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VACA MUERTA
Neuquén replantea su perfil industrial: Parques Shale, Corredores y tensión por Tierras
20/04/2015

Neuquén replantea su futuro industrial

Río Negro Online

Por FEDERICO ARINGOLI Y ROBERTO AGUIRRE.

Cuatro de cada diez firmas industriales radicadas en Neuquén se encuentran alojadas en uno de los 18 parques industriales que tiene la provincia. Y ocho de cada 10 consultas para nuevas instalaciones buscan desembarcar en el Parque Industrial de Neuquén (PIN). El desarrollo de los hidrocarburos no convencionales no sólo empujó la demanda de tierra para nuevas radicaciones, sino que además obligó a repensar el tipo y modelo de gestión de los parques.

Según las estadísticas del Copade, las radicaciones en el PIN crecieron un 57% en los últimos siete años. Pasó de 140 a 220 firmas instaladas. Junto con las de Añelo son las que mayor presión soportan, por lo que debió incrementar su superficie de 380 a 680 hectáreas.

La provincia del Neuquén fue pionera en la puesta en marcha de políticas para fomentar la industria. En 1968 promulgó la ley de Promoción y en 1972 se creó el PIN; sin embargo, desde entonces la industrialización en origen, en lo que respecta al ordenamiento territorial, no ha tenido cambios sustanciales.

El titular del Copade, Sebastián González, dice que el momento industrial actual es muy dinámico y que obliga a repensar los modelos: "Tenemos que empezar a delinear certeramente qué futuro industrial queremos".

Todos los parques neuquinos son de gestión estatal. Del total de las áreas, 13 responden a administraciones municipales y las restantes seis son provinciales. A fines del 2014 se contabilizaron 1.600 inmuebles industriales, de los cuales 600 se encuentran ordenados en parques.

Sin embargo, el eje shale que alinea Vaca Muerta concentra la mayor cantidad de hectáreas en uso: Neuquén, Centenario, Vista Alegre, Añelo, Rincón de los Sauces y Buta Ranquil, a los que se suman Plottier y Senillosa.

Pedro Vergel, asesor de Schlumberger, invitado por el Copade para el segundo Encuentro de Parques Industriales, explicó que "no existe un modelo específico de parque, pero sí herramientas que conllevan a diseñar el mejor escenario para maximizar el valor para todos los participantes".

Consultado por "Río Negro Energía" sobre las necesidades para el desarrollo no convencional, planteó que "debemos pensar un modelo amplio que incluya no sólo el corredor operativo, con su soporte externo, sino también otras zonas industriales y que siempre se consideren los centros urbanos".

PARQUES SHALE

La alta demanda y la especificidad del boom no convencional necesitan de nuevas condiciones. También las apuestas por diversificar la matriz productiva lo requieren. El viejo modelo ya no da respuestas al ritmo industrial –principalmente el petrolero– y tampoco se vincula con el crecimiento poblacional. La Provincia desde hace un tiempo busca apostar por modelos mixtos y privados, donde el costo de la inversión inicial y el usufructo sean compartidos.

Eso ocurrió en Añelo, donde la Provincia delimitó 800 hectáreas fiscales y las puso en custodia de GyP, pero hasta el momento no están en funciones ya que arrastra dos licitaciones desiertas en busca de inversionistas.

Inclusive existe una iniciativa que aspira a ser 100% privada en tierras que la familia Tanuz tiene en la pequeña localidad neuquina.

González dice que los parques tienen varias funciones y cita entre ellas la economía de escala, que las empresas estén cerca y toda la sinergia que implica compartir servicios e infraestructura. Pero reconoce que los parques también sirven para el ordenamiento territorial entre las ciudades y el desarrollo industrial.

El modelo de gran escala que demandan los no convencionales también genera sus propias variantes. Los denominados parques shale son áreas de logística de grandes dimensiones, con playas de maniobras para equipos y maquinaria. Así surgió la ampliación del PIN hacia tierras del barrio Z1.

También lo demuestra el Registro Provincial de Inversores que nunca tuvo tanta demanda como en los últimos años. El inicio del desarrollo de Vaca Muerta saturó de consultas al organismo del Copade, que se triplicaron durante el 2014, una tendencia sostenida en el primer trimestre del 2015. "El 77% de los requerimientos es del sector industrial y de servicios, de los cuales el 60% son empresas de servicios (petroleras principalmente)", sostuvo.

