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POLÍTICA Y ECONOMÍA
Buitres: cómo se prepara el gobierno ante el posible default
28/07/2014

Pelea con los buitres: Cristina busca el apoyo del Mercosur

Clarín

La presidenta Cristina Fernández llegará esta noche a Caracas, para participar de la reunión del Mercosur que marca el retorno a las cumbres presidenciales interrumpidas hace un año. En estos dos días de encuentros, se reincorporará Paraguay con plenos derechos, después de dos años de suspensión. El venezolano Nicolás Maduro le entregará a Cristina la presidencia pro témpore y Brasil propondrá el libre comercio con países de la Alianza del Pacífico.

Pero a pesar de la importancia de esta “normalización” del bloque , el foco del Gobierno estará puesto en Nueva York, justo cuando faltan dos días de un posible default en caso de que no se logre un acuerdo.

En Caracas, Argentina pedirá el respaldo de sus socios, como lo hizo el 16 de julio último en Brasilia en el foro de los Brics y América del Sur, donde tuvo el apoyo explícito de los presidentes del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la brasileña Dilma Rousseff , quien se comprometió a llevar a la próxima cumbre del G-20 en Australia un proyecto para regular los procesos de reestructuración de deudas de Estados soberanos.

Es claro que en esta oportunidad el Mercosur deberá también declarar en forma explícita su soporte a la batalla argentina, como lo anticipó el uruguayo José Mujica en declaraciones a un medio brasileño. Pero las circunstancias no son las mismas que hace dos semanas. La estrategia de recabar la solidaridad de los socios, sumar voces y más organismos en la condena, tendrá pocos o ningún efecto inmediato. Ni los fondos ni el juez Thomas Griesa han demostrado sensibilidad a las declaraciones internacionales.

Sin embargo, los resultados de la batalla legal de Argentina contra los buitres tiene importancia, y mucha, dentro del Mercosur. ¿Habrá o no habrá default, o cómo se llame? Y si lo hay ¿cómo podrá influir en el intercambio comercial dentro del bloque?

El presente argentino ya es complejo: hay una disminución del crecimiento y una caída neta de las importaciones de 10% en el primer semestre del año. Y a juzgar por lo que dicen economistas argentinos y brasileños, el proceso recesivo podrá profundizarse en lo que resta del año.

La mayor escasez de divisas, debe redundar en una caída más pronunciada de lo que el país compra afuera. Estas son las preocupaciones que rondan las cabezas de las comitivas presidenciales en esta cumbre número 46.

Con su estilo desenfadado, el uruguayo Mujica volvió a insistir en los problemas que ve en el Mercosur: “Está estancado” declaró. Solo así se entendería que el bloque regional no hay podido superar las sucesivas postergaciones de las reuniones del Consejo del Mercado Común.

La primera suspensión ocurrió a fin de año como consecuencia de la enfermedad de la presidenta Fernandez de Kirchner, quien fue operada de un hematoma intracraneal.

Se pensó hacer la cumbre en febrero, pero lo impidieron “cuestiones de agenda” de los presidentes. Las movilizaciones en Venezuela contribuyeron a dejar al bloque en stand-by; literalmente.

La “retomada” permitirá la presentación en el club del paraguayo Horacio Cortes, primer presidente constitucional después del golpe de Estado que derribó a Fernando Lugo. Vendrá también la chilena Michelle Bachelet y el presidente de Bolivia Evo Morales.

La otra novedad de la Cumbre es la propuesta del brasileño para encarar una iniciativa de libre comercio con Chile, Perú y Colombia, tres países de la Alianza del Pacífico.

Así lo anunció Brasilia. Las razones son claras: estos tres países sudamericanos están con sus economías en crecimiento, lo que permitiría integrar al bloque sureño mercados en expansión.

El Ejecutivo estudia las implicancias y un plan de emergencia ante la posibilidad de un default

En el Ministerio de Economía creen que si el miércoles los tenedores de bonos discount en el exterior no cobran u$s539 millones depositados en una cuenta del Bank of New York situada en el Banco Central, "el impacto sobre la economía no será de la magnitud del default de 2001".

Estas palabras son las que escucharon inversores y visitantes en el quinto piso de Economía a horas del vencimiento que dictaminará la máxima de esta semana: el retorno (o no) del país al default, según consigna Clarín este domingo.

En la última semana pasaron por Buenos Aires delegaciones de importantes fondos de inversión que vinieron a recolectar información sobre las perspectivas económicas y financieras del país. Y mantuvieron reuniones con funcionarios. En esas charlas se habló sobre la posibilidad que Argentina efectivamente no llegara a un acuerdo y la respuesta de los funcionarios fue que la economía del país, a diferencia de la experiencia del default en 2001, no colapsaría. "Podrá sortearse más fácil que en 2001 y evita la posibilidad de enfrentar una serie de juicios millonarios por la cláusula RUFO", contó al matutino un economista del equipo unos diez días atrás en una de estas reuniones.

