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ANÁLISIS
Escribe Di Mauro: Radiografía del FPV. Rouvier: La estructura política de Macri
27/07/2016

Radiografía del Frente para la Victoria

PARLAMENTARIO

José Angel Di Mauro


Todavía faltaba mucho de campaña y de hecho el macrismo ni siquiera estaba segundo en las encuestas. La posibilidad de un eventual triunfo era aún hipotética, pero muy concreta según las propias figuras del todavía no constituido Cambiemos. Almuerzo de por medio, Parlamentario le preguntó a las principales espadas del Pro cómo harían para gobernar con un nucleo kirchnerista muy numeroso en el Congreso. El hoy presidente de la Nación frunció el ceño y puso en duda tal posibilidad, trasladando la inquietud a uno de sus principales operadores, que manifestó su incredulidad respecto de tal posibilidad. La réplica refirió a un trabajo reciente por entonces de Semanario Parlamentario, en el que se hacía un cálculo de probabilidades electorales teniendo en cuenta la peor elección que podría hacer el Frente para la Victoria, que sería repetir el resultado -perdidoso- de las legislativas de 2013, en cuyo caso el FpV seguiría siendo primera minoría en la Cámara de Diputados.

“Pero no todos van a ser kirchneristas”, repuso el operador. “La gran mayoría sí”, insistió esta publicación, habida cuenta de que conforme sucedía desde 2011, tras la desaparición de Néstor Kirchner, las listas legislativas eran armadas en su totalidad en la Casa Rosada y Olivos, y en consecuencia solo los fieles probados accedían a los principales lugares. Una condición que se fue profundizando con el paso de las elecciones y que llevaba a sugerir que un eventual macrismo gobernante debería lidiar con una bancada no menor a los 80 diputados, de los cuales poco menos de medio centenar serían seguramente fieles kirchneristas.

“Veremos”, puso fin al tema el operador macrista.

A la postre, los cálculos se corroboraron confiables. Pero la realidad suele ofrecer algo más que fríos números. Es que más allá de la cuestión numérica en cuanto al bloque kirchnerista, el peso específico del mismo ha menguado independientemente de las escisiones que puedan seguir registrándose. De hecho, a partir del primer desgajamiento -menor al calculado en un principio-, el bloque FpV-PJ dejó de ganar las votaciones en la Cámara baja y su papel quedó relegado a una condición cuasi testimonial. Marginado de la cocina de las leyes, solo consigue alargar los debates en función de su extenso número de diputados que suelen anotarse para hablar, resaltando las cualidades del modelo que siguen defendiendo y denostando a la gestión actual.

La visión palpable de la corrupción pasada espantó a extraños, pero también a los propios, y fue el factor que llevó a dar por sentado hace pocas semanas que el Consejo Nacional Justicialista sugeriría a los bloques de ambas cámaras archivar la sigla FpV y dejar vigente solo la del PJ.

Precisamente poco antes de la asunción del nuevo Gobierno, desde estas mismas páginas nos preguntábamos cuánto tardarían las bancadas peronistas en recuperar su denominación original. Recordemos que la identificación FpV surgió a partir de las elecciones de 2005, el primer gran triunfo electoral del kirchnerismo en el poder, cuando el presidente santacruceño decidió otorgarle al entonces desconocido Agustín Rossi la titularidad de la flamante bancada FpV.

En el Senado conservó la sigla PJ, adherida a la impuesta por el kirchnerismo. Pero en Diputados, el bloque se despojó del término, que recuperó para este recambio legislativo, de manera invertida con relación a la Cámara alta, donde la denominación es PJ-FpV.

Sin embargo la decisión de dejar de lado la sigla FpV terminó siendo cajoneada. La reunión del PJ donde se daría esa directiva/sugerencia, se postergó indefinidamente, pero la realidad es que más temprano que tarde eso sucederá. La razón de la postergación de tal decisión no fue especificada, aunque obviamente difiere de la esbozada oficialmente. Se dice que los propios gobernadores sugirieron que no tenía sentido darle más trascendencia al tema, que se iría decantando de manera fáctica. Otros advirtieron que el tema de la sigla aceleraría la división, y que los que quedaran del lado del FpV serían más que los del PJ. Mala señal para el poder ascendente, y una victoria mínima e innecesaria para el kirchnerismo.

Pero lo cierto es que por las mismas razones que esgrimimos al principio, está claro que el kirchnerismo sigue siendo numeroso y mayoritario en la Cámara baja. Estén o no nucleados bajo la misma sigla, enojados o no con la verificación de la corrupción y/o la conductora ausente, son sectores que tienen por sobre todo raíces cristinistas. Es lo que sucede, sin ir más lejos, con los diputados del Movimiento Evita que se fueron el 23 de junio pasado, motivados por el escándalo por el caso López y las indefiniciones del bloque FpV-PJ frente a la situación de Julio De Vido.

Son seis diputados claramente identificados con el kirchnerismo: Leonardo Grosso, Remo Carlotto, Silvia Horne, Lucila De Ponti, Andrés Guzmán y Araceli Ferreyra. El nombre elegido para la nueva bancada remite a la explicación del nuevo camino que parecieran querer emprender: Peronismo para la Victoria, una instancia posterior a la salida del kirchnerismo del poder, que busca hacer base en el partido, más allá de su conducción con la que no concuerdan. El último fin de semana, el presidente del bloque, el joven Leonardo Grosso, dio precisiones respecto de los objetivos de este sector: crear “un gran frente anti-Macri y antiliberal”, y hasta se permitió sugerir la figura de Florencio Randazzo como potencial candidato a liderar esa coalición.

