Un importante acuerdo se firmará esta jornada entre la Subsecretaría de Minería y el Servicio de Evaluación Ambiental, mediante el cual se busca agilizar el proceso para que las empresas se hagan cargo de los relaves mineros abandonados que existen a lo largo del país.
El convenio busca facilitar el proceso para que aquellas empresas que presenten proyectos con impacto ambiental se hagan cargo de alguno de los 170 relaves abandonados que hay hoy en día, según el catastro realizado por el gobierno.
Esto último se podrá realizar a través del traslado o el cierre del depósito, incluyendo su estabilización física y química, entre otras medidas.
Según el subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, quien ha liderado esta iniciativa, el compromiso del gobierno es que durante esta administración, un 20% de los relaves catalogados como prioritarios por su cercanía con la población y que suman 37, sean asignados a un proyecto específico.
A la fecha, ya existen hasta siete proyectos de más de US$ 500 millones, próximos a iniciar su estudio ambiental, que han manifestado a la autoridad su interés por participar de este proceso y hacerse cargo del cuidado o eventual traslado de uno o más relaves abandonados.
En concreto, se trata de tres proyectos ubicados en la Región de Atacama, dos en Antofagasta, uno en Coquimbo y otro en Valparaíso.
“Lo importante es que nosotros hemos sociabilizado esto con la industria minera, que se ha manifestado conforme, porque no implica un mayor costo para ellos. Para nosotros como gobierno es un programa bastante interesante porque tampoco compromete un desembolso extra”, señaló Terrazas.
"IGCP 682: Mine Tailing Revalorization” se llama el proyecto chileno seleccionado recientemente dentro de los ocho trabajos que financiará el Programa Internacional de Geociencias (IGCP) de la Unesco.
"La reutilización de los relaves no solo proporciona una fuente de materias primas, sino que también reduce el impacto en el medio ambiente y la salud pública", explicó Manuel Caraballo (foto), profesor del Departamento de Ingeniería de Minas e investigador asociado del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC) de la Universidad de Chile, a cargo del proyecto.
Lo que busca el proyecto es difusión científica e intercambio de experiencias en las diferentes materias (ya que todo queda en I+D, con Investigación y desarrollo a escala laboratorio), esperamos que también se potencien experiencias prácticas que puedan aplicarse en mediano plazo al menos, para ir remediando la gigante contaminación que provocan los relaves mineros, tanto activos como inactivos y abandonados.
Según Caraballo, "la reutilización de los relaves no solo proporciona una fuente de materias primas, sino que también reduce el impacto en el medio ambiente y la salud pública". Además señala que "la reutilización y revalorización de los relaves de las minas deben considerarse como una alternativa “verde” prioritaria a los métodos actuales de tratamiento de residuos. Bajo esta premisa el proyecto apunta a mejorar la comprensión de los procesos geológicos detrás de la movilidad de los metales, mejorar la eficiencia de biolixiviación y recuperar materiales u otras materias primas críticas de los relaves. Para ello, se utilizarán los fondos del concurso IGCP para generación y consolidación de redes de investigación, así como para la difusión y comunicación científica".
IGCP es una iniciativa conjunta de la Unesco y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS), que ha apoyado más de 650 proyectos en 150 países desde su creación en 1972, para movilizar la cooperación mundial en las Ciencias de la Tierra al servicio de la sociedad.
Cada año el Consejo de este programa selecciona proyectos de investigación de relevancia social para ser apoyado financieramente, entendiendo que los registros geológicos contienen respuestas claves a los desafíos globales, tales como el cambio climático, la reducción de riesgos de peligros naturales o una mejor comprensión de los recursos naturales.
Cada proyecto seleccionado en el programa de Unesco debe ser ejecutado en un plazo de cinco años. La reunión del Consejo celebrada en París en febrero pasado, revisó 21 nuevas propuestas y evaluó el progreso de 27 en curso. De estas, ocho nuevos proyectos fueron aprobados para 2019.
Caraballo, destacó que el 50% del grupo de trabajo lo conforman mujeres científicas y un 33% son jóvenes, de menos de 35 años.
El proyecto será desarrollado por científicos de Chile, Argentina, España, Irlanda, Australia y Sudáfrica.