La cláusula RUFO (su nombre viene de sus siglas en inglés) dice que los bonistas que aceptaron los canjes 2005 y 2010 tienen derecho a demandar que el país les mejore la oferta o se las iguale a la de los buitres.

Respecto a la posibilidad o no de alcanzar un acuerdo, el ministro de Economía, Axel Kicillof, dijo el viernes que "nadie quiere un default, nadie celebra un default". Pero lo cierto, señala Clarín, es que en el Palacio de Hacienda calculan si el costo de pagarle a los buitres es mayor al de entrar en default y afrontar las turbulencias por los próximos cinco meses hasta que venza la RUFO el 31 de diciembre.

En ese caso, el país demoraría su retorno al mercado de capitales e interrumpiría una serie de acuerdos logrados en el último tiempo con esa estrategia: Ciadi, Repsol y Club de París. La agenda podría retomarse en enero de 2015, justo en un año electoral. Mientras tanto, en los próximos cinco meses, el equipo económico deberá maniobrar con las tensiones que desencadena un default y sus consecuencias.

El 26 de junio pasado la Argentina pagó u$s832 millones en cumplimiento con los tenedores de bonos discount de los canjes. De ese monto, u$s539 millones fueron depositados en una cuenta del Bank of New York Mellon del Banco Central. El pago fue trabado por el juez Thomas Griesa y el dinero sigue ahí. Tampoco cobraron los tenedores de esos bonos en Europa y Japón.

A partir del 30 de junio comenzó a correr un período de gracia de 30 días que vence este miércoles a medianoche. En caso que no cobren, si los tenedores de esos bonos reúnen el 25% del valor nominal por serie podrán exigir que se les devuelva el capital inmediatamente. Es lo que se llama "aceleración de la deuda".

Según cálculos privados, si Argentina no cumple con sus obligaciones hasta fin de año la aceleración de la deuda causaría un aumento del pasivo por unos u$s35.000 millones.

El plan de emergencia

El Gobierno evalúa un plan de emergencia para el caso de que no se logre un acuerdo con los fondos buitre y caiga en default el miércoles próximo por no poder cumplir con el fallo de Griesa
De acuerdo a La Nación, en la Casa Rosada estudian nuevas medidas de aliento al consumo y darles más dinamismo a los planes Procrear (créditos para viviendas), Procreauto (automóviles) y Progresar (jóvenes ni-ni).

Se analiza además aumentar la aplicación de los planes de Recuperación Productiva (Repro) para evitar despidos: el Ministerio de Trabajo paga parte de los salarios a las empresas para que no despidan trabajadores.

Según confiaron al matutino fuentes oficiales, se buscaría impulsar actuales planes de crédito de fomento ($10.400 millones) para emprendedores y microemprendedores y sumar otras medidas de aliento al consumo. Si se retrae el financiamiento, se intensificará la asistencia al propio Tesoro con más transferencias de la Anses y del Banco Central y con una mayor emisión monetaria ante un mayor déficit fiscal.

Se buscarán también fortalecer las reservas a través del "swap", o intercambio de monedas de u$s11.000 millones, que la Argenitna firmó con China, hace más de una semana.

En el Gobierno aseguran que habrá desde el miércoles 60 días para negociar. En ese lapso, los bonistas podrían pedir la aceleración del bono, esto es, juntar un 25% de tenedores y reclamar que los vencimientos de 2033 o 2038 se adelanten en 24 horas.

La preocupación de la Presidenta se focaliza en la posibilidad de que se registre una mayor caída del PBI, las inversiones, el crédito, el consumo y haya despidos.

El Gobierno y analistas ya se plantean escenarios post default

El Cronista

Argentina entra en tiempo de descuento. Por eso el gobierno de Cristina Kirchner evalúa un plan de emergencia para el caso de que no se logre un acuerdo con los fondos buitre y caiga en default el este miércoles.

En principio, la primera orden de la Presidenta fue no admitir el default, por más de que el país no pueda cumplir con el fallo del juez Thomas Griesa, que ordena pagarles a los fondos buitres US$ 1500 millones, y tampoco con los tenedores de bonos de los canjes de 2005 y 2010.

Mientras tanto, en Balcarce 50 estudian nuevas medidas de aliento al consumo y darles más dinamismo a los planes Procrear (créditos para viviendas), Procreauto (automóviles) y Progresar (jóvenes ni-ni). Se analiza además aumentar la aplicación de los planes de Recuperación Productiva (Repro) para evitar despidos: el Ministerio de Trabajo paga parte de los salarios a las empresas para que no despidan trabajadores, según describe hoy el diario La Nación.

