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ANÁLISIS
Caputo Nuclear: Aranguren desmintió a Página 12
16/01/2017

Réplica del Ministerio de Energía

ENERNEWS/Página 12

PaginaI12 publicó ayer un artículo de Fernando Krakowiak sobre la adjudicación de algunas obras nucleares que mereció la relevancia de ser la nota de tapa. Si bien consideramos que Krakowiak es un periodista serio e informado, ante una serie de inexactitudes que el artículo registra, nos permitimos solicitar se nos brinde el espacio para dar nuestra perspectiva. De hecho, hubiéramos esperado que se nos diera la oportunidad de hacerlo ex ante, como creemos debería ser lógico y usual en el oficio periodístico.

Primera aclaración. El proceso de contratación de la obra civil del reactor de investigación RA 10 fue realizado en su totalidad durante el gobierno de Cristina Fernández. Lo único que se hizo bajo la actual administración fue adjudicar, bajo la base de un dictamen técnico de CNEA del 9 de diciembre de 2015. Una vez revisado lo actuado, no tuvimos ni tenemos ninguna evidencia de que haya sido un proceso irregular, razón por la cual se adjudicó.

Segunda aclaración. Con respecto a la adjudicación por parte de Nucleoeléctrica Argentina (NASA) del sistema de almacenamiento en seco de combustibles quemados para Atucha I, la competencia por la obra civil la ganó Caputo SA luego de un proceso competitivo de doble sobre (es decir dos etapas: técnica y económica, que se abren por separado) en el que se invitaron 6 empresas (todas de certificada experiencia en el rubro), resultaron precalificadas técnicamente 3, y finalmente se adjudicó a Caputo SA por tener la oferta económica más baja.

Tercera aclaración. La licitación por obra civil del Reactor Carem sigue su curso. Se trata de un proceso competitivo y transparente realizado por la CNEA. Todavía no hay un ganador y la empresa que resulte adjudicada será por haber presentado la mejor oferta. 

Por último, el artículo pretende trasmitir la idea de que estamos dándole al sector privado obras y actividades que antes hacía NASA. Lo cual, sin duda merece también algunas aclaraciones. El reactor Carem no es un proyecto de NASA sino de la CNEA. Durante la gestión anterior, la CNEA fue instruida por el ex Ministerio de Planificación Federal para contratar a NASA –de manera directa, sin licitación– para que se ocupe de la obra civil del mismo. Lo cual en principio nos debería llamar la atención, porque NASA no es una empresa constructora. NASA es una empresa originalmente constituida para generar energía eléctrica de fuente nuclear. 

¿Por qué se hizo tal cosa? Desde nuestra perspectiva, se mezclaron motivaciones ideológicas con mala gestión. Se planificó una empresa gigantesca, con funciones ampliadas a la construcción de centrales nucleares para lo cual se armó una estructura enorme dedicada a la construcción de lo que iba a ser un “gran plan nuclear” que lo único que hizo fue Atucha II, central que inició su operación a mediados de 2014, habiéndose gastando cinco veces más recursos que los anunciados.

Lo que quedó fue una estructura enorme y costosa sin obras para hacer (de hecho la unidad de gestión mantuvo una estructura sobredimensionada hasta que nos hicimos cargo del gobierno), por lo que la pusieron a hacer obras de todo tipo: desde un parque temático en el kilómetro 107 de la ruta Panamericana hasta la obra civil del Carem, pasando por cientos de pequeñas obras municipales alrededor de las Centrales Nucleares de Atucha. Todo con aportes del Tesoro Nacional. 

La experiencia de NASA en el Carem fue mala para NASA, para la CNEA y para la sociedad. El aporte del Tesoro proyectado para 2016 cuando tomamos control de la empresa en marzo de ese año era de 13.000 millones de pesos. Terminamos utilizando 5000 millones de pesos, el 40 por ciento, porque comenzamos a desarmar esa estructura de una empresa “arquitecta/ingeniera” de centrales nucleares que nunca construyó y siempre subcontrató. Tenemos hoy para mostrarle a la sociedad un plan nuclear sustentable, en el que NASA vuelve a ser lo que siempre supo ser con calidad: una empresa generadora de energía eléctrica, con capacidades de ingeniería y proyectos. Eso tiene que ser hoy y en el futuro, y no un contratista de obra civil que tiene que andar buscando proyectos para justificar una estructura que paga el contribuyente. 