Si bien ratificaron su decisión de alejarse de la bancada del FpV porque la misma “persistía” en el “error constante” de considerarse “únicos abanderados de la oposición sin tender puentes hacia los otros bloques y fuerzas políticas”, no queda claro un distanciamiento del cristinismo. ¿O no pareciera remitir este gran frente del que habla Grosso al Frente Ciudadano que sugirió Cristina Kirchner cuando su reaparición pública ante los tribunales de Comodoro Py? Y en cuanto a Randazzo, si bien fue el dirigente que se le plantó a la expresidenta, queda claro que era para el kirchnerismo duro el candidato más confiable por su identificación con el modelo, frente a las dudas que les despertaba el inasible Daniel Scioli.

Pero se fueron. Y contribuyeron a reducir al bloque que conduce Héctor Recalde a 70 diputados, con lo que de todas maneras sigue siendo la primera minoría, según bloques individuales. Ahora bien, ¿qué cantidad de estos legisladores estaría más cerca del PJ que del FpV, al plantearse esa disyuntiva? Un sondeo preliminar y presuroso sugería que alrededor de 40 se mantendrían bajo la denominación kirchnerista, en función de la existencia de 24 diputados de La Cámpora y alrededor quince muy vinculados al Gobierno anterior. Es muy probable que sean muchos más, a partir del hecho de que, como dijimos, la expresidenta fue profundizando en cada armado de lista la elección de leales, y así tenemos que de los 70 diputados que hoy tiene la bancada FpV-PJ, solo 27 tienen mandato hasta 2017; 43 corresponden a la última elección.

Pero para despejar dudas, será mejor que analicemos individualmente el nivel de kirchnerismo de cada uno de los diputados que aún conserva la bancada FpV-PJ.

Los camporistas


Para comenzar a desmenuzar el perfil de los kirchneristas de la Cámara baja, será mejor hacerlo por los más afines al kirchnerismo duro. Y en esa condición, primeros y con bonete, como diría La Jefa, ubicaremos a los integrantes de La Cámpora. Son 24, a los que tal vez podría considerarse más cristinistas que peronistas.

Por riguroso orden alfabético, habrá que mencionar en primer lugar a la misionera Cristina Britez, que al ser ubicada en la lista para 2015 lo atribuyó a “una decisión estratégica de Cristina Fernández”. Delegada hasta entonces del ANSeS en el norte de su provincia, milita en La Cámpora desde 2010, invitando desde allí “a los jóvenes a comprometerse, como lo hizo Néstor”.

Juan Cabandié es uno de los camporistas a los que se les vence el mandato en 2017. Hijo de desaparecidos, tuvo un privilegiado trato con el matrimonio Kirchner y en 2013 encabezó sin mayor éxito la lista del Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires.

También es de La Cámpora la tucumana Nilda Carrizo, que tiene mandato hasta 2017 pues asumió ese año en lugar del hoy gobernador Juan Manzur, que entonces renunció a su escaño para seguir como ministro de Salud. Al jurar, la tucumana lo hizo por “la memoria de Néstor, los 30 mil desaparecidos y las mujeres víctimas de la trata”.

Con mandato hasta 2019, el santafesino Marcos Cleri va por su segundo período. Amigo de Máximo Kirchner, se recuerda el fuerte cruce que protagonizó en mayo pasado con el ministro de Trabajo Jorge Triaca al cuestionar el camporista el rol de su padre en los 90, como titular de la cartera laboral e interventor de SOMISA. Después tuvo que pedirle disculpas.

Una de las principales espadas de la agrupación juvenil kirchnerista es sin lugar a dudas Eduardo “Wado” De Pedro, quien encabezó la lista en la provincia de Buenos Aires en las últimas elecciones y por lo tanto tiene mandato hasta 2019. También hijo de desaparecidos, fue secretario general de la Presidencia de Cristina y principal armador de las alianzas electorales en 2015.

Otro misionero de La Cámpora es Daniel Di Stéfano, que seguirá como diputado hasta 2019 y es, con 28 años, el legislador más joven de la Cámara. Es secretario general de la JP de Misiones y al jurar lo hizo por Andresito, el jefe guaraní que batalló por la independencia, y por Misiones, pero también por Néstor y Cristina Kirchner. Para pintar su grado de kirchnerismo, vale su declaración en la que afirmó que “es imposible pensar en un peronismo o en un PJ sin Cristina”. No tiene una buena relación con el PJ, cuyo Consejo Nacional integra, y donde en la reunión constitutiva lo hicieron callar tres veces: una José Luis Gioja y las otras dos Gildo Insfran, quien delante de todos le cortó el rostro con un lapidario “nene, cerrá el culo y no hablés”.

“Pondré mi banca al servicio de garantizar la continuidad del proyecto nacional y popular puesto en marcha en 2003, y trabajaré para que la Provincia se integre a ese proyecto”, dijo el rionegrino Martín Doñate al ser confirmado como candidato. Se define como “fiel intérprete y representante del proyecto de Cristina”, tiene mandato hasta 2019 y fue uno de los denunciantes del ministro Juan José Aranguren, al que le atribuyó beneficiar a la petrolera Shell.

La cordobesa Gabriela Estévez tiene también cuatro años por delante de mandato y se siente “profundamente” definida y representada por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. “Fueron ellos quienes tomaron la pluma para continuar escribiendo la historia con el pueblo, con nosotros. Es por ello que tantos jóvenes nos hemos sumado a la militancia, a participar activamente en la política, porque nos sentimos protagonistas de la historia, agentes de transformación”, sostiene esta dirigente camporista.

