El 80 por ciento del departamento quedó completamente destruido por el peor terremoto que le tocó vivir a la provincia en su historia, teniendo en cuenta sus graves consecuencias. El sismo, quedó marcado a fuego además por ser considerado el evento natural más destructivo que se haya registrado en el país. Su intensidad máxima fue de IX en la escala de Mercalli modificada.

Aquel sábado, a las 20,52, el piso empezó a rugir. El epicentro del sismo se produjo 20 kilómetros al Norte de la ciudad sanjuanina, en La Laja, Albardón. Se estimó su magnitud de ondas superficiales en 7,4 grados, la magnitud de momento fue calculada años más tarde entre 6,9 y 7,0 y la profundidad calculada fue entre los 11 y 16 kilómetros, según datos actuales.

Los efectos desastrosos respondieron no sólo a la violencia del movimiento, sino a la pésima calidad de la edificación de la época. De hecho, el terremoto terminó transformándose en un estudio caso control sobre la urbanística, la planificación, el control estratégico y la prevención de catástrofes, inexistentes hasta esa fecha; ya que influyó en la creación del SIFEM (Sistema de Prevención de Catástrofes Naturales) en Argentina.

Si bien las primeras estimaciones hablaban de 15.000 víctimas, entre muertos y heridos, estudios posteriores indicaron que el número de muertos en este terremoto fue de alrededor de 5.000  personas. Ellas dejaron cientos de niños huérfanos, que en muchos casos fueron adoptados por familias de distintos puntos del país.

Después del terremoto se comenzó a tomar medidas para reconstruir San Juan. En ese marco se creó un organismo que encaró un plan regulador para la construcción antisísmica ya que el 98% de las construcciones de la época eran de adobe.

La Nación acudió con ayuda y se emprendió la construcción de barrios de emergencia en las zonas suburbanas. En el Gran San Juan se construyó 7.794 viviendas, mientras que en los departamentos construyeron 1.930 más.

* Fuente y fotos: archivo de DIARIO DE CUYO - INPRES


 

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