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ANÁLISIS
Larraín: China gran oportunidad. Cesarin: Hacía nueva relaciones
03/04/2017

"China es una gran oportunidad para nuestra región"

MINING PRESS/ENERNEWS/Clarín

Felipe Larraín será uno de los oradores del World Economic Forum que se realizará esta semana en Buenos Aires. Ex ministro de Hacienda de Chile durante la presidencia de Sebastián Piñera, en diálogo con el Económico evalúa las ventajas y desventajas que le traerá a la región la gestión de Donald Trump y la desaceleración de la economía China. "Nosotros somos más chinodependientes que estadounidensedependientes", asegura, y recomienda que los países de América Latina se preparen para sacar provecho del crecimiento de la demanda y del consumo interno en el país asiático.

-¿Qué posibilidades de crecimiento tiene la región tras el fin del superciclo de las commodities?

-Nosotros venimos saliendo de este superciclo, que va de 2003 a 2013, con vaivenes entre medio. En los últimos años algunos commodities se han recuperado, con la excepción del petroleo que es uno de los más golpeados. En el caso de Chile, nosotros tenemos muchas exportaciones de cobre, pero a la vez, el 98% de nuestras necesidades de combustibles líquidos son importados, por lo que el ahorro que conseguimos en esta importación es un colchón que amortigua el efecto de la caída del cobre. Para otros países el shock es más duro, como es el caso de Colombia. Y luego está Perú, que es una economía parecida a la Chile, y es la que mejor se defiende. Este año crece más de 4% y es la que mejor desempeño tiene en Sudamérica.

Argentina viene saliendo de una recesión y me alegro de que ya haya tenido una recuperación que empezó muy tenuemente en el tercer trimestre de 2016. Las exportaciones están tirando del carro pese a que Brasil nos complica porque es la principal economía de la región y está en una situación difícil.

Otros países más pequeños vienen andando bastante bien, como Paraguay que logra crecer 4% pese a tener a sus dos socios principales (Argentina y Brasil) en recesión.

Ecuador está en recesión, con fuerte dependencia del petróleo. Y la tragedia mayor de la región es Venezuela, con una fuerte crisis política, económica y social.

México es el único país grande de la región que no es dependiente de commodities, pero si es dependiente de Estados Unidos, a quien destina el 80% de sus exportaciones.

-¿Qué consecuencias traerá para nuestros países la política proteccionista de Donald Trump?

-El ciclo norteamericano está en un momento de leve auge, fundamentalmente porque la economía está creciendo y creando 200.000 empleos. Estamos en un compás de espera respecto del cambio de política monetaria con la suba de tasas por parte de la Fed, ya hubo una y se esperan entre dos y tres alzas más.

Lo interesante es que esta vez no hemos tenido una depreciación masiva de las monedas latinoamericanas, como sí la tuvimos cuando terminó el superciclo de los commodities. Y eso habla de algunas fortalezas en nuestras economías, que han estado recibiendo inversiones y capitales.

Estados Unidos nos genera dos tipos de incertidumbres. Una macroeconómica y la segunda de comercio exterior

La primera se conecta con las posibilidades de que Trump logre reducir las tasas de los impuestos corporativos, que hoy está en 40% y que él busca bajar gradualmente hasta el 25%. Esto debería estimular la inversión.

¿Pero cómo se financia esto? Porque al mismo tiempo se plantea un gasto récord en infraestructura, que es de US$1 billón (o US$1 trillón norteamericano), del que sabemos bastante poco. Si estas dos cosas ocurrieran -baja de impuestos y alza del gasto en infraestructura- ¿cómo hacemos para que no se provoque una suba en el déficit fiscal?

No va a ser fácil encontrar como financiar este déficit, va a traer mayores tasas de interés y un dólar más fuerte. Trump dice que quiere tener una política bastante proteccionista, pero alguien debería explicarle, con todo el respecto que merece el presidente, porque si toma medidas proteccionistas esto hará que tenga un dólar más fuerte y esto les va a restar competitividad.

También está el tema del border tax (el impuesto a la importación) que sería una muy mala idea, le pegaría a todo lo que comerciamos con ellos.

Los peligros son el déficit fiscal más elevado que levanta tasas y hace al dólar mas fuerte. Esto debilita las monedas y hace mas alto el costo del financiamiento.

-¿Qué tan fuerte sería el impacto en la región si Estados Unidos se vuelve más proteccionista?