Ya el hecho de ser santacruceño encolumna a todo dirigente del FpV como kirchnerista. Y más si, como Mauricio Gómez Bull, es de La Cámpora. Amigo personal de Máximo, tiene mandato hasta 2017.

Luchadora por los derechos humanos desde su adolescencia, la santafesina Josefina González es otra militante de La Cámpora, también hija de desaparecidos. Tiene mandato hasta 2017.

Juan Manuel Huss es un entrerriano que dice formar parte del “Proyecto Nacional y Popular” desde los 14 años. Arrancó en la JP de Paraná, tras afiliarse al Partido Justicialista en 1999 y a partir del conflicto con el campo en 2008, comenzó a trabajar con La Cámpora, “dejando todo lo que teníamos que dejar en pos de que una Patria Justa, Libre y Soberana no solo sea un recuerdo de los mayores, sino una realidad construida entre todos y todas”. Tiene mandato hasta 2019.

Otro que será diputado hasta 2019 es Santiago Igon. Como tantos camporistas fue referente de la ANSeS, donde lo designaron jefe de la Unidad de Atención Integral (UDAI) Esquel. Es el líder de La Cámpora en su provincia, Chubut.


¿Qué decir de Máximo Kirchner, precisamente el líder de La Cámpora? Obviamente no hay mucho más que agregar, solo que su mandato se extenderá hasta 2019.

Andrés “Cuervo” Larroque es nada menos que el secretario general de La Cámpora y hombre clave del cristinismo. Su cercanía a la expresidenta es tal, que hasta compartió con ella la primera imputación que tuvo Cristina, a partir de la denuncia del fallecido Alberto Nisman. Va por su segundo mandato, que concluirá recién en 2019.

Chaqueña, María Lucila Massín tiene mandato hasta 2019 y responde a Jorge Capitanich, pero fundamentalmente al “proyecto político” que le despierta “orgullo, compromiso y lealtad”.

De la “primera horneada” de dirigentes camporistas es la bonaerense Mayra Mendoza, quien va por su segundo mandato y es miembro de la conducción de La Cámpora a nivel nacional.

Martín Alejandro Pérez supo ser candidato a vicegobernador de su provincia, Tierra del Fuego. Trabajó en la Jefatura de Gabinete de la Nación y se desempeñó también en la Secretaría de Hacienda que conducía Juan Carlos Pezoa, a quien conoció en la Fundación para la Integración Federal, mientras Pérez presidía el Centro de Estudiantes de Tierra del Fuego. Es otro joven de La Cámpora, que concluye su mandato el año que viene.

Referente camporista a nivel bonaerense, Fernanda Raverta (2019) fue diputada provincial por la Quinta Sección Electoral (General Pueyrredón) y presidió como tal la Comisión de Derechos Humanos. Cristina la ascendió a legisladora nacional.

Otro fueguino de La Cámpora es Matías David Rodríguez, con mandato hasta 2019. También supo pasar por la ANSeS, en este caso encabezando la representación de Ushuaia. Integró la Mesa Promotora “Kirchner Presidente” en 2003 y fundó con el actual intendente de Ushuaia, Walter Vuoto, La Cámpora en Tierra del Fuego. Como para que no queden dudas sobre la alta estima de la que llegó a gozar en el kirchnerismo, fue delegado del COMFER durante la discusión de la Ley de Medios, y fue delegado luego ante la AFSCA.

Rodrigo “Rodra” Rodríguez fue secretario de Organización y Comunicación Comunitaria del Ministerio de Desarrollo Social. Dirigente de La Cámpora, exnovio de Victoria Donda, tiene mandato hasta 2019.

José “Pitín” Ruiz Aragón definió su postulación por el FpV correntino como “una decisión de la conducción estratégica del proyecto nacional”. Es líder de La Cámpora en su provincia y su designación generó discrepancias en el PJ provincial. “Enojos hay siempre, todo el mundo quiere ser candidato, pero no siempre hay lugar para todos”, minimizó. Mantendrá su banca hasta 2019.

También referente de la ANSeS, en este caso en Tucumán, Marcelo Santillán es otro de los camporistas que integran el núcleo duro del kirchnerismo en la Cámara baja. Su mandato concluye en 2019.

También con cuatro años de mandato por delante, Rodolfo Tailhade fue junto a Martín Doñate el otro legislador camporista que denunció a Aranguren. Integrante de La Cámpora bonaerense, fue concejal de Malvinas Argentinas, y el nivel de la importancia que le asigna la expresidenta lo da el hecho de que tras su reciente paso por Buenos Aires, Cristina Kirchner haya ordenado que ocupara el lugar de Héctor Recalde en el Consejo de la Magistratura.

La última representante del camporismo en el bloque FpV es Luana Volnovich (2019). La bonaerense coordinó a nivel nacional el programa Fines. Es politóloga y dirigió el Centro de Estudios Políticos de La Cámpora. También estuvo al frente de la División de Estadísticas y Sistemas de Información en el Ministerio Público de la Defensa de la Capital Federal.

Los exfuncionarios


En rigor, suele decirse que son 25 los integrantes de La Cámpora. Pasa que a los ya citados muchos suman a Axel Kicilllof. Con mandato hasta 2019, el exministro de Economía suele ser considerado un miembro más de la agrupación, aunque no lo es. Mejor incorporarlo a los altos exfuncionarios del Gobierno de Cristina que fueron puestos allí por su nivel de incondicionalidad con esa administración.

