En busca de inversiones para desarrollar su gran potencial minero, La Rioja participó de la apertura de la Feria Mundial de Minería (PDAC 2018).
El PDAC es la principal plataforma internacional para la discusión, exhibición y análisis de proyectos mineros y exploraciones de diversas partes del mundo.
La presencia de La Rioja es de suma importancia porque permitirá promover a la provincia como un destino para la inversión de proyectos mineros, donde muestran interés las grandes empresas del mundo.
Cabe destacar que La Rioja fue invitada especialmente por autoridades de Nación interesados en el desarrollo de la provincia.
La comitiva riojana está conformada por el Secretario de Minería y Energía Oscar Lhez, dirigente del PJ Nicolás Martínez y el secretario de Ambiente Santiago Azulay.
También se encuentra el Secretario de Minería de la Nación Daniel Meilan quién encabeza la delegación Argentina, los representantes de CAPMIN (Cámara Argentina de proveedores mineros) como así también los gobernadores de Catamarca, San Juan y Jujuy entre otros.
La empresa minera Seargen SA se instaló hace dos años en Chilecito, donde realiza un paciente trabajo de evaluación de la percepción que la comunidad tiene acerca de la actividad. Apuntan a lograr el consenso que les permita avanzar en un futuro proyecto sustentable a mediana escala de extracción de minerales industriales, como el cobre.
A comienzos de 2016 la empresa Seargen SA, presidida por Hernán Vera (FOTO), un ingeniero en minas oriundo de San Juan con más de 30 años de experiencia, resolvió instalarse en la ciudad de Chilecito con el interés de desarrollar un proyecto de prospección, exploración y eventual explotación de los recursos minerales de la zona.
“La Rioja tiene una superficie montañosa, con varias sierras que la cruzan de Norte a Sur, nosotros elegimos enfocarnos en Chilecito por la potencialidad geológica, las condiciones de infraestructura, logística y de recursos humanos que ofrece”, explicó Vera, entrevistado por EL INDEPENDIENTE. La mirada está puesta en los yacimientos de cobre que habría en la Provincia, a través del desarrollo de una mina de mediana escala, que emplearía alrededor de 300 personas.
Sin embargo, el principal desafío que enfrenta la firma que asentó su sede principal en Buenos Aires es la delicada sensibilidad social que existe sobre la explotación minera, lo que en algunos casos llega a una fuerte resistencia. Chilecito es tierra donde la oposición a la mega minería, organizada y sostenida a través de asambleas ambientalistas y parte de la población, caló hondo hasta convertirse en un paradigma observado a nivel internacional. La lucha en torno a “El Famatina no se toca” imprime un contexto poco favorable.
“El slogan ‘El Famatina no se toca’ hace referencia, en realidad, a un cerro en particular, el llamado Nevado de Famatina, cerro General Belgrano, que forma parte de una sierra muy importante que tiene más de 600.000 hectáreas. El cerro ocupa un lugar menor al 1 por ciento del total; lo que hace que decir ‘no’ sólo por un cerro que sea restrictivo, una apreciación demasiado categórica”, opinó el titular de Seargen SA.
Confiado en poder revertir el planteo en contra de la minería a partir de una aproximación particular a la comunidad, que incluye una amplia difusión comunicacional y tareas de relacionamiento, el grupo empresario avanzó con una línea de base social, teniendo como prioridad de trabajo el análisis y la acción sobre la percepción que la población tiene sobre la actividad. Es decir, sin apuro por presentar todavía un proyecto determinado y haciendo hincapié en el respeto a los principios establecidos en el programa “Hacia una Minería Sustentable”.
“No está dentro de las aspiraciones de Seargen SA explotar el cerro General Belgrano, reconocemos que es un ícono y creo que ni siquiera ha sido explorado”, aclaró Vera y ante la consulta subrayó: “tampoco tenemos un proyecto definido; nos establecimos en Chilecito porque es el centro neurálgico para la actividad y desde un principio asumimos que antes de llegar a acceder a la exploración era necesario un proceso de información y consulta previa”.
Así, la firma presenta informes elaborados por la consulta CIO de Buenos Aires que describen la evolución de la percepción social sobre la actividad minera en Chilecito a lo largo del año pasado en base a dos encuestas de opinión. Apoyado en el resultado de esos estudios y el contacto con la comunidad alcanzado, Vera afirmó que hubo “un cambio bastante marcado y significativo” a favor del posible desarrollo de la minería sustentable, aunque admite que todavía falta y considera que es prematuro “cantar victoria”.
A la consulta sobre si estaría de acuerdo con la explotación minera subterránea en Famatina, sin la utilización de cianuro, ni agua de riego, y ofreciendo trabajo a los habitantes del lugar, en marzo de 2017 la encuesta de CIO arrojó un 70 por ciento de respuesta negativa, un 27 por ciento afirmativa, y un 3 por ciento eligió abstenerse de opinar.
