En septiembre de 2017, el Gobierno tomó la decisión de "liberar" el precio de los combustibles. De esa forma, dejó de establecer una referencia de importes mínimos que se pagaba a los productores petroleros.
La medida buscó incrementar la competencia, para que nuevas banderas se instalen en las estaciones de servicio.
Aunque el tridente YPF-Shell (ahora, de Raizen) y Axion (tiene Esso) sigue concentrando un 90% del mercado, este año se caracterizará por el desembarco de una nueva marca -Gulf, una pionera en los Estados Unidos-, el relanzamiento de otra bandera ya existente (Dapsa) y el afianzamiento de Puma, que ya conquistó más de un 5% del mercado, aunque también arrancó hace poco.
Puma, Gulf y Dapsa vienen a llenar el espacio vacío que dejaron dos cadenas de estaciones salientes: Petrobras y Oil, la petrolera de Cristóbal López.
La primera apostó por el país hasta 2008, mientras que la firma del ex zar de juego creció durante el kirchnerismo y luego fue rematada por problemas impositivos.
Puma posee 270 estaciones de servicios. Se nutrió de la ex red de Petrobras (estaba en manos de Pampa, que la vendió), estaciones "blancas" que no tenían marca y aperturas propias. S
u proyecto es llegar a 500 puntos de venta y cuenta con una espalda única: la trader Trafigura, que factura US$ 180.000 millones anuales.