Al ya citado Kicillof, agregaremos a Carlos Castagneto. Viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner, es miembro de la dirección de Kolina y fue mano derecha de la hoy gobernadora de Santa Cruz. Fue uno de los precandidatos a gobernador de Buenos Aires y es de los más críticos del macrismo. Es parte de la línea dura del bloque FpV, figurando siempre en las conferencias de prensa donde el kirchnerismo le mostró los dientes al Gobierno.

Ministro de Planificación Federal durante los tres gobiernos de los Kirchner, Julio De Vido es otro de los funcionarios del corazón kirchnerista, que por razones judiciales ha quedado en el ojo de la tormenta. Con mandato hasta 2019, el hombre que pidió quitarle los fueros para permitir el allanamiento de sus propiedades, Pablo Tonelli, ha dicho que no cree que vaya a terminar su mandato. Veremos.

Otra exministra es Nilda Garré, que también tuvo otros cargos durante la administración de Cristina Kirchner y que ahora tiene mandato como diputada hasta 2019.

En este mismo sector habría que ubicar a quien fuera titular del INCAA durante la gestión kirchnerista, Liliana Mazure, con mandato hasta 2019.

Sentado a la izquierda de Julio De Vido, otro exfuncionario K que pasó al Poder Legislativo es el exsecretario de Transporte de la Nación Alejandro Ariel Ramos. Fue intendente de Granadero Baigorria y de momento se mantiene fiel al kirchnerismo.

Los fieles



Por haber ocupado cargos clave en el Parlamento durante la gestión kirchnerista; por haberse identificado plenamente con el modelo, por pertenencia, o bien por no tener territorio, entre otras razones, hay otro grupo de diputados que se descuenta seguirán fieles a la expresidenta hoy en el llano.

En primer lugar, obviamente, hay que considerar al titular del bloque, Héctor Recalde, quien fue el elegido por Cristina precisamente para ocupar ese cargo, habida cuenta de sus características que le auguraban una posibilidad de diálogo más amplia que su antecesora, Juliana Di Tullio, a quien también sumamos en este sector. Con todo, Recalde ha mostrado una intransigencia que limitó las posibilidades de acuerdo con otros bloques -algo que le reprocharon los del Movimiento Evita al pegar el portazo-, y el cargo lo ha mostrado más radicalizado. Lo cierto es que el exabogado de la CGT tiene mandato hasta 2017, mientras que su antecesora, Di Tullio, renovó hasta 2019.

La secretaria Parlamentaria del bloque, María Teresa García, completa en principio esta trilogía fiel a CFK. Ella también tiene mandato hasta 2017.

No puede obviarse aquí a la ultrakirchnerista Diana Conti, autora de la célebre frase “Cristina eterna”, sin otro anclaje más que el kirchnerismo, lo mismo que Edgardo Depetri, ambos con mandato solo hasta 2017.

Por estar segundo en la conducción del bloque habría que considerar al formoseño Luis Basterra y al mendocino Guillermo Carmona, muy cercano a La Cámpora y un militante del kirchnerismo duro. Ambos tienen cuatro años por delante como diputados. Con dos años menos, hay que sumar a Luis Cigogna, un hombre fiel a Alberto Balestrini, quien ya sin ese paraguas político se sumó plenamente al kirchnerismo.

Hace tiempo que Carlos Kunkel se asume como “peronista” antes que “kirchnerista”, y hasta se lo imaginó alejado del cristinismo cuando el año pasado se ausentó en aquella sesión en la que el entonces oficialismo buscaba imponer un centenar de leyes antes de dejar el Gobierno. Se especuló entonces con un enojo por haber sido marginada su esposa de las listas provinciales, pero lo cierto es que Kunkel terminó dando quórum ese día y no se lo imagina en otro sector del peronismo luego de semejante identificación con el ultrakirchnerismo. Se le vence el mandato el año que viene.

Las mismas características le asisten a Carlos “Cuto” Moreno, compañero de militancia de Néstor Kirchner, a quien no puede imaginarse en otro espacio que no sea el kirchnerismo. Su mandato vence el año próximo.

Si de ultra K se trata, hay que contar a Adrián Grana (2019), quien como todo militante de Nuevo Encuentro, cuya mesa chica integra junto a Martín Sabbatella, no tiene otro camino político que el de reportar al kirchnerismo.

Exdelegada del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que encabezaba su tía Alicia Kirchner, y sobrina también del extinto armador del kirchnerismo catamarqueño, Armando “Bombón” Mercado. Verónica Mercado (2019) es otra kirchnerista sin retorno.

Y ya que mencionamos a Alicia Kirchner, otra diputada que le reporta es Mirta Alicia Soraire (2019), quien pertenece a la agrupación Kolina, luego de haber hecho su carrera en el sur. Pero es diputada por Tucumán, pues a pedido de la Casa Rosada fue incluida en el tercer lugar de la lista alperovichista. “Mi carrera política está relacionada desde siempre con Alicia Kirchner. Primero en Santa Cruz, y después me convocó cuando Néstor Kirchner asumió como presidente”, señaló la tucumana por adopción, absolutamente K como se ve.

Al entrerriano Jorge Barreto (2017) habría que incluirlo entre los fieles a ultranza. Militante de la corriente Martín Fierro, supo cumplir funciones en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación con sede en Paraná. Luego estuvo al frente del Centro de Acceso a la Justicia, una dependencia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, y el dato clave es que se trata de un militante de base de fuertes vínculos con el kirchnerismo, que no pertenece al PJ y siempre se mostró como un cristinista.

