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La tragedia de Rosario
CONMOCIÓN EN ROSARIO POR LA FATAL EXPLOSIÓN. LITORAL GAS Y LA JUSTICIA INVESTIGAN LAS CAUSAS. DETIENEN A GASISTAS
07/08/2013

Estudian demoler los dos bloques del edificio que siguen en pie

La Nación
¿Qué va a pasar con los dos bloques del edificio donde se produjo la explosión en Rosario y aún siguen en pie? La implosión, su demolición definitiva, es hoy una de las hipótesis más firme dado el grado de deterioro que presentan.

Según informa Rosario3.com, "si el edificio tiene dos tercios en buenas condiciones quizás el resto se puede arreglar; sino es probable que haya una implosión", dijo el ingeniero Carlos Lloi, de la Dirección de Obras Particulares de la Municipalidad.

Por otra parte, el profesional explicó en diálogo con Radio 2 que la próxima tarea será apuntalar la parte delantera del edificio y luego se irán verificando las propiedades contiguas y las de enfrente.

Justamente, explicó, el riesgo es que el edificio no está apuntalado. "Ya se derrumbó un pedazo; está todo atado con alambre", afirmó.

La decisión sobre si se hace la demolición definitiva o no se va a tomar luego de consultar técnicos especializados, los más importantes del país.



Hallan con vida a tres desaparecidos y sigue la búsqueda de 12 personas

Clarin


El ministro de Salud santafesino, Miguel Cappiello confirmó el hallazgo de una víctima, que eleva la nómina de fallecidos a 10, y la aparición de tres personas que se encontraban en el listado de desaparecidos.

La víctima décima sería una chica de entre 20 y 25 años. Según informaron fuentes oficiales, aún resta realizar una serie de estudios al cadáver para confirmar su identidad. Además, durante esta madrugada, aparecieron dos personas, de las que se desconocía su paradero. Cappielo informó que uno de ellos fue dado de alta y otro está internado.

Hasta el momento, los registros difundidos por el Ministerio de Salud de Santa Fé indican que hay 12 desaparecidos y 20 internados. En el lugar del derrumbe -Salta 2141, a metros del exclusivo bulevar Oroño y a pocas cuadras del río Paraná- seis brigadas de rescatistas continúan con la búsqueda intensa de sobrevivientes.

El secretario de Protección Civil de Santa Fe, Marcos Escajadillo, manifestó esta mañana en conferencia de prensa que se está tratando de acceder al segundo subsuelo de la torre en la que se originó la explosión. Allí se registraron movimientos bajo los escombros, que podrían indicar que habría sobrevivientes.

El drama tiene historias y cifras que no alcanzan a dimensionar el horror que se vivió minutos después de las 9.30. Franco, un sobreviviente, aseguró haber escuchado un ruido similar a un compresor y segundos después, la explosión. “ Volaron las paredes de mi casa y quedé al borde del precipicio ”, narró. La onda expansiva alcanzó los 100 metros.

“Parece una guerra. Es terrorífico”, graficó uno de los rescatistas. La postal que se observaba en el lugar era semejante a la que deja un atentado o un bombardeo. Fachadas y estructuras de cemento completamente arrancadas. Hierros retorcidos, columnas de humo negro elevándose entre árboles arrasados por la explosión. El panorama era desolador.

“ Esto fue similar a los de la embajada de Israel ”, comparó el arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan. El gobernador Antonio Bonfatti habló de “una página negra en la historia de la ciudad”. Los candidatos para las elecciones, del oficialismo y la oposición, suspendieron sus campañas.

Según los vecinos, las pérdidas de gas en el edificio eran recurrentes. La Justicia trabaja para establecer ese dato: ayer se ordenó un allanamiento a la firma Litoral Gas para comprobar si hubo denuncias previas que no se hayan tenidas en cuenta y se detuvo a un gasista y a su ayudante, quienes habrían sido los últimos que trabajaron en el edificio.

La explosión se habría originado en el subsuelo de una de las tres torres que componen el complejo de 63 departamentos. El hueco del ascensor provocó que se acumulara gas, por lo que la estructura más afectada fue la del centro, que finalmente se derrumbó.

La zona fue acordonada. Se llegó a evacuar a gente en viviendas ubicadas a 500 metros del lugar. Treinta ambulancias y dotaciones de bomberos de Rosario y de ciudades cercanas trabajaron en el lugar. Muchos gritaban desde los balcones. Otros desde las ventanas. El fuego en la puerta del edificio impedían trabajar: la fuga de gas y las llamas recién lograron controlarse después del mediodía.

“El edificio tiene un peligro potencial de derrumbe. Las condiciones de estabilidad están bastante deterioradas”, advertía tres horas después de la explosión Marcos Escajadillo, secretario de Protección Civil de Santa Fe.

El estacionamiento de un supermercado lindero fue utilizado para acceder a las torres afectadas. Se armaron centros con profesionales médicos y psicólogos para atender afectados. Incluso se instaló un puesto para rescatar a mascotas extraviadas. Once escuelas suspendieron sus actividades.

El Gobierno nacional envío 500 gendarmes. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, recorrieron la zona. Por precaución los vecinos de Salta al 2100 no pudieron regresar a sus casas. El Ejecutivo provincial dispuso 3 días de duelo

El gasista y un ayudante fueron detenidos; hubo llamadas Litoral Gas

Rosario 3

El gasista que trabajaba en el edificio de Salta al 2100 al momento de la tragedia y una segunda persona que sería su ayudante fueron detenidos este martes por la noche. El juez a cargo de la investigación por la explosión, Juan Carlos Curto, caratuló la causa como "estrago culposo", con penas de un mes a cinco años de prisión.

El magistrado del fuero correccional confirmó a El Tres que el principal sospechoso fue arrestado en la vía pública cerca de las 21 mientras que el otro involucrado se entregó en la comisaría 7ª.

Las dos personas no son empleados de Litoral Gas. Sin embargo, Curto confirmó a El Tres que hubo llamadas desde el edificio hacia la empresa, aunque no precisó el contenido de las mismas. "Hubo pedidos anoticiando algún problema a la empresa", dijo según constató la Policía. "Estamos en el inicio de la investigación", aclaró.

