La prohibición para las cargas argentinas de utilizar las terminales de Uruguay para hacer transbordos hizo que el amarradero de Montevideo perdiera en marzo 20% del tránsito
El presidente de Uruguay José Mujica ya está de salida. Mientras comienza la campaña para que el Frente Amplio logre mantener la presidencia, el Pepe hace equilibrio para mantener lo mejor posible la relación con la Argentina.
En medio de este escenario, el puerto de Montevideo, la principal terminal portuaria del vecino país, bajó en marzo 19,9% su operatoria de contenedores, como consecuencia de una medida adoptada por el Gobierno argentino.
En medio de una discusión entre los dos países por la reserva de bodega, la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Argentina decidió de manera unilateral prohibir los transbordos de barcos en la terminal montevideana.
Aunque la medida fue adoptada en noviembre del año pasado, recién se sintió con fuerza en marzo porque dejó de ir a realizar el transbordo rumbo a terceros mercados toda la exportación de fruta argentina que durante el 2013 pasó por el amarradero del vecino país.
Según datos del Centro de Navegación de Uruguay, que reprodujo el diario El País, el amarradero tuvo una caída de 8,2% en los movimientos totales, con descensos en los tránsitos (-8,6%), los contenedores vacíos (-27,2%) y la importación (-1,7%).
La empresa que tiene la concesión del negocio portuario, Katoen Natle posee el 80% de la terminal de contenedores del puerto de Montevideo, el 20% restante es del gobierno uruguayo, ya le había adelantado a El Cronista que la decisión argentina significaba una pérdida de 25% de su negocio. En números reales, la terminal pierde por mes 5.000 contenedores de un un total de 20.000. Y que de no mediar una solución en el corto plazo se iban a replantear las inversiones.
Pero la medida no sólo golpeó en Montevideo. El mes pasado, la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables clausuró un embarcadero ubicado en la isla La Paloma, frente a Colonia. Era utilizado por barcazas paraguayas como sitio de amarre para realizar transbordos en Nueva Palmira. La excusa que utilizó la oficina argentina fue una cuestión de seguridad.
Estas medidas significó para la mayoría de los exportadores argentinos reconvertir su logística exportadora, y que los puertos brasileños se erigieran como los ganadores del conflicto, ya que sus puertos están recibiendo los contenedores de transbordo tanto de salida como de entrada del comercio exterior argentino.
En Uruguay se tejen muchas versiones del por qué de estas medidas. Más allá de que el vecino país se negó a firmar un acuerdo de reserva de carga que sí lo hizo el gobierno brasileño y el argentino, en algunos sectores estiman que la decisión argentina es, por un lado, en represalia por la autorización que otorgó el presidente Mujica a incrementar la producción de la planta de celulosa UPM ex Botnia; y que, además, la administración de Cristina Kirchner lo utiliza para presionar para que se controle con mayor intensidad la pastera Montes del Plata, una de las más grande del mundo, que está pronta a ser inaugurada y que está a sólo 48 km de San Isidro, sobre el Río de la Plata en Punta Pereyra, Conchillas.