FEDERICO ARINGOLI
Las inversiones extranjeras no llegaron al ritmo esperado. Con el año electoral en marcha, lo que ocurra en octubre influirá en las próximas decisiones.
Esta es una industria de largo plazo. No creo que las elecciones (de octubre) sean una barrera para las inversiones en el sector”. La respuesta la dio Miguel Gutiérrez, presidente de YPF, pero podría haber salido de la boca de cualquier otro referente del mercado petrolero.
Vaca Muerta acumula en lo que va de 2017 seis anuncios de inversión por 4.436 millones de dólares. Se trata de proyectos pilotos por lo que el dinero se desembolsará en cinco años. El gobierno neuquino cree que, sumando las operaciones en marcha y la porción de las nuevas inversiones, este año llegarán 5.000 millones de dólares físicos para los no convencionales.
El optimismo de la cifra, a mitad de camino entre anuncios e inversión real, queda lejos de la estimación del ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien aseguró que se necesitan 10.000 millones de dólares anuales para que Vaca Muerta entre en etapa de desarrollo sostenido. Y si bien las empresas destacan los acuerdos alcanzados con los sindicatos (adenda laboral) y la extensión del plan gas, el ritmo de las inversiones no es el esperado por los gobiernos nacional ni provincial.
No es nuevo aquello de medir la salud de la actividad alrededor de los anuncios de inversión. El exgobernador Jorge Sapag llegó a contabilizar por encima de los 5.000 millones de dólares en los años de las “vacas gordas” y aunque los anunciaba como desembolsos anuales siempre fueron sumas para proyectos de tres a cinco años. A su sucesor, Omar Gutiérrez, le tocó enfrentar un contexto de retracción en la industria pero –según los empresarios de este sector– con mejores condiciones generales de inversión. Gutiérrez esperaba superar la marca de su mentor, pero este año podría ser difícil.
Cuando se lo consulta al gobernador neuquino por el retraso de las inversiones, utiliza dos conceptos. Por un lado responde que Neuquén es la segunda provincia del país con mayor inversión extranjera y, por el otro, descarta que los tiempos electorales influyan en las definiciones de las empresas: “estos son acuerdos que llevan tiempo. Hay que tener paciencia”, suele repetir.
Sin embargo al menos dos consultoras internacionales coincidieron en señalar que los comicios de octubre sí marcan la agenda de los inversores. “La mayoría está conforme con las nuevas condiciones de inversión de este gobierno, pero quieren saber realmente qué popularidad tiene y las elecciones parecen ser un buen termómetro”, aseguró una de las fuentes.
Un mercado que va camino a la desregulación y el retiro progresivo del Estado sobre los precios de los hidrocarburos y el levantamiento de las restricciones para el giro de utilidades, es un escenario ideal para la industria. A esto se suman las dos medidas estrellas del ministerio de Aranguren: la adenda laboral al convenio colectivo petrolero y la extensión de los subsidios al precio del gas.
La primera de las medidas, que se mete en la discusión por mejorar la productividad en los campos petroleros, responde a la mejora de costos exigida por las compañías. Su aplicación aún no es plena, pero es el punto de referencia para la nueva etapa de Vaca Muerta.
La extensión de la garantía de un precio para el gas de 7,5 dólares (más del doble de lo que se paga el shale gas en EE.UU.) era una medida esperada por las operadoras. A tal punto que, de los seis anuncios de inversión que se hicieron este año en Neuquén, cuatro son proyectos de gas y dos de ellos prometen cifras de producción que podrían competir contra la importación que hoy hace el país.
Si bien las cuatro apuestas de gas derivaron en nuevas concesiones no convencionales por 35 años que debió convalidar la Provincia, fueron casi los únicos nuevos anuncios de inversión petrolera en el país por fuera de los desembolsos para mantener las operaciones. Eso convirtió a Vaca Muerta casi en una isla dentro del mapa petrolero nacional.
Paradójicamente, en una industria de largo plazo, las dos medidas que permitieron estos desembarcos tienen una fecha de vencimiento próxima. El acuerdo para los cambios laborales vence en cuatro años y la extensión de los precios estímulo para el gas cae en 2021.
