Por Mariano Obarrio.

El explosivo discurso de anteayer de Cristina Kirchner sobre un complot interno y externo para "voltear al gobierno" desató una crisis política y podría agravar las tensiones cambiarias. La Presidenta le aceptó ayer la renuncia a Juan Carlos Fábrega, que dejó la presidencia del Banco Central, y será reemplazado por un incondicional del kirchnerismo, Alejandro Vanoli, quien desde 2009 es titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV).

El detonante del portazo de Fábrega, que evaluaba su renuncia desde hace varias semanas, fue la acusación de la jefa del Estado al Central de "filtrar información" a los bancos para "especular con una devaluación y desestabilizar la economía".

Fábrega le presentó su renuncia indeclinable a la Presidenta después de las 16, y ésta la aceptó casi en el acto. Minutos después, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, le ofreció el cargo a Vanoli.

La noticia fue anunciada a las 17 por el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, mediante una simple llamada telefónica a la Sala de Periodistas de la Casa Rosada. La novedad se filtró minutos antes del cierre de los mercados y agravó la incertidumbre: al cierre de la rueda de ayer, la Bolsa de Valores cayó un 8,22%. A diferencia de Fábrega, se supone que Vanoli podría ser más permeable al ministro de Economía, Axel Kicillof, aunque tiene un perfil técnico y más moderado. Según pudo saber LA NACION, Vanoli llegó a la CNV apadrinado por el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno -que podría regresar al Gobierno a fin de año- y por su esposa, Marta Cascales.

"Vanoli es hombre de Moreno y de Cristina, no de Kicillof. Será más dócil que Fábrega", dijeron a LA NACION en la Casa Rosada.

De ese modo, la Presidenta se garantiza consolidar la cohesión interna tras las desgastantes peleas entre Fábrega y Kicillof por los niveles de emisión monetaria, la tasa de interés y el uso de las reservas en medio de la creciente inflación y la fuerte alza del gasto público. Hasta anoche, la Presidenta no había designado al reemplazante de Vanoli. Podría ser un allegado a Kicillof.

La Presidenta deberá ahora pedir al Senado el acuerdo para que Vanoli pueda ejercer el mandato de cinco años. Desde 2007, Cristina tuvo cuatro presidentes de la autoridad monetaria: Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Fábrega y ahora Vanoli.

En la Casa Rosada crecieron las versiones de que Cristina Kirchner podría disponer en unos días que el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, u otro funcionario, reemplace al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que retomaría la gobernación de Chaco.

Durante el discurso de anteayer, la Presidenta denunció una conspiración de empresas, exportadores de granos, automotrices, agentes de Bolsa y bancos para obtener una devaluación, desestabilizar la economía y "voltear al gobierno" con ayuda externa. Incluso acusó a los Estados Unidos de planear un atentado contra ella por su pelea con los fondos buitre.

Sin nombrar a Fábrega, incluyó en el complot al Banco Central. Aseguró que antes de que el BCRA redujera hace un mes de 30 a 20% las posiciones en moneda de las entidades bancarias "parece que se filtró información, porque hubo bancos con información privilegiada que cuando todos compraban dólares, ellos vendían". También acusó al Central de no avanzar en 80.000 expedientes sobre infracciones a la ley penal cambiaria.

Fábrega lo interpretó como una crítica irreparable a su gestión. Según fuentes oficiales, en una conversación en buenos términos, Cristina Kirchner le aseguró que no había querido aludir a él.

Pero Fábrega respondió: "Se refirió a la institución y yo soy el responsable, y como hombre de bien debo renunciar en forma indeclinable".

Anteanoche, luego del discurso, Fábrega había casi resuelto su renuncia. En la Casa Rosada y en el BCRA admitían que "había diferencias fuertes en estilos, en edad, en ideas y en las formas entre Kicillof y Fábrega", pero que son "históricas las peleas entre el Banco Central y Economía".

