consigna: se cerraba una oficina al ingresar a ella el grupo encargado de bajar datos sensibles de un conjunto de contribuyentes.

La auditoría interna confirmó que también se sacó información confidencial de Elisa Carrió, Margarita Stolbizer, Martín Lousteau, Eduardo Amadeo y el juez Claudio Bonadio.

También hubo empresarios que sufrieron espionaje; entre ellos, Jorge Brito y Héctor Méndez, que fueron titulares de Adeba y la UIA.

Ahora la AFIP tendría decidido hacer a la brevedad una denuncia penal contra Echegaray y todo su equipo por el espionaje ilegal del sistema y la ruptura del secreto fiscal con fines de persecución política.

Echegaray –se especula y comenta– montó esa “fabrica de dossier” con la intención de presionar a los afectados, obtener favores políticos y buscar protección en el llano. Logró que la Justicia en un trámite exprés le cerrara una serie de causas antes de diciembre y, en forma increíble, la conducción de Cambiemos evaluó seriamente dejarlo al frente de la AFIP después del triunfo de Macri. Al final se refugió en la Auditoría General de la Nación.

El problema de las filtraciones ya está en conocimiento de la Justicia y en tribunales sensibles: los datos los tienen los jueces Sebastían Casanello y Claudio Bonadio, y el fiscal Gerardo Pollicita.

 

En esas causas declararon dos funcionarios jerárquicos de la actual AFIP: Juan Santos, jefe de Grandes Contribuyentes, y Jaime Mecikovsky titular de DGI Interior. Ambos –en sede judicial– habrían dado precisiones y revelado cómo se hicieron las tareas ilegales. Uno de ellos identificó las computadoras y los funcionarios que realizaron las capturas de los datos de Macri, su entorno y los otros políticos.

También se conoció que en la AFIP de Echegaray trabajó –sin función asignada– una señorita a la que se le adjudicaba una relación sentimental con Lázaro Báez.

Echegaray tiene aún “topos” en el organismo y está al tanto de que descubrieron su maniobra. Por eso armó un insólito relato: acusa a los actuales funcionarios de la AFIP de lo que se hizo durante sus últimos seis meses de gestión. Para eso tiene el apoyo de los medios de Cristóbal Lopez. El “zar del juego” fue un protegido durante su gestión.

Es una reacción similar a la de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, después del procesamiento de Bonadio. Existen testimonios concluyentes de cómo el ex ministro intervino en la maniobra con dólar futuro.

Está confirmado –en Tribunales– que Kicillof mantuvo varias conferencias telefónicas para llevar adelante el fraude. Una fue con Alejandro Vanoli, con el entonces titular de la CNV, Cristian Girard, y el presidente del Rofex, Luis Herrera. El ex ministro daba las órdenes e invocaba a Cristina.

Ahora Kicillof anda preocupado por otra causa: está muy comprometido junto a Julio de Vido en la compra de barcos con gas. Se habla de sobreprecios por 3.000 millones de dólares.

Elisa Carrió confía entre sus íntimos que Mauricio Macri se comprometió a “ir a fondo” con la corrupción.

Gustavo Posse también es interlocutor habitual del Presidente. Durante una tertulia de colegas, el intendente de San Isidro contó algo similar y dijo que Macri está dispuesto a tomar las decisiones duras que permitan aumentar la inversión en la Argentina.

Antes tiene que resolver los problemas que generan las internas de ministros y la parálisis que existe en algunos organismos. La cuestión ya provocó sacudones fuertes, por ahora sofocados. “Hay ministerios que no arrancan como el de Turismo”, dicen fuentes oficiales.

Está confirmado que el estratégico ministro de Agricultura ya renunció dos veces a su cargo. Ambas fueron en forma oral y ante el propio Macri. La última, hace diez días. Ricardo Buryaile, aseguran, está cansado de las internas que le arma Ricardo Luis Negri y por eso quiere dejar el Gobierno. Ricky Negri, el secretario de Agricultura, controla la estructura del Ministerio y le responden todos los funcionarios que surgieron de la Fundación Pensar. Le bloquea las decisiones a Buryaile. Y puede haber un portazo.