El juez añadió que existen “imágenes” del lugar en el momento del hecho y confirmó que se desarrollaban “distintas actuaciones”, llevadas a cabo por policías.

En ese marco, señaló que el gasista se movilizaba en un utilitario blanco y pidió a testigos que declaren y aporten datos, en la comisaría 3ª o en su juzgado.

Antes, la Justicia allanó las oficinas de la empresa Litoral Gas tras la terrible explosión ocurrida este martes a la mañana en un edificio de Salta al 2100.

En contacto con el programa "La primera de la tarde", la fiscal Graciela Argüelles expresó que ingresó a las oficinas de la compañía con personal de la policía científica de la Unidad Regional II para acceder a los legajos. "Lo que se intenta verificar en el sistema informático es si se realizaron reclamos desde el edificio y si fueron atendidos", explicó.

La fiscal sostuvo que más que recoger datos en el lugar de los hechos este martes se recurrió a varios centros de salud donde están internados los habitantes del edificio que explotó tras una importante pérdida de gas para tomar testimonio. "Hablamos con las personas internadas que pueden aportar información, sobre todo las que vivían en ese edificio", abundó la fiscal.

Luego de esa recorrida, Argüelles ingresó acompañada de peritos de la Policía Científica de la Unidad Regional II a las oficinas de la firma para "verificar si en el sistema informático hay registros de reclamos realizados desde el edificio y si fueron atendidos". "Tenemos que ver los nombres de personas que participaron en reparaciones para poder determinar las causas de este accidente, ya que al parecer hace pocos días un gasista realizó tareas en el lugar", sostuvo.

En la causa que aún no pudo ser caratulada, la fiscal trabaja con personal del juzgado correccional, con efectivos de la comisaría 3ª y personal de la división judiciales de la Unidad Regional II.

 


 

El 911 recibió llamados de alerta cinco minutos antes de la explosión

Rosario 3

El Ministerio de Seguridad de la provincia dio a conocer este martes los llamados de alerta al 911 registrados en los cinco minutos previos a la tragedia de este martes en Salta al 2100.

El primer contacto fue a las 9.33, cuando una mujer afirmó que salía gas de un auto estacionado en la vía pública. A las 9.36, un hombre precisó la información y aclaró que se trataba de un edificio, ubicado a mitad de cuadra, entre Oroño y Balcarce.

Un minuto más tarde, un llamado de "Móvil de Cuerpo" señala que un gasista -se trataría del hombre detenido- alertó que en Salta 2145 había una pérdida de gas y que "necesitaba que vaya alguien hasta el lugar".

Pero no hubo tiempo. A las 9.38, una mujer se comunica con el 911 y mientras cuenta que había “un escape de gas impresionante” se produce el estallido. Después comenzó el operativo.

 


 

Por estrago culposo

Rosario 12

Poco antes de las 21, la Agrupación de Unidades Especiales de la policía provincial detuvo al gasista Carlos Leonardo García, señalado por testigos como el responsable del trabajo en el edificio donde se produjo el derrumbe. Según los relatos recogidos por el comisario Guillermo Morgan --aún no judicializados-- el hombre advirtió el escape, hizo una llamada telefónica y se retiró del lugar. A última hora, el juez correccional Juan Carlos Curto confirmó que había dos detenidos. El segundo es el ayudante del gasista y los dos estarían desvinculados de la empresa Litoral Gas. Curto ordenó las detenciones ayer a la tarde, en la causa caratulada como "estrago culposo". Antes, había allanado la empresa de servicio, en Mitre y San Lorenzo.

En las oficinas incautó documentación sobre la habilitación de la conexión de gas del edificio, sobre el reclamo realizado por vecinos el 25 de julio pasado, que derivó en un corte de gas de dos días y la rehabilitación del servicio previa reparación. Entre la documentación secuestrada, el juez se llevó el detalle de los llamados recibidos en el call center. "La sospecha bastante probable es que tenemos una explosión provocada por gas. Siendo la empresa Litoral Gas la proveedora de gas de toda la ciudad y de ese edificio en particular, hay que buscar toda la información relacionada con los pedidos de vecinos de ese domicilio, de la cuadra por una posible pérdida, reparación, quiénes intervinieron", explicó el juez.

Justamente, el gerente de Relaciones Institucionales de Litoral Gas, José María González, subrayó que no recibieron ningún reclamo de vecinos del edificio después del 26 de julio, diez días antes de la tragedia. Ese día, a las 21.40, la empresa rehabilitó el servicio que había cortado el día antes por una pérdida de gas. Como la distribuidora no tiene jurisdicción dentro del edificio, acudió al llamado de los vecinos el 25 de julio, constató el escape, y tras la intervención de un gasista matriculado, rehabilitó el servicio. El vocero empresario negó que hayan recibido llamadas previas a la explosión y subrayó que "eso es verificable a partir de los informes del call center que está a disposición de la justicia". Con el mismo énfasis, González descartó la presencia de personal de Litoral Gas efectuando trabajos en la vereda antes de la explosión.

Tanto Curto como la fiscal a cargo de la causa Graciela Argüelles convocaron a todos los testigos que cuenten "con información veraz" a acercarse a la seccional 3ª, de Dorrego al 100, o en el mismo juzgado. Para Curto, sobre todo, es importante que se trate de personas que hayan podido observar los momentos previos a la explosión. También el magistrado solicitó a la familia de las víctimas fatales "tolerancia" ante las demoras en la entrega de los cuerpos, debido a las autopsias.

Mientras los funcionarios judiciales daban una conferencia de prensa, antes de las 20, en el hall de Tribunales, en el lugar del derrumbe se seguía trabajando en la búsqueda y rescate de personas. Era la prioridad, que dejará las pericias para más tarde.

Faltan días para que los informes científicos develen el origen exacto de la explosión, el derrumbe y el incendio. En ese punto, Morgan agradeció "la muy buena predisposición del personal de Gendarmería, que puso a disposición íntegramente su gabinete científíco para las pericias que tienen que ver con la cautela de material probatorio".