La Presidenta le denegó a Kicillof la potestad de ocupar el Central. El ministro tenía tres candidatos: Augusto Costa, Emmanuel Álvarez Agis o Cecilia Nahon, que podría ir a la CNV, cargo para el cual también sonaba la dirigente de La Cámpora Karina Bermúdez.

Vanoli, un cruzado contra el Grupo Clarín y Papel Prensa, impulsó la instrumentación de la ley de mercados de capitales, que en su artículo 20 permite que las minorías accionarias del Estado en diversas empresas logren la intervención por 180 días de sus directorios.

Entre los bancos denunciados anteayer por Cristina Kirchner estaban el Patagonia, Supervielle, Macro, Itaú y Mariva. Algunas versiones indicaban que Vanoli le llevó la información a la Presidenta sobre las supuestas maniobras especulativas con el dólar y el denominado "contado con liqui".

Por Marcela Pagano.

Juan Carlos Fábrega renunció ayer a la presidencia del Banco Central. Y Alejandro Vanoli, que es el titular de la Comisión Nacional de Valores, será su reemplazante. La salida de Fábrega era la crónica de una renuncia anunciada tras las críticas que le profirió Cristina Kirchner el martes. También influyeron sus peleas con Axel Kicillof. Los banqueros creen que ahora se abre una etapa de mayor intervención sobre el mercado financiero.

La novedad trascendió ayer al mediodía en el mercado y cayó como un misil: la Bolsa se desplomó 8,2%, los cupones PBI 8,7% y los argentinos adquirieron el récord de dólares ahorro en un sólo día al comprar US$ 72,8 millones.

En la city porteña se vivieron ayer momentos de tensión. Los banqueros que conocen a Fábrega sabían que no había manera de que tras las duras acusaciones de Cristina la noche previa, él siguiera al frente de la entidad.

Fábrega se llevó una sorpresa no grata el martes cuando Cristina de Kirchner lo acusó indirectamente de filtrar información a los bancos sobre medidas oficiales, datos que a las entidades, según afirmó, le permitieron importantes ganancias. No fue casual que las cámaras oficiales lo enfocaran en el preciso momento que la presidenta afirmaba; “Parece ser que se filtró información y algunos bancos manejaron información privilegiada y que cuando todos los bancos compraban dólares ellos vendían, como el Patagonia, el Supervielle, el Macro, el Mariva y el Itaú”.

El hasta ayer presidente del BCRA no se esperaba la embestida presidencial. Fábrega había estado reunido con Cristina de Kirchner durante la tarde del martes, en donde discutieron medidas para forzar a los agroexportadores a liquidar la soja retenida e incrementar de esta manera el ingreso de divisas al mercado local. De hecho Cristina también atendió en su discurso a los sojeros a quienes acusó de ser parte de una “maniobra para forzar una devaluación”.

Ayer por la mañana, Fábrega ingresó a su despacho y se ocupó de tareas cotidianas. Luego llamó a la Presidenta y le informó de su decisión irrevocable. Redactó la renuncia y a las 15 se la envió. Luego abandonó la entidad.

En el kirchnerismo reconocen que la salida se debe a su enfrentamiento constante con el ministro de Economía. El hasta ayer presidente del BCRA le manifestaba a los banqueros que se sentía atado de pies y manos porque Kicillof se negaba a tomar medidas para combatir la inflación y achicar el gasto “y Cristina lo deja”.

Fábrega se convirtió ayer en el tercer presidente del Banco Central consecutivo en dejar su sillón antes de completar su mandato.

Durante su gestión ocurrió una brusca devaluación, la inflación llegó al 40% interanual, las tasas de interés permanecieron negativas y la financiación del déficit fiscal a través de la emisión no cesó. La batalla la ganó el ministro de Economía.

Fábrega no será reemplazado por un hombre del círculo de Kicillof: el titular de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, ocupará el cargo (ver su perfil en ‘Llega para ...’).

