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Eintoss (CECE): Combustibles y concentración en la Argentina
25/12/2018

 Alejandro Einstoss Tinto*

 

Desde septiembre del año pasado Argentina vive en un contexto de libre determinación del precio de los combustibles, sin embargo, desde el 1º de octubre a la fecha el precio internacional del petróleo cayó 29%, el precio del combustible en Estados Unidos bajo 7%, mientras que en Argentina y medidos en dólares, los combustibles se incrementaron un 4%. 

Como se observa en la gráfica, los combustibles en Argentina históricamente fueron el doble de caros que en Estados Unidos pero a partir de la reciente devaluación de abril esta brecha se achicó. La reciente estabilidad del tipo de cambio y la caída del precio del crudo permitió la convergencia del precio de los combustibles locales al precio del petróleo de referencia.

 

¿Cómo se determina el precio de los combustibles?

En los últimos 15 años el precio de los combustibles fue tributario de las erráticas políticas de precios de la energía. Es así que pasamos de una política de “precios bajos” entre 2003 -2014 mientras el barril de crudo alcanzaba los USD 110, a una política diametralmente opuesta por la cual se implementó un precio sostén al barril de petróleo de producción local – “el barril criollo” -, y los combustibles argentinos reconocían a su insumo principal (el petróleo) un valor de USD 70 el barril cuando el precio internacional era de 40.

Luego en 2016, el gobierno firma con las petroleras el “Acuerdo para la transición a precios internacionales”, que hizo converger a través de un sendero gradual el precio del petróleo local a USD 55 el barril en septiembre 2017, y a partir de ese momento el mercado quedaría liberado. Pero este gradualismo se dio en un contexto de escalada del precio internacional del crudo.

Este incremento del precio internacional, combinado a las variaciones del tipo de cambio, llevo al gobierno a firmar un nuevo acuerdo de estabilidad de precios, pero esta vez con refinadores en la necesidad de amortiguar el efecto de dichos aumentos en precio interno de los combustibles.

Por este acuerdo los refinadores se comprometían a no aumentar los combustibles en los meses de mayo y julio, y se creó una cuenta compensatoria que incorporaría el retraso acumulado hasta ese momento (12% sobre el precio de venta al público) y los ajustes resultantes de las variaciones determinantes del costo del combustible: precio del petróleo crudo, tipo de cambio y precio de los biocombustibles, no trasladados a precios en los meses de mayo y julio.

El acuerdo preveía que a partir de julio los refinadores podrían incorporar al precio de sus combustibles el resultado de la cuenta compensadora en 6 cuotas mensuales y consecutivas.

En el camino, a partir del 1º de marzo se modifico el impuesto a los combustibles que pasaron de ser un impuesto ad valorem (una alícuota) a ser una suma fija actualizable trimestralmente en función de la evolución de índice de precios al consumidor (IPC).

Sin embargo, la devaluación del tipo de cambio superior al 100% y el persistente aumento del precio del petróleo “Brent” (referencia del precio local) hicieron inaplicable el acuerdo, que fue abandonado ante la cuantía que alcanzaba las deudas acumuladas en la cuenta compensatoria.

De esta forma desde julio, el precio de los combustibles se encuentra liberado a la competencia en un mercado de características muy particulares.

El índice HHI y un mercado concentrado

El índice HHI[1] - Herfindahl-Hirschman index – es una medida utilizada para medir el grado de concentración económica de un mercado, y utilizado por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) para cumplir con la ley antimonopolios.

De acuerdo a la FTC, un mercado con HHI por debajo a 1500 puntos son considerados “no concentrados”, entre 1500 y 2500 como “moderadamente concentrado” y por encima de 2500 puntos “altamente concentrado” y deben ser objeto de monitoreo en resguardo del interés de los consumidores. 

De manera simplificada podemos definir la cadena de valor de los combustibles en 2 eslabones: el “upstream”: la producción de petróleo crudo, y “downstream”: refinación y venta de combustibles.

Pero veamos que nos dice el HHI sobre el mercado argentino de combustibles y su cadena de valor.

=La producción de petróleo presenta un HHI2018 =2063 puntos – Moderadamente concentrado.

=La refinación presenta características de un mercado altamente concentrado con un HHI2018= 3573.

=Y la venta de combustibles al mercado interno muestra un HHI2018:3712, de alta concentración.

Sin dudas el mercado argentino muestra una elevada concentración y una marcada integración vertical en toda la cadena, en la que se destaca la participación de YPF, que es la firma de mayor participación cadena con el 47% de la producción de crudo y que controla más del 50% de la refinación y venta de combustibles.

La conformación de este mercado muestra todavía la influencia de un pasado marcado por la gran empresa estatal: YPF que marco el ritmo del desarrollo del sector energético desde principios del siglo XX[1].

El mercado de combustibles es un mercado oligopólico, y eso no sería problema, el problema es que presente un comportamiento cartelizado.  Es en este punto donde la reciente decisión de liberalizar el precio de los combustibles al “mercado de competencia” genera dudas.

Parece difícil pensar en un escenario de competencia con la actual conformación de mercado, sin la implementación de medidas de política publica que “desafíen” el poder de mercado de un posible cartel.

En este sentido, la decisión de liberalizar la importación de combustibles de noviembre de 2017 aparece como una medida tendiente a incrementar la competencia en refinación y la entrada en el mercado de la empresa Tranfigura va en ese sentido. Pero esta política puede verse seriamente condicionada por restricciones de acceso a la infraestructura logística y de almacenamiento que funcionan como barreras a la entrada.

Es este contexto alta concentración y de restricción de infraestructura donde puede verse afectado el interés de los consumidores, aparece necesaria la regulación del Estado a través de la Dirección Nacional de Defensa de la Competencia (DNDC).

El rol de la DNDC es central no solo analizando los procesos de compra ó fusión que puedan aumentar los niveles de concentración, sino analizando y reorganizando un mercado que hoy aparece lejano a un escenario competitivo.

En este punto aparece la necesidad de una política publica de consenso que se enmarque en una planificación sectorial que exceda los tiempos de una administración y entregue certidumbre y reglas claras de largo plazo que permitan el arribo de inversiones a un sector que genera rentas y que debe ser debidamente regulado.

[1] El HHI de un mercado se calcula sumando los cuadrados del porcentaje de participación de mercado de las respectivas empresas. Por ejemplo, una industria de dos empresas con cuotas del 50% cada una, tendrá un HHI de 502 + 502 = 5000

[1] Fundación de YPF, 3 de junio de 1922.

*Economista (UBA). Coordinador del Observatorio Económico (Instituto Argentina de la Energía General Mosconi).


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