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DEBATE
Bonelli: "Bancos: grandes premios a unos, persecución a otros". Zlotogwiazda: "Sobre el mal llamado cepo"
24/04/2015

Bancos: grandes premios a unos, persecución a otros

Clarín

Por Marcelo Bonelli.

El equipo económico lanzó una acción persecutoria contra el banquero Jorge Brito, con la intención de presionar políticamente a todo el sistema financiero.

El Banco Central aumentó los controles sobre el Banco Macro y sus inspectores llevan adelante, sistemáticamente, una serie de operativos de hostigamiento sobre la entidad.

La acción política se ejerce sobre Brito, titular de la Asociación de Bancos Argentinos que aglutina a las entidades privadas nacionales. Buscan intimidar a todo el sistema.

Los mayores controles involucran también a otros bancos, como el Galicia que lidera Sergio Grinenco y el Mariva, de José Pardo.

La cuestión se trató informalmente en la última reunión de Adeba, donde los banqueros advirtieron la movida a fondo del equipo económico. Brito tranquilizó a una tropa inquieta: “No hay que darle importancia. Lo hacen para hacer mérito, quedar bien con la Presidenta y sostener el relato”.

Brito contó que el Banco Central utiliza la cadena de medios oficiales como parte de los aprietes y que la maniobra apunta a encubrir las concesiones a la banca internacional.

En la intimidad, el banquero se refiere a las sobreganancias que Kicillof otorga a los bancos internacionales con la colocación de deuda. El ministro paga tasas del 9%, cuando en el mundo no exceden el 5%.

Pero la presión también apareció después de que el propio Brito impulsó, junto a Héctor Mendez, un trabajo para denunciar la existencia del “Plan Bomba” de tiempo que el Gobierno prepara para complicar la situación al futuro presidente.

La semana próxima los técnicos del Grupo de los 6 se reunirán para evaluar el duro “inventario” que Kicillof pretende transferir a la próxima administración, aún si gana Daniel Scioli. Cada entidad aportara su visión sectorial.

El “paper” de la UIA habla del atraso cambiario y de la recesión. El borrador de ADEBA va al corazón del tema financiero: denuncia el daño que provoca el cepo, el escuálido nivel real de reservas del BCRA y el impacto inflacionario del desborde fiscal.

Kicillof quiere boicotear ese documento, porque lo dejaría al descubierto. Sus ánimos se alteraron a partir del momento en que se difundió la estrategia del “Plan Bomba”. Aspira a integrar la fórmula con Scioli, aunque las encuestas cantan que es piantavotos.

La ofensiva contra los bancos locales busca presionar y atemorizar para evitar turbulencias en el mercado cambiario.

Así, el ministro describe una triste parábola política: llegó al Gobierno criticando a Guillermo Moreno y ahora utiliza todos sus cuestionables métodos. Para Kicillof, como antes para Moreno, no existe el cepo, no hay recesión y tampoco inflación. Pero a diferencia de Moreno, Kicillof lleva adelante un pronunciado endeudamiento de la economía. Los banqueros callan, porque el ministro les garantiza fuertes ganancias, como no existen en ningún lugar del mundo.

La sobretasa que abona Kicillof en las colocaciones de bonos duplica la que pagan los vecinos del Cono Sur. El ministro también ofrece otro negocio: a través del atraso cambiario, una fabulosa bicicleta financiera con jugosas ganancias para banqueros y “ multis”.

Un documento secreto del Deutsche Bank fue preparado para la última colocación: el banco promovió inversores por 500 millones de dólares, haciendo hincapié en la “súper tasa” que abona Kicillof. En Wall Street, el JP Morgan –otro banco que trabaja con Kicillof–  también elogió el mega-negocio financiero que ofrece Cristina.

La estrategia forma parte del Plan Bomba que elabora el Gobierno: el ministro paga sobreganancias para obtener dólares que le permitan llegar sin sobresaltos a diciembre, con atraso cambiario. Se trata de un esquema similar, pero de menos volumen de endeudamiento, al que utilizaron José Martínez de Hoz y luego Domingo Cavallo. Los tres armaron bicicletas que pagaron otros gobiernos.

Miguel Galuccio aceptó entregar YPF como instrumento de ese objetivo: la colocación de ayer solo apunta a fortalecer las reservas del BCRA.

La gestión de Galuccio acumuló solo traspiés en sus planes productivos. Pero aumentó el endeudamiento de la petrolera, asegurándoles jugosos réditos a los banqueros. Galuccio llevó el endeudamiento de YPF a una cifra cercana a los 8.200 millones de dólares. Para eso logró cierta complicidad del directorio.

En otras palabras: ahora la deuda de la petrolera estatal equivale al 88 % del valor de mercado de YPF.

Galuccio no quiere reconocer sus errore y para eso pretende continuar después de diciembre. Presiona a Daniel Scioli y promete apoyos financieros a Mauricio Macri. Julio de Vido también quiere que alguien le cubra las espaldas: hace negociaciones para que siga Roberto Baratta, su segundo, si gana el oficialismo.

Una investigación de la Auditoria General de la Nación le genera inquietud al ministro de Planificación.

El equipo de Leandro Despouy tiene listo un informe sobre las compras que hizo el kirchnerismo en China. Denuncia serias irregularidades y operaciones no transparentes.