Trascurridos nueve meses, y luego del despliegue de las acciones de una profusa campaña promoción y difusión, CIO repitió el estudio y, en este caso, los porcentajes de modificaron ampliamente: un 47 por ciento mantuvo su rechazo a la iniciativa, pero un 43 por ciento la aprobó, y esta vez el 10 por ciento manifestó dudas.
“Venimos recorriendo todo Chilecito, hasta el momento hemos llegado a más de 3.300 hogares”, expuso Vera y describió algunas de las tareas realizadas: “hicimos un mapeo sociocultural. Analizamos los hábitos culturales, comunicacionales, familiares, de la comunidad en sí misma, y buscamos desarrollar una relación personal. Relevamos cuáles eran las preocupaciones y las incertidumbres que tenía la población con respecto a la actividad minera”.
“Al mismo tiempo –añadió-, informamos sobre la minería mediante una aproximación que nos parece la más honesta: cara a cara. Organizamos un curso de auxiliares mineros para lo que tomamos un grupo de 60 chicos de Chilecito y contratamos al Colegio de Ingenieros en Minas para que dieran una clase. De ese modo, constituimos la cantera de empleados que se encargarían después de hacer la difusión casa por casa”.
El presidente de Seargen SA sostuvo que también establecieron contacto con más de “100 personajes claves, líderes de opinión y referentes de la comunidad”. Ante la pregunta de si fueron incluidos en la consulta los integrantes de las asambleas ambientalistas, expresó que los consideran “un grupo de vecinos más, como cualquiera”.
“En consecuencia, hemos iniciado con ellos el diálogo, con el mayor de los respetos, de ida y vuelta, sin la intención de hacer cambiar la posición de nadie. Nos hemos presentado y les hemos mostrado cuál es nuestro propósito y nuestro estilo de trabajo. Tenemos una relación sin violencia, sin gritos, y sin faltar a la consideración”, destacó.
FALTA DE LICENCIA SOCIAL
Más adelante, se le pidió a Vera una apreciación acerca de la ‘falta de licencia social’ que esgrimen esas mismas asambleas al momento de rechazar los proyectos mineros, En respuesta, mencionó que es un concepto a revisar. “Entidades internacionales tiene definiciones sobre la licencia social, la cual se refiere a un proyecto en particular, no a una industria en general”.
Para el empresario, los “errores” cometidos en anteriores intentos de exploración y explotación, y que provocaron esa falta de licencia, están vinculados al estilo de aproximación que tuvieron las compañías para llevar adelante ciertos proyectos, como así también al momento político y social.
“Existe la condición de que la población debe estar informada en forma neutral, técnica, sin sesgos ni a favor ni en contra de la actividad. Mal se puede decir que una población ha decidido sobre un determinado proyecto si no ha sido bien informada”, precisó, para luego reiterar: “en nuestra opinión, todavía falta información y eso es lo que hemos estado haciendo mayormente desde 2016; para que se cumpla un proceso de licencia social son necesarias las instancias de diálogo, de interacción, de una convivencia pacífica entre vecinos, Estado y empresas”.
En cuanto a la relación que existe con el Gobierno provincial e indagado sobre si existió algún tipo de apertura por parte de las autoridades que permita a Seargen mantener expectativas de exploración, Vera explicó que “como empresa minera entramos en contacto a través de nuestro canal natural que es la Secretaría de Minería, a la que anticipamos cuál iba a ser nuestro trabajo en Chilecito, por lo que se encuentra en conocimiento de ello. Nuestra relación institucional pasa por ahí, pero insisto: todavía no hemos presentado ningún proyecto, porque ni siquiera hemos empezado a explorar”.
Por otra parte y por ahora, afirman que buscan mantenerse independientes del impulso que la actividad viene recibiendo desde el ámbito gubernamental nacional. “Un proyecto minero se extiende a lo largo de 20 ó 30 años y en ese tiempo se pueden vivir varios ciclos políticos, de una bandería u otra”, observó.
“UNA MINERÍA AMIGABLE”
El titular de Seargen SA señaló que hasta ahora los estudios realizados permitieron sacar en limpio que si bien en la comunidad hay “una fuerte demanda de trabajo” que puede ser satisfecha por la minería también continúa firme la postura de que esa actividad “no debe implicar un sacrificio de las condiciones ambientales, el suministro de agua, el mantenimiento del turismo y la producción agrícola que la enorgullece”. Por tanto, la propuesta que la compañía remarca va en dirección de “una minería responsable, sustentable, de mediana escala, donde el actor central sea el ciudadano común, doña Rosa, don Ramón, los vecinos”.
Concluyó así que “cuando las mineras han cometido errores es porque dejaron de tener en consideración a la comunidad en la que tratan de insertarse, a lo mejor siendo arrogantes y atropellando a la gente”. Vera aseguró que en el caso de Seargen el compromiso es cumplir con controles rigurosos, participativos, trabajar “con la gente”. “Para empezar es necesario adaptarse y respetar la percepción de la población, por más solución técnica que encontremos, hay que respetar lo que pide la gente”, repitió el empresario. Una lección aprendida en procura de un cambio de enfoque que se sabe evaluado perspicaz y concienzudamente.
