Hace un tiempo se anunciaron, con bombos y platillos, las construcciones de nuevas obras hidroeléctricas en distintos cursos de la provincia de Mendoza. La presidente, en su visita para inaugurar un hospital en Rodeo del Medio, anunció la concreción de Los Blancos, mientras que otros ministros y funcionarios se comprometieron al avance de Portezuelo del Viento.

Son dos obras muy ansiadas por todos los comprovincianos, por la mejora en el aprovechamiento del agua y la generación de energía, que es un déficit estructural cuyo saldo se paga cotidianamente.

Pero vale la pena detenerse en una cuestión, y estar atento, en defensa de los intereses propios de la región y los bienes correspondientes a la provincia. Es que siempre se asociaron estas obras con las inversiones chinas, y leyendo con atención algunos datos, surge un interrogante que deberá ser abordado a tiempo.

Las represas que ya están en marcha en un plan de inversiones parecidos, son las que se encuentran en la provincia de Santa Cruz, la Néstor Kirchner y la Jorge Cepernic. En ambas se da una situación muy curiosa. Hubo cambios en la legislación, cláusulas secretas y letra chica que esperemos que no se repita. La provincia perdió el carácter de comitente de la obra, no cobrará regalías, no podrá comercializar la energía o ser parte del negocio, como estaba previsto inicialmente y además sus habitantes no tendrán acceso al río. Una ley santacruceña detalla que la provincia cede "el activo derivado del contrato de venta de energía por el plazo de 20 años de la obra a la Nación".

La consecuencia es clara: la provincia no cobraría regalías hidroeléctricas como lo plantea la ley 24.065, que regula el régimen de la energía eléctrica en el país. Mendoza está peleando por los fondos hidroeléctricos transferidos a La Pampa por los Nihuiles, está claro que las regalías energéticas corresponden a la provincia sede de las centrales, pero ese es un derecho que, en la misma provincia presidencial, se ha resignado en manos del gobierno central.

Esperemos que, de concretarse las obras en Mendoza, no haya cláusulas secretas que dispongan lo mismo, y los mendocinos terminemos resignando un dinero que, además de ser propio, hace mucha falta para el desarrollo provincial, frente a un sistema de coparticipación federal que de federal tiene muy poquito.