“¿Vieron el tamaño del aeropuerto? ¿Pequeñito, no?”, dijo irónica ayer Dilma Rousseff al inaugurar la parte Sur de la terminal de Brasilia. “¿Dar en concesión está bueno, no creen?”, sostuvo. La presidenta brasileña defendió así las asociaciones con privados mientras recorría las obras junto a Martín Eurnekian, sobrino de Eduardo y al mando de las operaciones internacionales de Corporación América en el negocio aeroportuario. El grupo argentino se adjudicó la concesión por 25 años del aeropuerto Juscelino Kubitschek en sociedad con la local Engevix.

La inauguración de ayer de la terminal Sur del aeropuerto –a la que se agregará en 40 días la parte Norte– le sirvió a Dilma para responder a las críticas sobre la marcha de las obras para el Mundial, ya que se entregó un mes antes de lo estipulado. Los trabajos de remodelación –terminados según la empresa en un tiempo récord de 15 meses y llevados a cabo sin afectar la operación del establecimiento– sumaron 40.000 m2 y 16 mangas más a las 13 que ya tenía. Las obras, que demandaron US$ 600 millones, aumentaron la capacidad de 16 a 21 millones de pasajeros por año. También se incrementó la superficie del patio de maniobras y se agregó una sala VIP de 1.500 m2, la más grande de Latinoamérica, entre otras obras. La terminal Norte, que se entregará en mayo, sumará otras 8 mangas.

Martín Eurnekian dijo que se trataba de “ uno de los aeropuertos más importantes que hemos construido y reformado en los últimos años, tanto por la cantidad de pasajeros que involucra, como por la ubicación estratégica de la capital brasileña, fundamental en el Cono Sur”. Tienen que remontar el bajo desempeño que venía teniendo la terminal, considerada la tercera peor del país en una encuesta realizada en febrero a causa, en parte, de las obras en marcha.

En su discurso, Dilma elogió “la rapidez y calidad” con que fue construida la nueva terminal y mirando a Eurnekian y al embajador argentino Luis María Kreckler, destacó: “Necesitamos a los empresarios”, y a la “Argentina, nuestra socia y amiga, con quien podemos discutir alguna vez pero solamente por el fútbol”, bromeó.

Ahora, Corporación América y sus socios, con los que crearon la compañía Inframérica, inaugurarán también el aeropuerto de Natal. Será el 10 de mayo.

Además de los aeropuertos, el grupo Eurnekian recientemente entró al negocio tecnológico en Brasil. Le compró al millonario Eike Batista, cuyo imperio colapsó el año pasado, el 33% en SIX, la primera planta de semiconductores. Allí es socio de IBM y del banco estatal BNDES.

El grupo, que administra 53 aeropuertos en el mundo, recientemente sumó Pisa y Florencia y está detrás de las terminales de Grecia, Cuzco, Santiago de Chile y Barranquilla.

En medio de una gran expectativa, la presidenta Dilma Rousseff inauguró ayer la nueva terminal del aeropuerto de Brasilia, realizada en concesión por la argentina Corporación América, de Eduardo Eurnekian, asociada al grupo brasileño Engevix en el consorcio Inframérica. Se trata de la primera obra de modernización aeroportuaria entregada con vistas al próximo Mundial de fútbol , en un sector que genera muchas preocupaciones por su capacidad para el megaevento deportivo , por celebrarse del 12 de junio al 13 de julio.

Hasta ahora, el Aeropuerto Internacional Juscelino Kubitschek de la capital brasileña operaba con unos 16 millones de pasajeros al año -el cuarto del país, después de los dos de San Pablo y el internacional de Río de Janeiro-, pero los nuevos gestores pretenden ampliar ese tráfico hasta 40 millones de pasajeros, en los 25 años de la concesión. Ya con la nueva terminal Sur abierta ayer, se aumentará su capacidad a 21 millones de pasajeros. En tanto, a fines de mayo se inaugurará la terminal Norte, con una inversión total estimada en más de US$ 600 millones.

"Necesitamos a los empresarios y a la Argentina, nuestra socia y amiga, con quien podemos discutir alguna vez, pero sólo por el fútbol", dijo Rousseff.

"Nuestro objetivo es atender la alta demanda doméstica que ya existe y potenciar ese aeropuerto con infraestructura y una cabeza de manejo eficiente y de gestión comercial que le dé mucho más vuelo internacional. Queremos transformarlo en un hub para toda la región, ya que geográficamente no sólo está en el medio de Brasil, sino en el centro de toda América del Sur", explicó a LA NACION Martín Eurnekian, director de Corporación América, responsable de la división de aeropuertos de la compañía y sobrino de su fundador, Eduardo.

La nueva terminal Sur agrega al aeropuerto un área de 40.000 m2 y 16 mangas, que se suman a las 13 existentes. Se le suma, además, un salón VIP de 1500 m2 -el más grande de América latina-, un estacionamiento para 3100 autos y un nuevo conector de acceso. El próximo mes, la terminal Norte añadirá 15.000 m2 de superficie y ocho mangas.

Firmado el año pasado, el contrato de ampliación y remodelación del aeropuerto de Brasilia es el segundo que gana el consorcio argentino-brasileño Inframérica. En 2011, había resultado ganador de la primera privatización aeroportuaria en Brasil, para la construcción y gestión del nuevo aeropuerto de Natal, en São Gonçalo do Amarante, a 40 kilómetros de la capital del estado de Rio Grande do Norte. Desde entonces, se concedieron a la iniciativa privada también las terminales de San Pablo (Guarulhos), Río de Janeiro (Tom Jobim), Belo Horizonte (Confins) y Campinas (Viracopos), además de Brasilia.

La terminal de Natal, pensada para convertirse en un centro de conexiones de vuelos directos entre Brasil, Estados Unidos, Europa y África, estará terminada a principios de mayo, aunque surgieron inconvenientes por las demoras en el camino de acceso al aeropuerto, a cargo de las autoridades locales.

"En Natal, tomamos una actitud muy proactiva. El contrato no preveía que el aeropuerto estuviese listo para el Mundial, sino para fines de 2014, pero nos pareció lo más adecuado. Cuando vimos que algunas cosas que no eran de nuestra responsabilidad, como el camino, necesitaban alguna fuerza extra, también entramos ahí y apoyamos a los constructores para que el acceso esté terminado a tiempo", apuntó Eurnekian, quien supervisa las inversiones en los 53 aeropuertos que Corporación América tiene en el mundo.

En la mira de la empresa están las licitaciones para gestionar las terminales aéreas de Cuzco, en Perú; Barranquilla, en Colombia, y Santiago, en Chile, además de los aeropuertos regionales de Grecia. Al preguntársele sobre las diferencias entre invertir en el sector aéreo de la Argentina y de otros países, Eurnekian resaltó que cada concesión es un mundo aparte por el contrato que la rige.

"Lo que más pesa es el marco legal y la seguridad que uno tiene a largo plazo para poder hacer las inversiones y conseguir financiamiento. El desafío en Brasil fue que salió con una apuesta muy fuerte de pasar a gestión privada algunos aeropuertos y hacerlo de manera rápida, de cara al Mundial y las Olimpíadas en Río de Janeiro, en 2016. Hubo un contrato por cada aeropuerto y, además, el Estado es socio al 49%. En el caso de la Argentina, en cambio, se trata de un contrato maduro, que lleva ya 14 años, donde el Estado no estaba al principio, sino que entró hace relativamente poco, con una participación del 15%. Pero tiene otras complejidades, como el hecho de tener a nuestro cargo 33 aeropuertos en el país para reconvertir y modernizar el sistema aeroportuario total", explicó.