El trabajo involucra a las gestiones de Ricardo Jaime, Juan Schiavi, Julio de Vido y Florencio Randazzo.

Por eso el Gobierno lanzó una ofensiva contra la AGN. La Cámpora quiere ocupar lugares estratégicos.

La investigación de Despouy excluía inicialmente el período de Randazzo.

Pero sorprendió a todos un pedido surgido del propio oficialismo para incorporarlo a la pesquisa: fue hecho por Vilma Castillo, una auditoria de excelente relación con la propia Cristina.

Sobre el mal llamado cepo

El Cronista

Por Marcelo Zlotogwiazda.

Muchísima tinta, saliva y bits se refirieron a la declaración que hizo Axel Kicillof el lunes pasado rechazando la existencia de un ‘cepo’ para la disponibilidad de dólares. Lo curioso y preocupante es que pasara casi inadvertido lo más importante que dijo al respecto el ministro de Economía: "Responsablemente es una discusión que hay que dar; cuáles son los usos prioritarios de un recurso que no es escaso en la Argentina solamente; es escaso en todo el mundo, en todos los países que no tenemos la maquinita de fabricar dólares".
No es cierto que el dólar escasee en todo el mundo. Por el contrario, en el mundo hay una inusitada liquidez, alimentada fundamentalmente por la política superexpansiva con la que el gobierno de Estados Unidos logró sacar a su economía de la crisis desatada en 2008. La prueba más clara de eso a escala global es el bajísimo nivel de la tasa de interés internacional. La prueba más clara a escala doméstica es el resultado de la colocación del Bonar 2024 del martes pasado. Bastó que, a diferencia de diciembre pasado, Economía diseñara la operación con astucia, sin improvisación y a una tasa de interés razonable dadas las circunstancias del país, para recibir ofertas por más del triple de los dólares que pretendía, a pesar de que la Argentina está considerada en default por los centros financieros internacionales y hostigada por el juez Thomas Griesa.

Ese desliz del ministro no invalida la relevancia primordial que tiene para la Argentina la discusión que él acepta sobre los usos prioritarios de los dólares. Esa discusión es la que debería anteceder y enmarcar el debate sobre qué hacer con lo que los adoradores del libremercado han popularizado como ‘cepo’, revelando su rechazo al intervencionismo estatal.

En la inconducente polémica semántica Kicillof tiene razón en rechazar la existencia de un ‘cepo’. Es innegable que hay restricciones al acceso de dólares. La economía funciona al mismo ritmo del 2011 con un 10% menos de importaciones. Las multinacionales han sido forzadas a retener o reinvertir utilidades que hubieran querido girar. Los ahorristas tienen limitada la compra de moneda extranjera a un total que está promediando los u$s 500 millones por mes, y los turistas y viajeros al exterior a menos de 50 millones. Hay trabas, reglas, acotaciones e inconvenientes; que en nada se parecen a un ‘cepo’.
Más allá de las ociosas disquisiciones idiomáticas, ¿cómo no habría de haber restricciones si la economía argentina ha vuelto a chocar contra la restricción externa?

No hay duda de que la reaparición de esa barrera es culpa del kirchnerismo, que desaprovechó la fantástica oportunidad histórica que brindaba un contexto internacional muy favorable para dejar atrás el recurrente cuello de botella externo que frenó cada uno de los ciclos de crecimiento.

Si se acepta que, por pecado del kirchnerismo, en la Argentina hay nuevamente escasez de divisas, lo que los candidatos a gobernarla deberían explicar es como piensan racionar los dólares. Es decir que en lugar de divagar sobre si el mal llamado cepo podría ser abierto al día siguiente de asumir o dentro de los primeros cien días, Macri, Massa y Scioli (en estricto orden alfabético) tendrían que pronunciarse sobre la discusión de los usos prioritarios a la que se refirió Kicillof.

Hasta ahora, el único que abordó el tema fue Miguel Bein, principal asesor económico de Scioli. El consultor que años atrás fue multado y demandado judicialmente por Guillermo Moreno pero luego elogiado por la Presidenta, sostiene que el "sistema de administración de reservas va a perdurar y de ninguna manera los controles de capitales se pueden desarmar rápidamente", y ordenó las prioridades para cuando el país disponga de más reservas: primero, los insumos para la industria y los bienes de capital; segundo, negociar con las multinacionales la normalización del giro de utilidades, cediendo pagos al exterior a cambio de inversiones; y por último, aumentar el acceso al dólar-ahorro.

De la lógica de prioridades que planteó, podría inferirse que Bein considera inconveniente que el Banco Central venda dólares para atesorar o especular mientras subsistan restricciones para importar insumos, maquinaria o girar utilidades. Scioli le ordenó aclarar que no está a favor de prohibir la venta de dólar-ahorro. ¿Demagogia electoral o convencimiento?

Los asesores del PRO y del Frente Renovador siguen entrampados en la discusión sobre el levantamiento del popularizado cepo, sin explicar cómo compatibilizarían la mayor demanda con la escasez de oferta que implica la restricción externa que ellos mismos, y con razón, le endosan al kirchnerismo.
¿Acaso la cuenta les cierra con endeudamiento externo o con una soñada avalancha de inversiones?


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