“Es muy mala noticia”, opinó un banquero sobre Vanoli. Es que el nuevo titular del BCRA cosechó la apatía de importantes jugadores del mercado cuando el año pasado ideó la ley de mercado de capitales con la que el Gobierno consiguió un marco legal para intervenir en las empresas cotizantes. De allí que se ganara la simpatía presidencial.

Ayer por la tarde sonaban dos nombres para reemplazar a Vanoli: Hernán Fardi, el actual vice de la CNV, y Karina Bermudez, una persona cercana a La Cámpora. Por su parte, los dos directores designados por Fábrega en el directorio del Banco Central continuarán en sus cargos: Cosme Belmonte y Eduardo Barbieri.

Juan Carlos Fábrega renunció como presidente del Banco Central y será reemplazado por el actual titular de la Comisión Nacional de Valores.

El recambio en la entidad monetaria llega tras las fuertes críticas que le realizó ayer a Fábrega la presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, cuando lo atacó "por no impedir maniobras cambiarias de los bancos", según pudo confirmar Cronista.com en por lo menos tres fuentes.

Los rumores se difundieron antes de las 17 y llegaron a golpear con fuerza al Merval.

Distintas fuentes consultadas coincidieron en que Cristina en un primer momento rechazó la renuncia pero que Fábrega igual estaba decidido a dejar la presidencia del BCRA.

La mandataria apuntó contra sociedades de Bolsa que operan el "contado con liquidación" y bancos que se habrían beneficiado con información privilegiada del BCRA. En ese contexto, criticó el rol de la entidad como ente regulador del sector financiero y valoró iniciativas que buscan modificar la ley penal cambiaria.

Las ganas de Fábrega de irse no eran nuevas. Sólo fue cuestión de tiempo. De tirante relación con el ministro de Economía, Axel Kicillof, los rumores de su salida sonaron fuerte en el último tiempo. En agosto pasado, pretendió apartarse cuando se cayó la negociación con los fondos buitre.

Aunque no fue nombrado, Fábrega salió muy mal parado ayer tras los discursos presidenciales, y eso aceleró su salida definitiva.

Había asumido el 18 de noviembre de 2013 en reemplazo de Mercedes Marcó del Pont, decisión que fue recibida con beneplácito por varios agentes económicos.

Por Martín Kanenguiser.

Alejandro Vanoli estaba emocionado, ayer, al ver cumplido "un sueño". "Entré al Banco Central como empleado a los 27 años, en 1988, en un concurso", recordó por la tarde, antes de abordar un avión que lo traería desde Brasil, ante la consulta de LA NACION. Al mediodía había recibido una llamada de la presidenta Cristina Kirchner ofreciéndole el cargo; se sorprendió, porque estaba inmerso en una reunión de la Comisión Nacional de Valores de Brasil.

Con 44 años y dos hijos, este hincha de Racing egresó en 1987 de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y 10 años más tarde se convirtió en profesor de la maestría de Estrategia Económica Internacional de esa casa de estudios. Uno de sus compañeros de estudios afirmó que "hubiera sido mucho peor que nombraran en ese cargo a alguien del equipo de Axel", por el ministro de Economía, que ayer estuvo todo el día reunido con la presidenta Cristina Kirchner.

De inmediato, recordó la experiencia de Vanoli en el BCRA, donde fue analista senior en la gerencia de Deuda Externa, y en el Ministerio de Economía, como coordinador de la Oficina Nacional de Crédito Público, ambos cargos en la hoy denostada década del 90. Luego se desempeñó como asesor del directorio del Banco Central en el turbulento período 2002-2005, cuando, como ocurre ahora, varios presidentes pasaron por la entidad financiera en poco tiempo.

Apadrinado por el ex ministro Aldo Ferrer e integrante del Plan Fénix, Vanoli logró un diálogo directo con la presidenta Cristina Kirchner hace pocos meses. "Habla con ella seguido", señaló una fuente que conoce su carrera.

