Improvisación es la palabra que define la última decisión que tomó el Gobierno de la Provincia al rescindir el contrato con la empresa concesionaria del Tren a las Nubes, Ecotren. Esta medida fue tomada luego de que el máximo ícono turístico de Salta descarrilara el pasado sábado dejando varados a 350 pasajeros.
Sin dar respuestas concretas, el ministro de Cultura y Turismo, Mariano Ovejero, fue el portavoz de la decisión. Fue notoria la ausencia del gobernador Juan Manuel Urtubey y el ministro de Economía, Carlos Parodi, quienes son los encargados de dar este tipo de anuncios.
En la conferencia se hizo referencia a un informe realizado por la Provincia, en solo tres días, cuyo resultado arrojaba que el ferrocarril no contaba con las medidas de seguridad correspondientes.
Ovejero no dio detalles sobre el monto que deberá aportar la Provincia para poner a punto el tren, como tampoco cuál será el valor que pagará por la rescisión del contrato con Ecotren, quien tenía la concesión hasta el 2026.
En la administración salteña sospechaban que algo estaba funcionando mal en el tren a las Nubes. No sabían bien qué -ahora, tampoco- pero la Unidad de Proyectos Ferroviarios había pedido un informe técnico a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Lo hicieron la semana anterior y lo iban a dar a conocer el lunes. En el medio se produjo el descarrilamiento, cuyas causas añaden nuevas incógnitas. A pesar de que no se sabe nada, ayer el ministro Ovejero anunció medidas drásticas, como la estatización del servicio, inversiones millonarias y la reactivación de varios ramales, incluido el C 14, por el cual, además del tren turístico, viajarían en un futuro cercano infinidad de convoyes destinados a la salida al pacífico de la producción del Noa. No parece realista. El ferrocarril depende de una decisión nacional, que no se vislumbra, y de un proyecto claro de provincia, que no se nota.La única inversión que se hizo en Salta en los últimos tiempos, más allá de una que otra mejora entre Embarcación y Barranquillas, fue la instalación de un tren de segunda mano que mandaron de España y que, tras unos años en el galpón, ahora une la capital con Güemes.
Mientras Ovejero -quizá inspirado en la campaña del ministro Florencio Randazzo con el Sarmiento, después de la catástrofe- anuncia una nueva revolución ferroviaria, nadie explicó las causas del descarrilamiento del sábado. Con osadía, el Gobierno tomó ya la decisión de estatizar el servicio, aunque ni Urtubey ni Parodi estuvieron en el anuncio. El Belgrano cargas, responsable de las locomotoras y las vías, no asume responsabilidades y la desplazada empresa Ecotren, a cargo de los vagones, guarda silencio. El Tren a las Nubes tiene un recorrido de cierto riesgo, por lo cual los tres actores, la empresa, el ferrocarril y la provincia están obligados a adelantarse a los problemas. Ahora parecen correr detrás de ellos, y tirándose la pelota. Hace poco, el gobierno prometía reactivar el Belgrano en territorio salteño. La quimera fue alimentada por Carlos Parodi, quien invoca una gran amistad con el presidente del Belgrano, Marcelo Bosh. No llegó nada. Con improvisaciones y sin un proyecto sólido no vamos a llegar muy lejos.
Un descarrilamiento anunciado
Lo sucedido el sábado pasado Tiene tres responsables: Belgrano Cargas, a cargo de los rieles y las locomotoras; Ecotrén, responsable del mantenimiento de los vagones, y el Estado provincial, que actuó después de los acontecimientos y no tomó medidas preventivas para velar por la seguridad de los pasajeros. De todos modos, aún no se sabe qué pasó.
Un estudio realizado en 2007 informaba que la infraestructura se encontraba en estado de deterioro. En agosto de ese año se comenzaron las obras para cambiar 60 kilómetros de vías en la zona de Ingeniero Maury y Mesetas. Esa fue la última gran inversión que se realizó en el ramal C14. Ingenieros especializados que recorrieron el C-14 a mediados de 2007, resumieron el estado de los rieles con una conclusión lapidaria: "Los desgastes y deformaciones de las vías son una invitación a descarrilamientos". Aquel informe, que se enfocó fundamentalmente en el tramo de 217 kilómetros que recorre el Tren a las Nubes, desde la estación de Salta hasta el viaducto La Polvorilla, hizo que la provincia acelerara un recambio de vías en las inmediaciones de Ingeniero Maury y Mesetas.
Aquel reemplazo de rieles se finalizó en 2008 y fue el último que vio el C-14. Entre Caipe y Socompa se encuentra el sector más crítico de la línea férrea que se extiende desde Salta hasta Antofagasta.
El Gobierno provincial después de siete años sin obras de mantenimiento decidió sacar una concesión a consecuencia de un hecho grave como un descarrilamiento. Mientras el tren funcionaba, ni la provincia, ni el Belgrano ni Ecotrén realizaron estudios suficientes sobre el nivel de seguridad con el que contaba, teniendo en cuenta que este paseo turístico es el más importante de la Provincia.