Alineada con el proyecto nacional, no por nada Analuz Ailén Carol ocupó el segundo lugar en la lista fueguina. Su alineamiento claro lo marca que haya manifestado al ser elegida como candidata que el proyecto de su sector era “básicamente acompañar” las decisiones nacionales, que entonces encarnaba el kirchnerismo gobernante. Para esta ingeniera pesquera, Néstor y Cristina Kirchner “marcaron una etapa. La mejor etapa de mi vida. En estos 12 años se realizaron todos los sueños peronistas. Nuestra obligación es mantener esas banderas en alto respetando la opinión de todos los bloques que integran la cámara. Pero siempre teniendo en cuenta las figuras de nuestros referentes, Perón y Evita”. Su mandato vence en 2019.

El neuquino Alberto Ciampini (2019) fue uno de los elegidos para repetir como diputado nacional por el FpV. Y si el encargado de anunciarlo era su comprovinciano Oscar Parrilli, queda claro el alineamiento del mismo. Que fue ratificado cuando calificó a los diputados que rompieron con el bloque FpV como “funcionales al ajuste que está jugando el Gobierno”. Y para dejar clara su postura, señaló que “vamos a seguir trabajando desde el bloque del PJ y Frente para la Victoria para controlar estos ajustes que se están haciendo, pensar en los cambios en los precios y estos cambios que son para una parte de los sectores del país que es el empresariado y el campo”.

Identificada con el peronismo de La Matanza, a su vez encolumnado con el kirchnerismo, María Isabel Guerín (2019) estuvo al frente de la ANSeS de Laferrere. Es titular de la agrupación Eva Duarte y exfuncionaria municipal de La Matanza. “Para mí es una gran responsabilidad representar a La Matanza en el Congreso de la Nación, me siento muy orgullosa”, dijo luego de asumir.

El caso de los entrerrianos Ana Carolina Gaillard y Lautaro Gervasoni amerita un párrafo aparte y conjunto. Pasa que fueron mencionados recientemente como fuera del bloque, más precisamente ya dentro de la bancada Justicialista, que encabeza Oscar Romero. Llamó la atención, porque siempre estuvieron ambos muy identificados con el kirchnerismo duro, al punto de militar ambos -sobre todo la mujer- muy activamente a favor de la liberación de Milagro Sala.

Se adjudicaron las versiones de un alejamiento a las presiones de su gobernador, Gustavo Bordet, que si bien no logró que votaran a favor del acuerdo con los holdouts, sí consiguió que apoyaran la ley ómnibus del pago a jubilados y el blanqueo. Sin embargo después de que se los diera afuera del bloque, ambos aclararon que se mantendrían allí y Gaillard apareció en la conferencia de prensa que el bloque K dio sobre el tema tarifas como una forma de ratificar su pertenencia a ese bloque.

Se sentó en primera fila y luego ratificó su pertenencia al bloque K, negando rotundamente un alejamiento. Además, la entrerriana sostiene sobre la situación judicial de CFK que “hay un escenario de persecución sobre la (ex) presidenta, sobre sus funcionarios y tiene que ver con que claramente fue un gobierno disruptivo porque fue a dar pelea contra las corporaciones, y eso hoy hace que haya una corporación judicial que esté ensañada con la (ex) presidenta de parte de la corporación política que también es funcional a eso, como el caso de Margarita Stolbizer, que no para de hacer un montón de denuncias sin ningún tipo de sustento”. Así las cosas, se descuenta la continuidad de Gaillard, aunque habría que ponerle puntos suspensivos al caso de Gervasoni.

Si al hablar de los entrerrianos impulsados por su gobernador a alejarse del FpV se mencionó a Gaillard y Gervasoni, queda claro que no se puede considerar alejados del kirchnerismo a Jorge Barreto, ni al camporista Huss. Pero tampoco al peronista Julio Solanas, quien tiene mandato hasta 2019 y debe considerarse que se mantendrá dentro del FpV. Recientemente ha dicho que el presidente Macri “quiere un Estado ausente para que las reglas las pongan los grandes capitales extranjeros, y estos capitales llegan sólo cuando las condiciones están dadas”.

Desconocido por el gran público, Norman Darío Martínez cobró relevancia a partir de su condición de denunciante del presidente Mauricio Macri en el tema de los Panamá Papers. “Los diputados tenemos la obligación de denunciar estos hechos y el señor presidente de dar las explicaciones que el pueblo argentino merece”, sostuvo el legislador al anunciar en el recinto su decisión de ir contra el titular del Ejecutivo Nacional. Este neuquino juró el 1° de marzo pasado hasta 2019, en reemplazo de Nanci Parrilli -hermana del exsecretario general de la Presidencia de los Kirchner, Oscar Parrilli-, quien asumió como legisladora provincial en Neuquén. Llamó la atención, sí, que fuera uno de los ausentes al votarse el caso De Vido.

Exintendente de Guaymallén, el mendocino Alejandro Abraham (2017) no pareciera dispuesto a alejarse del bloque K, a partir de la manera como reaccionó ante la noticia del alejamiento del grupo que dio lugar al bloque Justicialista. Esa vez dijo que él prefería “resignar una cloaca aunque sea mi Provincia, pero no hipotecar el futuro de los argentinos”.

Teniendo en cuenta el alineamiento de Jorge Capitanich con Cristina Kirchner, se debe descontar que los diputados Juan Manuel Pedrini (2017) y Analía Rach Quiroga (2019) se mantendrán en ese espacio. Esta última fue durante más de seis años secretaria privada del gobernador Capitanich y luego subsecretaria de Legal y Técnica.

Una tercera chaqueña, Sandra Mendoza, no debería hacer dudar de su alineamiento con el cristinismo, a partir de los discursos que sigue pronunciando en la Cámara. Pero la relación cambiante con su exmarido y otros factores podrían eventualmente dejar un espacio para la duda respecto de su decisión ante una división del bloque.