Autor de tres libros sobre la globalización financiera, heredó la presidencia de la CNV luego de ser vicepresidente en la gestión de Eduardo Hecker, quien no aceptaba las órdenes del entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para perseguir a las empresas. Vanoli en cambio se sumó a las batallas de Moreno, entre ellas, a una decisiva para sus aspiraciones, contra Papel Prensa.

Aunque claramente pertenece al kirchnerismo, resulta difícil encasillarlo en una facción determinada, porque no pertenece al grupo del ministro Kicillof ni a La Gran Makro, que supo liderar el vicepresidente Amado Boudou. "Hoy se mueve bien por varios espacios", indicó un ex funcionario, contento porque la línea técnica del BCRA, a la que acusan de conspirar contra el Gobierno para dar un "golpe financiero", tendrá que volver a agazaparse, como en la gestión de Mercedes Marcó del Pont.

Desde el Palacio de Hacienda no hubo comentarios, porque había una sensación ambivalente: por un lado, habían logrado su objetivo de cargarse a su adversario interno, tal como lo desearon desde el primer día de gestión. Pero, por el otro, algunos funcionarios admitían preocupación porque ahora ya no podrán echarle la culpa a nadie si la situación económica no mejora.

En La Gran Makro tampoco había tranquilidad. "La señal que había que dar era para tranquilizar las expectativas y se hizo todo lo contrario: generar incertidumbre en medio de una crisis cambiaria", señaló uno de sus integrantes. En la AFIP tampoco había expresiones de felicidad, porque la relación de Ricardo Echegaray con Fábrega era de mutuo respeto y reconocían que, pese a lo que se afirmara en público, no se puede controlar al mercado del contado con liqui.

Un mercado que, por otra parte, creció gracias a la relación entre la Anses y Mariva, uno de los bancos acusados anteanoche por la Presidenta de querer desestabilizarla.

FUNCIONARIO LEAL A CRISTINA

Nuevo presidente del BCRA

Profesión: economista

Edad: 44 años

Estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y desde 1997 es profesor en esa casa de estudios, en finanzas internacionales
Ocupó cargos técnicos en el Ministerio de Economía y en el BCRA, antes de ser vicepresidente de la CNV. Sucedió a Eduardo Hecker en la presidencia del organismo
Se identifica plenamente con el kirchnerismo, pero no pertenece a ningún grupo en particular; logró en los últimos tiempos un diálogo directo con la presidenta Cristina Kirchneralejandro vanoli

"Anoche no podía dormir; pero si algo tuve claro antes de conciliar el sueño, es que, en estas condiciones, no podía seguir", confesó en la tarde de ayer Juan Carlos Fábrega a los miembros del directorio del Banco Central (BCRA), convocados de urgencia para recibir la noticia de su renuncia. Algunos de ellos la conocían o intuían desde algunas horas antes, en especial, porque pasó el día recluido en su despacho.

Para entonces habían pasado 18 horas desde que la presidenta Cristina Kirchner, con su mirada fija en él, habló de maniobras especulativas con el dólar y cargó contra lo que consideró una "falta de controles de la autoridad monetaria hacia las entidades financieras". Lo que podría significar considerarlo cómplice de la nueva corrida contra el peso.

Y una hora desde que le había comunicado formalmente la decisión a la Presidenta en una carta en la que aludió a "razones de estricta índole personal" y que le fue remitida minutos después de las 15, con la intención de que la noticia no tuviera impacto en las negociaciones cambiarias del día.

Fábrega les explicó ayer a algunos allegados que había decidido presentar su dimisión en la madrugada, tras un largo e inusual insomnio.

"Hay más de 80.000 expedientes en el Central por infracciones a la ley penal cambiaria. Va a tener que caer sobre ellos el peso de la autoridad para que no especulen y logren su cometido", había dicho con tono de indignación la mandataria, al reivindicar las denuncias que hizo días atrás el jefe de la Procelac, Carlos Gonella, el fiscal llamado recientemente a indagatoria por haber excluido al empresario Lázaro Báez de las investigaciones por lavado de dinero, pese a que muchas pistas conducían a él.