-Nosotros somos más dependientes de China, Chile le manda un cuarto de sus exportaciones a China y Perú y Brasil el 18%, somos más chino dependientes que estadosunidosdependientes, nos preocupa lo que pasa allá, donde hay una desaceleración suave con cambios estructurales importantes.

Lo que más me preocupa de Trump es cómo va a manejar el tema macro, el déficit, y como va a manejar la política comercial.

Espero que no lleguemos a una confrontación entre China y Estados Unidos a nivel comercial, porque si hay guerra comercial nadie va a salir bien parado. Que nadie saque cuentas alegres porque va a ser grave para todos. Pero se da la paradoja de que en el Foro de Davos, China se convirtió en el principal defensor del libre comercio y Estados Unidos abogó en favor del proteccionismo. Sin embargo, los dos dan señales de no querer una guerra comercial.

-En este contexto, ¿es posible avanzar con acuerdos comerciales regionales que amortigüen el impacto de las políticas de Trump?

-Para mí cobran bastante fuerza acuerdos como la Alianza del Pacífico. Me da mucho gusto escuchar que hay una voluntad de Argentina y del Mercosur de acercarse a la Alianza, es una acuerdo que pretende crecer y no excluir. Entre los países que la componen (Chile, Perú, Colombia y México) tenemos un mercado algo mayor al de Brasil, con 200 millones de personas. Los mercados bursátiles combinados tienen un tamaño similar al Bovespa.

-¿Cómo evalúa el acercamiento del Mercosur a la Unión Europea?

La Unión Europea (UE) es importante, aunque es proteccionista en temas agrícolas. Si yo estuviera en sus zapatos (en los de Argentina), intentaría un acuerdo de libre comercio. Chile ya lo tiene.

La UE está bajo una tensión importante por el Brexit y los movimientos antieuropeístas, y la economía no está creciendo mucho.

El Brexit los complica más a los ingleses. Europa pierde mucho menos que lo que pierde el Reino Unido. Por eso el Mercosur tienen que tener una posición negociadora con Europa, es importante que lo puedan obtener y también habrá que sentarse a negociar con Inglaterra.

Las condiciones de salida no van a ser fáciles, por que el Reino Unido no puede mantener los beneficios de la integración sin recibir a ningún inmigrante.

-¿Qué posibilidades ve de que los países de la región puedan romper su dependencia de los commodities?

-Uno desearía que los países se diversificaran, pero no creo eso que vaya a ocurrir en forma centralmente planificada. Hay que dar espacios para que surjan opciones distintas, por eso es tan importante tener acceso a varios mercados. No es necesariamente malo tener commodities, el problema es cuando los países son monoproductores, como le ocurre a Venezuela, que el 95% de lo que produce es petróleo. Cuando el país tiene una estructura diversificada, aún estando atado a los commodities, puede tener una economía más potente. El caso de México es muy interesante porque está fuertemente diversificado, pero con un comercio muy integrado a la economía norteamericana, con la que tiene una tratado de libre comercio. Mi punto es que la diversificación requiere condiciones macroeconómicas: tipo de cambio competitivo, accesos a mercados, investigación y desarrollo con subsidios que complementen los recurso que ponen los particulares. Cuando es un burócrata el que decide dónde debemos invertir, a mí me da sospechas. Creo en la diversificación, en integrar cadenas productivas, que no esté todo concentrado en un lugar y eso requiere una política con muchos elementos. Así surgió la industria del salmón en Chile que hoy tiene un volumen de más de US$3.000 millones.

-¿A qué mercados habría que apuntar para lograr esa diversificación?

-China es una gran oportunidad para nuestra región. Está creciendo menos, al 6,5% anual, hay una desaceleración, es cierto. Pero también hay una reconversión, un cambio estructural muy potente. Crece menos la inversión y más el consumo, crecen más los servicios y menos las manufacturas. Es esperable que el poder adquisitivo aumente y eso va a generar un cambio para nosotros si somos capaces de ser parte de la cadena agroalimentaria que provee a China.

No les vendemos solo cobre -que hoy es el 80% de las exportaciones chilenas a China-, hoy también les vendemos vino y mucha fruta. Como región tenemos que ser un proveedor confiable que tome esta oportunidad. En China el consumo representa un tercio de la demanda agregada y acá representa entre 60% y dos tercios. Este proceso de transformación hacia una economía basada en consumo doméstico nos va a dar oportunidades muy significativas, en agro, agroindustria y pesca.

-En la década pasada varios países de la región tuvieron altas tasas de crecimiento, pero eso no siempre se tradujo en un mayor desarrollo económico. ¿Qué deberían hacer países como Argentina para romper con la secuencia del stop and go?

