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ECONOMÍA
Se contrae el PBI y caería más de lo esperado. Cuánto creció el gasto público en la última dékada
01/09/2014

Recesión sin atenuantes: se están contrayendo todos los rubros que componen el PBI

La Nación

Por José Hidalgo Pallares.

La caída en la actividad económica que sufre la Argentina no se explica por el mal desempeño de sectores puntuales, sino que responde a una contracción generalizada de los distintos componentes del producto bruto interno (PBI). Esta situación -a la que, en opinión de los analistas, el país llegó como consecuencia de la política económica de los últimos años- plantea una encrucijada para el Gobierno, ya que un aumento del gasto público para impulsar el consumo genera, en un contexto de atraso cambiario, inflación y déficit fiscal financiado con emisión, efectos negativos.

En lo que va del año, de acuerdo con distintas mediciones oficiales y privadas, se registran caídas en el consumo agregado (la suma del gasto privado y el público), la inversión y las exportaciones, es decir, los componentes del PBI medido como flujo de gastos. Si bien la caída de las importaciones podría tener un efecto contable positivo, los analistas advierten que afecta la actividad, ya que la mayor parte de las compras al exterior están compuestas por insumos para la producción.

El principal componente del PBI, como resaltó Nadin Argañaraz, presidente del Iaraf, es el consumo privado, "que explica más del 60% de la demanda agregada". Distintas mediciones muestran que el consumo de las familias ha venido cayendo en los primeros meses del año. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas en comercios minoristas de todo el país acumulan siete caídas interanuales consecutivas.

En medio de la caída de los salarios reales y el estancamiento del mercado laboral, los hogares han recortado incluso sus gastos básicos. Según la consultora especializada CCR, las ventas en los supermercados, medidas en unidades, registraron variaciones negativas en seis de los primeros siete meses del año.

Según las estimaciones de Orlando J. Ferreres y Asociados (OJF), la inversión bruta interna en construcción y equipo durable de producción acumula en los primeros siete meses del año una caída interanual de 2,4%. La consultora prevé que se mantenga esa tendencia "dado que no se espera una mejora para este año en la actividad económica y el clima para la inversión se deteriora continuamente".

Para el economista jefe de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, varias "anclas" explican la caída de la inversión en la Argentina, como el cepo cambiario, el déficit energético y los cambios en las reglas del juego (incluyendo el proyecto de ley de abastecimiento).

El panorama no es mejor para las exportaciones. Afectadas por el atraso cambiario y la consecuente pérdida de competitividad, las ventas al exterior mostraron, según el Indec, caídas interanuales en los primeros siete meses del año y acumulan hasta julio una caída del 10% (exportaciones de bienes, que son la mayor parte de las exportaciones totales). Para Sigaut Gravina, las restricciones a las importaciones (que hacen que crezcan las exportaciones netas) "pueden hacer que se resienta la producción local por falta de insumos".

La excepción a la tendencia general es el gasto público, que en el primer semestre del año aumentó 48% frente al mismo período de 2013, lo que explica el crecimiento del déficit financiero a más de $ 37.000 millones (aún tomando en cuenta los auxilios de la Anses y del Banco Central al Tesoro).

No obstante, en opinión de Argañaraz, el crecimiento del gasto público no trae, en las circunstancias actuales, un efecto positivo. "El Gobierno trata de hacer política anticíclica aumentando el gasto, pero al financiarlo con emisión monetaria, profundiza el círculo vicioso gasto-inflación-atraso cambiario", dijo.

De hecho, en opinión del analista el aumento de la emisión para financiar el gasto público también explica, en parte, la caída del consumo, ya que la consecuente inflación (que este año ronda el 40% anual) provoca una caída en los salarios reales.

En este contexto, los economistas advierten sobre la necesidad de que el Gobierno solucione el conflicto por la deuda para poder volver a financiarse en el exterior.

El PBI caería más de lo esperado este año y en 2015

Perfil

Por Florencia Barreiro

La crisis de la deuda por el fallo adverso en Nueva York. Los problemas en Brasil. El retroceso del precio de la soja. Los renovados temblores por el dólar y el descenso de las reservas del Banco Central. La caída del salario real. El cóctel de la crisis 2014 llegó a las planillas de los analistas, que ajustaron a la baja los pronósticos de evolución del Producto Bruto Interno para 2014. En realidad, auguran más recesión de la que pensaban: de proyecciones cercanas al -1,5%, la mayoría ve ahora una disminución que oscila entre el 2 y el 3%. Pero los cambios más drásticos en las predicciones se trasladan al año de la transición política. Ya nadie se anima a apostar por un rebote. Según cómo afinen el lápiz, el default ya trazó una casi segura contracción para 2015.