Y ya que estamos en tren de dudas, citemos a Cristina Alvarez Rodríguez, quien se mostró siempre durante este tiempo fuera del poder en la primera fila de fuego kirchnerista revelándose así como una activa integrante del kirchnerismo duro. Sciolista, la exministra de Gobierno bonaerense sorprendió solo al ausentarse cuando se votó el desafuero parcial de Julio De Vido. Tiene cuatro años de mandato, y si una decisión como dejar de lado la sigla FpV surgiera del Consejo Nacional donde Daniel Scioli es vicepresidente, debería imaginarse que terminaría prevaleciendo su alineamiento partidario. Igual, de momento sigue prevaleciendo su alineamiento con los K: acaba de presentar un proyecto para que los jueces paguen Ganancias junto a la kirchnerista Nilda Garré.

Eduardo Seminara tiene mandato hasta 2017 y en su currículum figura haber sido vicerrector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Asumió en lugar del fallecido Jorge Obeid, pero habría que medir su nivel de kirchnerismo en la actividad intensa que tuvo en la definición de los alcances de la Ley de Medios, lo que le valió ser director de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). También supo declarar en el tribunal federal local, en la causa Díaz Bessone, donde dio testimonio de las torturas que sufrió durante la dictadura.

Para terminar, una diputada a la que se daba fuera de la bancada de Héctor Recalde, cuando se anunció la creación del bloque Justicialista, la rionegrina María Emilia Soria. Con un año más de mandato, se mostró entonces sorprendida por que se la imaginara dando un portazo y anunció que seguiría votando “con convicción”. Dijo entonces comprender a los restantes legisladores “por las presiones que tienen en sus provincias”. “Yo tuve la responsabilidad de hablar con ellos, porque entiendo que esto beneficia a Sergio Massa y a Mauricio Macri, no beneficia a la unidad del PJ. Ya lo decía el general Perón: si nos peleamos entre nosotros nos devoran los de afuera”.

Con las puertas abiertas


Si terminara avanzando la propuesta partidaria de asumir la sigla PJ y de ello deviniera una separación del kirchnerismo, en primera fila tendría que estar el presidente del partido, José Luis Gioja (2019), y con él los sanjuaninos Sandra Castro -con mandato hasta 2017, pues completa el mandato de la fallecida Margarita Ferrá de Bartol- y Héctor Tomas, quien tiene cuatro años más como diputado. Sin embargo hay que recordar que cuando se votó la situación de Julio De Vido lo hicieron en contra.

Está claro que el presidente del PJ no quiere romper lanzas con el kirchnerismo, e incluso esta última semana defendió a Cristina Kirchner frente a los casos de corrupción, poniendo en duda que ella tuviese algún conocimiento de las irregularidades que sucedían en su administración.

El plan de Gioja sería reunir a todos los espacios peronistas en un interbloque, en el que también puedan estar los cristinistas, siempre que aceptaran resignar la conducción.

Volviendo al riguroso orden alfabético, tenemos a Gustavo Arrieta (2017), máximo referente del FpV de Cañuelas, donde fue intendente entre 2007 y 2011, hasta que fue convocado por el gobernador Scioli para ser ministro suyo. Empero, en ese gabinete era considerado el más kirchnerista. De hecho, llegó al Gobierno provincial como parte de un acuerdo con intendentes K que no pertenecían a la estructura orgánica del PJ, pero que fueron fieles a la Casa Rosada, en particular cuando Néstor Kirchner perdió las elecciones en 2009. Como intendente, tuvo fuertes lazos fundamentalmente con los ministros Alicia Kirchner y Julio De Vido. Pero también tiene lazos con el Movimiento Evita, lo que abriría una puerta hacia afuera, y también se ausentó al votarse la situación de De Vido.

Otro de los que estuvo ausente en esa votación fue el rionegrino Luis María Bardeggia (2017), quien proviene del Frente Grande. En su momento, se rumoreó que seguiría los pasos del gobernador Alberto Weretilneck al alejarse del FpV, pero no lo hizo. Habrá que ver qué camino adopta en un futuro, aunque al no ser peronista no necesariamente terminaría confluyendo en un bloque PJ.

Kirchnerista duro, Juan Carlos Díaz Roig (2017) debería ser considerado firme dentro del FpV, pero su alineamiento con el gobernador Gildo Insfran da pie a pensar que llegado el momento podrá estar donde el Ejecutivo de su Provincia disponga. Hasta ahora, votó todo conforme dispuso la conducción de su bancada.

La santafesina Silvina Frana (2019) tiene una carrera dentro del justicialismo santafesino, y en su Provincia fue funcionaria de Jorge Obeid. Si bien ha venido votando como el resto de su bancada no ha tenido manifestaciones extremas de reivindicación del modelo K.

El sindicalista Abel Furlán (2019), secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), seccional Campana-Zárate, es presidente del PJ de Zárate y está vinculado a Antonio Caló, o sea que es más probable verlo encolumnado con el partido que con el kirchnerismo propiamente dicho.

La tucumana Miriam Gallardo estaría con un pie afuera, a juzgar por los dichos de su referente, el senador y exgobernador nacional José Alperovich, quien hace un mes, inmediatamente después de la irrupción del tucumano José López y sus bolsos, rompió el molde al proclamar que “el kirchnerismo se terminó”. En ese contexto, anticipó que “puede ser que en Diputados armemos un bloque nuevo, porque el FpV es más intransigente”, y señaló que “estamos evaluando uno con (José) Orellana, Miriam Gallardo y una persona más”. Gallardo asumió en su momento en lugar de Osvaldo Jaldo, y tiene mandato hasta 2017.

