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DEBATE
Mariano Grondona: "18-F, un antes y un después"; Majul: "Cristina y Rafecas, entre la espada y la pared". Bárbaro: "Convergencia superadora"
26/02/2015

El 18-F marca un antes y un después

La Nación

Por Mariano Grondona.

Tenemos la sensación de que algo cambió el l8-F y de que este "algo" fue, además, fundamental, porque marca un antes y un después para la convivencia de los argentinos.

Tenemos, en suma, la sensación de que, precisamente, el 18-F se nos reveló un aspecto de nosotros mismos que no habíamos tenido en cuenta hasta ese momento y que, sin embargo, resultará capital para comprendernos de ahora en adelante.

En la jornada del 18-F, recordemos, una multitud de argentinos marchó por las calles de Buenos Aires y de otras ciudades, no ya para increpar o protestar, sino para adherir en silencio a un credo que a todos contenía. ¿Lo llamaremos el credo de la argentinidad?

La jornada del 18-F no fue convocada por nadie en particular y, sin embargo, estuvo en medio de nosotros de improviso, como si la hubiéramos estado esperando desde hacía un largo tiempo. ¿Habría que concluir que esta gigantesca coincidencia multitudinaria fue sólo obra de la casualidad o detrás de ella asomaba un destino?

Los argentinos, de golpe, nos hemos declarado la paz. Pero antes del 18-F no nos habíamos declarado la guerra. Vivíamos, más bien, en estado de recíproca indiferencia. Hasta que, superando invisibles restricciones, nos convocó misteriosamente la argentinidad.

Pero ¿qué es la argentinidad? Es el lazo invisible que nos ata a nosotros mismos. Los pueblos de larga historia han debido cultivar esos lazos a veces a lo largo de esfuerzos y de sacrificios colosales.

¿Hemos sido milagrosamente eximidos de ellos? ¿La Argentina nos ha sido demasiado venturosa, demasiado "fácil"?

Esta supuesta "facilidad" de la Argentina, empero, ¿no ha sido a lo mejor una engañosa tentación? Tengamos en cuenta por lo pronto que uno de cada tres argentinos vive en condiciones de pobreza. ¿Es esto el resultado de la casualidad o de la negligencia? ¿Cuánto nos importa a los que estamos mejor la suerte de los que están peor?

Pero, en definitiva, ¿qué es estar mejor? ¿Es estar mejor en relación con lo que estábamos? ¿Es ser mejor también para los demás? El camino del esfuerzo es largo y accidentado. ¿Lo hemos aprendido en verdad los argentinos?.

La Presidenta y Rafecas, entre la espada y la pared

La Nación

Por Luis Majul.

Aunque Daniel Rafecas no adelantó lo que iba a hacer ni siquiera a su familia, dos altas fuentes que transitan los pasillos de Comodoro Py y que están vinculadas con la causa vaticinaron que al juez federal no le queda otra alternativa que convalidar la imputación contra la Presidenta por el delito de encubrimiento en el atentado contra la AMIA. La duda que manifestaron es si Rafecas lo hará antes o después del último discurso de Cristina Fernández para abrir las sesiones ordinarias del Congreso, el próximo domingo, 1° de marzo. "Daniel no les presta mucha atención a los tiempos políticos. Está concentrado en la lectura del expediente que le elevó el fiscal Pollicita. De hecho, desde que recibió el escrito ni siquiera se comunicó con él, a pesar del respeto profesional y mutuo afecto que se profesan", me dijo otro fiscal federal con información confiable.

Desde que Gerardo Pollicita decidió avanzar con la imputación en consonancia con lo que había denunciado el fiscal Alberto Nisman, su vida personal cambió de manera abrupta. Sigue viviendo en el mismo departamento de Barracas, pero ahora tiene 10 custodios del grupo Albatros de la Prefectura durante las 24 horas, y cada vez que se sube al auto oficial debe colocarse un incómodo chaleco antibalas. Todavía no tuvieron que repeler ningún ataque, pero evitaron que militantes de La Cámpora pintaran las paredes del domicilio de Pollicita. Sospechan que querían escracharlo. La leyenda iba a decir algo así: "Aquí vive Pollicita, un fiscal vendepatria, golpista y destituyente".

