FRANCISCO TOSI*
Pasan los años y, de vez en cuando, cambian los gobiernos, pero como decía Alberto de las Carreras, los mitos argentinos no se van. No solo eso, retienen su turgidez totémica más que nunca, embanderados en el discurso hipócrita. Es el aparente debate que nada hace cambiar, distrae un poco, nada más.
En los últimos días, Infobae digital y La Nación comunican que los autos que se venden en la Argentina tienen un componente impositivo del orden del 55% del precio. Países de alta presión fiscal como Italia tienen un 18%, otros más favorables al consumo popular cono Estados Unidos no llegan al 8%. No por nada en la Argentina la importación de autos extra MERCOSUR está prácticamente prohibida. Salvo el 5% del mercado el resto de todos nosotros no tenemos acceso a esos autos que son solo asequibles para personas de muy alto poder adquisitivo. No parece haber soluciones a esto que genera una gran grieta (aunque para una selecta minoría), entre primer mundo y otro mundo. ¿Hay soluciones? Parece que no, ya es parte de nuestro mito. Una cosa es lo que se paga un auto (de primer mundo, los que en nuestro país solo son para el 5%) en Chile, Paraguay, Perú o Bolivia y otro mucho más alto más del doble ) en la Argentina.
Si los autos tuvieran la componente impositiva de Italia el fisco recaudaría unos 6.000 millones de dólares menos. Habida cuenta que sobre una facturación de 20.000 dólares por auto el fisco se lleva 11.000, si estuviera en los niveles de Italia se llevaría 3.600. O sea que sobre un auto de 20.000 dólares pagamos un diferencial teórico de 7.400 dólares de más. ¡Y los autos no son los mismos! (porque si fueran los mismos exportaríamos a rolete. Sin embargo si no nos compra Brasil parece que para la mayoría de los modelos es un drama.)
El vicepresidente del Banco Nación se escandaliza (en twitter) por el costo fiscal de la promoción fiscal a Tierra del Fuego que el evalúa en 2.000 millones de dólares para este año, pero no manifiesta similar emoción por lo que el Estado le extrae a los sufridos compradores de autos en la Argentina. Es mucho 2.000 y es mucho 6.000 siempre y cuando lo veamos desde el lado de los consumidores. Desde el Estado obviamente unos es en contra y el de los autos es todo a favor. No olvidemos que todo este inflado artificial de precios es después mayor valor de seguro, de impuesto a las patentes (no es una tasa ya que no aporta servicio alguno), costo de repuestos, service y costo concesionarios y larga lista de sobrecostos que toman como referencia el precio. En otras notas señalábamos algo similar para muchos productos electrónicos y como la solución tiene poco que ver con la promoción fiscal, claro que requiere análisis y gestión pública.
Tenemos que proponer acciones y técnicas para hacer crecer aún más Tierra del Fuego, así como tenemos que lograr que el consumidor argentino tenga a su disposición la misma calidad de autos que los de la región, no solo los ricos de la banda del 5% de la población. Ese es nuestro desafío de maduración ante el tótem.
Esperemos que esta vez los hechos demuestren que este título, el de la hipocresía, habrá sido un craso error de quien firma. Deseo y sueño que los gobiernos que supimos conseguir ampliarán ese 5% a 100% y, con trabajo, análisis y prouestas, maduraremos los mitos.
*Economista y sociólogo.
