Alberto Schuster / Director del Centro KPMG para la competitividad y la innovación.
En 2001, Jim ONeill, director del área de análisis económico global de Goldman Sacks, acuñó el acrónimo de BRICs a un conjunto compuesto por Brasil, Rusia, India y China. Se afirmaba que su participación en el PBI mundial del 8% pasaría a un 14% en el 2010. Como corolario de las predicciones de crecimiento, ONeill proponía la incorporación al G7 de uno o dos países de dicho conjunto emergente; sin embargo ya se reconocía que eventuales incorporaciones al G7 no podría ser sencilla debido a que dichos países eran muy diferentes a los del G7 económica, social y políticamente. Posteriormente, los BRICs comenzaron a ser vistos como los lugares donde había que estar, con lo cual las inversiones y la presencia de los jugadores globales se aceleraron. Los BRICs se institucionalizaron hasta 2009 cuando se celebró la primera reunión formal en Rusia, mientras que la sexta se celebró recientemente en Brasil. En 2011 Sudáfrica fue incorporada debido a la potencialidad de conexión con los mercados africanos y el bloque pasó a ser BRICSs. En la actualidad, representan el 40% de la población mundial y el 20% del PBI global, superando las predicciones de ONeill en cuanto a su participación mundial, pero no en cuanto a su inserción en el G7, dado que los BRICSs se han transformado en un grupo diferenciado y con pretensiones de ser un actor geopolítico relevante en un mundo que se prevé como multipolar. Es ésta una visión hacia un nuevo equilibrio del poder mundial y que llevaría a nuevas conformaciones de los organismos predominantes principalmente las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial . Estas aspiraciones se cimientan en predicciones sobre el año 2050 donde China, India, Brasil y Rusia junto con los Estados Unidos serán las economías mas grandes. La aspiración hacia un nuevo orden se expresa en las resoluciones que fueron tomando durante las últimas reuniones: la intención de reforma de las instituciones financieras internacionales, la existencia de una nueva moneda de reserva, un mayor poder en el Fondo Monetario Internacional, la constitución de un fondo de 100 mil millones de dólares y la creación de un banco de desarrollo con un capital del mismo monto. La incorporación de nuevos miembros ha sido recurrentemente uno de los puntos de consideración. Se habla de la de Indonesia, que con 250 millones de habitantes es la economía de mas crecimiento del Asia después de China; recientemente el Presidente ruso invitó a la Presidente Fernández a presenciar la reunión de Brasil, lo que disparó la idea de la posible incorporación de nuestro país a los BRICSs, aunque posteriormente la Presidente de Brasil invitó a los presidentes del UNASUR y sostuvo que cualquier potencial incorporación deberá estar sujeta al consenso de los cinco miembros. El devenir de los BRICSs parecería regenerar un proceso de desafío a la idea occidental, materializada en el liberalismo económico y político y que en 1988 Francis Fukuyama anunció como el fin de la Historia. El nuevo orden propulsado por los BRICSs debería tener como Objetivo la prosperidad de sus pueblos; de lo contrario sería un capítulo más en los procesos históricos de la lucha por el poder. La consecución del Objetivo implicará necesariamente para los BRICSs una significativa mejora en su competitividad (en la actualidad, estos países se encuentran 23 puntos porcentuales por debajo de los países más competitivos según el reconocido indicador del IMD), para incrementar el valor agregado a sus bienes producidos y exportados. Primeramente deberán mejorar aquellos factores que se constituyen en los pilares de la competitividad, esto es: con base en instituciones sólidas y un sistema democrático efectivo, ejercitar la libertad económica, los derechos fundamentales de las personas, el respeto de los derechos de propiedad y el cumplimiento de los contratos, la ausencia de corrupción, la limitación del poder del gobierno y la transparencia, el respeto de la Ley, el orden y la seguridad, la calidad de la justicia, la construcción de capital social y la educación, la moneda sana y la calidad de las regulaciones. En todos estos factores tomados en conjunto, los países competitivos presentan una virtuosidad que duplica a la de los BRICSs. Asimismo, ello se refleja en las variables económicas aquellos muestran un ingreso per capita en dólares de paridad de poder adquisitivo (PPP) de u$s 41.000, mientras que en los BRICSs alcanza a u$s 11.000, y en las variables relativas a comercio exterior, inversiones recibidas, complejidad productiva, educación e innovación superan ampliamente a los BRICSs (a modo de ejemplo,los BRICSs se encuentran un 30% por debajo en innovación y un 17% por debajo en educación, al tiempo que generan un 91% y 93% menos de extranjera directa per capita respectivamente comercio internacional e inversión). Todavía está por verse si las predicciones de ONeill y las especulaciones posteriores, así como las declaraciones, aspiraciones, acciones y fanfarrias por parte de los BRICSs y sus potenciales socios terminan materializándose en lo que debería ser el gran Objetivo de sus gobiernos: proveer a la prosperidad de su gente.