-Hay algunos países en los que pasó el ciclo de commodities y no ahorraron nada, se gastaron la bonanza. Se dieron una fiesta con la herencia del familiar.

Argentina debería hacer un cambio en sus política fiscal, hacer una regla fiscal que establezca que no se gaste en función de los ingresos corrientes, sino en función de los ingresos de largo plazo. A eso se suma la creación de un fondo soberano que reúna los recursos en exceso y los invierta fuera del país, con un consejo consultivo que asesore al ministerio de Hacienda sobre la política fiscal y de inversiones para ese fondo soberano. Eso es lo que deberían hacer los países. Chile, Perú y Colombia tienen fondos soberanos y esto los ayuda a sobrevivir en los períodos de vacas flacas. Lo mismo pasa en diversos países, desde los Emiratos Arabes hasta Noruega.

También deberían tener un programa potente de asociación público privada de infraestrutura que genere mayores niveles de bienestar.

-¿Qué chances ve de que la región avance en los próximos años en la reducción de la pobreza, un camino que quedó trunco cuando se cortó el ciclo de los super commodities?

-La reducción de la pobreza va a muy ligada al crecimiento. En la medida en que se logre retomar el crecimiento se puede reducir la pobreza. Entre el 70% y el 80% de la baja de la pobreza viene del crecimiento y del empleo, luego hay un rol para los programas públicos. Aunque no vamos a crecer como en la época del boom, sería positivo poder mantener un aumento del PBI de 3,5% y 4%. No sirve crece un año y caer el próximo. Me alegro de que Argentina haya podido retomar el crecimiento, aunque los períodos en que no se toman las medidas adecuadas tiene su costo.

-¿Qué perspectivas ve para Chile este año?

-Chile está creciendo, no estamos en recesión pero si hemos tenido un frenazo brusco. De 5,5% de expansión que teníamos con el gobierno anterior pasamos a 1,5% en 2016. Las bases de la economía siguen siendo sólidas, pero tenemos que mejorar sustancialmente las políticas. Este año se crecería 2,5%, pero puede crecer mucho más.

China inicia una nueva etapa en sus relaciones con América Latina y el Caribefrancof

CLARÍN

Sergio Cesarín*

Desde comienzos del siglo XX China se ha transformado en motor económico regional en razón de su sostenida demanda importadora de bienes y materias primas y por ser fuente de inversiones, proveedora de financiamiento y proveedora tecnológica. En una América Latina y Caribe (ALC) tiznados por el color político típico de gobiernos considerados populistas o de centro izquierda, una fase de recuperación económica, diversificación de vínculos externos y mayor autonomía respecto a los Estados Unidos, fueron patrimonio de una China que pasó de ser un mercado marginal a ser el segundo socio comercial representando el 13,7% de las transacciones externas latinoamericanas (U$S 263.000 millones en 2016). En el contexto de altas tasas de crecimiento, del orden del 9% anual, China traccionó el crecimiento regional gracias a su ingente demanda de materias primas y recursos naturales; hecho que habilitó la implementación de políticas redistributivas y enfoques neokeynessianos en varios países de la región.

Como resultado, en más de una década de activa política militante en la región, China logró construir una imagen, mezcla de admiración a nivel de élites políticas e intelectuales, pero también de sospecha y temor en sectores empresarios y trabajadores quienes vieron en la presión competitiva china un factor de des-industrialización y pérdida de empleo calificado. Esta dinámica se ha sostenido sobre tres poderosos vectores generadores de interdependencia: comercio de carácter complementario, recepción de inversiones, particularmente concentradas en sectores recurso-intensivos y provisión de financiamiento (básicamente para obras de infraestructura). China y ALC han construido una estrecha relación que parece iniciar una nueva etapa.

Cambios en el escenario económico mundial en razón de un emergente proteccionismo, modificaciones en el tablero político latinoamericano y, fundamentalmente, el ingreso de China en una dura transición económica o “nueva normalidad” que implica menores tasas de crecimiento, obligaron a recalcular instrumentos y metodologías de acción. De ello da cuenta el documento emitido por el gobierno chino en noviembre de 2016 sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe (ALC).