En medio de las preguntas de periodistas y la ansiedad por adelantar alguna conclusión, Argüelles se sinceró: "La investigación recién se inicia, estamos colapsados pro todo lo ocurrido, es algo que nos supera, nunca hemos trabajado en algo así. Tenemos que evaluar los testimonios, la prueba documental, las pericias de los expertos, se ha ofrecido Gendarmería nacional, todo eso no es necesario que esté determinado en el primer momento.


"¡Váyanse que explota todo!"

Rosario 12

Primero fue un zumbido extraño y poderoso, enseguida la carrera alocada del portero y del gasista por calle Salta, atajando el tránsito y la gente. "¡Váyanse que explota todo!", gritaban. Y unos minutos después, la explosión más aterradora que jamás haya estremecido la ciudad. Rosario vive desde ayer a las 9.38 la peor tragedia de su historia, con epicentro en el edificio situado en Salta 2141, que al cierre de esta edición contaba con 12 personas muertas, 62 heridas y 15 desaparecidas. Los nueve pisos del ala media de las tres que componían la torre se derrumbaron sobre sí. Desaparecieron allí 18 departamentos y es donde los equipos de rescate concentran sus tareas para encontrar sobrevivientes, algo que descuentan les insumirá los próximos días.

El gasista contratado por el consorcio y que trabajó ayer hasta el momento de la deflagración, fue detenido anoche por orden del juez en lo correccional Juan Carlos Curto (ver aparte). Desde la empresa Litoral Gas negaron que hubiera recibido denuncias por el servicio desde esa dirección, pero los vecinos afirmaron lo contrario. Por eso el magistrado allanó las oficinas céntricas de la empresa concesionaria del servicio que cortó el suministro recién tres horas después del desastre.

Las postales iniciales del caos mostraban vecinos a la deriva sobre el asfalto regado de vidrios y objetos que un segundo antes decoraban en paz livings y dormitorios hacia arriba. Una mujer trataba de salir por la ventana destartalada del quinto piso cuando el bombero llegaba en escalera y le rogaba que no se tire. En planta baja arreciaba una lengua de fuego sin control que lamía hasta los balcones del segundo piso, y los gritos, y las alarmas desbocadas, y las sirenas apuradas pusieron el sonido de los primeros instantes del horror.

El humo subía negro. Enseguida personal de la Guardia Urbana Municipal y Defensa Civil despejó calle Salta hacia Balcarce para permitir la salida de las primeras ambulancias. Litoral Gas cortó el suministro tres horas después, y para ello tuvo que realizar dos perforaciones en la vereda para empezar a controlar la situación y liberar la presión remanente; mientras el fuego todavía daba pelea a los bomberos. Los heridos leves fueron trasladados al Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar), y los más complicados al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) y al Centenario. Desde ese efector se confirmó la primera víctima fatal antes de las 11 de la mañana. En el vecindario se rumoreaba el peor pálpito: serían varios más.

Anoche, fuentes de la investigación señalaron que los peritos traídos por el ministro de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, encontraron la válvula que debía reemplazar el gasista descalzada del caño maestro que alimenta al edificio. Y empezaron a trabajar sobre la hipótesis de que en ese punto se produjo el escape de gas que se acumuló en el subsuelo y a todo lo largo del compartimento del ascensor. Si eso fue así, es posible que una chispa del motor eléctrico del elevador haya desencadenado la tragedia. El edificio cuenta con habilitación de la Dirección de Obras Particulares municipal desde 1976.

La intendenta Mónica Fein llegó pasadas las 10, y aunque recibió algunos insultos propios de la desesperación y el dolor de la gente, permaneció en el lugar durante varias horas. Es que en ese momento los motivos del hecho no estaban claros. "Era un ruido como de aire saliendo de un compresor, ni pensé que sería gas", describió Franco, vecinos del piso 7º, a quien el estallido lo aturdió. Cuando volvió en sí, su habitación ya no tenía paredes y podía ver los departamentos del ala del frente en la misma situación. "Veía el precipicio. Me quedé debajo del marco de la puerta porque no sabía si era un terremoto o qué. Empecé a escuchar gritos, y vi que había cosas de la vecina en mi casa", dijo antes de ayudar a salir a la propietaria del departamento lindero.

La información fría en los medios nacionales rezaba "explosión en Rosario". La esquina de Salta y Oroño estaba repleta de rostros aterrados por lo que generó el estruendo y el derrumbe de la torre central, cuando algunas personas todavía permanecían acostadas o preparándose para salir; otros agradecían haberse ido temprano.

"No puedo creer lo que veo, esto es terrible", dijo una mujer que vive a una cuadra y que por la tarde llegaba de su trabajo, tras retirarse a las 7 de la mañana. Recién en ese momento se encontró con el panorama desolador. La torre del centro había colapsado.

En la manzana se veían y se pisaban vidrios. Varias familias salían de sus casas con niños y mascotas, por la orden de evacuación en el perímetro de las cuadras contiguas. La fotografía era "de guerra". Dos empleados del supermercado La Gallega, atrás del edificio, describieron la situación que vieron desde adentro como "trágica".

Defensa Civil y de Salud Municipal improvisaron un centro de atención médica, mientras dotaciones de Bomberos Zapadores y Voluntarios de Rosario, Villa Gobernador Gálvez, Granadero Baigorria, Roldán, y hasta de Paraná, trabajaban en el lugar perimetrado.

Si bien la Justicia ya investiga los motivos del hecho, Franco dijo que cuando escuchó ese sonido, recordó que irían a cortar el suministro de gas en horas de la mañana, "porque hacía diez días había problemas de una pérdida, por lo que se cambiaría un regulador de baja presión", describió. "Una vecina se quejó a Litoral Gas porque tenía poca presión, entonces el edificio se enojó con ella porque vinieron y le cortaron a todos. Estuvimos tres días sin gas, solucionaron la pérdida y reconectaron. Y ayer estábamos avisados que a las 9 iban a cortar el gas para cambiar el regulador".