En medio de esos vencimientos el país volverá a elegir presidente. Si entre un gobierno y otro hubo cambios sustanciales para las condiciones de inversión, resulta lógico que se miren los comicios de medio término como una antesala de lo que serán las presidenciales de 2019. “Los inversores extranjeros conocen de los ciclos cambiantes del país , pero buscan tener alguna certeza para el corto plazo”, explicó uno de los consultores.
Por motivos externos, internos o estratégicos, Vaca Muerta no consigue la inyección de dinero necesaria para ser la garantía del autoabastecimiento hidrocarburífero del país. Para algunos la crisis petrolera internacional es imposible de saltear, para otros las medidas del ministerio de Energía llegaron tarde. También algunos creen que esta es una etapa de posicionamiento sobre la formación no convencional y que verá su esplendor en 2021 ó 2022.
Lo cierto es que los hidrocarburos no convencionales ya tallan en los valores productivos de la Cuenca Neuquina (36% del gas y 40% del petróleo) pero no tienen ni la velocidad ni el impacto que promete el discurso político sobre Vaca Muerta.
El gobierno neuquino trabaja, con Gutiérrez y los equipos de los ministerios de Economía y Energía a la cabeza, en nuevos proyectos de inversión no convencionales. Uno de ellos, el próximo anuncio importante, lo negocia YPF con una compañía extranjera sin operaciones en el país. Difícilmente se cierre antes del 22 de octubre, fecha de las elecciones legislativas nacionales. Como dijo un alto funcionario de la petrolera nacional, con toda la precisión que se puede tener por estas horas, “ojalá podamos anunciarla en los próximos tiempos”.
Los no convencionales neuquinos cosecharon este año anuncios por 4.436 millones de dólares para los próximos cinco años.
Se esperaba más.
Los acuerdos centrales para la industria impulsados por Nación, como la adenda laboral y la extensión del incentivo al precio del gas, vencen en el 2021.
En números
u$s 10.000 millones es la inversión anual estimada por el ministro Juan José Aranguren para que Vaca Muerta despegue.
1.500 despidos tuvo la industria petrolera desde el año pasado en las áreas neuquinas.
6 nuevas inversiones se cerraron este año para la formación no convencional. Sólo dos están en marcha. La segunda inició esta semana.
El interés general debe prevalecer sobre los reclamos de un grupo reducido de pobladores indígenas por las tierras del yacimiento
Una disputa se desarrolla en la provincia de Neuquén, en la zona de Añelo, donde, casualmente, se encuentra el yacimiento de hidrocarburos más importante de la Argentina.
Norma Lucero Pichinao, longko o cacique del pueblo gününa küna, es la actual vocera de una comunidad argentina, de origen tehuelche, que habita en Neuquén y, luego de estudiar la prehistoria del lugar, sostiene que hace más de 5000 años ya ocupaban ese territorio en Añelo, donde se desarrollan las perforaciones de Vaca Muerta.
Los aonikenk, tehuelches o patagones son grupos indígenas que ocuparon la Patagonia y la zona pampeana. La población con linaje tehuelche que se ha mantenido más apegada a sus raíces se ubica en la provincia de Santa Cruz, aunque se encuentra acriollada. El Censo Nacional de Población de 2010 reveló la existencia de más de 20.000 personas que se reconocieron como tehuelches en todo el país: 7924 en Chubut, 4570 en la provincia de Buenos Aires, 2615 en Santa Cruz, 2269 en Río Negro, 1702 en la ciudad de Buenos Aires, 844 en Mendoza, 738 en Neuquén y 625 en La Pampa.
El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), para fortalecer la representatividad de los líderes indígenas, en 2008 reconoció a Pichinao como delegada de su colectividad y, en 2015, Neuquén le otorgó a ésta personería jurídica.
El año pasado se celebró en Bariloche el Parlamento de Naciones Originarias, región patagónica. Representantes de los pueblos mapuche, tehuelche, gününa küna y selknam participaron del encuentro, donde se condenó el avance del "extractivismo" en el territorio de sus naciones por cuanto implica "mayor criminalización a los pueblos que los defienden".
