El proyecto de la nueva central hidroeléctrica Charcani VII todavía no fue aprobado por el Ejecutivo y sigue aplazándose su inicio. Este proyecto pretende reemplazar a las antiguas plantas de generación de energía e incrementar la dotación al Sistema Interconectado Nacional.
El presidente del Directorio de Egasa, Armando Llaza Loayza, detalló que los estudios del proyecto se encuentran en el Ministerio de Energía y Minas para la evaluación técnica. Actualmente, tienen aprobados el estudio de detalle (expediente); sin embargo, está demorando la confirmación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
Se prevé que con la planta hidroeléctrica se generen 20.5 megavatios y su concreción demandará una inversión de 58 millones de dólares.
La empresa tenía previsto iniciar la construcción de la obra a fines del 2014; sin embargo, los trámites burocráticos, sobre todo en los entes de control del Ejecutivo, vienen retrasando la realización de dicho proyecto. Llaza Loayza estimó que antes de que culmine el año debe aprobarse el EIA, para con ello lanzar la buena pro del proyecto para que el próximo año ya empiece la edificación de la infraestructura.
Las labores demorarán dos años aproximadamente, y para la operación de Charcani VII tendrán que dejar de funcionar las plantas de Charcani I, II y III, que tienen una producción baja y el agua que las mueve será recanalizada hacia la nueva central.
Egasa genera actualmente 80 megavatios con sus diferentes plantas. El representante de la entidad sostuvo que estiman que este año las utilidades serán de 60 millones de soles, que representa un incremento del 15% en comparación con el año pasado.
Armando Llaza explicó que este buen momento se debe a que se optimizaron algunos gastos, con el fin de que sea más efectivo, lo cual no significó la reducción de personal, sino una eficiencia. A esto se sumó un ligero incremento en el costo de la energía eléctrica.
Según su análisis, debido al superávit y la reducción de tiempos en la generación de energía, el ejecutivo de Egasa estimó que el costo de la energía eléctrica, hacia el consumidor final, no debería subir.
Muy por el contrario, refirió que inclusive debería bajar levemente, siempre y cuando la disponibilidad de agua en las represas se asegure para mover las turbinas.