Sin embargo, el punto más álgido del discurso fue cuando la Presidenta dijo que si se podían controlar "cientos y cientos de miles de bocas de expendio" con el plan Precios Cuidados, "cómo no se va a poder controlar un universo de 80 instituciones" bancarias. El tono del reproche y la descalificación a su tarea convencieron a Fábrega de dar el paso al costado. "No me dejó margen", insistió cuando le consultaron las razones de su decisión.

La posición de Fábrega había sido constantemente esmerilada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, quien culpaba de la actual recesión al ajuste cambiario y financiero que aquél aplicó para escapar de la anterior corrida cambiaria. Y había quedado debilitada luego de que el propio Kicillof dinamitara en público la gestión que, por encargo de Carlos Zannini, secretario legal y técnico de la Presidencia, realizara ante banqueros para tratar de evitar el default de la deuda.

Lo de antenoche fue la gota que colmó la paciencia del primer empleado bancario que había llegado a la conducción del BCRA, y que decidió, de aquí en más, ejercer de abuelo.

Por José Hidalgo Pallares.

Tras la renuncia de Juan Carlos Fábrega como presidente del Banco Central (BCRA) y su reemplazo por el hasta ayer titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, analistas y ex presidentes del organismo emisor prevén una mayor cercanía de éste con el Ministerio de Economía, lo que se traducirá en más emisión monetaria, tasas de interés más bajas y un tipo de cambio oficial "planchado".

Aldo Pignanelli cree que, con Vanoli al frente, el Banco Central "va a acordar más con el Ministerio de Economía". En opinión del ex presidente del Central durante la gestión Duhalde, eso significará más emisión y una baja en las tasas de interés. Si bien resaltó que "hay que esperar a ver qué medidas toma Vanoli", cree que durante su gestión al frente del Central "seguramente va a haber más control sobre la rentabilidad de los bancos y sobre el dólar bolsa".

Martín Redrado, presidente del BCRA en la era Kirchner, tiene una opinión similar. Él cree que, con el cambio de mando, "el Central quizá sea aún más un apéndice o una ventanilla del Ministerio de Economía para darle los pesos que necesita". En este sentido, Redrado resaltó que actualmente por cada dólar en el Banco Central hay 15 pesos en circulación, mientras que en 2009 la relación era de $ 2,5 por cada dólar.

Redrado también prevé que se profundice la tendencia de "amesetar el tipo de cambio" para tratar de controlar la inflación, lo que, en su opinión, generará una mayor presión cambiaria y, por lo tanto, un crecimiento de la brecha entre la cotización del dólar en el mercado oficial y en el paralelo. Las expectativas de devaluación, añadió Redrado, harán que entren menos dólares a la economía y que, en consecuencia, se sigan restringiendo las importaciones, con los inevitables impactos sobre la producción y el empleo.

Para Miguel Kiguel, la salida de Fábrega y su reemplazo por Vanoli "implica más poder para [el ministro de Economía, Axel] Kicillof y un Banco Central más alineado con el Ministerio de Economía". En este contexto, el ex secretario de Finanzas también prevé que la cotización oficial del dólar se mantenga "planchada" y que se bajen las tasas de interés para tratar de estimular la economía.

Respecto del financiamiento del BCRA al Tesoro, Kiguel mencionó que Fábrega "ponía ciertos límites" a esa práctica, y añadió que "la gran pregunta" es si Vanoli va a seguir en esa línea, lo que obligaría a colocar más deuda en el mercado local, o si, por el contrario, dará luz verde a la emisión para financiar el déficit, lo que generaría mayores presiones sobre la inflación y sobre la cotización del dólar paralelo.

Respecto de la decisión de Fábrega de renunciar, Pignanelli dijo no estar sorprendido, ya que, en su opinión, "eran evidentes" las diferencias que el ahora ex presidente del Central tenía con Kicillof.