Los ya célebres y violentos reclamos mapuches, de ambos lados de la Cordillera, precedieron al grupo que lidera Pichinao, aunque ésta aclara que los suyos ya ocupaban la Patagonia miles de años antes que aquéllos. Y los gününa küna no quieren quedarse atrás. "Queremos que nos respeten como a los mapuches y nos den el sitio que nos corresponde" es la consigna.
Los petitorios tehuelches se basan en evidencias culturales, estudios etnográficos y pruebas históricas, rechazando las vías de hecho del violento Facundo Jones Huala y sus seguidores. En esto, continúan la tradición propia de su pueblo, que fue caracterizado por viajeros como los hermanos Viedma, el perito Francisco P. Moreno y George Musters como amigables, leales y hospitalarios.
Sin embargo, hay una formidable asimetría entre las demandas de Pichinao y la envergadura de la comunidad que representa, pues sólo se trata de una docena de familias que residen en el área de Rincón de los Sauces y Auca Mahuida. Los gününa küna reivindican también una presencia ancestral en los departamentos de Añelo, Confluencia, Pehuenches y Chos Malal, donde no habitan. Si bien investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional de La Plata han confirmado el linaje de esas familias con los antiguos habitantes de la Patagonia mediante estudios de ADN, una cosa es sustentar una demanda de paternidad y otra reclamar título sobre tierras petroleras.
Es inevitable vincular esos análisis genéticos con el yacimiento de Vaca Muerta, cuyos 30.000 km2 en la Cuenca Neuquina ocupan un tercio del territorio de esa provincia. Ya hay inversiones en curso en yacimientos no convencionales de hidrocarburos por montos de entre 3500 y 4000 millones de dólares. Las reservas de gas y petróleo son de tal magnitud que la Argentina reemplazó a los Estados Unidos como segundo reservorio mundial de shale gas o gas de esquisto, después de China. Con este yacimiento en producción, nuestro país podría lograr el autoabastecimiento energético, evitando importar 15.000 millones de dólares anuales para cubrir su déficit.
El yacimiento de Vaca Muerta será fuente de prosperidad para las generaciones futuras y su desarrollo no puede ser interferido por reclamos basados en derechos que se pretenden superiores a la Constitución y diferentes a los que pueden invocar el resto de los ciudadanos. Como señalamos en estas columnas al condenar la utilización populista de los pueblos originarios, nadie es realmente un pueblo originario de ningún lugar, pues la evolución humana incluye desplazamientos y mezclas y coexistencia de pueblos. En ese desarrollo ha existido un avance ético, aún tambaleante, al reconocerse ahora valores universales e inalienables de la persona humana.
En un sentido amplio, todos somos pueblos originarios y debemos estar orgullosos de nuestro pasado y de nuestro destino común, como integrantes de la misma nación. Todos somos argentinos, aunque tengamos apellidos que reflejan migraciones, rupturas y exclusiones. Las pocas comunidades locales que aún conservan intactos sus linajes merecen amor y cuidado, como partes de nuestra nacionalidad. Sus culturas deben ser integradas y respetadas. Pero nunca utilizadas por activistas, oportunistas y políticos para juntar votos o engrosar sus billeteras.
Las demandas de Pichinao deben ser escuchadas en el marco de la Constitución argentina y de la ley 23.302, que garantiza los derechos que, como ciudadanos, tienen los integrantes de los pueblos indígenas, evitando la discriminación e impulsando su promoción social con medidas activas.
La nación argentina contiene muchos grupos, colectividades y asociaciones con reclamos genuinos, pero que sólo pueden atenderse conforme el marco jurídico vigente, conciliando las pretensiones particulares con el interés general.
Por más simpatía que pueda suscitar el reclamo de un pueblo determinado, sus planteos tienen un componente oportunista, donde se percibe un interés distinto a los invocados. Y sus razones no tienen proporción con el disparatado premio que implicaría la asignación de tierras en el área de esos yacimientos.