Rodrigo, un joven que vive sobre calle Oroño, relató que dos días atrás los comerciantes de calle Salta se habían quejado por el ruido que había, "como de una pérdida", y aseguró que llamaron a personal de Litoral Gas, algo que el vocero de la empresa, José María González, descartó desde el principio. Los vecinos sostuvieron que reclamaron en los últimos días por falta de presión y porque sentían olor a gas en los palieres. Y agregaron que ayer, minutos antes del desastre, también hubo quien llamó al 911 para denunciar el peligro inminente.

Por la tarde, el juez Correccional Nº 7, Juan Carlos Curto, ordenó el allanamiento de las oficinas de la empresa de suministro de gas, en Mitre y San Lorenzo, donde estuvo la fiscal Graciela Argüelles. La causa está caratulada como "estrago culposo" (ver aparte).

Pasado el mediodía, ingresaron ambulancias, bomberos y paramédicos al estacionamiento del supermercados La Gallega, sobre Oroño, donde se colocó una mediasombra gris para trabajar en el interior con las personas rescatadas. Marcos Aspiros, un bombero voluntario de Granadero Baigorria que se autoconvocó en el lugar del siniestro, relató que pudo rescatar a una joven que aún se encontraba en pijama. "Pero lo peor de todo fue oír llantos de chicos", lamentó.

El dolor se desbrozó en cada una de las vidas involucradas en el desastre. Como el caso de María Emilia Elías, una joven de 29 años con síndrome de down. Diez minutos antes de la explosión, su hermana se fue a trabajar. Ella quedó en el departamento del primer piso, esperando la hora para cruzar a la granja de enfrente, donde era empleada. No pudo ser. El estallido terminó con su vida.

En la zona se cortó la energía y se ordenó evacuar manzanas aledañas hasta que la situación se encauzó. Anoche esa restricción se mantenía en la cuadra del siniestro. Algunas autoridades consultadas daban por sentado que todo el edificio tendrá que ser demolido una vez que concluya la búsqueda de sobrevivientes y cuerpos.

A los vecinos de las cuadras aledañas se les permitió de a poco regresar a sus viviendas a retirar ropa y efectos personales. Menos los que habitan la manzana del estallido, a los demás se les permitía pernoctar y se les había repuesto la luz y el gas. En paralelo, crecía la angustia de los consorcistas de las torres dañadas, en busca de garantías de que lo que quedó de sus bienes no fueran presa del pillaje. Para eso, anoche se apostaron gendarmes, prefectos y soldados a montar guardia en la cuadra del horror.

 


 

El peor desastre en la historia de Rosario dejó 9 muertos, 62 heridos y 14 desaparecidos

La Capital de Rosario

La devastadora explosión en un edificio del macrocentro por un escape de gas conmocionó ayer a Rosario y se convirtió en la peor tragedia en la historia de la ciudad. El saldo de víctimas confirmado por las autoridades municipales al cierre de esta edición era de 9 muertos (el juez habló de 12) y 62 heridos, aunque el dato más angustiante era otro: cerca de la medianoche las autoridades aún reportaban 14 desaparecidos. El feroz estallido provocó el derrumbe de un edificio de nueve pisos, colapsó los dos linderos y comprometió a otros de la misma cuadra. También causó estragos en torres y casas de varias manzanas a la redonda, al punto de que la zona se parecía a una ciudad bombardeada.

Eran las 9.40 cuando un potente estampido en uno de los tres edificios de Salta 2141 hizo temblar el área y se escuchó en buena parte de la ciudad. Ocurrió cuando un gasista cambiaba un regulador de gas y se produjo una gran fuga de ese fluido. Para Juan Carlos Curto, el juez correccional que investiga el grave episodio, ese hombre es sospechoso de ser el responsable de la tragedia. Anoche fue detenido y hoy será indagado bajo la imputación de estrago culposo, delito que consiste en causar —sin intención pero por negligencia— una gran destrucción con peligro común para mucha gente. Se castiga con una pena de entre un mes y cinco años de prisión.

La inminencia del desastre. Según un reporte de la Central de Emergencias 911, difundido anoche por el gobierno provincial, a las 9.32 dos mujeres reportaron por teléfono en llamados distintos un fuerte escape de gas en esa cuadra.

Cuatro minutos después un patrullero policial informó por radio que un gasista había denunciado lo mismo y reclamaba la presencia de técnicos de la empresa Litoral Gas.

A las 9.38 otra mujer llamó para dar cuenta de la fuga de gas, pero esa comunicación se interrumpió y un segundo después los operarios del 911, que funciona en Santa Fe y Balcarce, oyeron la explosión.

Muchos rosarinos reportaron haber escuchado lo mismo en distintos puntos de la ciudad, algunos incluso a más de 50 cuadras. Instantes después la zona se convirtió en escenario de imágenes parecidas a una ciudad en guerra y jamás vistas en Rosario: la explosión literalmente destruyó los frentes de varios edificios, casas y negocios de Salta al 2100 y la onda expansiva afectó a otros ubicados a varias cuadras a la redonda.

Tras la conmoción inicial, fueron los propios vecinos y transeúntes —algunos incluso lastimados— quienes comenzaron las desesperadas tareas de rescate de los heridos. Se vivieron momentos de gran incertidumbre, pero al mismo tiempo hubo gestos de una enorme solidaridad. Un persistente incendio provocado por la explosión agregó tensión y complicó a los rescatistas. El suministro de gas recién se cortó horas más tarde.

La llegada de bomberos y ambulancias permitió profundizar las tareas de socorro, pero pasó una hora y media hasta que el rescate comenzó a organizarse más metódicamente y los heridos pudieron ser evacuados hacia hospitales públicos y sanatorios privados.

Las imágenes del desastre comenzaron a trascender la ciudad e incluso el país, mientras que en Rosario la búsqueda de información sobre las personas que viven o estaban en el área le agregaron dramatismo a la situación. Hubo escenas desgarradoras en la cuadra de la explosión, pero también en los hospitales y en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar), donde el municipio concentró la distribución de información sobre las víctimas.

