La decisión de Europa de imponer severas sanciones a Moscú se resquebraja bajo una cortina de lobby corporativo. Las compañías salieron a advertir a sus gobiernos nacionales de que una represalia de parte del Kremlin podría costarles muy caro.

Los diplomáticos temen que las conversaciones que mantengan en Ginebra hoy Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea no sirvan para abordar la crisis en el este de Ucrania por la ocupación de edificios públicos por parte de militantes pro-Rusia. Si las negociaciones fracasan, los líderes de la UE podrían reunirse la semana próxima para discutir mayores sanciones contra Moscú.

Pero aún antes de tal encuentro, las fisuras en la UE son evidentes. Los estados miembros no están unidos. “¿Están dispuestos a morir por Ucrania? No lo creo”, comentó un alto funcionario europeo, asegurando que las sanciones requerirían de un consenso dentro del bloque de 28 miembros.

En Alemania, el grupo químico BASF se encuentra entre las empresas líderes que piden precaución. En Italia, la compañía energética Eni está asegurando que Europa, que importa el 30% de su gas desde la rusa Gazprom, no está en posición de imponer sanciones energéticas a Rusia.

BP está al frente de un grupo de empresas que comunicaron a los legisladores y ministros británicos que corren peligro si los gobiernos de la UE deciden en los próximos días imponer sanciones económicas a Rusia. Los funcionarios británicos señalaron a Financial Times que BP advirtió sobre las posibles repercusiones si las relaciones con Moscú se deterioran. BP tiene una participación de 20% en Rosneft, la petrolera controlada por el estado.

A Gran Bretaña y Chipre les preocupa el daño que podrían sufrir sus sectores financieros. En Chipre, los depositantes rusos cumplen una función esencial. Gran Bretaña ya está considerando sanciones más suaves contra Rusia por su apoyo a los militares pro-rusos en el este de Ucrania.

Los funcionarios británicos hablan de castigar a Rusia mediante organizaciones internacionales, por ejemplo bloqueando su membresía a la OCDE, y acelerando acciones vinculadas a las denuncias contra Moscú presentadas ante la Organización de Comercio Mundial.

Alemania muestra cautela en cuanto a qué medidas prefiere. Sigmar Gabriel, el ministro de Economía germano, señaló que está “en manos de Rusia evitar una mayor escalada de podría conducir a sanciones económicas”

Lo que propone Gran Bretaña no está a la altura de las medidas contra los intereses energéticos, bancarios y comerciales de Rusia que le fueron encomendadas a la Comisión Europea para su consideración.

“Las sanciones vienen con una jerarquía implícita comenzado por el comercio y continuando con las finanzas y la energía. Acordar sanciones comerciales será más fácil, pero eso solo probablemente no cambie el comportamiento de Putin”, aseguró Mujtaba Rahman, director de análisis europeo en la consultora de riesgo Eurasia Group.

Los países europeos se ofendieron por el tono intimidatorio de Estados Unidos sobre la necesidad de medidas más severas contra Rusia, cuando la relación comercial de la UE es casi doce veces superior a la norteamericana.

La administración Obama está preparando una nueva ronda de sanciones que podrían darse a conocer mañana si con las negociaciones de Ginebra se consigue poco.

Según allegados a las conversaciones, los probables blancos a ser agregados a la lista de sanciones incluyen más empresarios cercanos a Putin y potencialmente otro banco o empresa estatal rusa. Es probable que en esta etapa no se analicen correctivos que abarque a todo un sector.

Sin embargo, los grupos económicos de Estados Unidos también hacen lobby para que no se apliquen castigos que puedan conducir a represalias contra los intereses norteamericanos. EE.UU. tampoco quiere dejar tan atrás a Europa en su avance con las sanciones.

Antonio Tajani, comisionado de industria en la Comisión Europea aseguró que Europa no puede darse el lujo de una disputa. “Nosotros no somos Estados Unidos, no tenemos shale gas como ellos, por lo que cualquier movimiento para sancionar a Rusia perjudicará mucho a nuestras compañías”, aseguró a Financial Times.