RAÚL VILA*

Gas caro para el mercado interno, barato para exportar y más caro para importar. Un negocio que solo los funcionarios entienden.

La semana pasada nos preguntamos porque Sudáfrica podía ser más confiable que Argentina. Hoy la pregunta es si el Gobierno Nacional quiere desarrollar la segunda turbina de la economía nacional: Vaca Muerta.  Para intentar dar luz a las improvisaciones en materia energética, repasamos algunos hechos que ha llamado la atención.

Comencemos por recordar que durante el 2018 la Secretaría de Energía mantuvo la interpretación de la resolución 46 sin tope ni modificaciones. Dicha norma contemplaba un sendero de precios descendentes para el gas no convencional (ver cuadro). Esta resolución –ideada y consensuada con las operadoras por el ex Ministro Aranguren- posibilitó llevar a los mercados las “bondades” de la formación Vaca Muerta y la gestión de un gobierno que intentaba cambiar el paradigma energético.

Los actos de gobierno que se sucedieron a partir del cambio de interpretación de la normativa origino un análisis de las improvisaciones de Gustavo Lopetegui y su equipo de trabajo, las indefiniciones en materia estratégica y los resultados alcanzados a la fecha  –que con la simple interpretación- no se logro entender hacia dónde va la política energética.

Durante el 2018 según la página de IAESA (Integración Energética Argentina SA) el gas importado proveniente de las dos terminales regasificadoras -Escobar y Bahía Blanca oscilaron entre U$D 7,251 y U$D 10,42 el MBTU. Mientras que el valor de importación del gas de Bolivia se conservó  a U$D 6,24 el MBTU todo el año y se mantuvo la suspensión de las exportaciones a los países limítrofes.

Entre enero y febrero de este año, cambio todo. Argentina comenzó a exportar gas a Chile con un valor promedio de U$D 4,10 el MBTU. La semana pasada se aprobó la exportación para marzo y abril a Uruguay con un valor de U$D 3,77 el MBTU y la subasta realizada en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires para determinar el valor del mercado interno para el año 2019 arrojo el precio más bajo en el orden de los U$D 4,62 el MBTU.

Es decir, el precio del gas para exportar a los países limítrofes (Chile y Uruguay) es más económico que el gas para consumo interno. Algo que para el Gobierno Nacional y Provincial pasa desapercibido pero para el usuario corriente genera interrogantes.

Pero no todo queda en la exportación y consumo interno. La nueva adenda del contrato de importación de gas con Bolivia establece un valor de referencia para el verano de U$D 6,24 MBTU hasta los 10 millones de metros cúbicos. En caso que Argentina demande mayor consumo (que a esta altura se sabe que se necesitará) el valor pactado será un 15% más que el valor de referencia, alcanzando los U$D 7,18 MBTU para el verano.

Para la estacionalidad Invierno, la adenda mantiene el valor de U$D 6,24 hasta los 10 MMm3/d  (al igual que en verano), pero de existir una mayor demanda la diferencia se pagará en el orden de los U$D 10,30 el MBTU. Es decir, un 47,15% más que el valor que se abona por resolución 46.

Otra de las desinteligencias de esta cartera fue no advertir la ola de calor que se venía pronosticando. En plena “política exportadora de gas” y ante una demanda energética domiciliaria, la Secretaría de Energía debió suspender momentáneamente las exportaciones de gas a los países limítrofes con la finalidad de inyectar todas las moléculas para la generación de energía eléctrica.

La improvisada medida, generó otro descreimiento de la política energética de Argentina con los países compradores y la desorientación de los empresarios locales por la abrupta medida y falta de planificación. El descreimiento llegó a tal punto que algunos representantes de empresas internacionales debieron enviar “informes internos” a sus casas matrices para intentar explicar lo inexplicable.

La radiografía de la política energética de Argentina es paga el gas más caro para consumo interno, exporta gas barato a los países limítrofes e importa gas más caro que el producido en el propio país. Una ecuación que aún no se entiende y limita el desarrollo de la “supuesta” turbina de la economía nacional.

Aquí  vale transcribir el twitter del 21 de febrero último del ex secretario de Energía Jorge Lapeña, que resume la política energética de la actual administración: “prueba, error… prueba, error… prueba, error… este es el método que se está usando con mucha frecuencia.   Así no se maneja la infraestructura de un país de 44 millones de habitantes. Créanme es serio: hay otra forma”

Mientras el gobierno intenta mostrar resultados económicos en su macroeconomía, la planificación estratégica, la coherencia de precios y el desarrollo en materia energética sigue sin rumbo firme para atraer las legítimas inversiones.

*Integrante7s del Instituto Argentino del Petroleo y del Gas  (Apache Energia Arg. SA)