Kiguel, en tanto, señaló que Fábrega "se tuvo que ir" después del discurso del martes de la Presidenta, en el que criticó a la autoridad monetaria por una supuesta falta de controles hacia las entidades financieras y sugirió que desde el Central se podría haber filtrado información que favoreció a algunos bancos. "No tenía opciones", dijo Kiguel.

Redrado, por su parte, consideró "lamentable" que se quiebre un mandato al frente del BCRA que había sido aprobado por el Senado..

Por Julián Guarino.

El dólar –o la falta de ellos– terminó por desplazar a Juan Carlos Fábrega del Banco Central en uno de los peores momentos del mercado cambiario. Paradójicamente, la llegada de Alejandro Vanoli, dispuesta para frenar la sangría de divisas, podría transformarse en una versión aún más precaria.

La incertidumbre generada la última semana en torno a la falta de divisas y al tipo de cambio diferencial que debían utilizar los importadores generó no sólo una reacción de los empresarios, sino también fragmentaciones dentro del Gobierno. Desde el último viernes y sin el consentimiento del ministro Kicillof, el propio Fábrega había prometido a los importadores poner a disposición una mayor cantidad de dólares para despejar dudas. Y lo hizo, pero las dudas se trasladaron a la presidenta: ¿cuántos dólares serán necesarios vender para calmar al mercado?

La respuesta no fue feliz. Fábrega le insinuó a Cristina Fernández que él podía cerrar todas las canillas por donde vendía dólares, pero que la economía estaba herida y no iba a sanar así nomás. El dato simbólico es que en apenas tres días, las reservas habían caído por debajo de los u$s 28.000 millones por la decisión de Fábrega de ‘normalizar’ las autorizaciones. La tranquilidad que se hizo lugar en la previa al determinante discurso de la presidenta del último martes, fue sólo la calma que antecede a la tormenta. Las acusaciones a Fábrega fueron el emergente del enojo de Cristina Fernández. Como se dijo, Alejandro Vanoli, un economista militante y permeable a los intereses de la Casa Rosada llega al BCRA con una única misión: frenar la sangría de dólares mediante distintos mecanismos.

n Control del ‘dólar liqui’. En pos de lograr una menor brecha cambiaria (hoy en el 80%), Alejandro Vanoli utilizará primero una de sus principales cartas. El ex titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV) conoce cuáles son los circuitos que se manejan en el mercado bursátil para hacer "dólares liqui", pero paradójicamente nunca los cerró del todo aunque él era la máxima autoridad competente en el tema hasta ayer mismo. Por supuesto, en este contexto, será una de las primeras acciones que haga.
n Los dólares de los silosbolsa. Sancionada la Ley de Abastecimiento que podría presionar a los productores para desprenderse de los granos, la estrategia del Gobierno parece ser fogonear la liquidación de divisas del agro mediante instrumentos pensados para ‘proteger’ esas ventas del atraso cambiario. Hoy, por cada dólar que liquida el campo se le paga poco más de $ 5. La idea es que ese tipo de cambio sea mayor aún, lo que ayudaría a generar un ingreso que podría estar por encima de los u$s 5.000 millones.

n ¿Adiós al dólar blue? Alejandro Vanoli dijo alguna vez que publicar el precio del dólar blue es como publicar el de la cocaína. Si bien será imposible erradicar la cotización del blue, sí podría precipitarse el cierre de numerosas mesas de dinero que funcionan en un radio relativamente pequeño del microcentro. Con esa medida, el mercado perdería volumen, lo que terminaría por desdibujar un único valor para la divisa.

n Mayor control en los bancos. Las entidades financieras deberán soportar mayor control y regulación. Hay que recordar que durante su gestión en la CNV, el funcionario fue uno de los principales interesados en sancionar la ley de mercado de capitales, que le dio mayor poder a la Comisión pero también a través del polémico artículo 20, facultó a la autoridad regulatoria a intervenir el directorio de empresas cotizantes. Fue también uno de los artífices de la pelea política que mantuvo el Gobierno con el Grupo Clarín y Papel Prensa.

n Continuidad del atraso cambiario. Contrariamente a lo que podría pensarse, la flexibilidad cambiaria por la que solía abogar Fábrega perdería su lugar y sería reemplazada por la profundización del retraso cambiario del dólar oficial. A la vez, una política de tasas bajas –que históricamente empujó el ministerio de Economía– buscaría acelerar el consumo en un contexto de recesión.