A la tarde las autoridades bloquearon el acceso a la zona para facilitar la búsqueda de cuerpos, tarea que estaba a cargo de rescatistas y perros adiestrados. Hacia la noche la difusión de la lista oficial de desaparecidos aumentó la conmoción. El rastreo de información sobre esas personas acaparó todos los medios de comunicación y las redes sociales.

La torre que se derrumbó tenía nueve pisos y 18 departamentos, y se levantaba en medio de otras dos que conformaban un bloque. Los heridos más graves y las víctimas fatales estaban en ese edificio. Al cierre de esta edición, el rescate de víctimas continuaba.

La devastadora explosión en un edificio del macrocentro por un escape de gas conmocionó ayer a Rosario y se convirtió en la peor tragedia en la historia de la ciudad. El saldo de víctimas confirmado por las autoridades municipales al cierre de esta edición era de 9 muertos (el juez habló de 12) y 62 heridos, aunque el dato más angustiante era otro: cerca de la medianoche las autoridades aún reportaban 14 desaparecidos. El feroz estallido provocó el derrumbe de un edificio de nueve pisos, colapsó los dos linderos y comprometió a otros de la misma cuadra. También causó estragos en torres y casas de varias manzanas a la redonda, al punto de que la zona se parecía a una ciudad bombardeada. Eran las 9.40 cuando un potente estampido en uno de los tres edificios de Salta 2141 hizo temblar el área y se escuchó en buena parte de la ciudad. Ocurrió cuando un gasista cambiaba un regulador de gas y se produjo una gran fuga de ese fluido. Para Juan Carlos Curto, el juez correccional que investiga el grave episodio, ese hombre es sospechoso de ser el responsable de la tragedia. Anoche fue detenido y hoy será indagado bajo la imputación de estrago culposo, delito que consiste en causar —sin intención pero por negligencia— una gran destrucción con peligro común para mucha gente. Se castiga con una pena de entre un mes y cinco años de prisión. La inminencia del desastre. Según un reporte de la Central de Emergencias 911, difundido anoche por el gobierno provincial, a las 9.32 dos mujeres reportaron por teléfono en llamados distintos un fuerte escape de gas en esa cuadra. Cuatro minutos después un patrullero policial informó por radio que un gasista había denunciado lo mismo y reclamaba la presencia de técnicos de la empresa Litoral Gas. A las 9.38 otra mujer llamó para dar cuenta de la fuga de gas, pero esa comunicación se interrumpió y un segundo después los operarios del 911, que funciona en Santa Fe y Balcarce, oyeron la explosión. Muchos rosarinos reportaron haber escuchado lo mismo en distintos puntos de la ciudad, algunos incluso a más de 50 cuadras. Instantes después la zona se convirtió en escenario de imágenes parecidas a una ciudad en guerra y jamás vistas en Rosario: la explosión literalmente destruyó los frentes de varios edificios, casas y negocios de Salta al 2100 y la onda expansiva afectó a otros ubicados a varias cuadras a la redonda. Tras la conmoción inicial, fueron los propios vecinos y transeúntes —algunos incluso lastimados— quienes comenzaron las desesperadas tareas de rescate de los heridos. Se vivieron momentos de gran incertidumbre, pero al mismo tiempo hubo gestos de una enorme solidaridad. Un persistente incendio provocado por la explosión agregó tensión y complicó a los rescatistas. El suministro de gas recién se cortó horas más tarde. La llegada de bomberos y ambulancias permitió profundizar las tareas de socorro, pero pasó una hora y media hasta que el rescate comenzó a organizarse más metódicamente y los heridos pudieron ser evacuados hacia hospitales públicos y sanatorios privados. Las imágenes del desastre comenzaron a trascender la ciudad e incluso el país, mientras que en Rosario la búsqueda de información sobre las personas que viven o estaban en el área le agregaron dramatismo a la situación. Hubo escenas desgarradoras en la cuadra de la explosión, pero también en los hospitales y en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar), donde el municipio concentró la distribución de información sobre las víctimas. A la tarde las autoridades bloquearon el acceso a la zona para facilitar la búsqueda de cuerpos, tarea que estaba a cargo de rescatistas y perros adiestrados. Hacia la noche la difusión de la lista oficial de desaparecidos aumentó la conmoción. El rastreo de información sobre esas personas acaparó todos los medios de comunicación y las redes sociales. La torre que se derrumbó tenía nueve pisos y 18 departamentos, y se levantaba en medio de otras dos que conformaban un bloque. Los heridos más graves y las víctimas fatales estaban en ese edificio. Al cierre de esta edición, el rescate de víctimas continuaba.

Explotó un edificio por una pérdida de gas: 12 muertos

Clarín. Por Mauro Aguilar

Gente huyendo con chicos en brazos. Mujeres semidesnudas intentando escapar. Llantos, gritos, caos. Personas heridas, desconcertadas por el impacto de la onda expansiva. Una pérdida de gas en un edificio céntrico de Rosario generó ayer la mayor tragedia urbana en la historia de la ciudad.

El drama tiene historias y cifras que no alcanzan a dimensionar el horror que se vivió minutos después de las 9.30: la fiscal y el juez de la causa informaron 12 muertos y 62 heridos –al menos tres graves–, aunque hasta anoche oficialmente la Secretaría de Salud municipal había confirmado 8 fallecidos.

El listado de personas desaparecidas que eran buscadas por familiares ascendía a 15.

Franco, un sobreviviente, aseguró haber escuchado un ruido similar a un compresor y segundos después, la explosión. “ Volaron las paredes de mi casa y quedé al borde del precipicio ”, narró (ver página 4). La onda expansiva alcanzó los 100 metros.

“Parece una guerra. Es terrorífico”, graficó uno de los rescatistas. Una torre de nueve pisos, en Salta 2141, a metros del exclusivo bulevar Oroño y a pocas cuadras del río Paraná, en pleno centro de Rosario, se derrumbó por completo. Un total de 18 departamentos.

