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ANÁLISIS
Parisi: La Argentina es un país gasífero, no petrolero
23/09/2018
ENERNEWS/El Cronista

Por Raúl Parisi*

Asistimos al fin de la era del petróleo, porque el cambio climático cambió el modelo energético hacia una economía post carbónica de baja intensidad energética para hacer posible la subsistencia del hombre en el planeta.

Con energías renovables como fuentes futuras de energía y una fuerte complementación del gas en reemplazo del carbón y petróleo en forma progresiva. De lo que la Argentina debe tomar nota.

Cuando Arturo Frondizi asumió su presidencia en 1958, el país importaba el 57% del petróleo y comprometía la tercera parte de sus exportaciones, por lo fue razonable aplicar una política petrolera que en 4 años triplicó su producción y redujo un 90% las importaciones.

Su rush productivo intensificó la exploración, pero el subsuelo respondió produciendo mas gas que petróleo, que sin buscarlo, cuadruplicó su producción. La promulgación de la ley de Hidrocarburos en 1967 fue un paso decisivo para resolver el problema; definió un panorama jurídico claro, y cumplió acabadamente con el objetivo de impulsar la producción de petróleo, en el mar y el continente (o y on shore).

Y explica por qué 15 años después se alcanzó el autoabastecimiento petrolero: en mayo de 1983 ingresó al país el último barco con petróleo importado. Pero la respuesta del subsuelo argentino fue siempre un mayor descubrimiento de reservas de gas, cuyas reservas se incrementaron el 175% entre 1977 y 1978; y el 282% en 1982, por el descubrimiento de Loma la Lata en 1978, con 14 trillones de pies cúbicos (Tcf); cuando alcanzó 691.571 millones de metros cúbicos. Mientras, el petróleo permanecía en 340-380 millones metros cúbicos.

 Así lo demuestra la evolución de la matriz energética, que en 1970 dependía el 71,5% del petróleo y 17,6% del gas; en 1980 el 62,7% y 25% del gas, y en 1990 el 48% y 37,9%. Ambas se igualaron en el 42,6% en 1995; y desde entonces el gas tomó en la energía un rol preponderante, hasta el 52,5% actual frente al 32% del petróleo. Por la abundancia de sus recursos. Pero las políticas nunca lo reflejaron; porque el lobby del petróleo siempre se ocupó de que éste y no el gas tenga el rol preponderante.

Y así se gestaron los Planes Houston y Olivos en los 80, cuando encontrar gas era mal negocio; porque con el petróleo se ganaba mas dinero. Política que aún continúa, aunque no se entiendan las razones. Los intereses (a veces disfrazados de ideología) siguen mandando, y pudieron más que el interés de la Nación; y aún seguimos cometiendo el mismo error.

El petróleo es importante; pero el desarrollo tecnológico y la inversión hicieron que en el mundo deje de ser un bien escaso y sus reservas alcancen cada vez para más años: en 1980 eran suficientes para 27 años de consumo; en 2000 para 37; en 2010 para 45 y en 2014 para 52 años.

Con precios y patrones de consumo muy diferentes. En Argentina, los Recursos Técnicamente Recuperables de gas suman 802 Tcf (el 85% de los recursos shale), potencialmente suficientes para 400 años de consumo -mas el tight gas-. El petróleo (shale oil) es sólo el 15%; y el país exporta 2,2 millones de metros cúbicos por año; mientras importa 8-10 mil millones de dólares por año de gas y sustitutos (fuel oil y gas oil) para generación.

Porque el gas importando es insuficiente. Y no hay mas gas porque se prioriza el negocio del petróleo, que permite ganar mas dinero. Lo que no impidió que las compañías petroleras, que privilegian su interés por encima del país, presionaran al Gobierno y lograran que los ciudadanos subvencionemos con más de u$s 4000 millones por año el precio del petróleo durante mas de 2 años.

Pagando mas del doble que su precio internacional, en un caso único en el mundo. Pero la producción y las reservas siguieron cayendo; mientras seguíamos importando gas por u$s 10.000 millones por año por defección del Estado como responsable de fijar la política.

Si la ley de Hidrocarburos vino en 1967 a resolver la falta de petróleo porque generaba problemas económicos, la nueva Ley de Hidrocarburos 27.007 en 2014 debió resolver el problema de falta de gas en el país para tener igual impacto.

No fue así; pese a que su importación drena divisas del país desde hace 12 años, y transformó la balanza energética anual de u$s 6700 millones superavitaria en u$s 7500 millones de déficit.

Pero el Gobierno sigue validando la costumbre de mantener los precios alineados con los internacionales cuando los precios suben, y apartarse con argumentos variados cuando los precios bajan, en un verdadero contrasentido posible porque el Estado se niega a fijar reglas de juego y establecer un mecanismo de formación de precios para el petróleo y los combustibles con un marco regulatorio.

Situación que las compañías buscan perpetuar. Y se agrava, porque la política energética y exploratoria sigue orientada al petróleo, que exportamos. Y no al gas, que importamos y del que tenemos sobrados recursos. Ignorando que desde 1958 pese a buscar petróleo, se encuentra gas; y que “la revolución del gas” que produjo el descubrimiento de Loma La Lata, hasta hoy nos beneficia.

Pero las compañías petroleras sigan insistiendo con su negocio del petróleo; mientras el Estado que debe cumplir con su rol de promover el interés del país, no impone el gas. Exportar gas contribuiría con las necesidades del mundo de reducir sus emisiones de anhídrido carbónico (CO2); y sumaría a la Argentina a “la era dorada del gas” que anunció la Agencia Internacional de Energía en 2011. Es tiempo ya de que el Estado cambie la política exploratoria y energética al gas, asuma su rol en defensa del interés de la Nación, y dicte los marcos regulatorios necesarios.

*Consultor energético. Miembro del Comité de Energía del CARI. 

 


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