Otra persona cuyo nivel de kirchnerismo está en duda es la diputada Dulce Granados (2017), habida cuenta que su esposo, Alejandro Granados, dijo una vez concluida la anterior gestión, en un acto con partidarios: “Sepan que soy un intendente peronista y que nada tengo que ver con el Frente para la Victoria”.

La chubutense Ana Llanos (2019) tiene una larga militancia en el peronismo local y fue esposa del intendente de Comodoro Rivadavia Néstor Di Pierro. Hizo campaña repartiendo muñecas con pestañas postizas que la identificaban. Cuando se votó el tema de los allanamientos a Julio De Vido, se ausentó con un curioso argumento: “Me fui a comprar un tecito vick. Estaba afiebrada. Cuando volví ya habían votado”.

Muy crítica de este Gobierno, que según ha dicho “avasalla todos los derechos adquiridos”, Inés Beatriz Lotto de Vecchietti también está muy identificada con su gobernador, Gildo Insfran, por lo que le asisten también las generales de la ley que aplicamos con Díaz Roig.

Este extenso repaso permite verificar que la elección de Cristina y sus principales colaboradores de los candidatos de las listas K priorizó lealtades, que apuntan a dificultar futuros desgajamientos. Por lo pronto, más de medio centenar tiene una especial identificación con el cristinismo. Aunque hay que tener en cuenta que tratándose de peronistas y políticos al fin, todo puede suceder a mediano o largo plazo.

La estructura política de Macri

POLÍTICA ONLINE

Ricardo Rouvier

Es la pregunta que recorre el horizonte político: ¿esta estructura que le permitió a Macri ganar el ballotage y que lo acompaña en el gobierno es la indicada para seguir y enfrentar los desafíos que vienen? Esta pregunta hecha en el comienzo de cruce del río tiene sus inconvenientes, porque uno no sabe el nivel de profundidad del cauce a medida que se acerca a las orillas del 2017 y 2019. Es indudable que este interrogante adquiere mayor urgencia ante una coyuntura desfavorable en la gestión.

Sabíamos, antes de conocer el resultado del ballotage, que las gestiones de ambos candidatos se caracterizarían por la escasez. La herencia, objetivamente hablando, tenía a la insuficiencia como una de sus características saliente; escasez de crecimiento, escasez de divisas, falta de estabilidad monetaria; escasez de crédito.

A eso se le agregaba la insuficiencia de Cambiemos en cuanto a la cobertura de dominio territorial (provincia de Buenos Aires, Mendoza y algunas intendencias) y el acotado número de legisladores en el Parlamento Nacional, provincial y local. Por más que haga alianzas y acuerdos con las provincias, el PRO domina sólo dos territorios, CABA con amplitud; y provincia de Buenos Aires. Si le sumamos los ganados por Cambiemos y las alianzas relacionadas tenemos: Mendoza, Corrientes, Jujuy, Santa Fe (esta última la sociedad más débil). En estos distritos la presencia de la UCR es central para lograr el éxito electoral. El resto del territorio nacional, en su mayoría, es peronista.

Alguno podría teorizar sobre los problemas de la UCR en su vigencia política, y decir que su contrariedad es que gran parte de los objetivos fundacionales planteados desde la Revolución del Parque, ya fueron cumplidos en la evolución de la democracia en el mundo y el país. En su desarrollo el radicalismo no renovó su visión. A diferencia del peronismo, la UCR no tiene la capacidad resiliente atenta a los cambios en las tendencias dominantes internacionales, sin perder su horizonte nacional y popular. El justicialismo puede pasar del menemismo al kirchnerismo sin que sufra una fragmentación que lo ponga al borde de la disolución. El peronismo es un sistema político de poder, en cambio la UCR es un sistema más electoral que genera una interna que no cesa y cuya dificultad es, justamente, ejercer el poder.

Si no se hubiera ganado las elecciones la UCR luego de Gualeguaychú, hubiera sufrido una crisis casi terminal. Hoy está como socio menor de una fuerza política nueva que ha cooptado a muchos radicales en el interior del país. Hay un cierto retorno de la capacidad política de Franja Morada en las universidades, pero, si los comparamos vemos a la UCR como pretérita respecto del PRO. Esta fuerza política que asoma, aspira a fundar una renovada cultura política, apelando al sentido común y no a ideologías estructuradas, según las novedades aportadas por algunas universidades norteamericanas. No creemos, por el contrario que el radicalismo sea, hoy, un destino atractivo para los jóvenes a los que le interesa la política.

Sin embargo, dirigentes de la UCR quieren más protagonismo dentro de Cambiemos, y se quejan de que Macri o Vidal no los tratan como merecen. La pregunta desde el PRO es si los radicales están en línea con los principios de esta nueva concepción de la política, que implica la modernización de la relación entre Estado y Sociedad, y una clara referencia crítica a la política tradicional. En el 2017 la UCR renueva 21 de 36 diputados (el 58%) y 3 de 8 senadores, y marcha a la cancha aunque sea por un empate. Mientas el PRO renueva el 33,3% en la cámara baja y ningún senador (seguirá con los seis que tiene). Es decir, que lo que está en juego, hacia adentro, es la distribución de fuerzas entre los dos Partidos Políticos.