La postal que se observaba en el lugar era semejante a la que deja un atentado o un bombardeo. Fachadas y estructuras de cemento completamente arrancadas. Hierros retorcidos, columnas de humo negro elevándose entre árboles arrasados por la explosión. El panorama era desolador.

Esto fue similar a los de la embajada de Israel ”, comparó el arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan. El gobernador Antonio Bonfatti habló de “una página negra en la historia de la ciudad”. Los candidatos para las elecciones, del oficialismo y la oposición, suspendieron sus campañas.

Según los vecinos, las pérdidas de gas en el edificio eran recurrentes. La Justicia trabaja para establecer ese dato: ayer se ordenó un allanamiento a la firma Litoral Gas para comprobar si hubo denuncias previas que no se hayan tenidas en cuenta, tal como advirtieron algunos vecinos.

Un operario realizaba ayer el cambio de un válvula en un subsuelo cuando advirtió una importante pérdida. De inmediato corrió a la calle para advertir lo que sucedía. Apenas un puñado de vecinos y transeúntes alcanzaron a verlo. Para el resto fue tarde. Una vecina denunció que por el olor había advertido minutos antes de la explosión al 911.

La explosión se habría originado en el subsuelo de una de las tres torres que componen el complejo de 63 departamentos. El hueco del ascensor provocó que se acumulara gas, por lo que la estructura más afectada fue la del centro, que finalmente se derrumbó.

La zona fue acordonada. Se llegó a evacuar a gente en viviendas ubicadas a 500 metros del lugar. Treinta ambulancias y dotaciones de bomberos de Rosario y de ciudades cercanas trabajaron en el lugar. Muchos gritaban desde los balcones. Otros desde las ventanas. El fuego en la puerta del edificio impedían trabajar: la fuga de gas y las llamas recién lograron controlarse después del mediodía.

“El edificio tiene un peligro potencial de derrumbe. Las condiciones de estabilidad están bastante deterioradas”, advertía tres horas después de la explosión Marcos Escajadillo, secretario de Protección Civil de Santa Fe.

El estacionamiento de un supermercado lindero fue utilizado para acceder a las torres afectadas. Se armaron centros con profesionales médicos y psicólogos para atender afectados. Incluso se instaló un puesto para rescatar a mascotas extraviadas. Once escuelas suspendieron sus actividades.

El Gobierno nacional envío 500 gendarmes. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, recorrieron la zona. Los rescatistas continuaban anoche en el lugar. Por precaución los vecinos de Salta al 2100 no pudieron regresar a sus casas. Además del trabajo de apuntalamiento sobre el edificio se hacía una de las tareas más complejas: determinar si había personas debajo de los escombros que pudiera rescatarse. El Gobierno provincial dispuso 3 días de duelo.

 


 

Detuvieron a dos gasistas y allanaron Litoral Gas

La Nación

Por orden del juez Juan Curto, que investiga las causas de la explosión que conmocionó a esta ciudad, la policía provincial detuvo anoche a un gasista que presuntamente intentó reparar una pérdida de gas en el subsuelo del edificio de Salta al 2100 y que habría provocado la trágica explosión. Poco después se entregó a la policía el ayudante del gasista y también quedó detenido.

La orden de arresto del gasista fue emitida tras un allanamiento realizado horas antes en la empresa distribuidora Litoral Gas. Allí, la Justicia i intentó confirmar si la compañía había recibido advertencias de los vecinos sobre fugas en el inmueble.

La fiscal que interviene en la investigación, Graciela Argüelles, acompañada por efectivos de la policía de Santa Fe, ingresó en las oficinas de la empresa para acceder a los legajos. Según consta en los registros de la compañía, los vecinos del edificio habían realizado un reclamo el 24 de julio pasado por una pérdida de gas. El consorcio, según comentó la fiscal, llamó a un gasista matriculado para que realizara los trabajos. Tres días después, el 27, Litoral Gas efectuó una verificación técnica de esa tarea y el 2 de agosto último reanudó el servicio de gas. "Desde esa fecha no hubo más reclamos", sostuvo José María González, gerente de relaciones institucionales de la empresa.

"Tenemos que ver los nombres de las personas que participaron en las reparaciones para poder determinar las causas de este accidente", dijo la fiscal. Más temprano, la empresa de gas había negado que existiera algún reclamo reciente de los vecinos del edificio. Y afirmaron que ayer no había ninguna persona de esa empresa trabajando en el edificio antes del estallido, tal como señalaron algunos vecinos.

Curto recorrió ayer la zona y tomó contacto con los agentes policiales, bomberos y vecinos que fueron testigos del siniestro. "Hablamos con las personas internadas que pueden aportar información, sobre todo las que vivían en ese edificio", agregó la fiscal Argüelles, que contrastará los testimonios con la versión de la empresa y del gasista.


Tragedia: explotó edificio en Rosario (12 muertos)

 Ámbito Financiero

Al menos doce muertos, 62 heridos y no menos de 15 desaparecidos fue el saldo que dejó ayer una fuerte y sorpresiva explosión que provocó el derrumbe de parte de un edificio de diez pisos de altura y cuantiosos daños materiales, en pleno centro de Rosario.

La terrible explosión se produjo por la mañana, pasadas las 9.30, en un edificio de tres cuerpos situado en Salta en su intersección con Bulevar Oroño, y fue seguida de un incendio que pudo ser apagado varias horas después.

Como consecuencia del estallido, el cuerpo central del edificio, un sector de nueve pisos con 18 departamentos, se derrumbó por completo, mientras que los otros dos cuerpos -ambos de diez pisos- sufrieron serios daños, y hasta anoche se temía por su estructura. Además, a raíz de la explosión -que se sintió hasta 20 cuadras a la redonda- se vieron afectadas numerosas viviendas ubicadas en la misma manzana, por lo que se dispuso su evacuación hasta tanto los expertos verifiquen las condiciones de seguridad y sean restablecidos los servicios.