Dos fiscales y dos jueces que leyeron el requerimiento de Pollicita sostienen que su presentación fue impecable. Que le quitó toda la adjetivación y "carga emotiva" que tenía el pedido de indagatoria de Nisman, se concentró en las 80 horas de escuchas a las que tuvo acceso, las comparó con los cambios de posición del Gobierno en su relación con Irán y pidió por lo menos 30 medidas de pruebas que a Rafecas le va a ser muy difícil no impulsar.

En medio de los pedidos de Pollicita, un documento oficial de enorme peso es el fallo de dos jueces de la sala dos de la Cámara Federal, Jorge Ballestero y Eduardo Farah, quienes no sólo declararon inconstitucional el memorándum de entendimiento con Irán, sino que también dejaron entrever que Timerman le mintió al Congreso en su defensa del proyecto de ley del memorándum y que Cristina Fernández no podía estar ajena. Pollicita no es un héroe, pero siempre se jactó de tomar sus decisiones sin atender los pedidos especiales del poder de turno. Jefe de Nisman en los tribunales de San Martín, a él tampoco le cierra demasiado la teoría del suicidio. Antes de presentar su escrito, tuvo oportunidad de hablar con varios colegas y varios jueces federales. Casi todos lo alentaron para que tome la decisión que le pareciera correcta, si su convicción íntima y los indicios le permitían hacerlo. Todos menos el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, quien lo habría presionado, invocando el nombre de la Presidenta, de Daniel Scioli y el presunto estado de conmoción institucional que provocaría la imputación.

Alarmado por la vehemencia del juez, Pollicita le habría dicho a Canicoba que prefería irse a su casa antes que firmar algo de lo que no estuviera convencido. Y más tarde intentó averiguar si de verdad el candidato Scioli le había mandado a pedir que no imputara a la jefa del Estado. "Daniel nunca le pediría a nadie una cosa así. Respeta la independencia de los fiscales y los jueces", recibió como única respuesta. Los colegas de Canicoba no terminan de entender por qué el magistrado sigue trabajando con tanto ahínco para que la denuncia original de Nisman se diluya o desaparezca. También les pareció extraño que archivara tan rápido la denuncia contra Cristóbal López y la Lotería Nacional justo en el momento en que terminaba de ingresar el pliego de su hijo en el Senado para ser nombrado juez. Él se justificó con el argumento de que el que no impulsó la acción fue el fiscal Guillermo Marijuan.

Los jueces y los fiscales que esperan con preocupación la aprobación del paquete de leyes y la reglamentación que le permitiría a la procuradora Alejandra Gils Carbó poner en la cancha a sus militantes explican: "Los talibanes de Justicia Legítima van a empezar por cortarles la cabeza a los que juegan en el medio, como Canicoba Corral". Se trata de los mismos magistrados a los que la Presidenta les declaró la guerra y les puso la etiqueta de "Partido Judicial". Esos jueces y fiscales no funcionan todos de manera unívoca, pero coinciden en una decisión fundamental: no van a cajonear ni a negarse a investigar expedientes donde haya indicios y pruebas de delitos. Tampoco terminan de entender por qué la jefa del Estado pareció entrar en pánico. "En el mejor de los casos, la sentencia definitiva sobre la acusación de encubrimiento puede tardar, como poco, dos años, y va a depender más de la situación geopolítica internacional que de los fiscales y los jueces de Comodoro Py", me dijo otro fiscal federal. Ni siquiera él, que tiene mucha experiencia, comprende por qué los que están cerca de la Presidenta le quieren hacer creer que el juez Claudio Bonadio iría tras la firma de Máximo Kirchner para acusarlo o tomarle declaración indagatoria en la causa Hotesur. "Eso es no conocer cómo interpreta el Código Bonadio. Si lo conocieran más, se darían cuenta de que él piensa que para probar la responsabilidad individual en el delito de lavado de dinero no hace falta firmar ningún papel, sólo recibir la plata. Y ya está claro que la Presidenta es una de las accionistas de Hotesur, más allá de que no haya firmado ningún balance", explicó.