El poder del gobierno comprende, aparte de su principal aliado y su capacidad de fuego minoritario en diputados y más aún en senadores, a un gabinete basado en la idea de equipo y de la sinceridad en la gestión. Hasta ahora, el equipo muestra disparidad y cierta ineficacia, dificultades elementales en la comunicación de gestión y un protagonismo que desemboca focalmente en el Presidente. La Gobernadora Vidal, tiene juego propio pero es disciplinada y puede ser una figura de reserva para lo nacional si hiciera falta, y cuenta con el apoyo distante del Papa Francisco. Ella hace tiempo entendió lo de abrirle una puerta al peronismo, pero de a uno, individual como es la concepción central del PRO, nada de multitudes o grupos en la puerta. En resumen, el poder de Cambiemos es limitado y concentrado, pero la concentración hoy no es sinónimo de volumen de fuego. En el día a día comunicacional soporta goles en contra; y el equipo de trolls que operan en las redes a favor del oficialismo ha perdido sorpresa, y ha ganado sospechas de operaciones éticamente cuestionables. Esto es malo, considerando los antecedentes del Fino Palacios y las operaciones de Durán Barba contra Daniel Filmus.

Durante el kirchnerismo, parte de la juventud asumió un compromiso político y llegaron a construirse superestructuras con alguna relevancia. En la otra punta del arco, el macrismo intentó e intenta conquistar jóvenes, sabiendo que su futuro está en la renovación y en generar interés en los que se ubican entre los 20 a 40 años. Pero está claro que se acercan abjurando de la política tradicional, esa que ejerce la UCR.

Entonces, el balance indica que la marcha de Cambiemos es la marcha de sus alianzas más externas que internas; porque es más sensible su vínculo con la opinión pública que su andamiaje político es limitado. No puede prescindir de la negociación y hasta del voto de parte del Senado y de Diputados peronistas.

Un gran papel juegan los gobernadores; si bien allí es más factible establecer acuerdos sobre la base de la dependencia financiera de los estados provinciales respecto del poder central. Pero la preocupación sobre el déficit fiscal que crece, y una inflación que resiste la tendencia a la baja, condiciona también el vínculo con los ejecutivos provinciales. No obstante, no hay duda que a la hora del balance a la fecha sobre la producción política es este sector manejado por Frigerio que se lleva las palmas.

Si bien no es unánime, nace una idea de ampliación de la alianza, que surge de las debilidades del dominio político, más la demora por la recuperación económica y los rechazos populares al tarifazo. El Presidente se ha opuesto hasta ahora a todo lo que signifique una coalición, porque no está dispuesto a abandonar la centralidad del presidencialismo. Una vez más, en la historia surge la tentación de contar con una pata peronista en el país peronista. En principio esta posibilidad posee la resistencia de los sectores más gorilas de la alianza. Carrió en primer lugar, y luego un sector de la UCR , que se vería más desplazado.

Si Cambiemos no obtiene un resultado favorable en el 2017, bajará la expectativa sobre la continuidad presidencial de la alianza electoral. Un resultado favorable no significa ganar en todos los distritos, sino en los más grandes. El más seguro es CABA, luego hay que ver cada distrito. Por supuesto que en aquellos en que gobierna la UCR, es más factible un triunfo de la alianza. Aún no hay candidato oficialista para el primer senador de la Prov. de Bs.As. Jorge Macri aún no mide y Carrió tiene defensores pero también detractores dentro de sus propias filas. Las encuestas hoy consagran al panperonismo: Massa, Randazzo y Scioli, son los principales. Habrá que ver qué pasa en Córdoba con el peronismo delasotista y su buena relación con Macri. La UCR en Sta Fe tiene el problema de su doble alineación (Socialismo santafesino y con el PRO), y su escasa relación con el gobierno nacional. La situación en Mendoza evoluciona favorablemente para el oficialismo local, y allí podría ratificarse la orientación electoral hacia el binomio UCR-PRO.

Los grandes medios constituyen y construyen parte de la confianza pública que tiene la gestión, pero no ahorran críticas sobre todo de parte de algunos columnistas más alineados con el círculo rojo, preocupado por la no aplicación ortodoxa de las recetas económicas. Está claro que castigan cualquier intento populista aunque sea de centro-derecha.

Los últimos días mostraron a un gobierno nacional que no sólo tropieza, sino que además repite sus caídas. Se intenta compensar esto mostrando los hechos de corrupción del Gobierno anterior, aunque no se sabe si la espectacularidad cinematográfica de los acontecimientos será igualado con el veredicto judicial, o por el contrario, las resoluciones serán menores a lo que se amenaza desde la pantalla.

En síntesis, pensamos que la estructura política del gobierno presenta insuficiencias en lugares y momentos en que se necesita mucha convicción y mucha decisión. La contradicción principal está entre su deseo ideológico de bajar el déficit fiscal y convertirlo en superávit, y las consecuencias de este deseo en la sociedad. En buena medida la porción mayoritaria de crédito con que cuenta el Pte. Macri de parte de los ciudadanos se funda en: el escaso tiempo transcurrido de la asunción, la confianza que hay sobre la figura presidencial, y la fragmentación de la oposición.

Ahora, en medio del tarifazo que también se ha judicializado, se le hace más difícil al oficialismo conseguir alianzas políticas formales a futuro. Se impone el trabajo hormiga: Intendente por Intendente, Gobernador por Gobernador.

Mientras cruza el río y va y vuelve y hace rodeos para avanzar; al gobierno lo tranquiliza que ahora no hay un peronismo unido decidido a jaquearlo. El kichnerismo, que es el más opositor, va disminuyendo su capacidad de movilización. No apareció un Saúl Ubaldini, y el espíritu conciliador domina a la dirigencia peronista; Pero, no sabemos hasta cuándo. 


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