Según cálculos privados, si Argentina no cumple con sus obligaciones hasta fin de año la aceleración de la deuda causaría un aumento del pasivo por unos US$ 35.000 millones.

El stock de bonos discount según el último dato del Ministerio de Economía es US$ 20.319 millones. Pero se calcula que la ANSeS tiene en su poder unos US$ 4.000 millones con lo cual el default sería sobre un total de US$ 16.300 millones, calcula Maximiliano Castillo, director de ACM.

Por su parte, economistas discreparon sobre la posibilidad de que la Argentina caiga en default, aunque coincidieron en que si ocurriese, no sería tan "grave" como durante la crisis de 2001.

Coincidieron en que si el país entrara en cesación de pagos, habría "riesgo de entrar en un nuevo año recesivo".

En este escenario, los inversores especulan que el mercado aún no tuvo bajas preocupantes debido a que si el próximo miércoles la Argentina entrara en default, aún habría un plazo de dos meses hasta que entraran en vigencia determinadas cláusulas.

El presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, sostuvo que "en caso de un default, no habría grandes cambios en la vida cotidiana de los argentinos" porque el país "no depende del financiamiento externo como otros". "La Argentina no le tiene miedo al 30 de julio, no es el fin del mundo. Si a la Argentina le plantean algo incumplible, seguirá para adelante", enfatizó.

El economista Aldo Ferrer consideró que el Gobierno "no debe ceder" frente al reclamo judicial de los fondos buitre, porque en caso de hacerlo, el país entraría en un "caos".

"Hay que abandonar esta idea de que si no hay arreglo se viene el mundo abajo. Y también la fantasía de que si Argentina cede, nos van a llenar de dólares y de inversiones", analizó.

Explicó que "el default es cuando un país deja de pagar y en la Argentina no ha sucedido esto", mientras que argumentó que "se han depositado los fondos para el vencimiento, pero los fondos no llegaron a los bonistas porque está la interferencia de un tercero, que es el juez Thomas Griesa". "No es técnicamente un default. Es un hecho original, un problema financiero", consideró.

El consultor en economía y finanzas Gabriel Rubinstein consideró que el estancamiento que exhiben las negociaciones entre la Argentina y los fondos buitre apuntan a que el país va a un escenario "default brumoso".

"Todo parece indicar que vamos a un escenario que podríamos llamar de default brumoso. Default brumoso por variadas razones: si aceleran bonistas, si remedia Argentina, si prevalecen expectativas que desde 2015 se arregla", sostuvo.

En su análisis, Rubinstein señaló que la situación actual "era completamente evitable", mientras que cuestionó: "Es cierto que el día 31, y días posteriores a este default brumoso podría no pasar nada grave. ¿Nos contentamos sólo con eso?".

Pronosticó que "en 2015, en lugar de crecer 3 ó 4%, nos arriesgamos a un nuevo año recesivo. Todo por casi un capricho del Gobierno".

El exministro de Economía Jorge Remes Lenicov sostuvo que Argentina no debería entrar en cesación de pagos porque la situación actual "no es como en 2001". "Yo no veo una catástrofe, como tampoco veo que si se arregla, la economía se recupere. Bajarán un poco las reservas y habrá presiones cambiarias, pero no veo que sea como en 2001 cuando oficialmente declararon el default", subrayó. Además, analizó que el país atraviesa "un momento recesivo que va a continuar".

La consultora abeceb, al realizar su análisis sobre el futuro cercano del país, advirtió que si el país entra en default "incrementaría la restricción externa", por lo que alejaría "la posibilidad de acceder al financiamiento en los mercados voluntarios de deuda".

Para la entidad también habría "un crecimiento en el riesgo país", mientras que sus pronósticos dicen que hay 40% de probabilidad de ese preocupante escenario, frente a 60% de chances de que se logre un acuerdo.

El consejo de los abogados argentinos

Por lo pronto, para los abogados de Cleary Gottlieb Steen &Hamilton LLP el default es la “la mejor opción”.

En efecto, en un memo secreto del 2 de mayo 2014, dirigido al Ministerio de Economía, al que Clarín tuvo acceso, los abogados Carmine Bocuzzi y Jonathan Blackman recomendaron “permitir que la Corte fuerce un default y luego inmediatamente reestructurar todos los bonos externos de modo tal que el mecanismo de pago y demás aspectos relacionados queden fuera del alcance de los tribunales norteamericanos”.

En ese contexto, y si no hay cambios de posición de último momento, el único interrogante que queda ahora es cuán grande será el default.

En EE.UU. la impresión es que sólo un milagro evitará el default

La Nación

Por Silvia Pisani.