En un principio, se informó que la explosión se habría originado en una caldera del edificio, pero la magnitud de los daños dejó abierta otra posibilidad, ya que al momento de producirse el hecho allí se habría estado cambiando un regulador de gas. En este marco, la Justicia santafesina ordenó allanar las oficinas de la empresa Litoral Gas, ubicada en Mitre y San Lorenzo, en busca de documentación sobre reclamos y quejas de los vecinos.

Anoche, el juez de instrucción Juan Curto ordenó la detención del gasista que trabajaba en el subsuelo del edificio que explotó y que, presuntamente, intentaba reparar la pérdida que originó esa detonación, la cual se hizo efectiva anoche (ver pág. 19).

Por su parte, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, se hizo presente en la zona del siniestro y lo calificó como "un lugar dantesco". El mandatario santafesino dijo desconocer "antecedentes de este tipo de hechos" y al recorrer la zona, acompañado por la intendenta Mónica Fein, se mostró conmocionado por los daños.

Mientras que Fein, en conferencia de prensa, dijo que hasta anoche, al cierre de esta edición, se contaba con datos sobre 15 personas cuyo paradero se ignora tras el siniestro. La intendenta anunció que los trabajos de los rescatistas continuarán en forma ininterrumpida durante la noche y a primera hora de hoy, y que personal de la Policía, Gendarmería y Prefectura controlarán la seguridad en la zona, que se mantendrá acordonada.

Cuerpos de bomberos con perros especialmente adiestrados continuaban anoche con la difícil tarea de buscar víctimas entre la montaña de escombros que se acumulaba en el patio interno, por lo que solicitaban expresamente que se efectuara silencio para permitir la búsqueda de víctimas.

Escenas de pánico se observaron en la zona durante todo el día de ayer, entremezclados entre vecinos que permanecían atrapados entre los restos del edificio donde se produjo la explosión y otros tantos que recorrían el lugar en la búsqueda de familiares desaparecidos.


Devastación en el centro de Rosario: 12 muertos por una explosión de gas

La Nación

Rosario, la tercera ciudad de la Argentina, vive desde ayer la peor tragedia de su historia. Un regulador de gas mal instalado habría provocado una acumulación de gas en la planta baja del edificio de Salta 2141, en el microcentro rosarino, que luego se extendió en ascenso por tramos de escaleras y el hueco del ascensor, para explotar y generar un dantesco saldo de por lo menos 12 muertos y 62 heridos, tres de ellos en estado muy crítico. La intendenta de Rosario, Mónica Fein, afirmó que otras 15 personas permanecían desaparecidas y eran intensamente buscadas entre los escombros en medio de un operativo de rescate que duraría toda la noche.

El complejo inmobiliario , ubicado a metros del tradicional bulevar Oroño, y a sólo cuatro cuadras del río Paraná, habitado por vecinos de clase media, en su mayoría comerciantes y profesionales, estaba integrado por tres torres. En la que da a la calle Salta fue donde se generó la combustión. Su frente, balcones incluidos, y la parte posterior resultaron tan dañados que parecía que una bomba había estallado en el lugar. Pero la torre del medio fue el testigo más válido para dimensionar la tragedia: sus diez pisos se derrumbaron. Hasta anoche no había seguridades de lo que podría suceder con la primera, aunque personal especializado concluyó que la estructura quedó severamente afectada y deberá ser derrumbada.

El juez de instrucción de turno en los tribunales de Rosario, Juan Curto, dispuso anoche la detención del gasista matriculado que trabajó en el cambio del regulador de gas y de su ayudante. "La policía detuvo al gasista en la vía pública. No opuso resistencia. Éste es un hecho terrible y tremendo, los rescatistas continuarán toda la noche removiendo escombros", afirmó el magistrado. También anoche comenzó a cuestionarse la actitud del encargado del inmueble, quien habría tenido responsabilidad en la contratación del operario y que algunos comentarios señalaron como la persona que minutos antes de la explosión salió a la calle para tratar de impedir el paso de vehículos, ante lo que habría considerado una inminente tragedia.

El desastre comenzó a las 9.45. Sólo aparecieron testigos ajenos al edificio. En su interior la explosión fue tremenda y se oyó a 40 cuadras del lugar. A 250 metros a la redonda, vidrios, pedazos de mampostería, muebles y hasta colchones se veían dispersos por las calles.

Un taxista que se encontraba a dos cuadras y un ex oficial del Ejército fueron los primeros voluntarios que ingresaron, como pudieron, en el lugar. Subieron los pisos, escucharon gritos y llantos, y pudieron contener a los menos lesionados. Una ambulancia municipal arribó de inmediato y ante la magnitud de la tragedia convocó a los servicios de emergencia. En minutos la desesperación se apoderó de todos. Se cerraron calles a tres cuadras a la redonda y se interrumpió el suministro de energía eléctrica, aunque no se pudo frenar el de gas. Más tarde los rosarinos se enterarían de que esa zona no tiene válvulas para cortar la salida de gas y así evitar que un incendio se propague. Casi tres horas después se delimitó la zona y con ello los bomberos terminaron de apagar el fuego e iniciaron los trabajos de remoción de escombros.

Para entonces, once escuelas de la zona habían cerrado sus puertas y liberado a los alumnos, y la ingrata labor de los bomberos iba dando lugar a un aumento progresivo de víctimas. Primero dos, después cinco, más tarde ocho, diez, doce.

La fiscal de turno que entiende en la causa, Graciela Argüelles, ordenó pasadas las 16 un allanamiento a las oficinas comerciales de la empresa Litoral Gas, para retirar documentación que corroborara los dichos de vecinos sobre llamados ante una supuesta pérdida de gas en los días anteriores. A partir de esa información pidió luego la detención del gasista (ver aparte).

El Grupo Especial de Rescate de la Policía Federal Argentina, a cargo del coordinador de Emergencias, Carlos Soloaga, se sumó al mediodía al operativo de rescate. En ese momento también arribaron al lugar el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, quienes debieron tolerar los insultos de un vecino. "¿Qué vienen a hacer política acá? ¡Corruptos! ¡Hay que sacarlos de acá!", los increpó el hombre.