* Subsecretario de Energía Nuclear. Ministerio de Energía de la Nación. 

Respuesta: Las tres “aclaraciones” de Julián Gadano no hacen más que confirmar lo publicado por PáginaI12: 1) Es cierto que la licitación de la obra civil del reactor RA 10 se había iniciado durante el kirchnerismo, pero lo que hizo Macri fue nada más y nada menos que adjudicársela a Caputo S.A. sin tener obligación de hacerlo, 2) Como reveló este diario, Nucleoeléctrica le adjudicó a Caputo S.A. la construcción del sistema de almacenamiento de elementos combustibles para Atucha I sin que haya habido licitación pública. Gadano intenta justificarlo al decir que “invitaron” a 6 empresas a participar de un proceso competitivo de precios.

El proceso es legal, pero menos transparente que una licitación pública y llamativamente ganó Caputo, 3) Gadano dice que la licitación por la obra civil del reactor Carem sigue su curso, como informó PáginaI12, y aclara que le adjudicarán la obra a quien presente la mejor oferta, algo obvio pero que en su caso no está de más aclararlo. Luego agrega que el artículo “pretende transmitir la idea de que estamos dándole al sector privado obras y actividades que antes hacía NASA” y lo que hace a continuación es confirmarlo al explicar por qué considera que eso es mejor. Por último, este cronista aclara que puso en conocimiento sobre la publicación del artículo a fuentes oficiales del Ministerio de Energía el domingo a las 20.36. No fue “ex post” sino “ex ante”. Fernando Krakowiak

 


 

PUBLICADO AYER

Una mano para el amigo en el sector nuclear

PÁGINA 12

Fernando Krakowiak

El “hermano de la vida” de Macri tiene a su cargo la obra civil del reactor de investigación RA-10. Ahora sumó la construcción del sistema de almacenamiento en seco de combustibles de Atucha I y está en carrera para montar el edificio del reactor de baja potencia Carem.

La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NASA) le adjudicó al empresario Nicolás Caputo la construcción de un sistema de almacenamiento en seco de elementos combustibles radioactivos de la central atómica Atucha I. La obra es por 513,6 millones de pesos y no tuvo difusión porque al ser una sociedad anónima NASA no está obligada a realizar licitaciones públicas, aunque sea una firma controlada por el Estado Nacional.

En enero del año pasado, Caputo ya había sido beneficiado con la adjudicación de la obra civil para la instalación del reactor nuclear RA-10, un contrato de 797 millones de pesos. A su vez, el 21 de octubre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) realizó la apertura de sobres con los antecedentes técnicos y económicos presentados para finalizar la obra civil del edificio del reactor Carem 25 y Caputo S.A. picó en punta, entre los ocho competidores, para quedarse con otra obra que tiene un presupuesto cercano a los 1300 millones de pesos.

El próximo lunes 23 esa compulsa comenzará a definirse cuando se abran los sobres con las ofertas económicas. Si Caputo gana, el amigo íntimo del presidente Mauricio Macri, se habrá quedado con tres de los principales contratos de obra pública del sector nuclear.

–¿Quién es “Nicky” Caputo? -le preguntaron a Macri en un programa televisivo apenas asumió como presidente.

–Un amigo, un hermano de la vida. Fuimos al colegio juntos desde primer grado.

–Tuvo contratos por más de 1000 millones de pesos en tus dos mandatos (al frente del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

–Caputo S.A. no licitó una sola obra en mi gestión porque yo se lo pedí. Las obras que terminó son las que ganó con Telerman (su antecesor en la Ciudad).

La afirmación del presidente fue una verdad a medias porque si bien Caputo S.A. no recibió nuevas obras durante los ocho años en que fue jefe de gobierno porteño, hubo adjudicaciones por 1200 millones de pesos para la empresa SES SA., de la cual Caputo es dueño del 50 por ciento. Desde el año pasado, la situación cambió porque Caputo S.A. empezó a ser beneficiada directamente por el gobierno de Macri.