Continuación del Libro Blanco de las relaciones China- ALC publicado en 2008, el documento enuncia la aspiraciones chinas por lograr un salto cualitativo en las relaciones bilaterales mediante dos niveles centrales de acción: uno, mediante una interlocución focalizada y dirigida al colectivo político regional cuya plataforma preferida es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); y un segundo plano bilateral, consistente con asimétricas relaciones entre una potencia emergente y naciones de menor poder relativo. También el documento reafirma las grandes líneas de acción político-diplomáticas desplegadas hasta el presente y reafirma la voluntad china de fortalecer vínculos hacia el futuro en el marco de una “asociación estratégica integral”.

Cambio de marco

La letra interpreta que las condiciones “objetivas” son distintas. China atraviesa una “nueva etapa” caracterizada por la desaceleración económica, reestructuración industrial (especialmente en los sectores siderúrgico ymetalmecánico), la automación productiva mediante robotización y el gradual paso hacia una economía de alta tecnología, escenario que da por resultado menor demanda de materias primas e insumos provistos por la región.

El cuadro de situación da paso a enunciaciones aspiracionales sobre la futura evolución de los vínculos: latinoamericanos incorporando demandas y críticas y preocupaciones expuestas por gobiernos latinoamericanos que han visto caer la participación del sector industrial en la generación de riqueza a favor de importaciones de insumos y bienes finales chinos. México, Brasil y la Argentina son el mejor ejemplo.

Explícitamente el documento reconoce que las asimétricas relaciones económicas deben ser moderadas mediante mayor integración industrial, promoción de alianzas tecnológicas, formación de recursos humanos, sostén financiero hacia pequeñas y medianas empresas, promoción del entepreneurship, desarrollo conjunto de proyectos eco-sostenibles, integración en cadenas de valor, impulso a la participación de empresas chinas en proyectos de infraestructura y lento redireccionamiento de la ied hacia proyectos regionales de mayor intensidad tecnológica. China es aún uno de los principales emisores de capitales de inversión del mundo (inversiones directas por 225.000 millones de dólares en 2016) y ALC no puede descuidar esta opción. Es hora para China, entonces, de atenuar las críticas ante lo actuado y sostener una positiva imagen en la región.

Es claro que China observa en ALC un enorme potencial y amplio abanico de oportunidades. En primer lugar, el crecimiento regional —aun cuando moderado— sirve a la esperada expansión de negocios por parte de firmas chinas ansiosas por compensar caídas en el mercado doméstico como resultado de menores tasas de crecimiento; en este sentido, tanto para corporaciones transnacionales privadas como públicas (SOEs), mercados con altas tasas de urbanización, mejoras de ingresos y activos consumidores de clase media, seguirán siendo variables relevantes a la hora de diseñar proyectos en ALC. La construcción de marcas globales con alta jerarquía en productos y servicios (Huawei, Alibaba, Xiaomi) ha sido un arduo proceso en la región, por lo que mantener este activo es un objetivo prioritario, más aún cuando la reorientación de prioridades económicas latinoamericanas recupera el interés pro mercados proveedores europeos. .

En el plano de las inversiones veremos mayor activismo chino en industria automotriz, servicios financieros, logísticos, sector energético, informática, redes eléctricas, energías no convencionales y telecomunicaciones; un detalle táctico no menor indica que este cambio de enfoque sobre la inversión, refiere a la necesidad de evitar acuerdos Estado-estado o gobierno-gobierno con bajos niveles de transparencia adoptando parámetros de negociación que minimicen oportunidades de corrupción y erosionen la imagen del gobierno y empresas chinas (por ejemplo, mediante iniciativas de asociación público-privada, PPP). Abre sin dudas una “ventana de oportunidades” para China el retiro de Estados Unidos del TPP; este espacio vacío permite el despliegue de la atractiva oferta china por sumarse a su proyecto de integración regional RCEP e incluso formar parte de Banco asiático de Inversiones en Infraestructura y la canalización de activos hacia el ambicioso Proyecto de conectividad euroasiática One Belt One Road (OBOR).

El redespliegue de intereses económicos chinos mira con atención las acciones dirigidas en pos de convergencia Atlántico - Pacífico en América del Sur como la Alianza del Pacífico y el Mercosur. Reafirma esta línea de entendimiento la explícita mención documental respecto que China se muestra abierta a la negociación de “nuevos acuerdos preferenciales de comercio”.

En síntesis, China continuará siendo un actor favorable a la vigencia del multilateralismo global, sostén de una globalización que ayudó a crear gracias a su profunda transformación interna. Durante las próximas décadas China seguirá siendo un socio estratégico para la región, pero también ALC proveerá mayores oportunidades para la expansión de los intereses económicos de China.

 *Investigador CONICET-UNTREF.


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