La Bolsa porteña, que abrió en baja y a media jornada intentaba recuperarse, finalmente se derrumbó 8,22%, una de las bajas más pronunciadas de los últimos tiempos.

Las acciones que más retrocedían eran las de Petrobras y Comercial del Plata y la única que subía era la del Banco Macro.

Fue el día después del duro discurso de la Presidenta contra los bancos y operadores financieros. Y en medio de las versiones de renuncia del presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega.

Cristina Kirchner señaló a los bancos y casas de bolsa, el martes por la noche, en un extenso discurso, como parte de un supuesto complot que busca "voltearla" con apoyo extranjero.

La Presidenta, en el mismo discurso, apuntó contra Fábrega, acusando al Banco Central de no hacer suficientes controles al mercado financiero y de no sancionar a 80.000 operadores por delitos cambiarios.

En ese contexto, en las últimas horas crecieron las renuncias del titular del Banco Central (ver aparte). Fábrega la habría presentado, pero sin que la Presidenta le diera una respuesta al respecto.

Las acciones y los bonos soberanos de Argentina cayeron con fuerza ante una pronunciada toma de utilidades que se detonó al trascender una versión que indica que el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, renunció al cargo de manera indeclinable.

La versión que resonó con fuerza en el ámbito bursátil, aunque no fue confirmada por fuentes oficiales, indica que Fábrega dimitió luego de que la presidente Cristina Kirchner señaló en un discurso que la entidad monetaria no ejerció controles suficientes sobre los bancos y sus operaciones vinculadas a la moneda extranjera.

La jefa de Estado también expresó que hubo entidades financieras que accedieron a información privilegiada sobre una resolución que obligó a los bancos a desprenderse de posiciones dolarizadas antes de que ésta entrara en vigencia.

El índice Merval cedió hasta los 11.516,28 puntos. La Bolsa porteña venía de acumular una mejora de casi un 135% en 2014. Entre las líderes, las acciones que más perdieron fueron las de Petrobras (-10%), YPF (-9,9%), Aluar (-9,9%) y BBVA Banco Francés (-9,9%).

Al concluir la jornada, el Índice General de la Bolsa se ubicó en los 541.718,63 puntos, con una merma del 7,2%, en tanto que el Merval 25 retrocedió el 8,2%, hasta las 11.693,90 unidades. 

El volumen de negocios operados en acciones totalizó 381,5 millones de pesos (u$s45,3 millones al tipo de cambio oficial o u$s26,3 millones según el "contado con liqui"), con un resultado de siete subas, 68 descensos y cinco títulos sin cambios en su cotización. 

Además, la plaza financiera local reaccionó de manera negativa después de que la Presidentearremetiera contra la operatoria bursátil por la cual se consiguen dólares evitando controles cambiarios.

Los papeles de la petrolera estatal argentina YPF se hundieron 6,70 por ciento en Wall Street, hasta los 34,51 dólares cada uno.

Las otras caídas más importantes en Wall Street las sufrieron: TGS, 6,63%; Alto Palermo, 5,73%; Galicia, 5%; Pampa Energía, 4,47%; y Cresud, 3,67%.

También concluyeron con signo negativo los ADRs de: Edenor, 3,60%; Tenaris, 3,38%; Petrobras Energía, 2,75%; Banco Macro, 2,27%; Globant, 1,85%; Irsa, 1,74%; Bunge, 1,69%; Ternium, 1,21%; Nortel, 0,94%; y Telecom Argentina, 0,44%.