“Los riesgos de que la situación se complique mucho a largo plazo han aumentado fuertemente”, asegura Camilo Tiscornia de C&T Asesores Económicos. “Si se alarga el default, la recesión se extenderá el año que viene”, vaticina. Pero si no ocurriera, tampoco hay motivos para descorchar champán. Un acuerdo ayudaría a un rebote de apenas 0,3%.

Juan Luis Bour de FIEL afirma que la consultora ya preveía una menor actividad para 2015 pero que esperaba una caída “suave” si el Gobierno conseguía financiamiento que permitiera tender un puente a 2016. “Ese puente ya está en duda, y la recesión el año que viene puede llegar a 2,3%”, aventura.

El escenario de estabilización que esperaban en junio se esfumó. Los economistas ven actualmente la persistencia de una foto con desequilibrios: deterioro fiscal y de cuenta corriente —financiada con emisión— pérdida de reservas, inflación y desajustes de precios relativos. En este contexto, las variable se resienten con fuerza: el consumo cedió 9,4% según el propio Indec, la inversión bajó a menos del 20% del PBI y la desocupación dio un pequeño salto.

Arrastre. Hay coincidencia en que el segundo semestre de este año va a terminar siendo muy “malo” —con una caída superior al 2,5% en todos los pronósticos— y que esto condiciona las perspectivas del primer trimestre del año que viene. La fuerte caída en la industria ya contagió a la construcción y al comercio. Y la amenaza de que los números negativos se trasladen al agro —que había tenido un buen primer semestre— es cada vez más fuerte.

También pronostican volatilidad financiera y cambiaria, con el actual nivel de las tasas y correcciones menores del tipo de cambio. La opinión generalizada es que el Banco Central va a mantener la política de ajustes moderados, con un dólar que a fin de año estaría cerca de los $ 9,5. La inflación —que oscilaría entre 37% y 42%— no se movería demasiado si las presiones cambiarias se mantienen en sus cauces.

La situación de la soja —confirman los especialistas— con precios internacionales por debajo de los US$ 400, y la declarada desaceleración de Brasil suman ingredientes tóxicos para lo que queda del 2014 y para todo el año que viene. “Hoy queda mucho más nublada la visión para el 2015”, explica Lorenzo Sigaut Gravina de Ecolatina. “El objetivo era conseguir dólares para la reactivación y está en duda de que esto se logre el año que viene si persiste la idea de prolongar el default”.

En este mismo sentido, Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein insiste en que se perdió “la agenda del crédito”. La economista explica que con una mochila de US$ 13.000 millones de vencimientos, si no se no se acuerda con los fondos buitre y no se consiguen dólares, el año que viene la contracción puede superar el 2,5%. “Es muy delicada la situación de las reservas, en un escenario de default”, asegura, por su parte, Eric Ritondale de Econviews. “Por eso, sin opciones de financiamiento es muy difícil pensar ahora en mejorar el nivel de actividad”.

Espejos. Hay consenso de que el escenario tiene reminiscencias del 2009. Sin embargo, la disminución de 2014 se revela más progresiva que la de aquel entonces. Y, además, pareciera ser más prolongada. Las cifras del Indec, aseguran que después de estancarse 0,1% en 2009, la economía creció 9,1% al año siguiente. La salida fue más rápida porque, según los economistas, la crisis de 2014 es “autogenerada” y la de hace cinco años devino de factores exógenos: la crisis financiera internacional y la sequía del campo.

Tampoco estamos en los albores del 2001, aclaran. La situación no es tan “explosiva”. Aunque algunos economistas se animan a comparar una situación de recesión y de distorsiones similares al último tramo del Gobierno de Carlos Menem. “La herencia del kirchnerismo puede hacerse muy pesada”, asegura Sigaut Gravina. “Se puede volver a dar una transición con un esquema que ya parece agotado”, añade.

El gasto público se incrementó once veces en la última década

La Nación

El gasto público en la Argentina aumentó once veces a lo largo de la última década. Mientras que en 2004 fue de 64.200 millones pesos, el año pasado el gasto público alcanzó los 751 mil millones.

El ejercicio 2004 terminó con un superávit financiero de 8813,6 millones, pese a que la ley de prespuesto de ese año había estimado un superávit mucho menor, de 2300 millones de pesos. Por el contrario, el de 2013 finalizó con un déficit financiero de 85.000 millones, en gran medida debido a los subsidios a la energía, cuando la ley de presupuesto preveía un superávit de 587 millones.

Pero el cambio no sólo se produjo en la comparación en valores absolutos, sino también en términos relativos al comparar la incidencia del gasto público en el sistema económico del país. En 2004 representaba 14,3 por ciento del PBI, mientras que el año pasado saltó a 22,4 por ciento del PBI. Estos datos surgen de comparar las cuentas de inversión 2004 y 2013 que elaboró la Contaduría General de la Nación, que es el informe que todos los años hace este organismo público y que refleja cómo el Gobierno ejecutó el presupuesto.