Sin avances concretos en la negociación y sin registro de fecha cierta para nuevos encuentros en el esquema de mediación abierto por el juez Thomas Griesa, la impresión aquí anoche era que sólo un milagro podría evitar que, dentro de 48 horas, la Argentina ingrese en su segundo default en 12 años.

Default selectivo, default técnico, default parcial, default temporal. Se lo llama de muchas maneras. Pero es default: el escenario que nadie en este centro de poder desea para el país.

De hecho, desde que la crisis se disparó, el 16 de junio pasado, con la confirmación del fallo adverso por parte de la Corte Suprema estadounidense, el mensaje de voceros del gobierno de Barack Obama fue el mismo e invariable: un llamado a encontrar cuanto antes una salida negociada.

Un llamado a que el Gobierno haga todos los esfuerzos posibles por encontrar una salida que evite el desenlace extremo. "Si hay voluntad, se puede", dijo en esos días a LA NACION una fuente irrefutable del Departamento de Estado. "Un esfuerzo que evite el peor escenario para la Argentina", decía.

En las últimas horas, el esfuerzo de Buenos Aires se centró en instalar -pública y privadamente- la idea de que un default "no sería tan malo" después de todo. "El 30 no pasará nada", resumió el ministro de Economía, Axel Kicillof.

Pese al discurso, el funcionario mantuvo nuevo contacto con el mediador designado por Griesa en el contexto de la mediación, según dijeron fuentes de su cartera a la nacion. Del otro lado, al cierre de esta edición, los fondos demandantes mantenían silencio. Eso, en el plano político.

Lo curioso es que se llega a ese estancamiento sin saber muy bien qué es lo que pedían los buitres en la negociación de partes a la que el Gobierno no entró.

"Por supuesto, no resulta claro qué términos serían aceptables para los demandantes y es de esperar que exijan un porcentaje extremadamente alto de su reclamo", dice el conocido memo reservado de mayo último, en el que los abogados del estudio Cleary Gottlieb Steen and Hamilton ya admitían la opción del default. Pero, hasta ahora, nunca se llegó a saber cuánto.

En el plano jurídico, en tanto, el comienzo de la semana decisiva centraba el debate en tres posiciones diversas respecto de una cautelar (stay) que evite la ejecución de sentencia. La Argentina la reclama; el juez ya le dijo dos veces que no, y los buitres no han hecho ningún gesto concreto para cambiar el juego, facilitar las cosas y hacer ellos el pedido. Un giro que, según se dice aquí, cambiaría bastante las cosas.

"Es ficción pensar que nosotros vamos a pedir de nuevo la cautelar", dejó en claro el fondo Aurelius. Su contraparte, el NML, de Paul Singer, no fijó posición. Pero tampoco hizo el pedido.

"Hay otra opción, pero la Argentina no parece querer jugarla", dijo ayer el abogado Marcelo Etchebarne. Aludió así a la figura del emergency stay -una cautelar de emergencia- que puede solicitarse y "obtenerse" ante los tribunales neoyorquinos.

"No digo que sea ciento por ciento segura, pero puede intentarse. Sin embargo, los abogados de la Argentina no se han molestado en hacerlo", dijo, en diálogo con la radio 1110, de Buenos Aires.

Hasta los recientes cuestionamientos al desempeño del juez Griesa en la audiencia pública del pasado martes 22 -de los que LA NACION informó en su edición del viernes-, podrían haber dado una ayuda en ese sentido, conjeturó. Pero la carta de la cautelar de emergencia no entró en juego.

Qué pasará con la Argentina otra vez en default fue la pregunta entre quienes, en esta ciudad, siguen las cuestiones regionales. Hay certeza de que el escenario no es el mismo que el 23 de diciembre de 2001, cuando el Congreso aplaudió el anuncio del entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá de "tomar el toro por las astas" y "suspender [no repudiar] el pago de la deuda externa".

Para la presidenta Cristina Kirchner la situación es otra, porque ahora el país es solvente y tiene voluntad de pagar. "La Argentina pagó. Lo que hay es un juez que impide cobrar", es el mensaje.

Desde lo descriptivo, y si no hay cambios de último momento, lo que ocurrirá pasado mañana es que los tenedores de bonos Discount no podrán cobrar los intereses pautados de su acreencia. Mientras, los 539 millones de dólares que la Argentina ya depositó para ese pago en el Bank of New York seguirán allí, inmovilizados, hasta que se aclare el limbo judicial en que ahora se encuentran.

"Será una suspensión sólo de ese título", explican fuentes cercanas al Gobierno. En el futuro inmediato, le podrían seguir otros papeles en igual condición. Los próximos vencimientos son el 30 de septiembre (bono Par) y el 2 de diciembre (Global 2017).

Nadie sabe qué puerta puede abrirse ni qué espera detrás. Desde su optimismo, el Gobierno insiste en que nada de lo tan temido ocurrirá..


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