La lógica de atenerse a los hechos para impulsar o desestimar una investigación es también la que seguiría Rafecas en el caso de convalidar las imputaciones que decidió Pollicita, sin que el antecedente de su recusación en la causa Ciccone por haber intercambiado mensajes de texto con el abogado del vicepresidente Amado Boudou influya de alguna manera. Hay momentos en que las circunstancias ponen a los hombres entre la espada y la pared, más allá de sus deseos. Rafecas hubiera preferido no tomar la causa que había impulsado el fiscal que apareció muerto el pasado 17 de enero. Pero ahora no tiene más remedio que hacerse cargo. Y sabe que su decisión lo marcará para toda la vida..

Es posible una convergencia superadora

Clarín

Por Julio Bárbaro.

No importa si uno es peronista o no, el último Perón intenta convocar a la unidad nacional en su gobierno y logra un acercamiento histórico que se hará presente en el momento de su muerte. Los violentos de izquierda y de derecha se ocuparon de destruir esa simiente con el resultado de la desaparición de los represores con la democracia y, para mi opinión, con la superación de los restos de las izquierdas furiosas y agresivas apenas se logre superar al kirchnerismo.

La concepción de un gran acuerdo nacional para gestar un proyecto colectivo implica superar la noción absurda de hacer política a partir de engendrar odios imponiendo enemigos. El gran enemigo en el presente es el que necesita enemigos para gobernar imponiendo resentimientos.

Para Perón gobernar era poner voluntades en paralelo, para los Kirchner y en especial para la Presidenta es poner a la sociedad en corto circuito. Recordar los discursos del General y compararlos con los de la Presidenta deja al desnudo a quienes se enfrentaron a Perón porque lo percibían reformista y obedecen a la Presidenta porque la imaginan revolucionaria. La historia se repite dos veces, en los ‘70 fue la tragedia, en el presente vivimos la comedia.

Estamos en tiempos de asumir el desafío de sumar lo mejor de cada fuerza política; dejar de buscar las culpas para construir sobre sus logros. Desde el tronco liberal al Partido Radical, desde las vertientes conservadoras hasta los aportes de la izquierda y el   peronismo, todos y cada uno tienen que asumir sus errores para lograr luego tener autoridad para imponer sus aciertos. El enemigo es el que necesita enemigos para su vigencia, es el que al carecer de propuestas impone sus limitaciones.

Salir del callejón actual obliga a grandes acuerdos, los que gobiernan nos acusaran con razones del cuarenta y cinco, nosotros esgrimiremos las opciones pacificadoras que ellos mismos enfrentaron equivocados en los setenta.

Que la dictadura haya sido genocida no puede implicar que la guerrilla hubiera sido lúcida. La incapacidad de enfrentar la autocrítica se impone para los que al limitarse terminan siendo superados por la historia. Un gobierno que no dialoga con nadie no es un ejemplo de como imponer la autoridad, solamente hace gala de necedad.

El kirchnerismo nos ha querido convertir en una sociedad fracturada con un autoritarismo hereditario, lo cual implica un retroceso sin razón ni destino. El resto de las fuerzas políticas debemos construir el espacio de la convergencia que ellos acusarán de reformistas porque sin duda son conscientes que la democracia conlleva su superación.

Estamos frente a una nueva esperanza, un proceso electoral que exige grandeza. Se necesitan acuerdos concretos sobre políticas de Estado y el compromiso democrático para gobernar de común acuerdo, recuperar un sistema que nos devuelva la paz social y la confianza en el futuro. Un gobierno que sea fuerte porque es el fruto de un apoyo que supera los límites de sus propias ideas. Un gobierno de Unidad Nacional. Es posible y podemos lograrlo.

Julio Bárbaro, Dirigente histórico del peronismo. Ex diputado nacional


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