El diputado radical Enrique Vaquié, especialista en temas económicos, remarcó que "el gasto público se ha convertido en una carga que ha dejado de servir para el desarrollo económico. Es decir, el gasto público ha dejado de ser el motor del desarrollo para convertirse en una carga, sobre todo por la magnitud de los subsidios económicos, básicamente dirigidos a la energía y al transporte".

Desde que los Kirchner asumieron el poder, la oposición denunció sistemáticamente en el Congreso que la ley de presupuesto es "un dibujo", una "ficción" a medida del Poder Ejecutivo. Las cuentas de inversión parecen confirmar estos cuestionamientos.

En 2004, el Gobierno subestimó de manera deliberada la proyección de gastos y recursos, con lo que a la postre obtuvo un superávit mucho más abultado que el que había estimado. Al excedente de recursos lo manejó a su total arbitrio, sin previa discusión en el Congreso, en virtud de los llamados superpoderes presupuestarios.

En 2013, en cambio, se dio otra situación mucho más gravosa: el Gobierno pretendió esconder el creciente déficit primario y financiero que acosa a las cuentas públicas desde 2010. Previó un superávit cuando en realidad el déficit fue de 85.000 millones, sencillamente porque los gastos subieron a mucho mayor ritmo que el nivel de ingresos.

El economista Carlos Melconian, vinculado a Pro, remarcó que "al problema del gasto público hay que abordarlo desde dos perspectivas: desde su financiamiento y el tipo de gasto. En cuanto a su financiamiento, observamos que entre el total de gastos e ingresos hay una brecha de cinco puntos del PBI que el Gobierno financia con reservas del Banco Central y con mayor emisión monetaria. Resultado: está arruinando el balance del BCRA y genera una inflación creciente".

Para el diputado de Unidad Popular Claudio Lozano "el porcentaje del gasto público no es, de por sí, ni malo ni bueno, sino que lo importante es la calidad de ese gasto. Por ejemplo, en nuestro país buena parte del gasto va destinado a subsidios, sobre todo económicos, pero que están dirigidos a aquellos sectores de mayor capacidad económica".

SUBSIDIOS, PUBLICIDAD Y FÚTBOL

Una cuenta de inversión refleja fielmente qué prioridades tuvo el Gobierno en el año. Durante 2013, la prioridad del Gobierno estuvo claramente dirigida a los subsidios tanto al sector público como privado. En efecto, la finalidad "Servicios económicos" se incrementó en esos 12 meses unos 75.000 millones respecto de su partida original, un 73%. En cambio, la finalidad "Servicios sociales", si bien en cuanto a volumen de recursos representa casi el 60% del total del gasto, tuvo en cambio una menor variación presupuestaria a lo largo del año pasado: sólo incrementó su partida en un 16%. Un porcentaje menor, incluso, que las finalidades "Defensa y seguridad", que subió en un 23,5%, y "Administración gubernamental", que se incrementó en un 24,1%.

En lo que se refiere a los subsidios, el más significativo es el dirigido a la energía eléctrica: de un crédito original de 18.000 millones, saltó a más de 38.000 millones de pesos. Los subsidios al transporte automotor pasaron de 12.000 millones a 16,4 mil millones de pesos. Aerolíneas Argentinas, en tanto, saltó de un presupuesto de 3100 millones a poco más de 3300 millones.

La publicidad fue otra de las prioridades del Gobierno. La partida "Prensa y difusión de actos de gobierno" prácticamente se duplicó el año pasado: pasó de 753 millones proyectados a 1387 millones que se gastaron. La propia cuenta de inversión explica semejante gasto: en 2013 se produjeron un total de 432 spots publicitarios sobre la gestión de gobierno (es decir, más de un spot por día). También se realizaron "16 campañas de bien público, 374 campañas institucionales de gestión y 1638 licitaciones públicas, y emisión de un total de 36.000 órdenes de publicidad a los distintos medios de comunicación".

El programa Fútbol para Todos también creció: saltó de 1200 millones originales a 1400 millones de pesos finales .

Si bien hubo partidas que se incrementaron notablemente en 2013, otras tuvieron sensibles bajas. Algunas de ellas pertenecen a la finalidad "Servicios sociales", como, por ejemplo, a la partida "Más escuelas, mejor educación" se le recortaron 133 millones de un total de 603 millones. Similar poda tuvo el programa "Mejoramiento de la calidad educativa", que, de 132 millones de pesos originales, quedó en 89 millones.

Otras partidas sociales también tuvieron recortes. A la partida "Atención primaria de la salud" se le rebajó la mitad del presupuesto (quedó en 53 millones), al igual que a la de "Detección y tratamiento de enfermedades crónicas" (quedó en 54,6 millones).

En Desarrollo Social, dos programas clave sufrieron también reducciones presupuestarias. Uno de ellos, "Seguridad alimentaria", recibió 343 millones menos, mientras que a la partida "Ingreso social con trabajo" se le podaron casi 487 millones de pesos.


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