De acuerdo con ese registro, el 80% de las solicitudes de radicación es para el PIN. Sobre ese total, el 70% corresponde a empresas locales en expansión que buscan ingresar al mercado hidrocarburífero y el 30% restante a empresas principalmente de Buenos Aires que ya operan en la provincia.


UNIR CORREDORES

La intención del Copade es repensar qué tipo de parque es más conveniente para cada zona. La principal apuesta está en interconectar todas las áreas con corredores de logística que permitan integrar las regiones industriales de toda la provincia.

El director provincial de Industria, Comercio y Servicios, Gustavo Barraza, señala que a la par de repensar los nuevos modelos desde la Provincia también se trabaja para favorecer la diversificación geográfica y permitir la instalación de empresas en distintos puntos del mapa industrial provincial.

En este sentido, en los últimos seis años la Provincia cedió 1.149 hectáreas para distintos parques. Incluso los centros industriales de Rincón de los Sauces, Picún Leufú y Buta Ranquil están creados normativamente, pero no están funcionando en la práctica.

En Zapala, el Parque Industrial, Minero y Logístico tiene unas 80 hectáreas, de las cuales 12 ya están reservadas. La ubicación de este predio –confían desde el Copade– tiene las mejores condiciones estratégicas de cara a la construcción de la represa Chihuido y su vínculo perpendicular con el corredor shale.

En Centenario, donde hay instaladas 26 firmas, ya está terminada la segunda etapa del polo tecnológico y científico. Se trata de un nuevo edificio –de 1.000 m²– que busca ser un centro científico y de laboratorios en el que se instalarán inicialmente el Lasaf y el Ciati. En tanto el polo petroquímico de Plaza Huincul tiene ya ocupado un 20% de las 280 hectáreas disponibles.

El resumen se completa con las 20 empresas radicadas en Senillosa, las 35 de Plottier y las siete de Vista Alegre.

Vergel sintetiza que "si el parque industrial es sólo una relocación de compañías trabajando en forma individual o aislada se pierde un importante valor". Por eso, más allá de favorecer el desarrollo de espacios industriales y vincularlos con infraestructura entre sí, el desafío integral pasa por generar unidades sinérgicas que sean soporte de las industrias locales y que puedan complementarse entre sí, aun funcionando a distancia.

 

La tierra, un foco de tensión

El reparto de la tierra siempre fue un foco de tensión en Neuquén. Pero desde que estalló Vaca Muerta cada metro cuadrado cotiza en oro. El negocio inmobiliario floreció en Añelo y sus localidades aledañas. A cada anuncio de obras o de inversiones petroleras, el suelo recotiza.

La radicación de industrias en los últimos años no hizo más que reavivar algunos de estos conflictos. El caso más emblemático es del parque shale que la Provincia intenta montar en Añelo. El terreno fue dado en custodia a GyP, que lo cercó y le puso seguridad privada luego de que un hombre alegara propiedad sobre el mismo y terminara a los tiros con la policía.

En las mismas tierras hubo inconvenientes con un pedido de canteras e inclusive con la propia YPF, cuyo plan de exploración en Loma Campana contemplaba pozos en ese lugar.

El que primero prosperó, al punto de saturarse, fue el Parque Industrial municipal de Añelo. El intendente Darío Díaz lo motorizó con el arribo de Vaca Muerta y hoy está repleto de compañías. En más de una oportunidad, inclusive desde el gobierno provincial que comparte su mismo signo político, se cuestionó la discrecionalidad en el reparto de estas tierras municipales.

Buena parte de los conflictos de tierras tiene como protagonistas a las empresas y los estados, pero también a los crianceros y las comunidades mapuches. Los problemas de tenencia arrecian entre los productores neuquinos, muchos de los cuales no sólo no tienen papeles sino que tampoco saben hasta dónde llega su explotación rural.

Algo similar ocurre con las comunidades mapuches. Las que se asientan en zonas petroleras aún no fueron relevadas por el censo que promueve el INAI. Esto da lugar a reclamos que se pierden en el fango de la política y que en última instancia perjudican la radicación de firmas que agreguen valor in situ.

 


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