En enero de 2016, se le adjudicó un contrato de 797 millones de pesos para la construcción de la obra civil donde se instalará el RA-10, un reactor de investigación multipropósito que fundamentalmente producirá radioisótopos destinados al diagnóstico de enfermedades. El reactor se instalará en el Centro Atómico Ezeiza, junto al RA-3 que debe reemplazar.

Caputo ahora dio un paso más en el sector nuclear al conseguir un contrato por 513,6 millones de pesos para construir el sistema de almacenamiento en seco de los elementos combustibles radioactivos de Atucha I. Una vez que los combustibles alcanzan el grado máximo de quemado, se los extrae del núcleo del reactor y se los deposita en piletas bajo agua de alta pureza que actúa como blindaje de la radiación. Luego de cierto tiempo de enfriamiento y decaimiento radioactivo, se los transfiere a un sistema de almacenamiento en seco en contenedores que a su vez son depositados en estructuras de hormigón.

Este último sistema es el que debe proveer Caputo S.A. La tarea se la encomendó Nucleoeléctrica Argentina, que hasta fines del año pasado era la encargada de llevar adelante esa obra de manera directa y ahora la adjudicó a un privado por orden del gobierno nacional. 

Cuando la administración de Néstor Kirchner retomó la construcción de Atucha II en 2006, le asignó a Nucleoeléctrica le responsabilidad de llevar adelante esa megaobra que había sido interrumpida en 1994. De este modo, la empresa controlada por el Estado además de operar reactores nucleares desarrolló una faceta constructora. En los meses previos a la terminación de la obra civil de Atucha II, el gobierno de Cristina Kirchner decidió que iba a ser importante conservar el empleo del personal propio y los contratistas (mensualizados y jornalistas de UOCRA) que habían estado a cargo de ese emprendimiento hasta que arrancara el proyecto de la cuarta central nuclear que se estaba negociando con China. En ese contexto, se le asignó a Nucleoeléctrica la construcción del sistema de almacenamiento en seco de elementos combustibles de Atucha I, tarea que ahora pasó a manos de Caputo.

Esa no fue la única tarea de construcción que se le encomendó a Nucleoeléctrica para el período de transición entre el fin de Atucha II y el comienzo de la cuarta central. También le adjudicaron la responsabilidad de avanzar con la construcción de la obra civil del CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), un primer reactor de baja potencia realizado íntegramente con tecnología nacional, ya que Embalse es de diseño canadiense y Atucha I y II tienen tecnología alemana. El objetivo es montar un primer prototipo de 25 MW en la localidad de Lima para luego poder competir a nivel internacional en la provisión de Pequeños Reactores Modulares. El gobierno de Cristina Kirchner dividió el proyecto en tres.

1) La fabricación y montaje del recipiente de presión se le adjudicó en diciembre de 2013 a la empresa argentina IMPSA de Enrique Pescarmona.

2) El Balance de Planta (las instalaciones complementarias no nucleares de la central) se licitó en 2014 y se terminó adjudicando el año pasado a la firma Tecna, filial de la española Isolux Corsán, quien se presentó en sociedad con la alemana Siemens.

3) La obra civil se decidió que quedara en manos de la estatal NASA.

Luego de que Mauricio Macri ganó la presidencia, ordenó quitarle la obra civil a NASA y llamar a licitación. El objetivo era doble. Por un lado, ajustar los costos porque Nucleoeléctrica tiene el mejor convenio laboral del sector atómico, y, por otro lado, generar negocios para los privados. Ahí es cuando apareció Caputo, quien ahora compite por la obra con IECSA (la empresa que Macri le vendió a su primo Ángelo Calcaterra), Techint, Milicic, José Cartelone y una serie de UTEs que completan el listado. “Lo que están haciendo es desbaratar la faceta constructora de NASA, la firma que logró la finalización y puesta en funcionamiento de Atucha II”, señaló a PáginaI12 una fuente del sector nuclear. La contracara de ese proceso es la generación permanente de negocios para familiares y amigos.


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