Hay que pasar el invierno y la primavera también

CRONISTA

LUIS MAJUL

A la primera señal de alerta, el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal la recibieron a principios de mayo. Los referentes de las organizaciones sociales más serias como Barrios de Pie, y los intendentes del conurbano con los que Vidal mantiene una relación "buena y madura", como Gustavo Menéndez, de Merlo, se los trasmitieron de buena manera. Palabras más, palabras menos. "Si no llega ayuda alimentaria a las zonas más carenciadas, pronto habrá tensión social. Y será difícil, entonces, contener los desbordes".

 La buena noticia es que tanto el Presidente como la gobernadora no lo tomaron como una chicana o un intento de extorsión para conseguir más dinero. Al contrario: pusieron a sus ministros y secretarios a trabajar para apagar el "principio de incendio" antes de que se vuelva incontrolable. La mala noticia es que, a pesar de las buenas intenciones, las administraciones parecen correr detrás de los acontecimientos.

Solo un par de datos para ilustrar la hipótesis. Uno: los funcionarios del ministerio de Energía que maneja Juan José Aranguren recién ahora están tratando de incorporar a los clubes de barrio, los teatros y otras pequeñas y medianas empresas en el sistema de tarifa social. Es decir: el impacto político y mediático ya no lo podrán evitar. Segundo dato: el incremento de la ayuda social a través del refuerzo de partidas de alimentos para las escuelas públicas y los comedores sociales de la provincia de Buenos Aires demorará en hacerse efectivo entre 15 y 30 días por lo menos, cuando el frío del invierno se hará más ostensible y el malhumor social se expresará con más intensidad.

La recurrente idea del gobierno nacional de que el segundo semestre "todo será mejor" también habría que relativizarla. Porque es posible que baje la inflación, a partir de agosto o septiembre. Sin embargo, esto sucederá debido a la caída de las ventas y la baja del consumo, y no como consecuencia directa de la suba del poder adquisitivo del salario.

De hecho, el aumento de los reclamos se explica por la caída del empleo informal y las changas. Y está relacionado, de manera directa, con el corte abrupto de la construcción pública y privada desde diciembre del año pasado, y que coincidió con el cambio de gobierno. Ahora, quienes manejan los grandes números de la economía sostienen que la rueda volverá a empezar a girar a fines de septiembre o principios de octubre. ¿Y mientras tanto? Los trabajadores del sector formal sentirán el impacto del aumento de las tarifas y los precios en general, combinado con el atraso del sueldo acordado en las paritarias de marzo o abril.

"El Presidente y la gobernadora comprenden lo que está sucediendo. Por eso ordenaron a sus ministros anunciar y poner en marcha medidas de alivio y contención social hasta que la macroeconomía se termine de ordenar y queden la mayoría de los sectores ensamblados" me explicó un ministro de la administración nacional que sigue el día a día de cada variable económica y social. Cuando le pregunté cuánto tardaría en llegar a la vida de los argentinos el efecto positivo del "sinceramiento" de la economía me respondió con la famosa frase del ingeniero Alvaro Alsogaray, más un agregado de su propia cosecha: "Hay que pasar el invierno y la primavera también. Después, vamos a estar mejor. Con un proceso combinado de inflación hacia la baja y actividad económica hacia la suba. No habrá un momento milagroso en que todo cambiará.

El cambio será gradual, pero mucho más sostenido". Responder cómo llegará el gobierno de Macri a las elecciones legislativas de 2017 es como preguntarse qué pasará con el mundo en el siglo XXII. Pero analizar qué sucederá en los próximos meses con su base de apoyo sigue siendo un ejercicio apasionante. Con dos o tres apariciones en los medios, Jaime Durán Barba instaló la idea de que el de Macri es un caso único. "No conozco a ningún Presidente en el mundo que haya retenido tanta imagen positiva después de un sinceramiento de la economía como el que hizo este gobierno", interpretó. Sin embargo, bien se podrían ensayar dos o tres explicaciones.