Más allá de ese episodio, las muestras de solidaridad fueron la constante durante todo el día. Muchos comerciantes ofrecían alimentos e indumentaria para las familias damnificadas. Los clubes colocaron sus instalaciones a disposición de las autoridades y numerosas familias registraban en oficinas públicas del municipio su interés por colaborar. Hasta Lionel Messi se solidarizó desde Barcelona y emitió un comunicado en el que afirmaba que su fundación "se coloca a disposición de las autoridades de Rosario, enviando fuerzas y muchas energías a los familiares de las víctimas".

 


 

Escombros, fuego, dolor y muerte

La Nación

Franco Járiton se despertó al borde del abismo en el séptimo piso tras ser brutalmente despedido de su cama. Las paredes medianeras de su departamento desaparecieron con la tremenda detonación. No había nada: sólo cielo, humo, confusión y mucha locura. "¡Norma, Norma!" Todavía atontado por la explosión salió a buscar a su vecina. A pocos metros logró encontrarla atrapada en los despojos de lo que era el techo del departamento. Pudo sacarla de allí con vida, una suerte que no tuvieron otros.

"No me quería asomar mucho, pero veía gente pidiendo ayuda. Estaba en calzoncillos. Fui sacando lo que podía. Perdí todo y ahora no me queda nada", relató Járiton, estudiante de ingeniería de 33 años, que estuvo tres horas aguardando a los rescatistas hasta que decidió bajar por la escalera al encuentro de su madre y de su novia, que lo esperaban en la calle.

A las 9.45 de ayer, una parte de la ciudad de Rosario se transformó en la postal de una zona de guerra. Beirut, el atentado a la AMIA o a la embajada de Israel fueron las primeras analogías que aparecieron entre los testigos que observaban desde la calle el panorama desolador de las llamas que emergían de la planta baja del edificio ubicado en la calle Salta 2141. El frente de la torre de 10 pisos, compuesta por tres cuerpos en forma de L, parecía un esqueleto de hormigón humeante. Algo difícil de imaginar fuera de una sala de cine.

"Por un instante pasó por mi mente que podría haber sido un atentado. Me impresionó ver a la gente corriendo. Me recordó a la AMIA", decía Silvia Emogetta, que vive a doce cuadras del siniestro.

"Sentí una explosión terrible, dejé el auto a unas cuadras y fui corriendo a ver qué había pasado. Cuando llegué había unas llamas terribles, no te quiero mentir, pero llegaban hasta el segundo piso", relató un joven, uno de los primeros en llegar al lugar. "Empezamos a buscar sobrevivientes hasta que descubrimos que había una pareja, abajo, y el chico que gritaba desesperado: «Se me muere, se me muere»", describió el rescatista voluntario. "Lo único que vi es que tenía los ojos abiertos, le sangraban los oídos, la nariz y la llevé a buscar una ambulancia. La cargué hasta que no di más y me ayudó un compañero. El novio estaba a los gritos, en absoluto estado de shock por la desesperación de ver a la otra persona en estado desesperante", relató.

Evangelina, otra vecina, contó que luego del estallido su cocina apareció en el balcón. "Estaba en el baño en el momento de la explosión y se me cayó todo el techo encima", narró desesperada tras la catástrofe.

Según afirmó a LA NACION un funcionario de promoción social, hasta anoche habían logrado reubicar a la mayoría de los que perdieron su hogar en casas de familiares.

Las imágenes del horror brotaban hasta de las baldosas cubiertas de vidrios. Y de cada uno de los que todavía, de noche, permanecían en el bulevar Oroño y Salta, detrás del vallado policial, en espera de noticias de los desaparecidos. "No te quiero joder, pero entendeme, acá atrás no te enterás de nada", le decía un muchacho de traje acompañado por toda su familia al gendarme que cortaba el paso. La que parecía ser su madre lloraba. A ellos, víctimas de lo inexplicable, los desesperaba no poder pasar a ver en qué condiciones había quedado su departamento, situado en un edificio lindero al que sufrió la explosión. La respuesta de los gendarmes era que por el momento era imposible pasar porque estaban tratando de apuntalarlo.

La angustia de la gente se complementaba con las ambulancias, patrulleros, camiones de bomberos y voluntarios que se movían de acá para allá repartiendo provisiones. Detrás de las cintas de peligro, decenas de curiosos y vecinos trataban de enterarse de las últimas novedades. Sobre las veredas, desperdigados por el pavimento, aún se podían observar restos de escombros y vidrios que habían volado cientos de metros por efecto de la onda expansiva. Incluso, sobre la copa de un árbol quedó enganchado un marco de ventana, y en las veredas, sábanas y ropa tirada. Varios edificios tuvieron que improvisar custodias nocturnas o al menos contar con la presencia de un gendarme porque ya no había más entrada: los paneles de vidrio habían volado y cualquier extraño podía acceder.

Sobre el bulevar, casi en la esquina de Jujuy, a unos ciento cincuenta metros del epicentro del siniestro, se levantó una carpa blanca: el punto de información. Allí llegaban desesperados quienes buscaban a sus familiares. Un joven rastreaba a su amigo, Maximiliano, que vivía en el edificio más afectado. "Tenía que entrar a trabajar a las 9.30, es presentador médico. No atiende el celular. Nadie sabe nada", repetía desolado.

Frente a la carpa, Raúl recordaba cuando, esa misma mañana, a las 9.05, el colectivo 133 no lo quiso esperar pese a las señas que le hizo llegando a la parada. Por perder ese colectivo llegó más tarde a su comercio de joyería, cuando la explosión ya había sucedido. "La joyería está justo enfrente del edificio. Era un desastre. Me costó llegar hasta ahí por los escombros que había y ni siquiera pude abrir la puerta porque estaba bloqueada. Estaba la vidriera partida en cuatro, las estanterías destrozadas. Sólo la reja había aguantado. Enfrente, el fuego ya alcanzaba el cuarto piso. Ya estaban los bomberos trabajando. En 67 años de vida, nunca vi algo así en Rosario", contó.

Desolación, muerte y el vacío de lo inexplicable. Todo concentrado en ese rincón de Rosario.


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