Por BENEDICT MANDER.

En Argentina la sed de dólares fue temporariamente saciada con la reciente venta de un bono por u$s 1.400 millones; pero la visita de Estado a Rusia de esta semana probablemente no conlleve ningún apoyo significativo a su lánguida economía.

Impedida de emitir deuda en los mercados de capitales internacionales debido a una prolongada disputa con un grupo de hedge funds –conocidos como fondos buitre–, Argentina logró emitir bonos en dólares bajo ley local para fortalecer sus reservas de divisas, que se encuentran en un nivel especialmente bajo.

Con problemas para captar fondos desde que su deuda cayó en default el año pasado, la oferta inicial de u$s 500 millones fue sobresuscripta en casi tres veces. Los interesados fueron mayormente inversores extranjeros, cuyo optimismo de que la frágil economía argentina se recuperará con un nuevo gobierno el año próximo alimentó una sostenida alza en los precios de los bonos.

La Argentina se vio forzada a buscar caminos innovadores para apuntalar su economía, que sufre una importante falta de dólares, lo que la llevó a recurrir a países como China y Rusia para compensar su exclusión de las fuentes tradicionales de financiación e inversión desde su derrumbe económico en 2001.

Pero el viaje de la presidenta Cristina Fernández a Rusia esta semana para avanzar en una incipiente relación y hacerle el seguimiento a acuerdos de comercio y energía firmados el año pasado difícilmente conduzca a un apoyo económico concreto antes de que ella deje el poder en diciembre.

Si bien los funcionarios rusos declararon a los periodistas que invertirían cerca de u$s 2.000 millones para la construcción de una planta hidroeléctrica en Argentina, si se llegara a firmar un acuerdo energético entre la rusa Gazprom y la argentina YPF para desarrollar algunas de las reservas de shale más grandes del mundo, éste carecerá de compromisos concretos.

En cambio, la floreciente relación con Rusia condujo a especulaciones de que alquilará 12 bombarderos de gran autonomía de la era soviética a cambio de carne y granos para aliviar el efecto de las sanciones económicas. 

El gobierno británico teme que Buenos Aires se convierta en una "amenaza muy viva" para las disputadas Islas Malvinas y, como consecuencia, aumentó el gasto para reforzar la defensa.

En una nota a sus clientes la semana pasada, el economista Marcos Buscaglia de Bank of America Merrill Lynch, aseguró que este año en el banco central se está produciendo un "significativo deterioro de su balance" y que eso está sucediendo "a un ritmo mayor al esperado". También advirtió que la sobrevaluada moneda argentina recibe presión a medida que se acercan las elecciones presidenciales de octubre. 

Pero la estrategia de captar dólares de los inversores de bonos sigue siendo riesgosa, dado que los denominados fondos buitre encabezados por NML Capital están intentando bloquear los esfuerzos de Argentina.

"Estamos siguiendo muy de cerca esta operación altamente inusual para determinar qué acciones de aplicación son las adecuadas", aseguró Robert Cohen, abogado de NML Capital, que se espera que intente incorporar estos nuevos bonos al fallo del tribunal norteamericano que ganaron en 2012 y que impide el pago a los bonistas argentinos a menos que la deuda a los holdouts sea cancelada en su totalidad.