La primera: el hartazgo que generó la omnipresencia de la expresidente Cristina Fernández, y no solo durante los últimos años, sino cada vez que apareció en público, aún después de la asunción de Macri. La segunda: la hipocresía de los argumentos de la flamante oposición; en especial, la de los dirigentes y referentes cristinistas que cambian de idea de acuerdo a quien la impulse. Un ejemplo: antes se opusieron a la doble indemnización que ahora apoyan con entusiasmo.

Otro: Adrián Paenza no quiere trabajar para el gobierno de Macri pero sí lo hizo para el de Cristina Fernández. Igual seguirá conduciendo su programa en la televisión pública, por lo tanto, no renunciará. Y, como si esto fuera poco, Paenza, quien define a esta administración que lleva cinco meses de gobierno como "insensible" y "de derecha" reconoció que "no se había enterado" de que sus colegas del Conicet no cobraran los subsidios para investigación desde el año 2013. Quizá no haya sido dehonestidad intelectual. Sí se le podría achacar "prejuicio ideológico". La tercera explicación lógica para entender por qué Macri sigue manteniendo una alta imagen positiva es porque está siendo visto como un Jefe de Estado que alienta el castigo para los delitos de un gobierno que, al mismo tiempo, está siendo considerado como "el más corrupto de la historia" desde 1983. En efecto, las múltiples causas abiertas, desde la ruta del dinero K, pasando por Los Sauces, Hotesur, la Tragedia de Once, la ex Ciccone y la de los vagones chatarras hasta las que investigan el enriquecimiento ilícito de la expresidente, Julio de Vido y Ricardo Jaime, sin olvidar la del Fútbol para Todos, que avanza con prisa y sin pausa, o la que busca recuperar el dinero del Estado con el que Cristóbal López se habría quedado de manera irregular, constituyen un fenómeno, que, por su magnitud y su alcance, no puede ser comparado, ya, ni con el Mani Pulite ni con lo que está sucediendo en Brasil. Es más. A pesar del escepticismo y la desconfianza de dirigentes como la diputada de Cambiemos, Elisa Carrió, los expedientes parecen ser tramitados, en términos generales, con celeridad y pocas decisiones de protección manifiesta o que implique una cacería de brujas. El propio juez Sebastián Casanello, al que Jorge Lanata llamó primero tortuga y ahora le agregó el adjetivo "veloz" confirmó ayer a la periodista Paz Rodríguez Niell, de La Nación, lo que ya había adelantado en otras conversaciones off the record.

El magistrado anticipó que "la causa Báez podría ir a juicio antes de fin de año". Junto al fiscal Guillermo Marijuan, a cuya gestión el propio Leonardo Fariña atribuye haber prestado su colaboración para acusar a Lázaro y otros procesados, trabajan de una forma muy particular. Ellos intentan demostrar, uno por uno, los 40 hechos de lavado de dinero que se le atribuyen al presunto testaferro o socio de Néstor, Cristina y Máximo Kirchner. Aseguran tener probados, por ahora, tres. Pero al mismo tiempo dicen que no van a esperar a resolver el último para elevarlos a juicio oral: "La causa podría ir a juicio antes de fin de año". Casanello, pero también sus colegas Claudio Bonadio y Julián Ercolini, suponen que, para el año que viene, los juicios de Hotesur, Los Sauces y algunos hechos de lavado de la ruta del dinero K, podrían confluir en una megacausa en la que deban responder los más rutilantes ex ministros de los gobiernos kirchneristas, incluída, por supuesto, Cristina Fernández de Kirchner.

Este pensamiento implica dos presupuestos. Uno: no parece estar en su ánimo la idea de meter presa a Cristina de manera anticipada y compulsiva, para transformarla en víctima y que salga en libertad a los pocos días. El otro: tampoco van a protegerla en el caso de que las pruebas demuestren que cometió alguno de los múltiples delitos por los que se la investiga. Sería, en todo caso, para Ella, la peor de las noticias.


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